Por: Camilo Crespo, en microabiertolibertad8.blogspot.com
El
video en directo se puede ver en el Nuevo canal de YouTube de MAL8 :
O directamente: https://www.youtube.com/watch?v=78qatiel6bI
Como ha
sido un concierto espectacular, me he tomado la molestia de copiar todas las
letras y poesías, gracias a los subtítulos del video. Con este derroche de originalidad
y diversidad, es fácil hacer una crónica. Hemos tenido televisión, claro, pero
también amor, amol y proclamas anti genocidistas. Rock, pop y hasta reguetón.
Un AT-AT, un kit de prensa, muchos canales y poesía, mucha poesía, con y sin
música. Y dos onlainers. Felicidades a todas y todos los artistas.
“Oremos". Buenas
tardes. Andrés, saluda a los presentes y onlainers. Otra tarde especial. Bueno.
Hoy muy especial, con los nervios y la emoción burbujeando, como se puede oír
en la transmisión en directo. Hasta el punto de que nuestro presentador tiene
que llamar varias veces al orden al público. Hoy todos los poemas y canciones
se titulan igual: “Televisión”. Tras explicar las características del micro y
pasar lista, pide que se comparta el enlace de la transmisión y presenta a la
primera tanda.
El hijo de la Pepi (Ernesto Arango) sube con su guitarra para abrir esta maravilla, porque seguro que lo va a ser. Y por supuesto que nos brinda una actuación plenamente viva. Su letra deja bien claro lo que opinamos de la televisión. Fabuloso inicio.
La bailaora con su traje rojo con
lunares blancos -¡morena, tía buena!-. La antena pa sintonizar, dos varas
metálicas extensibles para arriba, para abajo,
pa'llá, pa'cá. Conecta, conecta, conectando; sintoniza. El toro negro,
bravo, zaíno, español. Y el tapete de ganchillo cubriendo la televisión,
elaborao por mi abuela, blanco o de colores y debajo la televisión. LA REALIDAD
SIEMPRE SUPERA A LA FICCIÓN. Lo que no sale en televisión no existe. Lo que
sale es mentira. Si se tiene que anunciar en la televisión es que es muy malo y
no me hace ninguna falta. Las películas y las series dobladas traducidas. En
versión original no, que no es español. LA REALIDAD SIEMPRE SUPERA LA FICCIÓN.
El mensaje subliminal de la televisión es. La música en directo, las fiestas
populares, la tecnología como aporte a las actividades manuales, te salvan del
atontamiento televisivo. ¡¡VIVA LA TELEVISIÓN!! como aporte pedagógico. POR
ENCIMA DE LA TELEVISIÓN ESTÁ LA SOLUCIÓN EN (CON) LA IMAGINACIÓN.
Andrés Sudón se tiene que parar en medio de la actuación para pedir un poquito de silencio, una escucha una escucha activa. Y continua con una pieza a ritmo de vals que me recuerda que se acerca el invierno. Andrés en este tema no rompe tanto como otras veces el estándar. Porque él lo puede hacer. Si lo hacemos otros suena feo, pero en él la música es banda sonora de su poesía despertadora. Gracias, maestro.
Hoy voy a apagar la televisión y voy
a encender mis ojos. Veo un simio más, plasmado en el cristal con cara de
tonto. Al desarraigar mi cuerpo del sofá me pega un buen susto. Tengo que
volver a recuperar el tacto y el gusto. Hoy voy a apagar la televisión y voy a
tocar el mundo. Hoy voy a apagar la televisión y voy a oler el calor humano. O
crear mis propias ideas. Tengo que cuidar mi saber estar. Las personas me oyen.
Aquí las personas me oyen. En la realidad, si algo sale mal, no puedo hacer
zapping. Con ganas de volver al dulce confort, me he quedado enganchado a la
candidez y al rico rubor del contacto humano. Hoy voy a apagar la televisión.
Voy a tener paciencia. Ya, ya. Hoy voy a apagar la televisión, vivir un plano
infinito. Crear mis propias ideas, crear mis propias ideas, crear mis propias
ideas. Hoy voy a pagar el televisor.
Marijuana la Villana deja para el sorteo un vaso de chupito calavera, “porque soy muy friky y me encantan”, y dos chocolatitos para regocijo del público. Después nos lee un bello y comprometido texto, como suele. Y, claro, le cuesta acabarlo, porque deja para el final un ruego difícil de conseguir. Bravo, María.
Televisión, muerte en el sillón.
Evolución, involución, narcotización, innovación, entretenimiento, información,
reflexión, agotamiento, servicio público, manipulación, miento, basura, usura.
Siento, oh tú, bendita, cuando te silenciabas en la noche, cuando tenías dos
canales. Caja tonta te han llamado, aunque tantas veces nos has iluminado. Una
más en la familia. hasta tenerte en las manos y en las camas. Oh, tú que ocupas
preferente espacio en los hogares, bien podríamos mandarte a otros lugares. Qué
lindo tu silencio, qué fea tu negrura, salvavidas, sepultura; esto es una
coyuntura. Televisión obsoleta en un mundo de internet global. Duerme mi alma
de asceta. Televisión conectada, pagada, inteligente. El presente a la carta
del ausente. El placer inmediato, aunque suene a desacato. Azúcar, grasa,
cafeína, alcohol, adrenalina, oxitocina, mierda al peso. Ente inmóvil viajando
a otros mundos. Ente inerte meditabundo vagabundo. Ente inmundo sin rumbo. Televisión, televisiones.
Planchando mentes, polvorones, pensando en delincuentes, pensando en
disidentes. Poca mafia para tanta escoria. ¿Visiones telepáticas? Me dejan
ojiplática. ¿Quién susurra en mi cerebro? ¿Demasiado deja vu? ¿Poco ego o mucho
ego? Je suis perdu. ¿Demasiado “ya visto”?, ¿demasiado predecible? Y con mensajes inaudibles. Vivo con la
motivación de la creación. ¿Y si fuera mi vocación estar en televisión? Mi boca
en vuestra visión, mi boca, vuestra boca en nuestra misión. Subidón, bajón,
depresión, activación, curación. Expansión. Conformarse en la distancia con
malocho en la pantalla. La vibra de la emoción dista un poco del sillón. Y, sin
salir en televisión, queda el abrazo de grupo comunitario, hermanado. Y una
palabra bonita en nuestra orgía bendita. Quizás es nuestra misión salvaguardar
la gracia infinita. Con todas estas cosicas albergadas en mi corazón, yo espero
escenas bonicas y sueño desde mi balcón. Que no existan, que no quiero verlas,
ni más guerras, ni más hambre por televisión. Paz y humanidad sin crueldad. No
queremos genocidios, no queremos muertes de inocentes.
Tramposo deja un “kit de prensa”, como si fuera una bolsita de comida, para el sorteo. Es de su EP, que sale el 30 de septiembre. Pero, claro, esta canción no estará, añade. Da las gracias a Andrés por obligarle a componer de encargo, porque nunca tiene tiempo para estas cosas. Me gusta el aire de balada rock que le ha dado. Comentan en el chat lo chulos que quedan los auto-ecos que añade a su tema. Muy buen tema con buena letra.
He apagado la tele y he dicho que no,
que nadie me engaña, que ya me informo yo. Era muy vehemente y eso me
convenció. Lo que oí en un podcast ahora es mi opinión. He apagado la tele y me
he abierto TikTok. La misma mierda, pero viene donde vaya yo. Cabeza abajo tiene toda mi atención. ¿Otra
caja tonta o el tonto sigo siendo yo? Ya no leo libros, eso no me hace mejor.
Ya quemaba periódicos para entrar en calor. De dar tanto me gusta, el corazón perdió su valor. Y
si algo no me gusta, doy mi mierda de opinión. Oh. Y si ofende mucho mejor. Anunciado
en televisión, ahora lo venden en TikTok. Que algo que cambie mi desilusión.
Anunciado en televisión, ahora lo venden en TikTok. Y no tiene devolución. De
dar tanto me gusta, el corazón perdió su valor.
Omar Bolina dice que el solía ser de los que criticamos a los que salen en televisión (como casi todos, creo), hasta que esta semana, tras una conversación con un amigo, vio que o que sale es televisión sobre la gente es poco profundo. Un tema suave y con una letra me ha gustado bastante.
Tengo un espejo que creo que se me ha
roto. O quizá el que se ha roto he sido yo. Me devuelve una imagen muy
distorsionada, pero siempre reconozco que es mi cara y corazón. Trato de
limpiarlo, pero creo que se ha hecho daño y no sé a dónde enviarlo para su
reparación. Unos me dijeron que eso que yo llamo espejo en realidad se llamaba
televisión. Yo creí que era solo un espectador, pero luego me di cuenta de que
también era un actor. Y aunque nada se compone, si yo cambio de canal las
hormigas entre guerras siguen trabajando igual. Qué bicho más extraño resulta
el ser humano. Prodigioso con las manos, pero sigue matando a su hermano. La
tecnología es una maravilla digna de nuestra evolución. Pero los sueños también
se vuelven pesadillas y de eso sabe muy bien la televisión. Ahora llevamos
espejos pequeños hasta los rincones de la intimidad. Nos quitan el sueño, nos
doblan el cuello y nos dicen qué es verdad. Pero el algoritmo solo sigue tu
ritmo. Es como el karma convertido en digital. Tengo un espejo que creo que se
me ha roto. O quizá el que se ha roto he sido yo. Unos me dijeron que eso que
yo llamo espejo en realidad se llamaba televisión.
Andrés dice que esto es una maravilla. Llevamos
catorce años haciendo esto y creciendo con ello. Y ya hemos llegado a los tres
mil participantes. De hecho llegamos ayer, pero se formó un buen lío. Había
gente que venia como nueva y no lo era. Y después había gente que sí lo era,
pero que apareció a última hora y no contábamos con ellos. Para colmo, Andrés
se dejó en casa las plaquitas que amablemente preparó Mi Antonio y que iban a regalar a los participantes 2999, 3000
y 3001. Un follón, vamos. Pero parece que ya está todo aclarado. El
participante número 2999 se llama Gio,
el participante 3001 aún no ha subido a este escenario y la participante número
3000 fue Elvi Jardín, una estupenda
poeta. Andrés muestra las placas y anuncia que pronto se hará una entrega
formal de las plaquitas conmemorativas. Y seguimos.
Javier Polo deja para el sorteo una cajita de inciensos, para limpiar energías, nervios y de todo. Tras enchufarse y afinar un poco, aborda su tema con “dos dedos”, muy al estilo de cierto supergrupo español, al que admiramos los dos. Su letra emula un programa (o mezcla de muchos) de televisión, salpicado de frases muy de la tele y como estribillo un aviso de preligo. Bravo, Javier.
Muy buenas tardes. Comenzamos nuestra
emisión con un avance de nuestra programación. Hoy tendremos a expertos en
opinión y comentaremos la última información. Pero antes damos paso a
publicidad. Después hablaremos con nuestro corresponsal que nos dará detalles
recientes de los conflictos que arrasan Oriente. Luego el deporte y el tiempo a
la conclusión y el resultado del euromillón. Les informamos de los hechos desde
el lugar. Algunas imágenes pueden herir la sensibilidad. La cifra de heridos de
momento es provisional y no se descarta que pueda llegar a aumentar. Al
terminar el informativo se estrenará el nuevo concurso que a seguro dará que
hablar y la nueva serie de producción propia que a nuestra audiencia atraerá
con su historia. Les animo a verlo, les aseguro que no se arrepentirán.
Televisión, ventana hacia el mundo exterior. Verdades a medias sesgadas e
inciertas nos cuentan su propia versión. Televisión, una especie de gran
religión, un opio del pueblo que aplana el cerebro, la frivolidad en acción.
Buenas noches. Devolvemos la conexión. Les emplazamos a nuestra próxima edición
con más contenidos de máxima actualidad que confiamos les puedan interesar. De
nuevo damos paso a la publicidad y en unos minutos volveremos a reanudar con
una nueva entrevista vibrante que nos traerá un personaje importante. Y ya les
dejamos. Muchas gracias por su atención. Mañana más les esperamos. Adiós.
Adiós. Adiós. Televisión hacia el mundo exterior. Verdades a medias sesgadas e
inciertas nos cuentan su propia versión. Televisión, una especie de gran
religión, un opio del pueblo que aplana el cerebro. La frivolidad en acción.
Televisión te abduce y te amarra al sillón. No salgas, no pienses, tan solo
entretente y te convertirás en robot. Televisión, neuronas en involución.
Declárate en huelga de salir de juerga, el mundo en una habitación. Campana y
se acabó.
Josepa tiene que acercarse el atril porque trae la letra en el móvil. Saluda y pregunta “¿Qué tal? ¿Cómo va la televisión? Mucho cambio de canal, ¿no? Bueno, este nuevo canal de Josepa espero que sea entretenido”. Y ataca su tema con acordes abiertos que imprimen una textura muy aérea. Con buen ritmo, su voz contrasta al ser suave y lenta. Muy chulo. Para terminar cambia la pastilla de la guitarra para modificar la sensación de la canción. Original.
Me cansé, me había vuelto ciego.
Desde pequeño me llegaban visiones remotas, visiones lejanas. Yo con los ojos
recién abiertos. Nadie me decía que eso no era mío, mientras crecía y absorbía como una esponja
todas sus mentiras. Todas sus armas de distracción masiva. Y me perdí, me
perdí. Perdí mis ojos, perdí mi atención, mi mente. Se me cerraba el corazón en
ese pequeño cuadrito. Recuerdo que me quitaba mi padre, o más bien nos quitaba, la voz cuando más
necesitaba cantar. Pero el salón se fue quedando vacío. La manipulación se
volvió chimenea -al menos eso imaginaba yo- por donde todo escapó.
Reconectando, resintonizando. Cambio de estación. Me cambio de antena.
Conectando, sintonizando. No más seguir la visión de unos pocos. Unamos
nuestras imágenes, nuestra acción, reconexión. reconexión.
Roger Comas se sienta al piano y por fin alguien que rompe la dinámica que llevábamos. Quizá sea la juventud que le atraviesa, pero nos canta un tema de amor por una chica. Una bella metáfora. Un buen tema, no me cabe duda, que entrará a formar parte de su repertorio.
Aún recuerdo el día en el que nos
dieron el reparto de esta novela que entre los dos nos inventamos. Pero tú
confundida no sabías si querías un papel secundario o vida de protagonista en
mi trama de ciencia ficción. Nos quisimos demasiado y cambiamos el guión. Somos
dignos de película, tanto de amor como terror. Porque nos amamos. Un día sí y
un día no. Pero pasamos de todo y cambiamos el guión. Creamos una serie de
televisión. No, no, no, no, no, no. Mira si me has roto, que ahora solo te
escribo canciones, pero no salen en las pelis que programan de lunes a viernes.
Creo que me estoy volviendo como el tipo del resplandor, pero lo que está
congelado es mi corazón. Me conformo con que escuches los versos de esta
canción. Somos dignos de película, tanto de amor como terror. Porque nos amamos
un día sí y un día no, pero pasamos de todo y cambiamos el guión. Creamos una
serie de televisión.
Mauricio Fiore nos recuerda que ayer fue su primera vez. Así que sigue asustado pero algo menos. Es, como él mismo dice, un compositor en rehabilitación. Antes hacía instrumentales y ahora trata de hacer canciones. Tras dar las gracias a Andrés por el reto, aborda un tema de aire moderno, que me recuerda el estilo Pat Metheny, con la calidad que puede desplegar él a la guitarra. Su tema se pregunta qué pretenden con esa manipulación tan absurda. Él, desde luego, no quiere participar.
Imágenes en vivo que no entiendo, que
muestran gente buena, la que matan sin piedad. Quizás sea la venganza de los
que todavía, los que antes se pensaba que iban a ganar. Ha vuelto a nuestro
hogar la desconfianza, el miedo de pensar que por pensar seamos peligrosos para
los poderosos que impiden a los niños el derecho a imaginar. Imágenes grabadas
que generan ansiedad, hechos que se alteran para inventar la realidad. Nos
tienen donde quieren, se defienden los que pueden, leyendo las noticias a 10
medios por igual. Casi no se entiende lo que quieren lograr. ¿Dónde está la
jaula que nos van a encerrar? Si les soy sincero, ya no quiero jugar. Me pido
la cabaña sin electricidad. Pero a pesar de todo, siento que hay algo más, algo
que explique todo lo que le va a pasar, pero a pesar de todo siento que hay
algo más, algo que explique todo lo que deba pasar.
Valen Heredia también cambia la dinámica del concierto, pero de otro modo. Primero deja de su disco “Grandes éxitos jamás escuchados”, una maqueta de la canción que nos suelta a continuación. Y para empezar le pide a Andrés un poco de efecto “para un empiece épico”. Era Valen un buen tío, hasta que se juntó con un tal Zízero y le cogió gusto al rock (en realidad fue al revés). Su propuesta es, como no cabe otra, de amor despechado. Nos brinda un ritmo de rock que deja a la sala con una carga de energía potente. Una pasada.
Televisión no soy. No entiendo que
continuamente cambies de canal. Televisión no soy, No soy una frecuencia de tu
vida digital. Televisión no soy. No me has sintonizado con tu mano en el sofá.
Televisión no soy. No sé por qué nadie me ha pagado por hacer publicidad. No,
no, no soy televisión. Televisión no soy y tengo contenido más salvaje que
Dmax. Televisión no era. A veces tan tranquilo como una noche en La Primera.
Televisión no soy, no soy tu pasatiempo en la siesta de La Dos. Televisión no
fui. Cambiaste siete veces sin fijarte ni un poquito en mí. No soy televisión. Televisión tendré que ser si quiero acompañarte en tus
sueños otra vez. Televisión tendré que ser, a lo mejor película en domingo después de
comer. Televisión seré y unido al enemigo, son las cosas del querer. Televisión al final.
Elígeme y déjame ser tu Netflix, mantita y sofá. Televisión seré: Netflix mantita y sofá… ¡Televisión seré!
Llegados a este punto, Andrés dice que quedan casi
dos tandas completas para acabar el concierto, pero que esto no acaba aquí. Nos
informa de que hoy es el trigésimo aniversario de la sala “El Volander”, de
Valencia, y que, para festejarlo, se ha venido una representación de la misma
que hará esta noche un concierto, precioso seguro, dadas las representantes que
vienen y de las que pudimos disfrutar ayer en el micro. Ya sabemos que en
Valencia la música es algo muy especial. Hay escuelas de música por todas
partes y agrupaciones musicales en todos los pueblos. Es una pasada. Pero no
hace falta irse a Valencia hoy para vivirlo. Lo tendremos aquí. Y continuamos.
Javier Gijón como suele hacer siempre en estos conciertos, da las gracias a Andrés y pide un aplauso para él, porque aparte de un buen amigo, un buen cantautor, estimula su creatividad (y la de todos) desde hace muchos años. Anuncia Javier que este sábado, a las 6 de la tarde, tiene concierto aquí, así que deja dos invitaciones separadas. Pide a quienes le toque que traigan amigos aparte para a ver si conseguimos llenar esto. Su tema, acompañado de guitarra y armónica, va cambiando de canal y repasando el panorama actual del país con su verso libre. Muy bueno, como siempre.
Pantalla faro encendido. Me mira
habla sin descanso. Susurra el eco del día, testigo fiel de la historia.
Inventa algunas verdades. Nos vende sueños y espuma. Me muestra mil tempestades
y oculta el sol y la luna. Cambio de canal y un bosque arde. Veo a políticos
reunidos, todo lo hacen bien. Y al final el pobre diablo que pasaba por allí
resultó ser el culpable. Hay que ir a por él. Hay que ir a por él. Pantalla
fría y vacía, que guarda sueños y huellas. Promete mundos brillantes, me roba
las energías. Pantalla que vende humo, tiñe de polvo la escena. En tu reflejo
perdido, voces perdiendo su esencia. Pongo otro canal, guerras y temores. Se
asoma un hombre que dice paz mientras dispara. Rostros cubiertos de polvo donde
el llanto es el idioma. Cada grito guarda nombres, cada muro una sentencia.
Cambio de canal y aparece un juicio. Ricos que hablan de justicia mirando por
nuestro bien. Veo a un juez a su lado, petulante y entorchado. Yo cuando sea
mayor seré también un gran juez que aparezca en la televisión junto al rey. Con
mi rico al lado, cumpliendo siempre la ley. Prometo que nunca haré un “lawfair”
y mis hijos serán también juececitos a los que nunca gustará el poder y que
cumplirán también siempre la ley.
Andreas Kalk Badan sube para ser acompañado por la guitarra de Javier, ya tan compaginados los dos tras tantas actuaciones juntos. Su poesía es una colección de instantes que repasa como quien cambia de canal. Pero en vez de noticias de muerte y abandono, son noticias de día a día: la realidad. Tan bella que emociona al poeta. Hermoso encuentro.
Me abro la última cerveza que queda
en el congelador y atravieso el salón con la fatiga de un pastor jubilado. Me
acomodo en la silla de la terraza plegando lentamente mis piernas y con la mano
izquierda bien apuntalada en el costado. La espuma fresca del primer trago se
vierte por la arena de mi pecho desnudo, y me reprocho murmurando que no estoy
para desperdiciar el poco oro líquido que resta del naufragio. Últimamente todo
me da igual. Todo me da igual en esta madrugada de domingo. Creo que ya va
siendo hora de que asuma mi tendencia natural a sentirme de más: Yo soy así… Yo
siempre quise ser así. Yo siempre quise aprender a llorar.
Siento la ceremonia del otoño
campanear en las hojas doradas de mis sienes. Poco a poco el zumbido sináptico
de la historia sintoniza la luz de mi lejana televisión. Siempre se enciende
cuando necesito recordar por qué sigo apreciando tanto esta vida a pesar de que
mi pecho vomite amapolas. La secuencia del televisor es siempre en blanco y
negro. Las imágenes se me muestran mudas y lentas. Aparecen congeladas e
incorruptibles, como instantes diamantinos que refutan la falacia del continuo
de este mundo. La vida son instantes y el tiempo una quimera. Y me detengo ante
las tumbas y limpio sus lápidas del musgo anaranjado de mi olvido.
Instante en un mercado de calle
cubierto por lonas y chapas. Una joven vietnamita observa a Mateo en la
penumbra. Su boca permanece levemente abierta y su ceño mantiene la sutileza
fruncida de quien se halla absorto en el hallazgo natural de un gran misterio.
Aquel ángel sostiene, inmóvil, en sus brazos, una caja de pescado,
profundamente ajena al «vorticismo» que la rodea. Entretanto Mateo se rasca la
barbilla aparentando absoluta normalidad mientras examina cómo un niño decapita
con inaudita competencia un balde entero de sapos vivos.
Sin aviso, de pronto, se cuelan,
entre las negras lonas, dos fajas procaces de luz blanca rubricando su
escultura en los rostros de aquellos dos muchachos de Bernini. Mateo, levanta
la mirada y ella rompe su hechizo soltando de golpe la caja mientras vuelve a
su labor como si nada hubiera sucedido… Y me doy cuenta de que el mundo se
altera para siempre cada vez que un instante diviniza nuestras vidas. Y me
emociono y lloro sin llorar.
Instante en el Asentamiento Portugués
de Malaca. Debe ser mediodía. Una plaza desierta junto al mar que, por la
noche, se llena de turistas y guirnaldas. ¡Depredadores y jodidos turistas! Y
yo lo soy también, claro, pero disimulo mi turbio privilegio igual que Mateo en
aquel mercado vietnamita. En el centro de la plaza una bandada demencial de
cuervos picotea los charcos vomitados del día anterior. A lo lejos, escucho el
rasgueado de una melodía. Me acerco y un hombre me saluda alzando su guitarra.
Me acomodo a su lado. Es un viejo asombroso. Su mirada parece contener el
universo entero. Se llama Niclas. Y me canta sus canciones. Su voz timbrada por
el dios sensible que lo habita y el baile de sus dedos descarnados me hacen
comprender qué es lo que realmente vibra en las profundidades atómicas del ser.
Niclas es feliz. Y no digo por que lo tenga «todo», porque no tiene «nada». Le
falta una pierna y media dentadura, y vive en una tienda de campaña; pero le
sobra la risa, y tiene sus canciones, y estas nadie —absolutamente nadie— se
las podrá arrebatar jamás. Y me alejo portando conmigo la cuña rebelde de mi
querido Niclas. Me giró una última vez y se despide con su mano hecha un
pañuelo Mientras sigue cantando al proceloso océano de su libertad. Y me
emociono y lloro sin llorar.
Instante en el que dos mujeres
trajeadas de blanco y con sus manantiales de pelo negro al viento cruzan al
alimón un paso de cebra, mientras un hombre sentado en una moto blanca las mira
con un hambre amenazante oculto tras las sombras del porche comercial. Blanco y
negro. Instantes. ¡Instantes! Miradas de aprecio y de soberbia, de amor y de
odio, miradas prusianas y amables, miradas inocentes y malheridas, ¡miradas!,
instantes de vida y de muerte, de claridad y tempestad, de madre y de cielo.
Instantes en blanco y negro. ¡Instantes! .
De pronto mi visión lejana se apaga.
Fundido a negro. Y se derrama sobre mí la catarata blanca de mi ser. Y bajo el
auspicio sideral de Júpiter siento la vida atravesarme saliendo de mí hacia mí,
(des)cristalizando el matérico milagro de las lágrimas. Y las voy amontonando,
una a una, en el cuenco de mis manos. Y estiro mis brazos todo lo que puedo
hacia el cielo para que una bandada de palomas blancas se lleve mis lágrimas
prendidas en sus picos y las devuelva a cada uno de los gloriosos instantes que
me permitieron ser lo que soy. Yo siempre quise ser lo que soy. Yo siempre
quise ser. Yo siempre quise. Yo siempre… yo y mi lágrima encendida.
Una, tras afrontar las dificultadas acostumbradas, ayudada por Andrés, nos brinda su tema que está hecho un poco al modo en que componía un artista de finales de los 70, llamado Tom Berlin y su grupo Televisión. Guitarra eléctrica en modo rítmica con
Tu pelo dorado brilla en la oscuridad
con el peinadito que le gusta hacer tanto a mamá. Cuando abro la puerta sólo se
distingue el fulgor de tu cabello y de la televisión. Muchos piensan que es
teñido, que te lo haces tú. Recelan de su origen más que si éste fuera azul.
Estamos ya en el puente y ya sigo hablando de él, pues sé de buena mano que es
el que llevabas al nacer. La progenitora está de fiesta y no volverá hasta el
amanecer. Frente al aparato cenaremos y no nos despegaremos de él. Las pupilas
reflejando incandescentes todo lo que se cuece allí. A pesar de lo avanzado de
la hora, no queremos ir a dormir. Limpiando papeles el otro día descubrí esa
canción compuesta en el año 2000. Fue tras otra bronca. Se llamaba Radiohead.
El odio atrasado que hoy aún te hace enloquecer. Tu infancia y mi adolescencia
huyeron de lo fácil y esa ausencia de atención nos hizo vulnerables. Te evadías
con la tele yo escuchando el Diario Pop, pero siempre me has culpado por vivir
mucho mejor. Te he echo de menos de una forma un tanto particular, que mezcla
sentimientos de ternura y de inseguridad. Deseo que triunfes en la “streaming”
y por televisión. Desde las pantallas es más leve la violencia de tu rencor.
Sí, sí, sí. De tu rencor, de tu eterno rencor, tu sempiterno rencor. Venció la
autoprotección.
Mery es la siguiente. Su composición es a medias con Patri Cañamero, su pareja, que no ha podido venir. Su poema es un repaso a la historia mundial, partiendo de la prehistoria y acabando en la televisión.
Venid a este viaje que comienza hace dos
millones y medio de años. Prehistoria, homo hábilis, salvaje naturaleza,
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maldiciones, nobles. Hacer juegos, perfumes, vinos. Rituales con
representaciones de Osiris, su resurrección y muerte. Juegos de mesa, dados,
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forzados. Barro, agua, barcas, ríos, natación, remo en el Nilo, espectáculos,
hipopótamos y cocodrilos. Entre Tigris y Éufrates está Mesopotamia, música con
liras, flautas, cistros y arpas, fiesta de Star, Marduc y Enlil, sus dioses.
Año nuevo babilónico con procesiones, dramatización de mitos para reyes y
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Marta Plumilla confiesa que es adicta a la televisión desde muy pequeña. No obstante, ha estado muchos años sin televisión. Pero claro, admite, siempre hay recaídas y “digamos que tengo una relación de amor-odio con la televisión.”, concluye. Su canción a ritmo de vals sin perder su aire de pop-rock. También usa a la televisión como parte de la historia. Eso sí. Siempre sabe crear figuras especiales que nos encantará corear. Bravo.
Volvíamos siempre por el camino
corto. Salía un erizo rosa en la televisión y había que llegar pronto. Y ahora
lamento no haber llegado y darte un beso antes de darle al botón del on. Noche
sin suerte buscando al asesino. Versión española de un sheriff loco, culpando al vecino. Y ahora lamento no
haberme ido a buscar entre mis sueños y apagar la televisión. Thrillers y
westerns, vidas de otros. Visiones sonoras que nunca eran yo. Comiéndome el
coco. Y ahora lamento no haber sido la prota y darte un beso apagando la
televisión. Pero mi amor, los sitios a los que fuimos no salían en televisión,
mi amor. Los sitios a los que iremos no salen en televisión, mi amor. Los
sueños que no cumplimos no salían en televisión, mi amor. Los besos que no nos
dimos no salieron televisión, mi amor. Los besos que nos daremos no salen en
televisión.
Andrés dice que no le aplaudan y vitoreen, no vaya a
ser que se venga arriba y se desnude, Es broma, claro. Ya solo queda una tanda
y después el “cadáver exquisito” y el sorteo. Y, para el sorteo, Nacho el
Cuentasueños, ha traído dos opciones. Está la opción de una bolsa de libros de
“qué queda por ahí”, para dar un libro a quien pregunte qué queda por ahí. O la
opción de resolver adivinanzas para conseguir el libro. Pero como andamos mal
de tiempo, explica Andrés, optaremos por la primera opción. Y vamos acabando.
Mi Antonio suele irse pronto, pero parece que hoy va mejor de hora y sale al final. Tras dejar el marca páginas MAL8 para el sorteo explica que estaba ahí sentado preguntándose: “dónde estoy”. Creía que con lo con lo visto y oído, que esto era La Dos. “Sois tan profundos, tan trascendentes”, sentencia. Cuando llegó la televisión a España, el era muy pequeño, pero fue como un milagro. Y él es, dice, como un canal de esos, el 33, el 28 y tal. O sea, que eso es lo que vamos a escuchar. “Pero ya si estabais todos en la dos, porque cambiéis un momento, no pasa nada”, concluye. Su tema es una critica sin paliativos a la televisión.
El invento se inventaba y no se podía
creer. Lo que aquí se celebraba, allí se podía ver. Televisión lo llamaron.
Imágenes que volaban con el invento, las transportaron a corta y larga
distancia. Era magia, se creía, esa técnica especial que por las ondas corría
para deleite y solas. Se llaman ondas hercianas, de las que sé poco más, que
corren como las balas por el camino espacial, por el aire y sin frontera. La
electromagneticidad transporta a su manera lo que hay que televisar. Los
avances de la ciencia, sistemas de novedad, añaden a su sapiencia analógico
cable y digital. Quien quiera saber aún más de la técnica en cuestión, que vaya
a la universidad para aprender la lección. Este invento ha servido como ave de
la comunicación. En cada casa tiene un nido y en muchas al menos dos. Como en
pulpito casero desde el que nos adoctrinan, el cerebro lavan primero y entran
hasta la cocina. Nos recomiendan productos entre el deseo y el ocio. El
espectador tonto adulto les engorda el negocio. Remodelan y manipulan las ideas
y pensamientos. No se molestan ni disimulan. Les importamos un pimiento. Somos
como los borregos, funcionamos en rebaño. Se nos anulan los egos con ese
invento mágico. A través de la pantalla todo el mundo conocemos. Cualquier
noticia que haya al instante la tenemos. Y entre col y col, lechiga. Meten la
publicidad. Ni perdonan ni se arrugan, la pasta es lo principal. Más canales
que en Venecia ofrece la televisión. Mucha programación necia, mucho programa
tostón. Series para cada gusto de contenido variado. De amor, de intriga, de
susto. Lo tienen muy bien pensado. Concursos y variedades, información general
y muchos documentales y tertulias para tertuliar. Y allá van los politicastros
a vender, vender, vender. Elegidos no hacen ascos al repartirse el pastel.
Abusan con su poder de la plebe gobernada. Solo les falta ejercer el derecho de
pernada. Hubo un tiempo en que servía la tele para poder educar y que fueran
ciudadanos la muchacha y el zagal. Eso ha pasado a la historia y eso ya no
volverá. Nos quieren burros de noria y ponernos a rotar. Nadie pensó que
tendría tanto poder la televisión y 24 horas al día ofrece programación. Un
poco alienaditos con el fútbol y otras cosas, nuestros cerebros malditos no
crean ideas, sino mariposas que vuelan y que se pierden como se pierde la vida.
Si la televisión enciendes y de vivir pensando te olvidas.
Luis Roca dice que esto es lo que pudo escribir sobre televisión este fin de semana. Se dejó influir mucho por Supertramp, por Toto y por cosas de esas de los 70 y 80, pero el mensaje es más actual, termina. Canción con buen estribillo y ritmazo.
Una tarde cualquiera, en medio del
salón, enciendes la caja tonta buscando una razón. De repente ves caos en el
Congreso. Escenas bélicas, maquiavélicas, ausencia de progreso. La supremacía
de la televisión me hace pensar que vivimos en una simulación. Las redes
sociales no son la excepción. Allí encontrarás más manipulación. Apagas
enfadado el televisor. Lo cambias por el móvil X y TikTok. La cosa no mejora. La
Matrix en acción. Mejor te vas al parque a disfrutar del exterior. La
supremacía de la televisión me hace pensar que vivimos en una simulación. Las
redes sociales no son la excepción. Allí encontrarás más manipulación. Alma
Ramos me ha encantado
Alma Ramos deja para el sorteo una de sus figuritas fabricadas por ella con placas de metal. En este caso es un AT-AT de Star Wars. Y nos regala otro de sus lúcidos poemas. Este va sobre la evolución del aparato de televisión y su entorno a través de los años. Me ha encantado.
Eras gorda, lenta. Como oías mal,
teníamos que acercarnos para darte las instrucciones. Eras gris, como la
combinación de maquillaje blanco y negro que llevabas en la cara. Tenías una
rebequita de ganchillo de bolillos de camariñas para no coger frío y encima
llevabas un gorro con antenas largas como un insecto. En otros sitios vi que en
lugar de sombrero sobre sus cabezas llevaban señoras bailando y toros
acuchillados. Por la parte de atrás tenías una larga cola que se enganchaba a
la pared y tenías tu propia silla donde te pasabas las horas contándonos
historias sobre lugares donde la gente moría de hambre y sed. De un país
genocida, de locos gobernando países ricos y países pobres. De héroes del balón
que no salvaban vidas y de desconocidos que salvaban vidas sin jugar al balón.
Cuando nos cambiamos de casa, te quitaste la rebequita porque mi padre pensó
que era demasiado hortera y en su lugar te puso una bandera de España. En lugar
de las antenas largas te añadieron una segunda cola que también se enganchaba a
la pared. Tu cara se llenó de maquillaje colorido. Engordaste y creciste. Y
hubo que comprarte otra silla más grande. En esa época nos dijiste que los
héroes que habían venido a salvar España se habían dedicado a saquearla. Y no
nos explicaste que lo que venía era peor. Pasó el tiempo y tu maquillaje pasó a
ser más colorido y más brillante. Tu oído mejoró y pudimos darte las
instrucciones desde lejos. Adelgazaste bastante y ya no necesitabas ropa. No te
avergonzabas de exponer tu cuerpo fibrado y cada vez pasábamos más tiempo
juntas. Cada vez me mentías más sobre el mundo y yo te creía, pero no entendía
cómo era posible que las cosas fueran bien en España y yo viera cada vez más
gente pasando hambre por donde yo vivía. A medida que yo crecía, tú también lo
hacías, pero tú adelgazaste y yo engordé. Cada vez te veías mejor, pero te
convertiste en una diva y yo empecé a dejar de hablar contigo. Dejé de creerte
y entendí que la España de la que hablabas y que cada vez estaba mejor, era la
de un grupo de gente que vivía en una burbuja, pero que nos quitaban la comida,
incluso el espacio para vivir. Un día te colgaron de la pared, pero seguías
contándonos historias sobre lugares donde la gente moría de hambre y sed, de un
país sionista, de locos gobernando países ricos y pobres, de héroes del balón
que no salvaban vidas. Pero ya no nos hablabas de desconocidos que salvaban
vidas sin jugar al balón, porque empezaste a hablarnos de gente en una casa o
en una isla o insultándose en una tertulia. Tu brillo es más potente que nunca,
tu maquillaje más intenso, pero las historias que cuentas cada vez son más
oscuras y sombrías. Y lo peor es que cuando salgo a la calle la realidad es
mucho más terrorífica.
Victoria Loarte al menos viene a los conciertos, porque los horarios laborales no le dan para más. Pero aquí está. ¡Y menos mal! Porque si no, nos hubiéramos perdido esto. Dice que nos ha echado de menos y máxime cuando ya no pasea por las redes sociales. Viene hoy a brindarnos ni más ni menos que un reguetón. ¡¡Un reguetón!! ¡En el templo de la canción de autor! “Ya verás como me oigan los del reguetón, ya verás”, dice. Y como ya decía Picasso que no merece la pena explicar las cosas, no se va a excusar ni nada. Un gusto verle romper moldes. Bravo.
Ha cambiado. Ya no sé quién es. Se
pasa el día con los selfipes. Fomo, fomo, cómo se lo va a perder. Yolo, yolo
quiere ser supermujer. Literal. A veces me da cringe, pero me sigue poniendo
LOL. Me han contado que me estalquea. No es tan high su vida, bro. No es tan
high. Dímelo. No está subida, bro. Tú que dices, dímelo. No te pierde nada. Es
todo fachada, es todo fachada, da. Se cree que está en Subprime y es todo muy
fácándose fomo, fomo, como te lo va a perder. Yo lo, yo lo que quiero es devorarte,
bebé, literal. A veces me da lache, pero me sigue poniendo LOL. Me han soplado
que me estalquea. No está su vida, bro. No está ahí. Dímelo. No está su vida,
bro. Tú que dices, dímelo. No te pierden nada. Es todo es todo fatada. Se cree
que está en su prime y es todo mucha. Es todo fachada, da Ay, lo que te
chingan, lo que te ponen. Ay, lo que te jode, te gusta más. Ay, lo que te
chingan lo que te pone. Ay, lo que te jode, te gusta más. Y ahora me he
escapado de la red, me he querido perder. Si tú quieres más show, págalo en
televisión. Y ahora me he escapado de la red, me he querido perder. Si tú
quieres más show, págalo en televisión. En RTV Play. RTV Play, RTV Play RTV
Play… Give me, give me.
Beatriz Sancho va a cerrar el Concierto MAL8. Antes de nada comenta que ella siempre he tenido miedo a la televisión, pero un miedo atroz. Es ahora cuando empieza a enamorarse de la televisión, sobre todo por las noches, cuando “me quedo ahí sola, sin nadie y hacemos lo que hacemos”. Y explica que su texto se refiere a la televisión desde el punto de los dioses. Me parece muy original el planteamiento.
Se le antojó tanto a Dios, mi propia
naturaleza, el último estado de mí, el sí mismo, la mismísima, ver por sí, ver
per sé, verse para poder reconocerse, porque sin cuerpo no se veía, que Dios,
mi propia naturaleza, el último estado de mí, el sí mismo, la mismísima, se
desdobló en una forma idéntica y al ser consciente de sí, pletórica y
juguetona, como dibujo animado, copiándose y en movimiento indefinidamente
mente, creó el espacio y el tiempo y
comenzó a contemplarse autocomplacida al verse desde lejos televisándose,
creando tramas y personajes de sí misma. Olvidándose de que ella es, yo soy,
cada uno de todos ellos. La visión lejana de todos los avatares que aparecían,
transitaban y desaparecían en mí, me dio la pauta para reconocer cómo
reconocerme estando tan perdida entre tanta fauna humana, repeticiones tardías
mías, copias, calcomanías que no podían ver que eran Dios, mi propia
naturaleza, el último estado de mí, el sí mismo, la mismísima. Y un nuevo
artefacto, la televisión, les di con esa no loable intención de que
visionándose desde lejos, desapegados de lo que vieran, pudieran reconocer su
ser mismo, su quinta esencia. Y dejándose perecer como entidades particulares,
como identidades separadas, pudieran iluminarse, brillar resplandecientes al
reconocerse como Dios, mi propia naturaleza, el último estado de mí, el sí
mismo. la mismísima, sin la ilusión de ser tantos, sin la ilusión de separación
alguna. Dios se televisa. Es fuente de placer verse desde lejos, reconocerse
una y otra vez, una y otra vez en diferido, en directo, desde cerca, desde
lejos.
Y así terminamos, aunque aún queda el “cadáver exquisito” de Ernesto Arango, que hoy ha tenido tajo, aunque menos que ayer, que fue la leche. Después, a toda prisa, porque se viene el concierto de la gente de “El Volander”, despide el micro. Ya la semana que viene será normal.
“Podéis ir en paz”
P.D. Desde el COVID, hay
muchas personas que se han acostumbrado a trabajar en remoto. Nosotros tenemos
actuaciones en remoto. En este caso dos que subieron sus video a redes mientras
se celebraba el concierto.
Espenuma nos recita su canto de amor a la televisión, pues eso es lo que es este repaso a la relación entre ellas. Como siempre, Espenuma sabe encontrar el giro que nos hace sonreír. Y gracias por participar, aunque esta vez haya sido desde lejos. EL video se puede ver en: https://www.facebook.com/100069264732459/videos/811692587965968
Compañera fiel, solterona, solitaria,
no se te arruga la piel, pero también acabas en la funeraria. A todos das la
razón y si no puedes darla, no sigues con la charla y se acabó la conversación.
Tus abuelos vestían de grises. Eran políticamente correctos. Vivían más quizás por
los anises. Y ahora vemos en ti sus recuerdos. Llegó el color y la alegría,
aunque no trasnochabas todavía. Las de aquella generación mostraron los cambios
de la transición. Qué dura puedes llegar a ser. A la muerte de frente puedes
ver. Y sin una sola lágrima derramar, soy yo la que la cara tengo que girar.
Empezaste a trasnochar, de dos miradas
cambiaste a más. Muchas noches de fiesta, botellas al escorchar. No querías
volverte aburrida nunca jamás. Bailemos juntas, eso sí, sin caricias. Hagamos
ejercicio. ¿Te apuntas? con tantos anuncios la pifias. Seré tonta. Ahora los
echo de menos y me muestras anuncios antiguos. ¿Será que los de antes eran más
amenos, más inocentes o más ambiguos? ¿Cuántas veces me has visto comer? Nunca
me has pedido nada. Sería curioso que también me pudieras ver o quizás me
sentiría espiada. La verdad, conocerías mis secretos. Contigo encendida he hecho
de todo. No hace falta que relate momentos concretos. Reconozco que en
ocasiones te he ignorado un poco. Te has subido de internet al tren. Tantas
opciones. Mis ojos ya no saben lo que ven. Cuanto más me das a elegir, menos me
puedo decidir. A lo mejor es que has caído en la tendencia del todo vale si no
es aburrido. Pero no te preocupes, no es culpa tuya; es de la sociedad, que siempre
se sale con la suya. Antes las grandes te hacían la competencia, estaban antes
que tú. No tienen ciencia. Ahora son las pequeñas que no se quedan en casa. La
modernidad todo arrasa. Tranquila, no creo que desaparezcas. Tú también has
crecido de tamaño y puede que en el futuro ni a la actual te parezcas, incluso
que tengas inteligencia artificial en el próximo año. Podremos juntas hablar,
porque ahora hablo y no me contestas. Ya me conoces. Mi deseos te podré
comunicar. A lo mejor hasta me despertarás de las siestas. Es verdad que antes
había más contacto físico, cuando llevabas el traje de botones. Ahora es el
ordeno y mando típico. Siempre enchufada. No dejamos ni que nos abandones. No
puedo decir amiga, pues tus gustos no has comentado, pero sí puedo decir,
compañera, qué buenos momentos me has dado y que a través de ti puedo ver el
mundo como es y cómo era.
Camilo Crespo ha hecho un video con un poco de efectos especiales a propósito del tema. Su canción habla más de lo que sale de la televisión que de la propia tele. Según suele, acordes cuyo de nombre no está seguro pero que le suenan bien y mensaje directo. Su video se puede ver en: https://www.youtube.com/watch?v=381XrwNOeJU
Guárdate de todo lo que veas en
televisión y en las redes sociales y en las pancartas de esa manifestación. Qué
sería de la vida sin ningún temor. Creo en los muertos de las guerras
escondidas y en los seres que luchan por rebajar el dolor. La violencia forma
parte de mi yo interior. No la puedo negar pero cada día que pasa la miro peor.
Qué sería de la vida sin ningún temor. La violencia que mostramos es de rabia,
pero no es el camino para un mundo mejor. Todo se filtra para engañarnos. Todo
para manipularnos. Las redes, la IA; no pienses, mejor es reír y flipar. Viva
el algoritmo. Pero ahora mismo no quiero ser yo el tamagochi en la relación. No
me fío de lo que sale de una masa sin control. Los buenos motivos producen
muchos muertos y mucho dolor. Qué sería de la vida sin ningún temor. No podrían
con nosotros los amos del mundo. Sin el miedo ni el odio en nuestro corazón
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