Por: Camilo Crespo.
El
video en directo se puede ver en el Canal
deYouTube de Libertad8 :
O directamente: https://www.youtube.com/watch?v=9g2Zwnlve-E
“Oremos”. Buenas tardes. No
falla. Tarde de concierto (antes llamado taller) y hay una tensión en la sala
que se transmite perfectamente por el canal de YouTube. Es de tal modo que Andrés tiene que repetir su saludo (creo
que nunca lo había visto) y esta vez a voz en cuello. Añade, ya en voz normal,
una vez apaciguada la sala: “Me voy a quedar afónico y no voy a poder presentar
mi canción”. Da la bienvenida a presentes y onlainers
al Concierto “Azul” de Micro Abierto Libertad 8. Dice Andrés que le da la
impresión de que hoy todos traen algo azul, sea visible o no. La única
diferencia de hoy con el micro normal es algo más de libertad con lo de los
cuatro minutos. Es especialmente importante el silencio para la concentración
de los artistas que estrenan su canción “Azul”. Pide también que se comparta el
enlace del video. Recuerda que hay que poner la letra en comentarios del video
de YouTube para que las incluya este
cronista al que da las gracias anticipadas y el público añade un aplauso al
comentario. (Gracias en mi nombre, gente estupenda). Y antes de comenzar a
escuchar los temas, Andrés pasa lista. Y allá vamos.
Maya ya
tenia varias canciones con el azul en el título. Hoy trae el ukelele y su
canción está dedicada a una amiga suya que ya no está en España y cuyo color
favorito es el azul. Con melodía suave, típica del ukelele, claro, nos canta
“Déjate sentir lo que sientas. Déjate vivir lo que venga porque brillas como
una mariposa azul y te quiero, Ful…”. Antes de bajarse canta un trocito de
“Azul clarito”, la canción que compuso para el taller anterior. Y deja para el
sorteo, pero de momento en el micro, la mariposa azul que portaba en el
ukelele.
Andrés Sudón deja para el sorteo un ejemplar de “Acomodado en la rebeldía” y dice que ha traído cuatro copias que vende a 10 euros y si alguien le compra una, él le regala una entrada para su concierto con banda en La Caverna, de la calle Echegaray, el 30 de Septiembre. Yo podría comentar algo del estilo de la canción de Andrés, pero no hay caso, porque es original, según suele, rompiendo armonías y estructuras normales. Buen tema.
A vanidades, a banalidades atípicas en mí,
He buscado el centro del valor,
Lejos del calor de ser lo que soy yo.
A soledades, a necesidades atípicas de mí,
No he buscado donde no estás tú,
Aunque se me está acabando todo el azul.
Ni en la comida mexicana, ni en las cartas del tarot.
Sé que tengo que encontrar en mí
El azul que necesito para revivir.
Busco en este folio en blanco, yo no soy un gandul.
El enigma se resuelve así,
Chascando los dedos en algún lugar de mí
Contra el mercado inmobiliario y el mercado laboral,
Contra esta represión sexual
Que está dejando seco nuestro azul manantial.
Voy llegando a mis lugares vírgenes de mí.
No quisiera ir donde no estas tú.
Aunque me marchito por falta de azul.
Para mí esta música es azul,
Degustaremos es te tono azul,
Para llegar a fin de bar,
Para llegar a fin de mes lunar.
Mi Antonio
deja para el sorteo, de su “inmobiliaria particular”, una casa azul y verde
bonita. Todo ataviado de tonos azules, aborda a capella su canción. “No me
hables de un color. Háblame de un sentimiento. Solo con oír azul, me entra un
estremecimiento. Princesa o príncipe azul, van en el deseo de amar. Sobre todo
en la juventud, que busca un amor ideal…”. Su letra habla de cosas en las que
le hace pensar el color azul, y que siempre acaban en el deseo de hacer
“tral-la-rá”…
Andreas Kalk Badan no puede evitar hacer notar las ganas que tenia de volver al micro tras las vacaciones. Y se lleva un aplauso. Para el sorteo, aparte del poema, deja una foto que hizo de una puerta azul. Añade que escribir esto le ha resultado sanador y terapéutico. Entiendo que la poesía establece un diálogo entre las dos partes que conforman esa dualidad que todos llevamos dentro. Acierta, como siempre, mi apreciado poeta y compañero.
porque tenían esa relación propia de los amigos de la niñez
con los que a pesar de los años y la lejanía que imprimen
las jodidas cartas que reparte el crupier cósmico
siguen siendo los mismos mocosos adorables
con los que te mordías los morros en el parvulario
.
Alice y Bob callaban mientras bebían
en una secuencia de tragos largos
aislados del mundo entero en la nube musical
de aquel bar, con sus miradas clavadas
en los cromáticos armarios preñados de licor
que se alzaban frente a ellos.
.
De pronto, Alice, giró su silla hacia Bob y empezó a hablar.
Sabes, Bob, no soporto la incertidumbre que me embarga
cuando siento que no tengo a nadie que me quiera.
A veces tengo la impresión de que estoy perdiendo el rumbo…
Sí, ya sé que mis hijos me quieren y que tú me quieres,
¿pero quién me salva de ser huérfana de mí misma?
Demasiado corazón, demasiada mente…, ¡corazón o mente!,
pero yo quiero corazón y mente,
sin la puta «o» de un horizonte de sucesos
partiendo mi ser en dos
con el mismo corte dorsal y preciso
con el que un artesano japonés despieza un atún.
Estoy cansada de tanto remar, Bob.
Literalmente, no puedo más.
.
Pero Alice, debes manejarte en esta incertidumbre.
Quizá tu angustia provenga de los remos que sujetas;
¿has probado abandonarte a la deriva?,
¿tratar de estar presente en la ausencia?
Si lo logras notarás, entonces, cómo escapas
de esta cárcel estática y binaria que te retiene
y te adentrarás en la clarividencia de la dispersión y la quiralidad.
.
Además, compañera, debes retomar
los entrelazamientos que te hacen bien
y romper, a su vez, con los enlaces tóxicos.
Rompe con esa ponzoña que se cree con el derecho
de reventar tu fiesta —esa fiesta que vivimos una sola vez—
por tener ese disfuncional salvoconducto llamado «familia»
que no es más que puta, perdón, pura materia
que aprovecha tu energía
para excitar sus miserables orbitales.
.
Y disfruta, Alice, de la superposición natural de tu ser.
Nadie, absolutamente nadie, tiene derecho a colapsarnos
con sus medidas caprichosas y la mierda de sus dogmas.
Debemos ser nosotros mismos
aquí y ahora y a todo lo ancho
de este vastísimo océano cósmico.
No depongamos jamás las crestas de nuestras ondas
ante los designios de quienes se creen en posesión de la verdad.
Estamos rodeados de dioses y profetas, genocidas matéricos
que necesitan el aceite de nuestra luz. ¡Que les jodan!
No te dejes colapsar jamás
y vuela desnuda, ¡vuela!
Y que tu rastro azul de lapislázuli
deje en los labios de este mundo
el brillo de un mundo mejor.
.
Y Alice y Bob —y yo también— nos abrazamos,
porque aquellos dos corpúsculos
son la trenza de luz azul a la que me aferro
en estas noches de ventana cerrada
en las que ya todo me da igual.
.
Alice, me han contado que han abierto un bar
cerca de la estrella Antares, en la constelación de Escorpio,
a unos pocos años luz. Al parecer está todo bañado de rojo,
¿te apetece tomarte la última copa allá?
.
Estaban llegando al bar cuando desde la altura divisaron
un lago inmenso con un médano escarlata
que lo cicatrizaba de lado a lado.
.
Bob, hace tanto tiempo que no me baño desnuda
de noche, en un mar de carmines.
.
Y se tumbaron los dos haciéndose los vivos,
dejándose flotar.
Las palabras atravesaban aquel manto acuoso
desvistiéndose del tiempo,
mudándose así a los sonidos de la infancia...
Las risas de los amigos, el grito vital de la madre ordenando
que ya era hora de merendar, las olas azules de agosto
rompiendo contra la playa,
el canto de los pájaros en los bosques del norte
y la brisa dulce atravesando las higueras del barrio.
.
Y allí estuvieron mis dos almas charlando hasta el amanecer
con el lenguaje de esa luz desnuda,
de esa luz entera,
.
que nos llega sin sombra.
Sofía Idoia
deja una de sus postales para el sorteo, mas concretamente la del “Fénix”, que
está en lo alto de lo que fue Seguros La Unión y el Fénix. Y recita. “Todavía
dormida, llego a la cocina. ¿Un té negro? Un té negro…”. Y así nos habla de su
despertar matutino entre azules.
Andrés comenta que para él el
de cantautor es un estilo literario para el que vale cualquier tipo de música. (Debe
de ser por eso lo del premio Nóbel a Bob Dylan, digo yo). Y esa completa
variedad se demuestra aquí mismo, en el micro,
continuamente. Y vamos con la siguiente tanda.
Trazos de ciudad deja para el sorteo el poema que ha compuesto para la ocasión, con el
deseo de que sea musicalizado por algún cantautor. Dice que este es su poema
601, así que es especial. Añade que apenas le ha dado tiempo a componerlo
porque se enteró tarde y, por tanto, le ha costado horas de sueño y horas de
ayuno. Además lo hizo con ciertas premisas: que no hablara de cielo o mar, que
fuera experimental y que tuviera una parte en francés. Lo dedica a su musa.
“Azul es su nombre. Semáforos la dejan cruzar en rojo… Bares la invitan en
vestido noche… Tribunal la enfunda de otoño flor…”. Entre medias intercala
versos en francés. Un poema corto y azul.
Sergio Ituero explica que cuando vio que el motivo era “Azul”, inmediatamente le vino
a la cabeza el rostro de una persona a la que “nunca ha tocado pero a la que ha
sentido muchas veces”. Creo que se refiere a la dueña, caraqueña, de cierto bar
que ha acogido a poetas. Buena gente. “Y una boca astral sobre ropas
espaciales. Y un malezal azul sobre ojos arabescos. Recuerdo que te escribí
desde mi carro esto, cuando llegaste de arrocera a mi vida. Y qué chévere me la
dejaste, mi negrita. Qué días azules, qué sol de la infancia…”. Su poema está
lleno de palabras criollas que le dan un tinte muy de aquellas tierras,
mezclado con su habitual lenguaje castizo. Otra joyita del señor Ituero.
Miren Edurne
nos comenta que esta semana ha muerto mucha gente a su alrededor, entre ellos,
Aquiles Báez, músico muy importante en la cultura venezolana. Miren dice que
ella pinta la muerte de azul y estos días, como dijo Andrés, le persigue el
azul por todos lados. Y nos canta a capella una canción que pretende acabar con
la tristeza de ese azul. “Almas cubren al cielo. Se ven en los días claros con
sol. Las nubes hacen intentos. Mandan sus señales de amor. Llueve, llueve de
azul color. Pinta llena con tu calor. Ausencia de los marchados, que cantan de
flor en flor…”. Muy bello canto con aires andinos.
Alfonso Blanco dice que hay cartas que se escriben por amor, otras por dolor u odio
incluso. Alfonso le prometió a una persona escribir una carta cuando estaba en
vida y “es una persona, una figura a la que cuesta, por lo menos a los tíos, en
general mucho escribirle”. Y nos hace un resumen pues es muy largo. “Azul,
Maricielo: Comencé a escribirte, mi admirada ficción, y me cortaron de un tajo
y quedé varado en el césped como la sirena de Chillida bajo el puente que cruza
la Castellana junto al metro Rubén Darío. Al pasar en autobús me fijaba en la
estatua de hormigón colgada de cables de acero…” El completo se puede leer en https://www.facebook.com/camilocrespomusica/posts/pfbid0rpHLBKRhtsA6KntkU27Lny2aPF4N6AmENhe4huM6n491TYywCzH1pQHz67PJc2KEl
Javier Cuenca acaba esta tanda tan llena de poesía y, aunque Javier es cantautor, su
lírica es poesía pura y no desentona aquí. Poco antes de dejar de venir al
micro por la p.pandemia, Javier comenzó a añadir a sus composiciones buenos
arpegios y hoy no es distinto. Así comienza su actuación. “Azul de mar,
sofisticada ingravidez. Espejo que refleja un tiempo de arena. Azul fugaz en
aquel cuadro que pinté, cuando pensaba que eras la letra. De mi canción azul,
la melodía que dibuja una emoción. El brillo sostenido de un poema por hacer…”.
Qué gusto tener a Javier y su arte de vuelta.
Andrés está feliz de lo que
se está viviendo aquí. Comenta que el otro día pensaba en un primo, en la
infancia, que siempre estaba con aquello de “esto se va a acabar, no puede
ser”. Lo vivía todo así, en plan “hay que aprovecharlo, se esta acabando”. Y
ahora él se siente un poco igual. Pero aún podemos seguir un poco.
Beatriz Sancho se aprovecha de Andrés y le pide que le acompañe a la guitarra en su
recitado. Deja para el sorteo una pequeña pluma azul. Dice que, para ponernos
en situación, ella hace tiempo que ve cuerpos celestes azules, como puntitos, y
dice que piensa que en realidad es su aura, que le contaron que era azul, que
está muy rota. Y sobre eso va su poema. “Azul es un secreto que he buscado
entender. Como una atracción imparable a la inaprensibilidad del agua. A la intangibilidad
del cielo. Al color índigo de mi aura, que aparece desperdigada, en forma de cuerpos celestes, decorando a
lunares el mundo…”. Una bella composición. Beatriz es otra que ha vuelto por
fin. Bien.
Valen Heredia dice que hay que beber, porque hay que consumir, porque queremos que el local siga, porque si no, a ver dónde cantamos. Toda la razón, Valen. Añade que está nervioso también porque estrena guitarra. Cuando se animó a participar en el concierto, vio que todas las imágenes azules que le llegaban eran negativas. Señales de tráfico, el color del que pintamos las venas que llevan la sangre sucia, la cerveza sin alcohol… (Risas). Pero resulta que la pintura azul es la primera que se gasta en las cajas de los plastidecor, porque los niños (trabaja en un cole) tienen que pintar un hermoso cielo azul y lo hacen con avidez. Y el mar. Después de mayores, esos colores cambian. Y la canción no la canta él, sino Azul. Hermoso resultado.
Y lo fui mucho más en tu niñez ..azul
Color que tu pintabas con plastidecor
En tu cielo , en el río , en un mar.
Me dejaste existir gracias a tu infantil visión
Pintando en cuadernos de color azul
Bailando con mis tonos en tu habitación.
Y no me dejan ser en la paleta de colores de la realidad
Creo que a ti también se te ha olvidado como colorear
No se si aún existo en tu cielo o en tu mar.
No se si en tu vida llego a ser tanto como fui
Eliges otros tonos que ya no se parecen a mi.
Alguno ni siquiera lo sabes nombrar.
Pero ahora solo soy mancha de tinta en un papel
Color en las señales que te obligan a retroceder
Paredes de casas antiguas que quieres tapar
Pero ya no me ves como me viste un día
A veces pienso que viví una mentira
Creyendo que sería tu cielo o tu mar
Y no me dejan ser en la paleta de colores de la realidad
Creo que a ti también se te ha olvidado como colorear
No se si aún existo en tu cielo o en tu mar.
No se si en tu vida llego a ser tanto como fui
Eliges otros tonos que ya no se parecen a mi.
Alguno ni siquiera lo sabes nombrar.
Contigo en tus recuerdos cuando llegue la vejez
Cuando tu vista ya no alcance a ver la luz
Estoy seguro volveré a ser azul (2 veces)
Me quiere sonar (Diana) deja un poema “a mi medida pero con tu idea preferida” para el
sorteo. Qué original. Dice que aunque no se ve, lleva algo azul; también algo
nuevo, su poema; algo prestado, este escenario, y algo viejo, porque en
realidad todo está escrito. “Esos besos que nos dimos en la noche bajo aquella
inmensidad. Que nos envolvió a los dos en una estrella, como si nada malo
pudiera pasar. Bailando como cometas. Meciéndonos sin gravedad…”. Su poesía
está dedicada a los besos que definen la unión de dos seres. Hermosa.
Marta Plumilla dice que su tema al principio estaba inspirado en la leyenda de la
mariposa azul, que debemos buscar por nuestra cuenta. También pensó en el Twister, ese juego que algunos de la
sala no conocen (!) y otras varias imágenes. “Me hace llorar verte en mis
manos. Te dejo volar, conduce con cuidado, mariposa azul. Mano en el rojo,
pierna en el verde. Hay que llegar al azul. Mi corazón en azul…”. Tema con
suave ritmo country.
Ernesto Arango deja un poema “recitado de frente” para el sorteo. Después comienza desplegar, según suele, un montón de papeles. Dice que es que tiene varias letras pero que sólo cantará una. Todo un “chou”. Sus letras son serias pero no puede evitar desplegar su buen humor sobre el escenario. Todo un placer.
En la fiesta ahal sin prisa y sin ansia.
Y bailando en grupo al son del Amzad
Que clase de acto de amor deseabas para esa noche
De las estrellas decla última galaxia
soy un targuí solitario al sol del desierto
En la gran tierra vacía
Para iluminar el camino que no existe que crea
Y desaparece al momento de pasar
A la sombra de mi mehari
Indomable imohag kel talgimus
Simple por mi forma de vida
Como te canté ese día de la fiesta ahal
Sin prisa y sin ansia
En que me pintastes las palmas de mis manos
Ahora te pienso como en la más lejana
De las estrellas de la última galaxia.
Azul, azul, azul.
el que está detrás de todo esto:
Esta es mi canción para el taller azul.
Basada en el hombre del desierto.
y de los hombres y mujeres que entre jaimas
y ganado viven en alerta constante en el desierto.
En tribus.
En su sociedad matriarcal
Libres gobierne quien gobierne
Andrés dice, como diría su
primo, “joder, tío; esto se está acabando ya”. Y es que solo queda una tanda de
cinco personas. Pero antes, quería pedir -aparte de poner la letra de la canción
o poema en comentarios del video- que se haga una captura de video de la
actuación para Instagram, etiquetando a @microabiertol8. Y explica cómo
hacerlo. Y, bueno, empezamos a acabar este micro.
Cristian Mejía se sienta al piano. Dice que
siempre que ha actuado aquí, les ha dedicado canciones a sus hijas y a su
mujer. Y la de hoy está dedicada a su nieta. Lleva 3 meses de abuelo y se lleva
un aplauso. Añade que hasta noviembre no conocerá a su nieta porque vive en
Ecuador. Y es que su nieta se llama precisamente Azul. “Azul, azul, azul… Una
parte de mi es azul. La que acabo de nacer. Una parte de mi eres tú. La que ha
venido a armonizar magenta y cian en persona, en perfecta proporción. Mi nuevo
color favorito…”. Bello tema muy melódico.
Sergio Sanz
ya sólo suele venir a los talleres (ahora conciertos), pero es un gusto tenerle
aquí. Y, también al piano, nos suelta esta canción dedicada al micro y a sus
gentes, los que están y los que se fueron. Lógicamente se la dedica al final a
Valentín. Muy bella también y muy nuestra.
Voy a contarte un secreto sedoso
Que habla de misas y no religiosas
Al monte de dioses que sanan las prosas.
Escucha atento, será poco rato,
Si es que tu alma se sienten difusa
Colores que hacen que todo el presente
Se vea distante formato demente.
En una sillita se esconde un vampiro
Que mueve las manos a lorca y machado
Y aún mis colores no se han acoplado
A esos azules que hace en el cielo.
Con unos matices de mar alumbrado
Filósofos bailan pensando quimeras
Y llega la manta, garganta de esfera:
Fernando suspira, el barco ya es vela.
.....
Y siento en mi pecho el futuro que rujjje y
Pasados me quiebran la cama imperfecta.
Es muy complicado vivir el momento
Y estar cara a cara a las cosas que inventas.
Sería un secreto si no lo dijera
Pero es que de azules se ha hecho mi pecho
Canciones que nacen de entre las higueras
Y tienen naranjas, las amo, es un hecho.
Tendría descaro, y no será el caso
Que mienta y que diga antojos muy rojos,
Azul es el brillo que marca mi llama
Y para mi cora susurros muy flojos.
..
Y siento en mi pecho el futuro que rujjje y
Pasados me quiebran la cama imperfecta.
Es muy complicado vivir el momento
Y estar cara a cara a las cosas que inventas.
Tendría descaro, y no será el caso
Que mienta y que diga antojos muy rojos,
Azul es el brillo que marca mi llama
Y para mi cora susurros muy flojos.
Una sube
pero como el micro está apagado, los onlainers no nos enteramos de lo que
cuenta. Menos mal que después me lo chiva. Explica que su canción está inspirada
en un vídeo a cámara lenta que grabó la malocho chilena Giovanna Centonzio, a
la que agradece su sensibilidad. La música y la tonalidad se la inspiraron la
canción que estaba aprendiendo a tocar en ese momento: «Jenny Wren», de Paul
McCartney. Con un picking estilo Blackbird, aborda esta pequeña pieza. Con los
nervios se le ha olvidado traer regalos que tenía preparados.
del crepúsculo azul
una hoja recorre
despacio la luz. (2)
Llena de silencio.
Su cuerpo horadado
Por un dardo de viento.
el silencio es azul.
Una hoja se olvida
de su juventud. (2).
su ingrávido cuerpo volando dormida
hacia el firmamento. (2)
del último azul
mi vida es la hoja
y el último azul.
Victoria Loarte viene de un azul, azul, azul. Pero dice que también viene de rojo, pues
trae un abanico de ese color. Pide que a Andrés que no le suba mucho la
guitarra, que luego se viene arriba y la lía. “Te veo azul. No sé mirar de otro
color. Serán mis ojos. Será este cielo. Será tu luz. De sangre azul es este
amor a contraluz. Contra corriente, sin pasado, con presente. Y tú me ves roja,
me ves cosa peligrosa. Tu estrella una estrella roja que desea a tu lado
brillar. Brillar a tu lado...”. Al final no podía de ser de otra manera. Se
viene arriba y acaba rockera del todo, para placer del público.
Juanlu Mora
es el contrapunto a Victoria. De hecho dice que él es el final del concierto
pero “no os preocupéis que vamos a acabar abajo del todo”. Aclara que si llega
a saber que va a ser el último, compone desde otra perspectiva. Es la única vez
que ha cerrado un taller (ahora concierto). Y nos regala una delicatessen de tema.
En que la ambigüedad
Se despliega ante mí
No es un rincón tranquilo.
Yo procuro escapar
De las tinieblas del alma.
Al no parar de huir,
No me permite marchar.
Y doy con la respuesta
Tras dejarme atrapar
Por el índigo de un mar en calma.
Y me vierto en el agua
Que quiere llover
Sobre el océano que alguna vez
Te ha sentido nadar
Entrelazada en su sal.
Digna de un delirio de orquídeas y dalias,
Le robo el amarillo a tu mirada y
Me sumerjo en tu paz
Y hago nombre en tu nombre
Para, alegremente, al fin,
De ti dejarme caer
Hacia un sueño real
Y profundamente
Azul.
Y terminamos con las palabras cazadas por Ernesto. Tras ello, da las gracias a presentes y onlainers por asistir a esta maravilla y a los creadores por habernos regalado todos estos mundos. Repasa la lista de los que han actuado y despide a los onlainers y el micro hasta mañana.
"Podéis ir en paz".
P.D. El martes (sesión 776) también aparecerán varias canciones Azul que complementan este Concierto. Y tenemos un “azul” más. El de este cronista que incluyo a continuación. (https://www.youtube.com/watch?v=5NFTI1bRMkg)
Y si bien es cierto que muchas puertas se abrieron
Las trampas no fueron menos
Que siempre serias bueno, que lo tuyo era el cielo
Pero así no va el cuento
Lamiéndote las yemas de los dedos
Hay malo y bueno en tu cerebro
Eres humano
No un ser eterno…
Que sabes que no tiene lo bueno porqué ser del color del cielo
Ahora tu quieres serlo
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