miércoles, 30 de octubre de 2013

Crónica de Micro Abierto Libertad 8 (118). 22/10/13



En la edición nº 118 de MAL8 (Micro Abierto Libertad Ocho), de este pasado martes 22 de Octubre, anunciamos el taller y el mográfico que vamos a celebrar el próximo mes de noviembre. El monográfico lo haremos el día 5 de noviembre, y el compositor de canciones al que homenajearemos será Robe Iniesta, compositor y cantante del grupo Extremoduro. Si quieres participar, escribe a microabiertol8@gmail.com con el asunto “Monográfico Robe Iniesta”, indicando en el correo qué canción quieres versionar, para que no las repitamos. El taller lo celebraremos el martes 19 de noviembre, y se titulará “Subirá”, es decir, todos compondremos una canción titulada Subirá. Para participar también hay que escribir a microabiertol8@gmail.com con el sunto “Taller Subirá”. Son un monográfico y un taller de canciones, pero, por supuesto, invitamos a nuestros poetas habituales a participar en los dos eventos. Esos días de noviembre, el 5 y el 19, también se puede participar de forma normal, aunque tendrán prioridad lo que se apunten al monográfico o al taller, así como los nuevos participantes.

Tras las instrucciones dadas, paso a contaros los sucedido el pasado martes en el MAL8 (118). Fue una sesión excelente, siempre lo es, y sigue aumentando la calidad artística y humana. Participamos  veintidós personas, tres de ellas nuevas en MAL8. El primer cantautor en escena fue Petete, que estrena nuevo nombre de banda, pero mismo espíritu: La banda de Trapo es el nuevo proyecto de este diestro cantautor que, por circunstancias ajenas a su voluntad, ha tenido que hacer este “reinicio”. Lo explica muy bien en la canción que nos cantó: Punto de partida, en la que dice “llámame como quieras, seguiré en tu retina”, y “no pienso quedarme entre bambalinas”. Y es que el proyecto de Petete es una apuesta por la buena música, por la celebración, por el humor y por la cultura, ya que es un cinéfilo y un melómano que hace abundantes citas, guiños y homenajes en su congruente poesía. ¡Viva La banda de trapo!


El segundo participante fue mi admirado poeta y cantautor Juanlu Mora. Nos regaló un soneto y una canción, titulado respectivamente: Soneto del tesorero y la secretaria general, del que no hace falta que cuente de qué va, y Todos tenemos heridas “en los ojos y en la sangre y en los huesos, (…) heridas que transitan el dolor, heridas que se mudan a otro amor sin la lección aprendida”. A veces pongo extractos de letras de las canciones de los participantes, siendo consciente de que una canción es una unidad de letra y música, sabiendo que no es correcto hacerlo. Las pongo porque solamente presto atención a los textos de las canciones cuando quien los canta sabe llevarlos a mi cerebro. Es decir, cuando estoy en el micro abierto no presto especial atención, simplemente me dejo deleitar por quien lo logre. Suelo salir deleitado hasta las trancas. Juanlu Mora empieza a deleitarme con frecuencia cuando canta, y siempre cuando le leo.


El siguiente en escena fue el genio Caso Omiso que, con su particular estilo desenfadado e indescriptible, nos canto su canción Saturno y ukelele, en la que hay “un montón de putas, un montón de hadas (…), un montón de Saturno y ukelele”. No digo más, sabéis que me encanta. Ya me ha manifestado su entusiasmo por el monográfico de robe Iniesta del 5 de noviembre, seguro que no nos decepciona.


A continuación Raúl Ródenas nos cantó su canción Dame señales, “la canción que más me apetece cantar hoy”, confesó. Creo que cuando un artista disfruta en escena, hace disfrutar al público. En su canción le dice a la musa “paso ya de tanto paseo”, aunque no quiera “lunas ni miel a oscuras ni dejarte con la duda”.


Llegó en momento de la actuación de Marta Plumilla. Nos cantó su canción A solas con Harvey el conejo, una truculenta trama en la que suceden muchas cosas. Como es habitual en las canciones de Plumilla, no tiene estribillo. Creo que esto es parte de la evolución de la forma de la canción que estamos viviendo en el MAL8. Me gusta mucho que una canción sea una idea o una historia, sin la necesidad de añadirle un estribillo, que sirve, en muchos casos, solamente para grabarla en la memoria de los consumidores de canciones. A mí me gustan las canciones que captan mi atención, las que vuelan dentro de mí, no las que se me pegan necesariamente en la cabeza. Esta canción de Marta me gusta especialmente.


Miguel de Paul nos contó que cada bluesman tiene su canción dedicada a su río. Él también tiene la suya, y está dedicada al Río Manzanares, un blues en toda regla con las peculiaridades propias de la poesía urbana y ácrata de Miguel de Paul.


José Miguel González decidió comenzar su intervención con un fragmento de “Cuento de invierno” de William Sakespeare, para después leernos Sueño con tu boca, en el que dice: “mi soledad y yo nos entendemos, y sin embargo, echo tanto de menos tu lengua…”. Terminó cantando “sale música de Mozart de tu adorada entrepierna”.  Çjosé Miguel siempre entona un canto a la vida, a lo animal, a lo sensual y a lo humano.


Dani Fernán volvió a cantar una nueva canción, nos sorprendió con Mamá no se equivoca, un tema dedicado a “los compañeros” compositores de canciones que dedican, como él, su vida a este oficio, el cual requiere una entrega total. Hacer canciones es buscar canciones, “pongo el grito en el cielo de tu boca”. Dani Fernán vive en una canción, y canta a los que hacen lo mismo; a veces coincidimos en la misma canción, como en este caso. Somos solitarios poetas en voz alta que nos juntamos para actuar en masa, “los micros abiertos nos regalan la voz que clama en el desierto”.


La siguiente voz que clamó en el desierto (eso sí, muy bien rodeado de bellas soledades), fue la mía (Andrés Sudón). Canté Canción triste y de amor. El desierto en la que la clamo es un campo sembrado donde trabajo de espantapájaros, o una cueva de mi tamaño. Es una extraña canción de amor, así como era el amor. Me gustó hacerla sin el loop, la he tocado pocas veces así. He de decir, con permiso, que estoy en plena campaña de crowdfunding, por si alguien desea asegurarse una copia del nuevo disco y así ayudar a publicarlo.

 
Nos visitó la poeta Catherine Zickgraf, que vino acompañada por su marido a quien dedicó su intervención, porque por estas fechas hace dieciséis años que se conocieron en Granada. De memoria recitó un emotivo poema en el que cuenta su historia y expresa sus más sinceros pensamientos. Una gran artista, dedicada a la performance, que eligió nuestro templo para este especial regalo a su muso.


Uno de los nuevo participantes de esta tarde fue Surf ans Sun, nombre que recibe el proyecto de un cantautor dedicado a hacer música con “mucho sol”. La canción, el grupo y el proyecto en general son homónimos. Vino acompañado de un percusionista que tocó las congas. Muy buenos, les agradecimos todo ese sol.


Otro de los nuevos participantes de este MAL8 (118) fue el poeta Pablo García-Inés, que se entrenó recitándonos algunos de sus poemas, entre ellos Adioses como pedradas I y II: “toda tú eres una gigantesca despedida”. Con su envolvente forma de recitar nos habló de los agravios que le provoca en su “yo construido con tantos tus” el alma libre e impredecible de su musa.


Me gustó especialmente la siguiente nueva participante, Emilia, cantautora chilena. Es absolutamente de mi gusto su mágica voz, su oscuro y poético texto, así como su forma de tocar la guitarra, muy sencilla pero original. No nos dijo el título de la preciosa canción que nos cantó, pero pude rescatar estas frases: “Vino a ser como la música al mundo (…), como pañuelos de colores de tierra”. Espero que venga mucho por aquí, que se haga asidua, que participe en los talleres.


Tanto como lo hace nuestra querida y admirada Olivia Tomé, artista de las que da ese nivel artístico y humano al MAL8. El texto que declamó está contextualizado en hotel de París desde el que hay vistas a la Torre Eiffel, imagen que se estaba perdiendo por mirarse “el ombligo”, y comienza “disimulando con mis manos la desnudez de mis pechos”, es decir, de los suyos. Sien embargo es lo que siempre nos regala, su desnudez. Se entrega completamente sobre el papel, logrando siempre un efecto sobrecogedor.

A continuación llegó el turno de SilNe. Por cierto, celebro que desde que vinieron por primera vez, no hayan faltado a ninguna edición, incluso han participado en el primer taller del curso. ¡Ya son de la familia! Decidieron, en esta ocasión, mostrarnos parte de su parte más seria. Nos cantaron Aquí canta, un poema de Pablo Guerrero musicado e interpretado por ellos. Esta vez no hubo risas, que es a lo que nos tiene acostumbrados, sino que hicieron lo más difícil, emocionarnos interpretando poesía, extrayendo la música que contiene este precioso texto de Pablo Guerrero.

Manu Clavijo nos cantó una canción que ya ha hecho más veces en MAL8, esa que canta a capela en la que dice “pero yo sé que él me quiere”. No obstante, fue novedosa (no para él, sino para todos nosotros) la forma en la que la cantó. Cuando no tienes la guitarra para refugiarte en ella, la música está en la emoción con la que cantas la canción. Manu mostró toda su belleza, su innato talento, su agradable desvergüenza; todo aquello necesario para ser un artista de calidad.

Anuncié a Diego Mattaruco, pero no salía nadie a escena. De pronto alguien comenzó a discutir en la sala, una discusión perfectamente medida y aliterada… Eran Mattarucco y Malena María que declamaban dramáticamente un texto del primero, Lo que yo, lo que vos, la típica discusión de pareja magistralmente reflejada en la compleja y profunda poesía de este artista único.

Nuestro querido y admirado Enrique Sánchez celebraba en esta edición un año en el MAL8. Cantó Ave del paraíso, creo que la canción con la que se estrenó. Parece mentira que haya pasado un año desde que este genio llegó aquí. Ya se va acercando el gran día, su ya sabido por todos 3D. El 3 de Diciembre estará en el escenario de Libertad Ocho en concierto. Estoy seguro de que será un éxito e todos los sentidos.

Lo siguiente que sucedió en escena fue la visceral y orgánica poesía y acción de Malena María. Es maravilloso cuando un poeta parece que está hablando, que no recita, que nos cuenta. Es el caso de esta persona, que se entrega cuando recita de la misma forma que lo hace cuando escribe: “Amor mío, te propongo volar, si consigues que el mar hondee entre mis piernas (…), porque este coño que es el mío, sabe rendirse ante un palpitar como doblan las campanas, a arrebato”.

Ya en la recta final, salió la bonita Krikri Vela a cantarnos un rotundo blues titulado Búscame, en el que pide azulmente “pon tu voz en mi canción”.

El poeta Eusebio Priego fue el penúltimo artista de este MAL8 (118). Comenzó con este poema: “El cielo es el trampolín de la noche / una posible ciudad, / la estancia fugaz de dos / estrellas / que juegan a apostarse / el hueco exacto del poema”. Y bterminó, según pone en mis anotaciones, haciendo una pieza inspirada por Diego Mattarucco. Disculpen la inconcreción.

El espectáculo terminó con la actuación del artista que posteriormente hizo un concierto en Libertad Ocho, el cantautor Joel Reyes, líder del grupo Malacabeza, que nos deleitó con una de las canciones de su repertorio para terminar esta edición ordinaria, es decir, extraordinaria de MAL8. Es raro publicar una crónica una semana y un día después de celebrarla, porque no puedo decir aquello de “nos vemos el martes que viene”, como mucho puedo decir: nos vimos el martes pasado… Disculpen el retraso, Gracias por vuestra atención, y gracias a Marta por las fotos (que pudo hacer antes de que se terminaran las pilas de la cámara).

Andrés Sudón

lunes, 21 de octubre de 2013

Crónica de Micro Abierto Libertad 8 (117). 15/10/13. Taller "Él"



El pasado martes día 15 de Octubre celebramos el primer taller de este año, titulado “Él”. Todos teníamos que llevar una canción titulada así. Creo que este ha sido el mejor taller hasta la fecha. Todas las canciones y poemas que se presentaron fueron de gran calidad, en todos los sentidos. En los nervios que había en la sala antes de comenzar, se evidenciaba la seriedad con la que los participantes nos apuntamos a estos experimentos. Diecinueve artistas estábamos a punto de mostrar una pieza titulada Él. En principio éramos veintiuno, pero Lope Villano y Enrique Sánchez faltaron por causas justificadas. Supongo que nos cantarán sus respectivas canciones en sucesivas ediciones de MAL8 (Micro Abierto Libertad Ocho). En esta edición, la nº 117, no faltaron nuevos participantes y la actuación de quienes después hicieron un concierto en la programación nocturna de Libertad Ocho, en este caso Álvaro Ruíz y Alberto Leal.

Esta crónica va a ser extraordinaria y muy especial. No sólo porque fue una tarde memorable, también porque mis comentarios sobre las actuaciones estarán ilustrados (nunca mejor dicho) por caricaturas de todos los participantes realizadas por El Tío Antoño, que, además de hacer una canción y una actuación excelente, se ha currado estos maravillosos dibujos, que por sí solos cuentan muchas de las cosas que sucedieron este pasado martes en el MAL8 (117).

Comenzamos el espectáculo quince minutos antes de la hora habitual, esta vez no podía quedarse nadie fuera. Teníamos cuatro nuevos participantes. De dos de ellos sabía que tenían tablas como para comenzar el evento sin demasiados nervios. Lo habitual es que los nuevos participantes entren a escena a la mitad del espectáculo, de ese modo participan habiendo visto la dinámica general. No sé si eso pone más o menos nervioso. Los dos accedieron gustosamente a romper el hielo. Antes de comenzar con las canciones y poemas con el título Él, pudimos escuchar a estas nuevas voces, con mundo propio, para MAL8.

El primero de ellos fue Fran Mariscal, cantautor gaditano de paso en Madrid. En su canción se consuela diciendo “si muero, espero que quede mi letra en algún cuaderno”, pide lo que quiere, “dame un silencio, dame un paseo por tus curvas”, y en el estribillo confiesa “sólo quiero respirar”.

Fran Mariscal por El Tío Antoño

El segundo nuevo participante se llama Javier Vargas, los dos vinieron juntos, Fran y él, y la próxima vez que lo hagan será para anunciarnos un concierto que darán en Madrid muy pronto. Javier cantó una canción titulada Ya verás, con la que puso un punto de trance alegre a la tensión que pasábamos los que íbamos a cantar una nueva canción, recién compuesta, por primera vez ante el público. Les agradezco a los dos su generosidad, me hubiera gustado que hubieran visto el ambiente y la dinámica antes de que salieran a tocar, para que pudieran disfrutar al cien por cien de la libertad, seriedad y emoción que se respiran en MAL8. Pronto les veremos de nuevo.

Javier Vargas por El Tío Antoño

Llegó el momento de comenzar a escuchar las canciones tituladas Él. He de decir que todas las piezas que escuché este pasado martes, me parecieron buenísimas, inspiradas, hechas con criterio y frescura. Felicito a todos los participantes por esta sesión tan bella y rigurosa. En este momento no sabíamos lo que íbamos a escuchar, qué camino habría tomado cada uno para hacer una canción titulada Él.

El primero de ellos fue Javier Delgado, que basó su canción en una historia real: se encontró en el tren con un hombre que le contó su historia. Con ella en la cabeza hizo una canción en la que un hombre, que lo había perdido todo, llamado Él, invocaba los días en que “todo era normal, aquellos días en que la rutina era una forma de pasar el día, (…) la rutina era mar”. Al menos a eso le invitaba Javier.

Javier Delgado por El Tío Antoño

El segundo en escena fue el poeta y cantautor Juanlu Mora. Esta vez vino el poeta, porque al cantautor se le había atascado en la cabeza una vieja canción conocida que no le dejaba sacar la suya nueva. Cada vez que se sentaba a trabajar en la canción, le venía esa vieja melodía, impidiéndole concentrarse. Conozco esa sensación, y conozco la canción, bastante pegadiza. A cambio nos trajo un texto poético impresionante. Juanlu es un poeta único y genial, capaz de hacer poesía con las matemáticas. Y también con las imágenes, como muestra en el texto que compuso para este taller. Es una experiencia que vas a vivir ahora, léelo: 


El hombre pronombre llega hasta tus ojos. Aparentemente viene desdehttp://cdncache-a.akamaihd.net/items/it/img/arrow-10x10.png la nada. No tiene identidad. Carece de pasado. Es un hombre ligero.
De momento, su voz desconocida pudiera ser la voz de todos los hombres.
Camina sobre el horizonte. Se detiene ante un espejo y otro ser aparece reflejado. No logras distinguirlos, pero sabes que son dos sujetos distintos. Una pareja. Un él y otro él.
Tras un breve espacio de tiempo, cada uno toma el espejo del otro, lo que les multiplica nuevamente. Ahora son cuatro los hombres. Cuatro eles formando un solo ellos.
De repente, comienza una extraña tormenta. Llueven otros espejos que acaban rompiendo contra el suelo, llenando el paisaje de pequeños cristales. Y cada cristal contiene cuatro individuos nuevos reflejados.
Toda una multitud de hombres iguales, de pronombres anónimos, de terceras personas que se ponen de acuerdo parahttp://cdncache-a.akamaihd.net/items/it/img/arrow-10x10.png mirarte a ti, justo en este momento, y levantan su mano con el dedo extendido y señalan tu cuerpo, que a estas alturas ya no tiene nombre.
Y todos gritan “él”.

Porque tú ya no existes.

Juanlu Mora por El Tío Antoño

El él de Pablo Bermejo es un niño africano desnutrido, y su yo está viéndolo en la tele: “él, con ojos tan profundos, mirándonos desde el televisor”. Una canción que denuncia la evidente injusticia mundial, con imágenes tan contundentes como esta: “tan sólo piel y hueso, comparte con insectos la sangre de un pezón”. Como siempre, muy cuidados los arreglos de guitarra y cantado con convicción.

Pablo Bermejo por El Tío Antoño

El dúo SilNe, cantó una canción compuesta por René en la que una mujer, interpretada con gracia y encanto por Silvia, descubre algo de pronto: “con la nada he topado, sin comerlo ni beberlo, me he casado con un lerdo, ¿en qué estaría pensando?”. Maravillosa la letra y deliciosa la música jazz tocada por René. Me encanta el dominio del la escena de Silvia, sabe hacernos reír, es decir, transmitir una idea. Sería bonito que incluyeran esta canción en su repertorio y en su próximo disco.

SilNe por El Tío Antoño

Camilo optó por hablar acerca de alguien, cuya identidad no se desvela. Es una canción personal con la que, además, muchos se pueden sentir identificados. “Él fue el amigo que perdí, él fue el cura castrador”. La canción también habla de un momento, “todo aquel mundo que nos tocó”. Aunque admite: “ya sé que todo lo que tenga será lo que construya yo (…) la pluma del dictador, el pellejo del Rey”. Y resuelve: “Ya no habrá nadie a quien culpar, afrontaré mi responsabilidad”.

Camilo por El Tío Antoño

María Barnuevo se decidió por hacer una canción enigmática y sensual, en la que se pregunta: “¿Quién era él, qué ha ocurrido, cómo ha sido, (…) me tiembla el vientre, ¿tanto disfruté?”. Finalmente desvela que él podría ser “Júpiter”. Una breve y preciosa pieza.

María Barnuevo por El Tío Antoño

El poeta Eusebio Priego usó con destreza el comodín que es un título como Él, para hablar de él, del tiempo, ya que “el mundo lo gobierna él, el despertador”. Añadió antes de leer que “al tiempo se le detiene a través de la creación”.

 
A él
le debo el camino
aunque en ocasiones
me dañe su oficio de Dios

Él pone los números,
yo la huella

creo imágenes
que suspendidas
encajan en la matriz
anterior,
proyectando otras nuevas

( el poema solo nace)

por eso si digo cielo
es este y aquel
dependiendo del ojo
que lo contempla.

Eusebio Priego por El Tío Antoño

La siguiente artista fue Marta Plumilla, que subió conmigo, Andrés Sudón, al escenario y tomó la guitarra. Yo me puse a tocar la armónica (sin armónica, cosa que aprendí a hacer de pequeño) mientras ella presentaba la canción: “Él”, volumen uno. Y los dos nos pusimos a cantar la historia del “hombre bueno”, un Sheriff que viajaba en el metro con la intención de ir a algún sitio para hacer “cumplir la ley después de un siglo y medio, ¡prepara ya, Decano, tu cara de zorro muerto!”. Es la primera parte de la historia de una venganza. Es como la primera parte de “Kill Bill”, en la que se presenta la trama y se deja al protagonista in media res.

Marta Plumilla con Andrés Sudón por El Tío Antoño

Después llegó mi turno, Andrés Sudón, que cogí la guitarra y presenté la canción: “Él”, volumen dos. Y continué tocando la música que había dejado en el aire Plumilla, para después cantar al unísono con ella el nudo y el desenlace de esta historia. Él, el sheriff, consiguió un arma y llamó la atención de la policía que le siguió hasta el despacho del Decano, donde es disparado tras disparar a su objetivo, “no es fácil siempre ser el hombre bueno”. Pero parece que finalmente hizo “cumplir la ley después de un siglo y medio”. La canción la hicimos juntos para cantarla en dos partes, las dos con la misma duración.

Andrés Sudón con Marta Plumilla por El Tío Antoño

Laura Castro nos habló de un él que se enamoró de otro él y “pasaron cosas”. Qué bonita canción, qué bien cantada con esa voz tan característica que tiene. Deslumbrante.

Laura Castro

En este momento hicimos un paréntesis del taller para conocer a uno de los dos nuevos participantes que nos faltaba por escuchar. Su nombre es Esteban Pérez, que viene desde granada con apenas diecisiete años para mostrar en MAL8 lo que hace. Nos contó que él ha frecuentado mucho La Tertulia, donde varias veces ha ido a ver, por ejemplo, a Fran Fernández, que estaba presente en la sala (aunque ya nunca me pide cantar…). Para debutar en Libertad Ocho cantó su canción El tiempo se pasa. Le veo muy bien encaminado. Me parece uno de los perfiles a los que destinaremos los talleres de creación de canciones que queremos hacer en Libertad Ocho con la intención de crear una escuela de cantautores. Si yo a su edad hubiera encontrado una escuela de cantautores, habría tenido ayuda concreta para empezar a formarme. Ya hablaré de esto en detalle muy pronto.

Esteban Pérez por El Tío Antoño

Diego Mattarucco está apostando por una puesta en escena teatral. Para interpretar su pieza obligó a subir voluntario a Jalil, que hizo de Él. Señalándole y refiriéndose a él (no a Jalil, sino al personaje que representaba) nos recitó sus cacofónicos versos, con la participación del público, que teníamos que decir “¡Sin testa, contesta!”. De nuevo otro genial ejercicio de dominio del lenguaje de este completo artista.

Diego Mataruco con Jalil por El Tío Antoño

Miguel de Paul nos describió a una persona, “el que nunca asistía a las últimas cenas, el que dormía de un tirón en camas ajenas, (…) el que se encuentra un amor en lugar de una pena, (…) el que siempre ha besado con un ojo abierto, el que nunca se calla y ama el silencio”. En el estribillo confiesa “Él, que podría ser yo, casi lo admito, y es que soy yo, tiene sentido”. Bonita canción-espejo del poeta roquero Miguel de Paul.

Miguel de Paul por El Tío Antoño

Nuestro querido José Miguel González nos ubicó espaciotemporalmete antes de leer su poema: “Londres, 1941, yo soy Winston Churchill”, y después añadió “siempre me pasa lo mismo, quiero escribir, pero me sale espuma”. Ya recibió una gran ovación antes de leer este poema:

ÉL

Él se hace pasar por mí,
me usurpa, me imita, me rapta,
se pone mis pantalones y mis sueños.


Se adueña de mis recuerdos más queridos,
de tu adorable sexo y de la voz de tus ojos.

También me roba mis fantasías más salvajes:
disfrutar como una bestia inocente
que goza donde le place,
liberar a las palabras cual lebreles.

A lo mejor soy otro
y no me he dado cuenta.
A lo mejor me he olvidado
que tuve nombre y apellidos.
A lo mejor soy un velero
desplegando toda su parafernalia
en el teclado del ordenador.

Él se ha escapado de un psiquiátrico,
con el zoo de su infancia a cuestas,
yendo a parar a la cárcel de los fármacos.

Sabedlo de una vez, él soy yo,
sí, el que camina a mi lado,
mi hombre lobo, mi niño salvaje,
mi bruja de Macbeth:

“Dobla, dobla la zozobra/ arde, fuego; hierve, olla.
Enfriad el caldo con sangre de mico/y firme y seguro será nuestro
hechizo.”

Hoy he visto a mi sombra,
mi sombra manda en mí, yo soy su esclavo.
Ella es la única culpable del asesinato de mis ruiseñores.

Mi sombra es un aprendiz de rapsoda
que repta en libertad por la calle de los martes por la tarde.
Mientras subía al estrado, mi sombra me ha gritado:
“No subas, estás subiendo a tu cadalso.”

José Miguel González por El Tío Antoño

Y llegó el momento de que actuara el autor de estas maravillosas caricaturas, el gran Tío Antoño, un gran artista en todas las artes que domina, porque no sólo son una locura estos dibujos, sus canciones son también excelentes. Él hizo algo que todos esperábamos que alguien hiciera, dedicar una canción al último dictador oficial que ha habido en este país, “Él pintó de sangre la triste historia de este papel”. Qué bien toca la guitarra, con qué personalidad canta. Celebro que haya caído en el MAL8, tiene mucho que ofrecer en muchos aspectos. Ya os contaremos un proyecto que tenemos en mente… Por cierto, Marta Plumilla ha querido agradecerle el esfuerzo de hacer todas estas caricaturas, haciéndole una o dos a él.

El Tío Antoño I por Marta Plumilla I

El Tío Antoño  por El Tío Antoño

El Tío Antoño II por Marta Plumilla II

Jalil nos dejó alucinados con su dominio de la guitarra. Toca de una forma muy particular, haciendo efectos sorprendentes. En su canción habla de “una persona a la que primero valoras y luego te parece un gilipollas”. Otra pedazo de canción en este MAL8 (117), nuestro primer taller del curso, titulado “Él”.

Jalil por El Tío Antoño

Caso Omiso quiso dedicar su canción al Tío Antoño, porque le admira como compositor, pero sucedió algo muy divertido: en la canción titulada Él ponía a escurrir a un individuo, y, tal y como la había presentado dedicándola, parecía que se estaba refiriendo al propio Tío Antoño. Yo lo sabía todo el rato, pero fui consciente de la posible confusión. Quizá por ello nuestro amigo Caso Omiso sale con cuernos en su caricatura… No terminó la canción, dijo que no estaba bien preparada, aunque a mí me estaba encantando. Me gustó que tuviera cojones de pararla. Espero que nos la cante entera en cuanto la tenga niquelá.

Caso Omiso

A Esperanza Montero le sucedió algo muy curioso. La primera canción que ella compuso se titula como el taller, El, y no pudo evitar venir a cantárnosla. No la hizo para la ocasión (que es una de la premisas del taller), pero le sirvió apara reencontrarse con ella, y para mostrarnos su bonita primera canción, hecha a los dieciocho años: “yo también siento ese algo, tampoco sé decir qué es”, dice esta primogénita canción de amor.

Esperanza Montero

Estos eran los participantes apuntados al taller, pero se sumaron otros dos creadores que, a última hora, decidieron participar. La primera fue Krikri Vela, que decía tener sólo un boceto de la canción, pero a mí me pareció completa. Luego me contó que tuvo que improvisar y todo, lo cual demuestra sus tablas y su capacidad creativa. “Él no es él, (…) él eres tú a cielo abierto”, dice esta poética y orgánica canción. Muy bello el piano acompañante, qué ricos bajos.

Krikri Vela por El Tío Antoño

El último participante con una pieza titulada Él fue el poeta Suso Sudón, que, como nos contó, vino en el metro escribiendo el poema, y que lo terminó allí mismo un rato antes de que le tocara salir. Yo sé que es cierto, porque le conozco, vivo con él, y cuando salí de casa, aún no tenía más que el título, claro. Este es el impresionante poema exprés que se marcó:

 
Él se llama como yo
pero no usa mi nombre.

Pretende desbrozar
todos mis prados
y yo
genero una hectárea de despojos
                por minuto.
Me saluda sonriente
y asustado
desde los espejos,
me dicta libertad
y yo
hace tiempo que agujereé mis alas
y dejé en blanco
                los folios de las encrucijadas.

Él se alimenta de sueños,
yo no puedo despertar
                del letargo eterno del miedo.
Él es limpia pulcritud inmaculada
y quiebra el metacrilato
                que le separa del amor
con un simple brillo de sonrisa
mientras yo
hago de mimo
                delante de la mujer de mi vida.
Él está asustado,
yo no le temo a nada.
Quizá por esto
perdí la ilusión de destripar a los monstruos
que custodian los más preciados tesoros
y me olvidé de todo.

Él escribe poemas
técnicamente horribles
empapados de verdad.
Yo
escribo poemas por encargo
                que llevan su nombre
                               pero hablan de mí.

Yo fui él,
él quiso ser yo
y ahora
necesito su consejo.

Y así vagamos los dos,
buscándonos en la oscuridad inmensa del espacio-tiempo,
llorándole a un tú
                que quisiera ser nosotros.

Suso Sudón por El Tío Antoño

Estas fueron las creaciones que hicimos y presentamos gracias a este taller. Estas experiencias nos dan mucho a los participantes, hacemos canciones que nunca hubiéramos imaginado hacer. Es emocionante y divertido participar y presenciarlo. Pronto anunciaremos el título y la dinámica del próximo taller.

Pero el espectáculo no terminó aquí, aún quedaban dos actuaciones. El penúltimo artista de la tarde fue Ramón, el propietario y alma de “El Cambalache”, un bar al que solemos ir de forma nocturnísima a tocar, porque es un bar donde siempre hay alguien tocando lo que le apetece, donde podemos tocar cuando queramos. Hay hasta un piano y varias guitarras. Sólo tienes que ir allí, pedírsela a Ramón, y él te la prestará gustoso. El próximo domingo 27 de octubre estaré tocando a la hora de comer, a la una más o menos, Ramón va a hacer paella. Me hizo mucha ilusión verle por aquí, y le pedí que subiera a tocarnos una de sus canciones. Me pidió que le acompañara en su blues, para lo cual usé mi armónica invisible, y la toqué colgado del techo, tal y como sale en la caricatura que ha hecho el Tío Antoño.

Ramón Cambalache con Andrés Sudón por El Tío Antoño

Para terminar vimos la actuación de los cantautores que después hicieron un concierto en ese mismo escenario, Alberto Leal y Álvaro Ruíz, que nos cantaron su canción Ser de hielo, lo cual hizo que algunos de los asistentes decidieran quedarse a escucharles.

Alberto Leal y Álvaro Ruíz por El Tío Antoño

De nuevo hemos vivido una tarde emocionante, llena de expectación. Este martes, día 22, seguiremos cantando nuestras canciones y hablando de ellas cuando termina y nos tomamos otra charlando en la barra. Me encantan todas esas conversaciones que surgen. A veces algunos nos quedamos allí hasta las tantas rodeados de música, dedicados al coloquio y a la empatía. Gracias a Libertad Ocho por apostar por la canción, a los participantes por su talento y trabajo concienzudo, al Tío Antoño por estas estupendas caricaturas, y a vosotros por leer esta crónica, compartirla con vuestros amigos y seguidores. Como sabéis, se pueden hacer comentarios, si alguien tiene algo que añadir o reclamar. Gracias también por hacerlo.

Andrés Sudón