miércoles, 20 de diciembre de 2023

Crónica de Micro Abierto Libertad 8 (896) 11/12/2023. Concierto “Fuego”.

Por: Camilo Crespo. 

El video en directo se puede ver en el Canal deYouTube de Micro Abierto Libertad8 :

O directamente: https://www.youtube.com/watch?v=Kgdv9ZTewPo

"Oremos". Buenas tardes. Andrés da la bienvenida a presentes y onlainers al concierto titulado “Fuego”, en el que conoceremos un montón de canciones y poemas con ese título. Andrés pide, dado el especial momento de tensión y nervios que viven los participantes, mucha atención y respeto por parte del público. Y un silencio aún mayor del que habitualmente se vive aquí. Tras explicar las normas del micro y apuntar que hoy el tiempo es menos importante que de contumbre, pasa lista.

                                   

Andres Sudón abre, como sucede en todos los conciertos del MAL8, para poder dedicarse a dirigir esto. En esta canción la verdad es que no nos concede ni un segundo de suavidad. Su tema es todo energía. “...La usura de la cultura post medieval, aún actual. Los celos de los gorilas con disfraz (usted lo ha quemado ya). La culpa de la represión sexual. Y luego eche el ego al fuego. Y luego eche el ego al fuego, al fuego, fuego, fuego...”. Me dan ganas de quemar cosas (disco estupendo de Alicia Ramos, por cierto).

 

Rangoli pide disculpas por haberse apuntado a las 5, pero es que acababa de hacer su tema. Normalmente viene con violín, pero le apetecía usar el ukelele. Como está algo nerviosa, pide apoyo al público: Que susurren "Fire" en ciertos momentos de la canción. “Tengo un fuego dentro; nadie lo puede apagar. Y ahora me prometo que sí lo voy a escuchar. Me habla por la noche me habla por el día, inclusive cuando estaba distraída...”. Ha sido simpático intentar cuadrar el “Fire” ese. Bravo.

 

Cereza tambien pide ayuda al público para que le acompañen en el estribillo. “Tú me miras, eres mi vela. Tú me miras, eres mi chimenea. Tú me besas, hierve todo en mí. Tú me besas, saltan las teas. Fuego aquí hay fuego, grito dentro de mí. No lo apagues, deja que crezca...”. Buen tema.

 

Mauro Reis, aunque hubiera preferido estrenarse aqui con una canción, no le dio tiempo a componerla. Así que escribió unos versos que ahora nos lee. “Y así andamos de un lado a otro del sol sanguíneo, sobre esta tierra mísera. En el cosmos sin números ni nombre. Lugar que amamos porque no tenemos otro. Sobre este astro en que muslos eléctricos se agitan por las calles como alas. Con sus ojos y habla rítmica, hermosos de humedades y encaminado como todo hacia la muerte...”. A ver si el próximo día nos trae una canción.

 

Luis Roca, alias Lewis González, cantautor canario afincado en Madrid, explica. Trae guitarra eléctrica. Su canción está dedicada a Tenerife y a los problemas que hay en Canarias en general. “Tiembla Tenerife, tiemblan sus hermanas. No cabe tanta gente ni tal obsesión urbana. Mientras haya incendios en la corona forestal, seguiré con mi pregunta: ¿a dónde iremos a parar?...”. Bello tema.

 

Andrés dijo al principio que con los nervios seguro que a alguno se le olvida dejar su regalo. Al parecer hablaba de él. Ahora deja dos entradas para su concierto  del viernes que viene. Y seguimos con otra tanda de “fuegos”.

 

Sergio Ituero deja ante todo un ejemplar de su poemario "Un ejemplo de subliteratura" para el sorteo. “Cuando la noche baje hasta mí y el viñedo esté oscuro, veré acercarse en la negrura el ascua de tu cigarro y no tendré miedo. Porque sé que estarás a mi lado mientras acontece el fin de este esporádico mamífero que habitó la tierra la décima parte de un chasquido. Y me darás a fumar de tu cigarro...”. Otro estupendo poema de nuestro querido Ituero.


Oscar Goiko saluda en todas las lenguas del Estado y nos enseña a decir fuego en euskera. Tiene problemas con la letra; bueno, o con la vista. Así que comienza de nuevo, tras recolocar el atril. “Querida humanidad, dos puntos, lo tengo que dejar por escrito. Aunque me duela tratar este asunto, soy el cronista último testigo. Contar del primer fuego, ese Big Bang certero, gracias al cual la vida conocemos...”. Una canción con aires de balada pop.

 

Beatriz Sancho no venía por aquí desde el año pasado por estas fechas. Nos ofrece un poema en su genuino estilo sin cortapisas ni autocensura. “Fuego. ¿Qué juego? Fui siempre una estrella. Materia incandescente en llamas perpetuas, encendida, iluminante, hasta que concebí un deseo irrefrenable de experimentarme en el juego del fuego, quemándome…”. Bienvenida, compañera.

 

Sergio Sanz monta, con ayuda de Andrés, su tinglado musical, llamado órgano multi sonido. Después deja para el sorteo, para corporeizar su canción, (“te queremos, Daniel”, añade), un azulejo, pintado por él mismo, con el “chakra” Manipura, que es el del plexo solar, el “chakra” Fuego. Y nos ofrece una mezcla de Rap y canción muy original.

Quiero escribir algo parecido a un rap / que te llegue hasta los huesos. / Quiero escribir algo parecido a un rap / que te muestre mis excesos. / Quiero escribir como Ms. Lauryn Hill  / que llegue a tu cora todo mi feel: / Quiero escribir algo parecido a un rap / que en tu mente haga "crap". / Quiero escribir como Shakespeare: / Hacer de las novelas odiseas en los mares. / Quiero escribir como los Machado: / Hacer descubrimientos del invento ya inventado. / Quiero ser ese que ya olvidó / y que a veces se me acerque Kase.O  / y me pregunte: / Dime cómo vuelan los peterpanes. / Dime como sale hielo de los ojos de los supermanes. / Dime dónde me he escondido. / Dime: ¿la escalera la he bajado o la he subido? / Dime de la Tierra de las Tentaciones / ¿Somos sólo carne o somos sólo corazones? / Dime ya por qué si yo me siento ciego / tengo algo dentro que me quema como fuego. / Dímelo Mamá. Dímelo Bebé. / Dímelo Mamá Bebé. / Dímelo Mamá. Dímelo Bebé. / Dímelo Mamá Bebé. / Dímelo Mamá. Dímelo Bebé. / Dímelo Mamá Bebé. / Dímelo Mamá. Dímelo Bebé. / Dímelo Mamá Bebé. / Yo quiero escribir como Julio Verne: / Pasar todas las noches en los bares de alterne. / Yo quiero cantar como la Jurado: / Hacer de cada rosa un poema extasiado. / Yo quiero pintar como Claude Monet: / Hacer la paella del senyoret junto a Sorolla. / Yo quiero cantar como mis abuelos: / Auroras Boreales que se pierden en los cielos. / Yo quiero bailar como Beyoncé: / Salir por la noche en la MTV. / Yo quiero pensar como aquellos niños  / que tienen la respuesta sólo en el guiño  / y me pregunten: / Dime cómo vuelan los peterpanes. / Dime como sale hielo de los ojos de los supermanes. / Dime dónde me he escondido. / Dime: ¿la escalera la he bajado o la he subido? / Dime de la Tierra de las Tentaciones / ¿Somos sólo carne o somos sólo corazones? / Dime ya por qué si yo me siento ciego / tengo algo dentro que me quema como fuego. / Dímelo ya, dímelo ya. / Dímelo Mamá Bebé / Dímelo ya, dímelo ya. / Dímelo Mamá Bebé / Dímelo ya, dímelo ya. / Dímelo Mamá Bebé / Dímelo ya, dímelo ya: / - No te quemes.-

 

Barbara Novella está contenta porque ha venido a pasar la tarde con ella su amiga estrella, a la que canta el cumpleaños feliz la sala entera, no sé por qué (je je). Toca desenchufada. “...No sé por dónde debo seguir. Si sigo las brasas de este corazón que se levanta y celebra las desgracias como aprendizajes de fuego. Otra vez mis pasos no sé a dónde me llevarán. Necesito ir más espacio. Hacer un alto al caminar…”.

 

Andrés, antes de seguir, nos comenta que el día 25 es lunes, pero no hay micro. En cambio, el martes y miércoles sí. Y añade que como este será el último micro del año y justo antes del 28, pues se admiten bromas. Inmediatamente se arrepiente de haberlo dicho. (Tarde, hermano). Para terminar, dice que la primera semana de enero no hay micro. Y vamos con otra tanda.

 

Mi Antonio pone la funda al micro y deja para el sorteo la piedra número 27. Y explica que su "Fuego" hace referencia los pecados capitales, que como fuego consumen a la gente. “...Si el amor es verdadero, el fuego ha de durar dentro de mí largo tiempo. Pues si contigo ya ardía en lo profundo de mi pecho, sin ti ese fuego me acompañará para siempre en el recuerdo...”.

 

Marta Plumilla trae un tema que es casi una copla. “No me acostumbro al fuego que sale de tu boca. Creciste rápido, dejando de ser mascota. Te acariciaba el cuello. Dormías en mi cama. Creció tu cola de escamas y las primeras llamas...”. Supongo que se refiere a ese dragón que todos llevamos dentro.


Juanlu Mora dice que Andrés es un perfecto maestro de ceremonias, porque le ha dejado el atril colocado en el lado que a él le viene bien, sin habérselo pedido. Luego vuelve a mostrar su dominio de la poesia, la voz y la armonía. “Ardo y ardo en este instante. Arden el hombre y el infante. Y entre llama y llama un recuerdo me reclama. Voy ardiendo lentamente en los ojos de la gente. Y entre humo y humo en silencio me consumo. Y no sé cómo arder sin desaparecer...”. Precioso tema.

 

Victoria Loarte cuenta que está aquí por la fuerza del destino. Que se puso la semana pasada a componer un villancico y le salio "Fuego". Y es que no le parecia un villancico aquello que decía la canción. “Me alejo para echarnos de menos. Me acerco a mis pensamientos secretos. Te llaman a voces. Entre tú y yo no existen temores. Solo una pelea sexy, sedienta de ritmo y de sal. ¡Fuego On Fire!...”. Efectivamente, ni una referencia al “ninio” Jesús.

 

Ernesto Arango le da a su canción con buen ritmo, al tiempo que se coloca en el asiento. A poco de comenzar y con un “mecagoenlá”, se levanta a pillar la letra, porque no pudo cantarla de memoria. La retoma y nos da tanta energía como Victoria.

Fuego camina conmigo/ Fuego / fuego / Todo va a arder / Yo lo voy a quemar / Fuego /fuego / Todo va a estallar / Va a estallar el obús Ernesto / El que está detrás de todo esto / Fuego camina conmigo / Fuego / fuego Soñar vivir amar / Todo se reduce a cenizas / Se regenera como un Fénix / En forma de cantactor / Ernesto el que está detrás de todo esto / Fuego camina conmigo / Fuego / fuego / purificador / iluminador / Fuego / basta ya.

 

Andrés no se entretiene demasiado porque sabe que aún hay personas esperando entre nervios turno para estrenar su composición. Así que presenta la última y más larga tanda.

 

Borja Cacharro dice que es que no quiere decir lo que ha prohibido Andrés decir al principio (eso de traigo la canción con pinzas, acabo de componerla, no sé qué tal saldrá, etc.), así que no sabe qué decir. (Risas). Y nos brinda un tema lleno de un aire rock muy bueno. “Siento el fuego en tu interior detrás de esa piel de camaleón. La superficie de tu cara como un mapa de medallas y batallas no ganadas. Ese fuego te quema por dentro. El muy cabrón tiene su propio cerebro. Es el fuego o es el miedo... “. Bravo, Borja.

 

Elena Hernando dice que deben estar todos ardiendo porque vaya calor. No sé si es literal o figurado eso del calor. Y nos lee su aportación al concierto. “Siempre tuve miedo al fuego, a su fulgor y a ese sonido que invadía mis pesadillas. Desde niña presentía que su furioso crepitar acabaría con mi vida. Y aquello sucedió el segundo en que mi hermano menor se despidió de este mundo...”. Un preciosos y sentido poema. Bravo.

 

Camila Ordoñez pide prestada una guitarra y deja un regalo, envuelto y todo, para el sorteo. Tras un gran suspiro y agradecer la presencia de unos amigos que han venido, nos canta con aires morunos. “Revelo mi secreto. Deseo nuestra unión. Fuego. Imagina el calor. Cuerpo con cuerpo. Rompo mi silencio, confieso mi pasión. Con un beso en tu rostro te declaro mi amor…”. Bonita voz.


Espenuma canta a capella, al estilo de Antonio, con una letra muy simpática y original, como suelen ser las suyas. Pide al público que le ayude en una parte, “pero como es al final si no lo hacéis os habéis dormido durante la canción y lo hago yo sola, no pasa nada”. Pero no, porque mola el tema. “...Los ojos rojos de mirarte fijamente. Los ojos me arden y parezco demente. Es el fuego, es el fuego, es el fuego. Fuego. por qué me haces arder, si no le puedo tener...”. Al final se quema, claro.

 

Tomás de la Casa dice que la primera frase de su canción es de Lorca, que le ha dao permiso para usarla. Como homenaje a Lorca canta unos versos de “Los cuatro muleros”. Y luego ataca su canción, muy de estilo tradicional. “De tu cara sale la brasa viva. Mis ojos son brillantes de dinamita. El humo nos retiene en el presente. Acércate a mi cuerpo incandescente. La lumbre está encendida bajo la cama. Seremos las estrellas de una bengala...”. Buen tema.

 

Andreas Kalk Badan sube sin papel y se produce un silencio de general incomprensión… hasta que saca el papel del bolsillo. El pequeño grito que suelta el público es un poco  de alivio y comprensión y un poco de jolgorio. Andreas dice que es un orgullo cerrar este estupendo concierto antes de leernos su poema, que como subtítulo lleva “Para Begoña”.

Me pongo a pensar en «fuego» / y me llega como un tiro la imagen del joven inmortal. / Ese joven que baila con sus brazos en cruz / en torno a la hoguera del mundo / como si fuera una hoguera de San Juan. / Salta con la destreza de un loco / por encima de los maderos de roble / que tratan de morder con sus llamas ancestrales / sus talones de leche. / Y el joven se descojona y se salva una y otra vez, / porque es inmortal  / y lo sabe muy bien. / . / Básicamente no pensar pensando, / sabiendo sin saber, es lo que le lleva  / a tomar una buena decisión. / . / A veces apura demasiado y, entonces, se lame la herida / con ese poder catártico de sentirse vivo. / Y lejos de refugiarse en el calor de mamá / practica funambulismo sobre el relente  / de una oxidada barandilla de puerto / una madrugada de luna de llena. Y mientras el mundo  / se consume por las llamas / él disfruta del espectáculo derramando / unas lágrimas que no piden permiso ni perdón. / El joven no está para nadie porque está para todos. / Comparte su amor. Desprecia el nepotismo. Es el mayor demócrata. / Eso lo sabe —sin saber— muy bien el joven. / El joven es un tragafuegos que se compadece de los padres / que le gritan que tenga cuidado con lo que hace, / y le repiten sin cesar que quien juega con fuego  / se quema. Pero el joven vuelve a escupir puto fuego  / por su boca de cielo / nutrido por la esencia de su alma inflamable. / El joven es inmortal / y eso lo sabe muy bien. / . / Pero quien necesita ayuda no es el joven / —que se basta a sí mismo— / sino el viejo prematuro. Uno decide ser viejo prematuro  / cuando percibe el mundo como un bosque calcinado / y su pecho seco arde por dentro como las Tablas de Daimiel. / Es ese viejo en fase de cremación —y no el joven— / quien necesita con urgencia que le digan / lo que tiene que hacer. Hablo de ese señor, / con buen aspecto físico, refinado, / con tendencia al cuñadismo, / privilegiado morador del llamado primer mundo, / y que con treinta, cuarenta, cincuenta, ¡qué sé yo!,  / ochenta o ciento veinte años dice aquello de (atención): / . / Yo ya he hecho en mi vida todo lo que tenía que hacer. / No necesito nada más. Ahora les toca a ellos… / —¿A quiénes? —A mis hijos —Ah... / . / De esos cadáveres hablo. / . / A veces me convierto en uno de ellos para más tarde revivir…  / El problema es que cada vez que me muero  / no sé si volveré a ver la luz… / No sé si volveré a la luz. / No sé si volveré. / No sé. / No… / . / No, llegado a este punto del poema me doy cuenta / de lo mucho que me cuesta hablar de mi propio fuego. / Está muy bien hablar de las llamaradas del joven inmortal / o de las cenizas del viejo prematuro momificado en vida. / Pero…, ¿y qué es de mi fuego? / Solo sé que ardo por dentro y otras veces por fuera. / A veces, incluso, se incendia mi propia casa y también / la ciudad entera que tanto amo. A veces, la llamarada / es tan bestial que lo devasta absolutamente todo / y, en otras ocasiones, apenas es una débil lágrima azul / que tiembla en la caldera del tiempo.  / . / Mi fuego… / Fuego son las llamas que lanzaban los faros de mi triciclo rojo. / Fuego es aquella mirada del corzo antes de ser atravesado por una bala. / Fuego son los copos de nieve hechizados por la trenza de la aurora / en un bosque inmenso con un claro que llevaba mi nombre. / Fuego es aquel paraguas abierto  / apoyado sobre un charco de sangre en un portal de Andoáin. / Y también el silencio del miedo en los bares del pueblo. / Nunca, nunca aprendimos del fuego en la mirada del judío / que arrastraba el cuerpo de un amigo hacia el crematorio de Treblinka, / mientras una señora de la aldea vecina, apostada en un balcón, / contemplaba, apretando sus labios de piedra, el humo abyecto del horror.  / Fuego es sentir que el colegio se convierte en un campo de batalla. / Fuego es rozar los pechos de diamante de tu compañera de pupitre. / Fuego es dejar que tus yemas memoricen las texturas del sexo / y el placer de gustar y gustarte en aquellas noches sin fin / en las que nada importaba y todo giraba  / como gira el helicoide del barbero. / Fuego es lo que yo sentí en mi pecho la tarde en que comprendí / que mi padre iba a morir. / Fuego es aceptar que el amor es eterno  / y que el humano es mortal. / Fuego es la ternura al sostener en tu regazo / a un diminuto ser morado que te escruta con cara de pánico,  / como si hubiera mordido, el muy cabrón, una rodaja de pomelo, / y que de pronto te sujeta el dedo meñique como viniendo a decir: / ¡haga usted el favor de cuidarme hasta que venga mi madre! / Fuego es darte cuenta de que tu vida es un relato que da para dos vinos, / y que el resto es paja que prende la pira de la tragedia. / Fuego es descubrir que el robot eres tú, y solo tú, / y no al que llevas media vida llamando robot. / Fuego es comprender la fuerza descomunal del amor / en el braille de las pestañas dormidas de tu compañera / cuando la noche se hace demasiada noche / para un alma pide amanecer. / Fuego es cruzar el umbral de una puerta llamada libertad / y encontrarte a todos tus náufragos / haciendo fuego de tu fuego. / . / Sí, definitivamente, este es mi fuego. / Este el fuego en el que yo quiero arder. / . / Y en este infierno delicioso y terrible que es la vida / bailemos todos juntos, compañeros, hagámoslo / mientras se viene abajo nuestra catedral, / y que nuestro rescoldo deje un brillo en el cielo / que valga / verdaderamente / la pena. / . / . /

 

Y como colofón el “cadáver exquisito” que nos regala como cada día Ernesto Arango. La última maravilla de la noche. Enorme. Y Andrés ya solo tiene que dar las gracias a todos por hacer esta maravilla, despedir a los onlainers, hacer el sorteo y cerrar el micro hasta mañana.

"Podéis ir en paz".

P.D. Añado a continuación la aportación de este cronista, Camilo Crespo, al concierto “Fuego”.  

                    https://www.youtube.com/watch?v=L0kF_D5DklI

Fuego que llevo dentro un día acabara conmigo / Mejor ese destino que nunca llegar a conocerlo / Poder ser consciente / De que soy fuerte / No dejar en barbecho para siempre ese fuego. / Fuego que hay en mí me lleva a lomos del viento / Y me ayuda a ir alcanzando uno a uno mis sueños / Y me siento tan fuerte / Y casi omnipotente / A mis pies el cielo que brilla con mi fuego. / Y de vez en cuando esa sensación de abandono, de soledad, / De no pertenencia, de en vez de vivir soñar / Hay veces en que siento miedo / Y tengo ganas de salir corriendo / Y de entregarme a mí mismo al fuego. / Fuego que sube bajará la vida se atempera luego / Y las ansias por ganar se ralentizan con el tiempo / Si uno tiene cuidado / Acabara observando / Que aún queda tanto / Dentro y tan bello, inexplorado, tanto fuego.

 

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