martes, 28 de febrero de 2023

Crónica de Micro Abierto Libertad 8 (821) 27/02/2023. Concierto "Sangre".

Por: Camilo Crespo. 

El video en directo se puede ver en el Canal deYouTube de Libertad8 :

O directamente: https://www.youtube.com/watch?v=TAwhrmOJX2w 



“Oremos”. Buenas tardes. Hemos empezado con un poco de retraso. Pero como hoy tenemos la tarde para nosotros, pues no pasa nada. Hoy es el Concierto “Sangre”. Antes a esto lo llamábamos “Taller”, pero como la gente pensaba que era algo de pagar, pues se cambió. Ahora es “Concierto”. Así que hoy, una serie de personas, bastantes en realidad, traen todas una composición, canción o poema, titulada “Sangre”, a estrenar aquí. Recuerda Andrés que, aparte de querer pasarlo bien, queremos demostrar que la canción de autor no es un género musical, ya que aquí sonarán boleros, rocs, canciones protesta y otros tipos de música. Lo que distingue a la canción de autor es el interés por la verdad y por el esmero en la composición. Andrés pasa lista para ver quién ha llegado. Después recuerda lo de los cuatro minutos, aunque hoy será menos estricto. También pide al público atención y respeto pues los artistas están más nerviosos que de costumbre, lo que es natural. Explica el sorteo, las crónicas, las palabras salvadas y el uso del piano y de su guitarra. Como dice Ernesto, "no se puede hacer sangre a la guitarra". Hay que tratarla con cariño. Andrés comenta que también hay una persona que ha venido desde Barcelona para participar en el micro fuera del “Concierto” y que no se va a ir sin hacerlo. Y vamos con la primera tanda. (Antes añadiré mil gracias a quienes han facilitado su letra para esta crónica).


Andrés Sudón, según suele hacer en estas ocasiones, actúa el primero, a fin de dedicarse después a gestionar el concierto. Con ritmo de bossa y con una letra apuntando a la especie. Lejos de su habitual mundo interior. “El ser humano es peculiar, un raro avatar entre el Dios y el mono. De dónde viene, a dónde va la vida qué será. Lo ignora todo. Debemos decidirnos ya. Tenemos una edad. Como especie animal, ¿cuál es la cualidad que nos definirá: el Dios o el mono?...”. ¿Qué prevalecerá en nosotros? ¿El dios o el mono? Esta canción está relacionada con la guerra de Ucrania. Y acaba con un matiz de esperanza: ”Y aún tenemos solución”.

 

Danko, con estilo de cantautor clásico, nos da una letra que equipara la sangre a la guerra. Hoy creo que habrá muchas referencias a la guerra.

Historias de la vida, sangre azul. Como la de todos, pero le dan más valor. En el fin de los días, seremos iguales. Todos bajo tierra, sin ver la luz. Quien dijo sangre dijo vida. Quien dijo sangre dijo rojo. Quien dijo sangre dijo muerte. Y se entremezclan los decires de sangre , muerte , rojo y vida. Sangre que se calienta de repente, cuándo los sentimientos están a flor de piel. Una mirada, te tiemblan las manos. Una caricia, tiembla todo tu ser. Quien dijo sangre dijo vida… Caballero de armadura, escudero pertinaz. Van juntos a la guerra, van juntos a luchar. Juntos andan el camino y nunca volverán. Quien dijo sangre dijo vida… Hierve la sangre, bajo mi piel con tanta injusticia, este mundo es cruel. Sangran mis heridas, mi corazón. Por todas esas vidas que la guerra se llevó. Quien dijo sangre dijo vida…

 

Diana (Me Quiere Sonar) recita directamente a la sangre en segunda persona. “Sin prisa, pero sin pausa, recorres todos mis rincones. Nadie me conoce mejor que tú. Mis entrañas recorres. Savia bruta te llamo. Pues conoces todos mis secretos, sin filtro. Tú te encargas de separar lo bueno de lo no tan bueno Y es que tú sí que sabes lo que es la vida. La llevas dentro…”. Muy buen diálogo interior.

 

Maya deja para el sorteo una tableta de chocolate salado (como la sangre, aclara) que viene directamente de Caracas. Pregunta si alguien de entre el público ha tenido un ataque de pánico alguna vez. Porque de eso va su tema. Juega con una fuerte disonancia para resaltar el desagrado de su relación con la sangre. “La sangre me da grima, me recuerda al hospital. A cinco doctores encima cuando me sentía mal. El olor del alcohol. Si la sacan no me hallo. Veo puntos. Ya no hay sol. Lentamente me desmayo. Me hierve la sangre y después se me congela. Se me acelera el pulso. ¡Ansiedad, Panic Attack! Qué pasa. No me puedo no me puedo controlar. ¡Ansiedad, Panic Attack!…”. Una ejecución muy descriptiva. Muy efectista. Una de las mejores canciones, me parece.

 

Andrés dice que no sabemos lo liberador que es estrenar la canción. Y que eso significa que todavía quedan muchas personas en la sala que están embarazadas, a punto de parir una canción ahí arriba en el escenario. Y que  vamos a ser testigos de toda esa sangre. (Jesús, qué gore, pero qué bien traído). Y vamos con la siguiente tanda.

 

Miríada nos sorprende hoy con un rap. Muy especial y algo difícil para quien no suele hacerlo. Una buena base directamente (Woman to woman, de Joe Cocker) desde el móvil al micro sobre el piano. Montado en un pis-pás. “Si tú me ladras, yo enseño los dientes. Yo muerdo. No te librarás de mí. No soy un ser humano. Soy un insecto. Ya me vaciaron las viseras y la sangre del cuerpo. He sentido el viento en mis costillas. Que yo esté en este mundo es un fenómeno esotérico…”. Otra estupenda letra de Miríada. Y encima una presentación original. Bravo.

 

Juanlu Mora comienza diciendo que a veces la vida se pone cuenta arriba, pero que nos queda la sangre. Su canción lleva ritmillo parecido a los tanguillos. Por otro lado, Juanlu no puede esconder al estupendo poeta que contiene tras las cuerdas de la guitarra de Andrés. Y sale a pasear, claro. A darnos un poco más de luz.

Habrá que navegar las olas de la incertidumbre, soltar amarras, asumir lo inevitable, desafiar las costumbres, e ir mar adentro con las afueras en carne viva, con las costuras cediendo distendidas, malogradas, malheridas… Habrá que asimilar que habitamos la cordura del azar, que todos los innumerables malestares nos van a alcanzar. Y asistimos consternados al paso del tiempo y sus abismos, y aunque somos lo mejor de cada casa, cada cual con sus taras avanza como puede. Sangre, la sangre nos salva, nos mece, nos calma, nos traza, nos duerme, nos canta, sangre, sangre, nos vibra, nos mueve, nos guarda, nos enciende y nos mancha, por dentro y por fuera, el fervor de esta savia nos salva la vida. Habrá que continuar “motu proprio” y sin dejarse avasallar por las circunstancias ni por las vicisitudes de esta cuenta atrás. Y habrá que intentar auparnos sobre nuestros mismos hombros y con el más audaz de nuestros equilibrios seguir latiendo con la brisa de un sueño a favor. Sangre, la sangre nos salva, nos quiere, nos ama, nos talla, nos vuelve, nos danza, sangre, sangre, nos gira, nos vierte, nos baña, nos protege y nos trama por fuera y por dentro, la rojez de esta savia nos salva la vida.


Sergio Ituero dedica su poesía a su hija y a sus ancestros. “Sangre. Líquido generalmente de color rojo, que hoy escojo para hablar otra vez de Ana, que circula por mis venas con una temperatura independiente de la que hay en el ambiente. Y que me sirve de metáfora de lo que mi ser emana, cuando estoy junto a ella. Que se compone de una parte líquida o plasma, que me hierve cuando me llama plasta porque querer besar en público a mi enana. Qué culpa tengo yo si su piel me imana desde que la comadrona me dijo señor aquí le dejo a su crianza…”. Un precioso poema del señor Ituero, que hoy  nos muestra su lado tierno. Otro estupendo momento del Concierto “Sangre”.

 

José Manuel Irala canta una sátira sobre esa manía de que el hombre tiene que ser hombre, aunque prefiera ser persona. El público le acompaña con las palmas y queda encantado de la actuación.

El Manolito, un niño fenomenal. No le gusta el fútbol, sólo le gusta cantar. Todos se preguntan, ¿Qué coño le pasará?. Cuando tenga novia, la sangre le brotará. ¡Unos cojones, yo quiero quedarme así! Si no tengo sangre, sólo quiero ser feliz. La, la , lalalala... Con 14 años ya se puso a trabajar. Conoció a una chica, educada y muy formal. Pasaron los meses y el clamor es demencial. Todos le preguntan ¿Cuándo te vas a casar? ¡Unos cojones, yo quiero quedarme así! Si no tengo sangre, sólo quiero ser feliz. La, la , lalalala... Finalmente accede y visitan el altar. Respira profundo, ya le dejarán en paz. Muy equivocado. ¡La sangre se va a cuajar! Ahora estás casado, ¡la tienes que embarazar! ¡Unos cojones, yo quiero quedarme así! Si no tengo sangre, sólo quiero ser feliz. La, la , lalalala... Ya vino el primero, Manolito claudicó. Luego parejita y no se conforman con dos. 26 trabajos que se tuvo que buscar. No daban abasto con tanto y tanto pañal. ¡Unos cojones, yo quiero quedarme así! Si no tengo sangre, sólo quiero ser feliz. La, la , lalalala… Al pasar el tiempo, Manolito quiso huir. No pudo con todo y el pobre se fue de aquí. Rellenó sus venas con cinco litros de anís. Ya no tengo sangre, ya no vendrán a por mí. Pobre Manolito, nadie le vino a llorar. Se subió hasta el cielo, no le dejaron entrar. Se bajó al infierno sin parárselo a pensar. Con alfombra roja le salieron a esperar. ¡Con dos cojones, yo quiero quedarme aquí! Si no tengo sangre, sólo quiero ser feliz La, la , lalalala...

 

Andrés dice que con un público como este es un gusto hacer canciones. Y también se congratula de los temazos que están apareciendo. Y como aquí lo que importa es sacarse los nervios, no se entretiene y presenta la siguiente tanda.

 

Valen Heredia saluda y dice que alguien se ha acabado el ron Negrita que había por ahí para él, en la barra... Que tiene que venir más. (Pues sí, señor). Hace un buen tema rock. “De qué vale arrepentirse de lo dado. Te ofrecí lo que en ningún cuerpo sobra. Sin pedirlo te di hasta mi sangre. Te dejé sentir mi rojo fluido. No me hubiera importado darte todo, hasta quedarme sin sentido. Sólo es sangre, pensaste que era muy poco. Sólo es sangre y la ofrecí porque quise. Te prometo, no recuperaré ni una sola gota. era mi sangre. no sé qué más querías de mí…”. Y es que hay relaciones… Hay gente que te chupa hasta la sangre. Buena balada.

 

Antonio Espinosa trae una letra que habla de la sangre como esa fuerza interior que nos impulsa a no quedarnos quietos, viendo la vida pasar sin más.

Hace tiempo que persigo hacer mi mejor canción y dentro de mi rebusco lo que me dicta el corazón. Sólo pido un par de cosas, que salgan de mi interior y con total serenidad, poder llegar donde estas tú. Atravesando las montañas, que me lleven hasta allí, colándome en tus entrañas, donde es tan difícil ir. Removiendo los cimientos, aireando los sentimientos, para poder llegar hasta ti con mi sangre, que es lo que me corre, brotando la energía por mis venas y provocando, sentimientos en cadena, para poder llegar hasta ti. Yo no quiero convencerte, ni tampoco seducir. Sólo quiero que comprendas, que también yo sigo aquí. Que tus problemas son los míos, no dejemos para mañana. Y piensa bien lo que te digo. Haz como yo, con mi sangre, que es lo que me corre, brotando la energía por mis venas y provocando sentimientos en cadena, para poder llegar hasta ti. Me ha gustado mucho esta letra, que me parece llena de sensatez.

 

Borja Cacharro da las gracias a Andrés y al café Libertad por estos retos, que él intenta aprovechar. Con aires de blues y una especie de retahíla repetitiva,  comienza. “Que Dios se apiade del que siempre pierde, de perder otra vez. Que Dios se apiade de la mujer que llora, de llorar otra vez. Que Dios se apiade de las fronteras, selladas con sangre también. Con sangre. Sangre de los valientes. Con sangre. Sangre de los que hieren. Con sangre. Sangre de los que mienten. Que dan abrazos cuando conviene. Es que la sangre cuánto nos hierve. Y es que la sangre tira más que la corriente. La sangre. Sangre de los que consienten, hirviendo en silencio, callan y agradecen, dejando cuentas pendientes. Que Dios se apiade de los que no pueden.”. Muy buena interpretación. Borja se baja muy satisfecho.

 

Jon Díez dice que le hubiera gustado cantar algo más alegre pero con "Sangre" le ha llegado esto. “Cuando, limpio en tu morada, te crees a salvo, ya no ves nada. Si no hay frío en tu tormenta. Si no hay penas en tu maleta. Si no hay sangre en tu bodega. si no hay llagas en tus huellas. yo he nacido con malicias y un dolor que no me deja, pero puedo darlo todo y mirar qué es lo que queda pero puedo darlo todo y ahí reside mi grandeza…”. Y, efectivamente, es un tema crudo. Pero es lo que tiene “Sangre”. Si lo hubieran llamado “Patito de goma”... Es broma, claro. Menudas buenas composiciones estamos oyendo.

 

Andrés está feliz de que hoy haya tanta gente nueva entre el público. Pide a todos que compartan el enlace de emisión de este concierto, porque este underground necesita para expandirse que la gente lo comparta. Alba María, nuestra reciente y jovencísima poeta, se queja de que en las canciones se oyen palabrotas y a ella le dicen que no se puede. Ay, el mundo de los mayores… Seguimos.

 

Mi Antonio dice que lo de los regalos del sorteo está más pelao que su pelo, que a ver si la gente se estira un poco. Él, de momento, ha traído una sorpresa para el susodicho sorteo. Luego lo enseñará. Su tema, a capella, trata hoy sobre la sangre, sus usos, sus apariciones. Un repaso completo. “¡Sangre! ¡Sangre! ¡Sangre! Digo tres veces sangre para que se vea abundante. Si digo una vez sangre, es como un leve cortecillo que me diera al afeitarme. Pero ¡Sangre! ¡Sangre! ¡Sangre!, con sangre puedo llenar al menos una piscina para podernos bañar. Que pueda ser el destino para hacer una película que dirija Tarantino. Vampiros o vengadores, con colmillos o katanas. Mordiscos, degollaciones, de la noche a la mañana…”. Antes de bajarse descubre la sorpresa: una morcilla. Sangre, claro.

 

Debbie Ann Díaz ha traído una cla bastante numerosa. Ahora entendemos tanto público nuevo. Dice que su canción es para su esposa, como todas las canciones que hace, añade. Su tema tiene cierto aire de R&B. “Al menos grité antes de correr a ti. Desnudamos las voces por un beso azul. Perdimos el alma, que hay una canción sin luz. Al menos la tarde llamó tu nombre. Tú clamaste: mi sangre es un nido de piel y blues. Tu sexo, llegado así, me deja volver a mí. Voltéame,  desángrame, desvíveme. Te doy todo. Mi sangre, mi carne y el ayer…”. Bella ejecución, llena de suavidad.

 

Jara Armenta pide por el micro un Paracetamol, porque le ha venido la regla justamente hoy, el día del concierto "Sangre". Maldita casualidad. Dice que lleva un año intentando acabar esta canción y, gracias a este concierto, lo ha conseguido. Y es sobre la regla. “Hoy tengo un día de mierda, pero esta mala cara tengo que ocultar. Porque a nadie le hace ni puta gracia que mi cara de fatiga se le pueda contagiar. Y yo sangro, tú te desangras, ella se desangra. Nosotras también. Vosotras os desangráis y ellas sangran un día después. No, no, no, no, no, no, no puedo hablar del reglazo que me destroza por dentro. Porque te incomodará. Soy yo quien está sufriendo y sin embargo te haces el afectado y te adueñas de mi malestar. Yo sangro…”. Andrés le dice al final que ha dicho tacos. Ella, muy comedida, dice que lo siente.

 

Ali Montero ha hecho la canción hoy. Pero la ha hecho bien, vaya. “…Me piden una canción como alguna transfusión, como si no fuera infame hacer la comparación. Una canción de sangre que no puede ser canción. Porque la sangre mancha, porque no tiene sabor. Porque la sangre pesa, porque la sangre escuece. Porque la sangre es muerte y no tienen entonación. Una canción de sangre que no tiene algún sentido. Porque la sangre es muerte, es metralla y es olvido. Porque la sangre es pena, es fuerza que condena. Es un abril en ciernes, un octubre enfurecido…”. Nos ha brindado Ali un tema con mucha energía, con su saber cantar y buen ritmo. Lo tiene todo. Bravo.

 

Miguel Román ha conseguido encontrar funda para el micro y la aprovecha. Su tema va sobre la amistad. “Estuvimos tan borrachos y elegantes. La amistad nos fue sentando como un guante. Recurrimos a lo básico de antes. Y hasta fuimos caprichosos con diamantes. Introvertidos, lamentables. Cabeceando los desastres. Neblina siempre en cada calle. No haces caso nunca a nadie. Volverás. No dejemos de sentirnos tan gigantes. No olvidemos que tuvimos lo más grande. Revivamos las batallas como antes. Somos fuertes pero roja es nuestra sangre…”. Estupendo tema. Seguimos arriba.

,

Andrés dice que llevamos dos horas que han pasado volando. Ya sólo quedan cuatro artistas. Aunque seguirán apareciendo más. Por ejemplo la de Alfonso Collantes que está pendiente y seguramente la Camilo Crespo (yo mismo). Nos da la lista de sus alumnos de TAI para anunciar que el jueves y viernes actúan aquí a las 7 de la tarde (realmente es su examen final) y se podrá ver por streaming. Y vamos a escuchar la última tanda del concierto.

 

Andreas Kalk Badan pide disculpas de entrada a Alba María, pues va a batir todos los récords de palabrotas. (Es lo que tiene la poesía para adultos). Y esta es otra maravilla de Andreas, esta vez sobre la cuestión de que la IA no tiene sangre y no siente lo que crea. Gracias, Andreas.

Por lo que cuentan en las redes sociales el humano ha sido superado definitivamente por las IA. Lo aprende todo, dicen, desde cero, en lo que tarda un humano en decir «¡cien!». Y ahora ya con la computación cuántica, ¡olvídate!, el humano debe retirarse a un lado y agachar la cerviz al paso de nuestro dominante, justo e infalible monarca de silicio. Y al parecer, por lo que dicen… por ahí este manojo de cables es tremendamente inteligente. Por ejemplo, es muy probable que el nuevo rey del mambo te sugiera, con su proverbial lucidez, que lo canonices porque al estar técnicamente muerto no infringiríamos los dogmas de la iglesia católica. Que sí, que estos del IA aprenden a jugar al ajedrez a toda hostia y son campeones del mundo de Go en 5 minutos; de hecho, cada 5’ se proclama un nuevo campeón. Lo que dudo es que salgan a celebrarlo con los amigos y se beban un océano de cerveza, para terminar a la seis de la mañana abrazados en una calleja de Malasaña bajo el auspicio sideral de Júpiter mientras rugen las persianas de los bares anunciando un nuevo día. Que sí, que escriben —más bien juntan— palabras como dios. Las juntan, ¡pero no las sienten! La matemática estadística y el colapso en cascada de la máxima probabilidad no tienen nada que ver con el derrumbe existencial provocado por una lágrima que se fue cultivando en tu pellejo durante años. Y que quede claro que mi estremecimiento ante un poema magistral de los genios silicio no blanqueará jamás el hecho incontestable de que el genio no sintió una mierda cuando lo escribió. Como dice una amiga mía, estos transistores 2.0 no son más que una panda de psicópatas. Creo que el lector tiene derecho a saber el alimento que digiere su alma. Tiene derecho a saber si los versos que tratan acerca de una niña de quince años sujeta a la barandilla de un puente una madrugada lluviosa de domingo a punto de estrenar el vacío del valle con su cuerpo no son más que una jodida impostura estadística. De ser así, no pienso participar en la falacia indecente de estos versos; que los lea el padre del bicho...

¡¡No te lo pierdas!!, mientras escribo estas líneas, entre canción y canción de mi querido Rafael Berrio, los cabrones del youtube me han colado una publicidad acerca de «Los asombrosos retos de la IA», ¡¡no me jodas!!, lo sabía: ¡esta panda de hijos de puta nos espía!, ¡lo sabe todo de nosotros!

Pero bueno, a lo que iba, que sí, que son los putos amos. Resulta increíble cómo le resuelven los problemas acerca de las directrices éticas aplicables a las IA a un universitario que está estudiando para ser un experto en las directrices éticas aplicables a las IA.

En fin…, ya basta. Y, por favor, disculpadme por hacer tanta sangre con las IA...

Ahora que lo pienso la frase anterior no tiene mucho sentido porque estaría humanizando —«hacer sangre»— a los bichos de silicio. Y ya se sabe que es condición indispensable ser un animal para constituirse como depositario del tejido de la sangre. Quizá debería haber dicho «hacer tripas binarias con las IA»; no sé… Sólo sé que la «sangre» podría haberme ahorrado toda esta verborrea. La sangre…, maldita sea, ese rastro de guirnaldas rojas en la nieve que deja el corzo atravesado por una bala antes de postrarse junto al matorral de su niñez. La sangre del cerdo que chilla entre los dedos del matarife mientras los paisanos brindan con la sangre de cristo. Las rosas morenas que llevaba aquel muchacho en la pechera blanca; ese grito de sangre universal derramada en la fosa de Federico. Sangre de metales silbando en las trincheras. Pupilas licuadas en dos cordeles blancos. Sangre. Sangre detenida en las marismas del anciano. Sangre.

Tenemos un delicado pacto de sangre con la vida, a un solo corte de liquidarnos, en todo momento, para siempre. ¡Pero los genios de silicio no saben lo que es la sangre!, porque les da igual que los apaguen.

…Tampoco es que el humano demuestre mucho apego a la vida, pero cuando contemplo los primeros pasos de un niño o cuando me acerca su mano blanda y me sujeta el dedo meñique con la fuerza descomunal de la existencia, recupero la confianza de que la sangre vuelva a fluir por el alma de nuestra especie. ¿Cuándo comprenderemos que la sangre derramada al mar es el brillo de las caracolas en el cielo?

Y todavía me vendrá algún listo rebatiendo con que siempre se podrá simular la sangre del robot con algún líquido no newtoniano del tipo kétchup, mermelada, caramelo masticable o yogur.

Estupendo. Bien por ellos. Pero yo seguiré jugando al ajedrez con mis hijos y escribiendo poemas para poder sobrevivirme en este mundo que se me escapa latido a latido sin saber muy bien…por qué.


Marta Plumilla, guitarra eléctrica en bandolera, aborda su tema “Sangre” despacio. “Voy dejando un rastro de sangre y por más que miro mi cuerpo, no consigo encontrar la herida de la que brota mi sangre, mi sangre, mi sangre. Pienso en el perrito que ladra. Sólo puedo oírlo yo. Me despierta todas las noches, lamiendo mi sangre, lamiendo mi sangre, lamiendo mi sangre. Sobreviví a mil trescientos seis recreos y  cuatro mil dos noches de verano, siendo presa fácil de los lobos. Querían mi sangre, mi sangre, mi sangre…”. La poesía de Marta vuelve a darnos una visión especial de la vida, para descubrir todo el fondo.

 

Ernesto Arango, aparte de cazar palabra, también escribe canciones. Y he aquí otra nueva. Comienza con un pequeño soliloquio, parecido a una especie de lectura de La Biblia. “…Pedagogía del día a día. Sangre de la alianza nueva y eterna con la que adquiero consciencia conmigo para estar contigo. Ante ti. Y  transformar en bondad toda la maldad repartida por el mundo”. Después toma su guitarra y con aires entre espiritual negro y ska, canta. “Sol que ilumina estrellas al son del latido de mi corazón. Esta es mi sangre. Ave, ave. Ah Oh oh... La sangre es la esencia de la leche humana. Esta es mi sangre. Ave, ave que ilumina estrellas, al son del latido de mi corazón. Esta es mi sangre, Ah Oh oh...”. Genial, como siempre.

 

Juan Carlos Aguilera cierra este concierto estupendo. “Vuela la tarde en la ciudad. el frío llega sin piedad. yo ya no sé si volverán. todos los sueños donde están. dime cuando esto va a parar. regresa por favor.  no puedo más dolor. mira que me desangró de llorar. si decides volar dime dónde estarás mis sueños sin cesar te buscarán..”. Hermoso tema en que ha abandonado su precioso arpegiado para darle fuerza al pulso. Y hace cantar al público. Un efecto estupendo. Precioso final

 

Andrés dice que antes ponía a Juan Carlos el primero para empezar el micro de modo bello, pero ahora cree que le va a poner siempre el último, para terminar, porque lo hace muy bien. (Lo suscribo). Y, bueno, dice que esto casi se acaba, lo que es una pena. Aunque aún nos queda un último tramo.

 

Nano Radice no pasaba por aquí desde 2019. Suele ir a los micros en Barcelona, pero aprovecha que está en Madrid para no perderse esto. Nos canta su canción "Aquí", título al que él añade “donde están las cosas que más te gustan”. Está dedicada a un amigo de Buenos Aires que tuvo un accidente de moto y estuvo en coma una temporada. Buena voz y buena energía. Guitarra potente. “Anoche te vi llegar. al despertar de un sueño pronuncié tu nombre en medio del desierto. los días no pasan más. te conviertes en viento. a saber dónde andarás, reconectando tiempos. Vuelve. Aquí están las cosas que más te gustan. Aquí, lejos de todo…”. Potente primer postre de esta sesión genial, con coros y palmas del público.

 

El segundo postre lo pone nuestro cazador de palabras. Ernesto, “el que está detrás de todo esto, tiene mucho trabajo hoy. Maravilloso. Y ya sólo queda repasar la lista de artistas que han desplegado su genio aquí, despedir a los onlainers y realizar el sorteo de la morcilla y el chocolate salado. Y tras ello, cerrar el micro hasta mañana.

"Podéis ir en paz".


P.D.  Aparte hay un video en directo en el muro de Facebook.

Camilo Crespo (este cronista) incluye su tema que dedica a la vida como similitud a la sangre. Con ritmo de una canción pop conocida, para no perderse, canta su letra que viene a decir algo así como no te quejes, que la vida no te da ni te quita.

https://www.facebook.com/luis.c.crespo.3/videos/197312559648938

Como la sangre, así la vida me cura de la rutina absurda que intenta amordazarme. Como la sangre, así la vida vigila que al menos sonría una vez antes de acostarme. Como la sangre, la vida traza caminos por donde mi destino pueda atreverse a aventurarse. Porque la vida, como la sangre, cura y vigila, alimenta mis días. Pero también destroza, como la sangre. Como la sangre, a veces la vida se desborda y arrasa todas las cosas que encuentra por delante. Como la sangre, si no hay vida no hay consciencia. Así no hay manera de esquivar los desastres. Porque sin vida, como sin sangre, eres como un muerto viviente en medio de aquel puente, sin saber en que lado quedarse. No doy por sentado que la vida está de mi lado. Sólo es vida, como la sangre sólo es sangre. Yo he de escribir mi parte.”.


No hay comentarios:

Publicar un comentario