Antes de contar, muy
resumidamente y de forma subjetiva, lo sucedido en la edición nº 115 de MAL8 (Micro Abierto Libertad Ocho),
recapitulemos lo que tenemos pendiente. El día 15 de Octubre celebraremos el Taller
“Él”, aquí están las instrucciones. Ese mismo día termina el plazo de
inscripción para el disco “Consciencia, Libertad, soledad y Gente rara”, cuyas instrucciones están aquí.
De momento seguimos con nuestras sesiones de micro abierto, en las que mostramos
nuestras canciones de cualquier estilo y género a un público receptivo y
goloso. Este pasado martes se escucharon el en MA8 (115) veinticuatro de esas canciones y tres intervenciones
poéticas. Fue un espectáculo dinámico y tranquilo, excelente, aunque nos
pasamos un poco de tiempo, quizá por no querer que nadie se quedara sin participar,
cosa que logré junto a una merecida charla por sobrepasar con creces las dos
horas. En todo caso fueron dos horas y veinte minutos muy agradables.
El primer participante fue Camilo, que, por dificultades con una
cejilla díscola, cambió de canción en el último momento, pasó de Qué más da a Encuentro. Qué más da, ya nos la cantará.
Me gusta cuando la gente se toma
en serio todos los factores de una puesta en escena. Popautor trajo vestuario específico de colegial, con pajarita de
papel y todo, para cantar la historia de un curioso idilio que termina en
pedida de mano.
En las canciones sucede la vida,
incluso la que no ha sucedido se puede dar en las canciones. Javier
Delgado cantó una canción dedicada a su “amiga del alma”, a la que “quería
mucho, pero…”, “ahora que no hay nada en juego, te digo que no te dije que te
quiero”.
El dicharachero Pedro Makay, trajo a esta edición un
rocanrol dedicado en parte a Marichalar, “de la monarquía ya nadie se fía”, una
canción protesta llena de ironía, “baja de la jaula y a currar”.
Para presentar su canción Subsuelo, Caso Omiso dijo algo muy divertido: “tengo tan mala memoria que
olvidé que tenía mala memoria y lo recordé todo de repente”. Luego nos cantó
como él sabe, claramente, con su estilo crazy
y elegante, diciendo cosas originales por su veracidad.
“La desconfianza debería ser el
octavo pecado capital”, dijo Manu
Clavijo para presentar su nueva canción No
me mientas, “donde dijiste Diego, no me digas diego”. Una divertida canción
de amor con compromiso. Como el que el MAL8
le tiene a él.
El maestro Pablo Bermejo nos cantó aquella canción que hizo para el taller “El
compositor invisible”, en el que tuvo que emular la forma de componer de Miguel de Paul. Evidentemente es un
blues, se titula Despedida de casado.
Sólo el título ya es genial. He de decir que en este punto, veo a Pablo Bermejo al cien por cien. Estuve
en su pasado concierto en Libertad Ocho,
y disfruté mucho de su magnífico trabajo, de ponto ya no estaba yo pendiente de
si le salía esto o aquello, simplemente me gustó mucho lo que escuché. Le doy
mi más sincera enhorabuena por el camino recorrido para estar tan en forma.
Hacía tiempo que no nos visitaba Marla. No sé si decir que lo que hace
es poesía, es como prosa lírica. De todas formas, para mí es poesía. Siempre me
siento identificado cuando la escucho. El texto que nos leyó se titula Qué es lo importante, y en él habla cómo
somos, del panorama de nuestros sueños y frustraciones. Una crítica social
llena de aliento y esperanza. Es una de esas artistas que pretende salvarse
salvando al mundo. Le deseo mucha suerte, ya que yo pretendo algo similar.
Por suerte volvió a visitarnos el
cantautor Fernando Álvarez. Trajo
una breve y bella pieza titulada Canción
para mí, en la que asegura que es pertinente “dudar de las dudas” (me
encanta), y “sobrevivir al aullido de la historia” para “encontrar en el
silencio una canción”. Celebro su asistencia, este es uno de mis favoritos.
Que la canción de autor no es un
estilo musical o un género concreto, lo dejan claro artistas como El Tío Antoño, que para esta edición
nos trajo un experimento que lo demuestra. Con pericia ha juntado la música de
una canción de Jimy Hendrix con la letra de la canción Paula de Silvio Rodríguez. Supongo que el tema se titula Paula 2.0. Es broma, no sé cómo se
titula. El experimento me encanta, un día tendríamos que hacer un taller de mezclar
canciones, o algo así.
Diego Mattarucco nos sorprendió de nuevo, esta vez trayendo una
pista de audio para recitar encima. Comenzaba con la música de una canción de Juan Fernández Fernández, después otras
cosas, salsa, música clásica, y declamó el texto al compás, calculadamente,
pero con la soltura a la que nos tiene acostumbrados en el escenario. Porque
este hombre no sólo se rompe los cuernos escribiendo, también le da suma
importancia a la puesta en escena de sus poemas.
Lope Villano quiso volver a cantarnos una de las primeras canciones
que cantó en MAL8, esta vez Entre paños de oro, en la que dice “te
quedaste, artista, sin llenar teatros”, aunque “está mi tesoro entre paños de
oro”.
La siguiente fue nuestra luz Marta Plumilla, que en su canción nos
cuenta lo que le pide la noche al sol, el sol a la lluvia, la lluvia a la
tierra… En resumen, que no se vayan, por tal y cual razón , “pero qué te pido a ti”. Es arrebatadora la
sencillez de Plumilla, con cuatro
elementos simples hace una canción deliciosa sin estribillo, sin coda, sin
hostias. No tengo nada en contra de estribillos y codas, pero sí mucho a favor
de la magia, el sentido y la certeza poética en las canciones.
La canción de Pablo Lesuit de esta semana fue
compuesta para un taller de canciones, según nos contó. También confesó que le
entró miedo a componer, porque lo que escribió en esta canción, un día se hizo
real. Las canciones son más sabias que los compositores, eso lo tengo claro. La
canción se titula Flores, y dice “prometí
no fallarte tanto” en su estribillo.
Ha vuelto Olivia Tomé del norte, con su norte bien puesto. Esta niña llegó al
MAL8 como un fuego apocalíptico, con
una furia escénica que daba miedo. Ahora es de mis escritoras favoritas, y una elocuente
perfopoeta. Pronto se anunciará la puesta en escena de su espectáculo “Una frívola fragmentada”, lo
anunciaremos por aquí. En esta sesión de MAL8,
tajo una pieza que denominó “primera confesión post frívola fragmentada”. La
verdad es que no la veo nada fragmentada, la veo entera, clara y transparente. Diego Mattarucco la acompañó tocando lo
más bonito que le he oído yo al piano, siguiendo con notas sus palabras.
¡Precioso!
Impresionante la actuación de Cristian Navarra acompañado por el
violín de Manu Clavijo. Con gran
energía y destreza interpretaron La noche,
llenando de luces rápidas la sala. Espero ir pronto al micro abierto que
coordina Cristian todos los lunes en
el Café Galdós. Queda prometido.
El bello Julio Hernández nos regaló una canción de su repertorio titulada La luz se desvanece. Recordaros que Julio, aparte de de hacer y cantar
bellísimas canciones, lleva a cabo el proyecto Música por la voluntad, donde cada domingo vamos a cantar, a beber
y a comer; un fiestón semanal muy recomendable que se celebra en El Colmo, un
bonito bar de la Calle del Olmo.
Seguimos conociendo a Raúl Ródenas, que cada vez me parece
más interesante. Esta vez nos cantó una canción titulada Quién.
José Miguel González subió al escenario y se puso a cantar a capela
y en latín para introducir su intervención. Cuando ya había captado nuestra
atención, nos leyó el poema Créeme,
Francisco, un “pequeño poema para un gran amigo”. Después nos contó, como
él dijo, la típica historia de un ermitaño que se encuentra en el campo con una
mujer desnuda. Un poema subido de tono titulado San Jerónimo se encuentra con Charlize Theron”.
SilNe, el dúo que estamos descubriendo últimamente, cuya
intervención es de las más esperadas en esta temporada, confesaron carecer de
estilo musical. Pero que no se preocupen, porque lo que esperamos de ellos es
lo que siempre nos dan, y no es un estilo musical. En esta ocasión trajeron un
poema de Luis García Montero musicado por ellos, Coplas a la muerte de un colega, una canción, precisamente, llena
de estilos musicales, de acentos dialectales, de poesía y arte. Grandes SilNe.
David Moya nos cantó una canción que trajo del Sahara, cuando
estuvo viviendo una experiencia en un capo de refugiados. Se titula Los hijos de las nubes, y le acompañó Calvijo con su violín.
María Barnuevo nos regaló una canción que compuso a para un evento
contra el maltrato de género al que la invitaron. En ella dice “a veces el amor
se vuelve del revés y nos arroja al suelo otra vez” (…), “a quien diga que te
quiere no le dejes ser esa fuente de dolor que te destruya el corazón”. A veces
hay que gritar a los cuatro vientos lo evidente, pero así estamos…
El bueno de Miguel de Paul nos cantó, en esta agradable tarde, su canción anatomía de un sueño, en la que dice “joder,
Susana, llorando aún por mí”.
Yo estaba desde mi mesa
disfrutando de uno micro abierto excelente, con un ambiente muy rico. No me
había puesto a mí mismo, Andrés Sudón,
en la lista de participantes, porque
había mucha gente. Quedaba poco tiempo, pero me entraron unas ganas inmensas de
cantar… Ni me presenté ni nada, salí al escenario como si fuera a presentar, y
me puse a cantar mi canción Prefiero
vivir. Quizá no debería haberlo hecho, pero me pasó como con muchas cosas que no debo hacer, que me encantó hacerlo. Ala.
Y para no quedar mal sacándome a
mí a escena (todo un arrebato, lo juro) y no sacando al único participante que quedaba
por salir, presenté a Marro.
Andábamos mal de tiempo, y su canción (ya me lo había avisado) era especialmente
larga. La dirección de la sala me miraba con los ojos inyectados en sangre, ya
era muy tarde, y yo sólo podía escuchar el estribillo de la canción de Marro: “Se acabó”, repetía, de hecho pensé
se había acabado y aplaudí antes de tiempo. Le pido disculpas por no enterarme
mucho de la canción y por mi cara de “se acabó”. Lo que tengo que hacer es
cumplir el horario, y así lo haré.
La sesión tenía que terminar con
el artista que a continuación haría un concierto allí mismo, en el escenario de
Libertad Ocho tras nuestro evento.
Fue, ni más ni menos, que Coppel, un
ilustre malocho que está a punto de sacar a la luz su nuevo trabajo, grabado en
parte en este escenario esta misma noche. Cantó, acompañado de Manu Clavijo, su canción Madrid para cuerdos y bienhechores.
Con él terminamos una contundente
sesión, el MA8 (115). Nos vemos la
semana que viene, el martes 8 de Octubre,
a las 19.00 h en punto en Libertad Ocho, ya sabéis que es entrada
libre. Si quieres participar y nunca lo has hecho, escríbenos a microabiertol8@gmail.com para
apuntarte. Gracias a Marta por las
fotos, a Libertad Ocho por todo en
general, a los artistas participantes, y a vosotros por leer esto con interés.
Andrés Sudón
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