Por: Camilo Crespo.
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”Oremos”. Buenas tardes. Los días pasan. Trump ya ha reconocido (por twitter) que ha perdido, pero dice que seguirá en los tribunales. Otra muestra más de su calaña. ¿Cómo un tipo así ha podido llegar a ser el líder de la capital del imperio? Yo alucino. Espero que haya sido un espejismo, un pequeño capricho del destino. Demuestra lo desesperados que estábamos en el mundo occidental. Al menos la pandemia nos ha bajado a todos un poco a la realidad. Creo que nos tomaremos la vida más en serio (quitando a los de siempre, a los que quieren ser el califa en vez del califa a toda costa...)
Bueno. Andrés nos saluda desde su segundo rincón más importante de Libertad Ocho. El rincón del post-micro. Nervios en el aire porque algunos hemos traído canción nueva. Y él lo sabe. Le parece que la idea del monográfico aporta un poco de tensión en los micros online. Incluso nos dice que ya tiene el título para la semana que viene. Mientras Karma Olivié y Marta le distraen. Están en Libertad preparando el concierto de Marta del lunes que viene, que promete ser digno de Stanley Kubrick. Y vamos con la primera tanda.
Empiezo yo, Camilo Crespo. Digo que la canción mía,
llamada “Restos” es antigua y que casualmente habla de relojes, cámaras,
frigoríficos y calculadoras. Je je. Es broma, claro. Es nuevecita. Explico que
he hecho un pequeño experimento con la letra. Muchas veces dibujo algo sin
forma y luego me aparecen distintos elementos. Esto parece una cara, eso un
caballo... y termino de definirlos. Pues con la letra he hecho más o menos eso.
He dejado a mi mente sacar frases sobre las palabras y luego he ido
recolocando, dando forma a ideas. No es perfecta, pero es un camino nuevo. Intentaré
seguir ahondando por ahí. “Miro el reloj y ya es hora de cruzar. Y escalo tu
pared de moscatel, hundiendo mis antenas en tu tarro y perdiendo el sentido y
la miel... Y el frigorífico que aun
resiste, se me abre y la luz me inunda. Y me acerco poblado de dudas. Sólo me
llevo los restos en el tacón”. Me ha gustado cómo ha quedado. Como es nueva, la
canción aún puede dar algún giro, pero parece que será poco.
Ahora
entra Javier Gijón, que está como
niño con zapatos nuevos. Trae canción nueva y comenta que le encantan los días
de estreno del micro. Sí. La verdad es que hay nervios e interés por ver qué
traen los otros. También añade que le gusta que algunos hayan vuelto. Su
canción se llama “Me doy la vuelta y me pongo del revés” porque, dice, tanto
aparato eléctrico le convulsiona. “La calculadora de los sueños despertó. Vuelvo
a la inocencia de esta compleja ecuación. Dos más dos son veinte, otros dicen
33. Le saco la lengua y me dejo acariciar... por el viento… por el viento… Un
reloj de ausencias marca un tiempo de cristal. Es un verso frágil que se
quiebra sin nacer. Como en la nevera que al cerrar la puerta pierde luz, pierde
luz….”. No se si percibís el paralelismo con la letra de Camilo. Parece que se hubieran
puesto de acuerdo. Ha aprovechado bien la acústica que tiene entre las manos.
Buen ritmo. Gracias Javier. Te echamos de menos la semana pasada.
Andrés Sudón
no ha compuesto canción especial para el monográfico, porque ya tenía una que
compuso en un Canciomatón. Se llama “La canción del robot” y las premisas para
su composición fueron que la letra contuviera la idea de que “los robots
también tenemos sentimientos” y que la música tuviera “aires de serenata”. Y
Andrés nos canta una letra muy tierna y dulce. “Recuerdo el momento en que
nací. Me iban subiendo datos. Estaban lijando y dando barniz. Entonces me vi.
por la webcam de mi mamá. Yo soy como ella, un ordenador, pero con más memoria,
con voluntad propia y con motor. En realidad me parezco más a mis papás. Son
machos y hembras de la humanidad. Llevan batas blancas. Son blanditos y pueden
llorar. No me han instalado lágrimas. Me puedo oxidar. Y lloro por dentro
cuando apagan a mamá. Y papas se van a casa con sus hijos de verdad”. Si lo
relacionamos con el robot de Kalk Badan, resulta una canción perfecta para
generar un contraste en un disco. Gracias, Andrés.
Una es la
siguiente. Sigue liada con el disco en marcha y no ha tenido tiempo de
componer. Lo que no sabe es que si no es por ella, este que escribe no habría compuesto
la suya, porque se le había ido de la cabeza hasta que ella lo mencionó el
jueves anterior... Y nos canta su ya famoso “Tres millones, novecientas mil
trescientas tres”, que es el número de neuronas que perdemos en un año, compuesta
para el taller “Números”. Canción, efectivamente llena de cifras. “Tres
millones de neuronas he perdido en este viaje y las que me quedan por perder si
continuo sin poder dormirme. Son las doce y media y el reloj suena a las seis.
Dos, tres, cuatro, cinco, siete, quince, veinte, cien ovejas he contado desde
menos diez y ahora son las dos y media y aquí estoy, insomne, contemplando el
techo y la pared...”. Una canción genial, que seguro que queda estupenda en ese
disco. Disco que no dudamos será precioso, porque Una se lo está tomando de un
modo muy concienzudo. Nos consta. Estamos deseando comprárselo.
Andrés da las gracias a los cuatro primeros participantes. Dice que la de Camilo le recuerda a Radiohead, a lo cual le respondo que soy como una esponja, todo me influye, así que no me extrañaría nada. A Javier le dice que le mola que haya cogido su punto a la acústica. A él mismo le mola su canción y le apetece grabarla. Así sea. Y a Una le felicita por el temazo que se ha marcado y le da las gracias por poner ese título, “Taller Ayer”, a su disco, que hace referencia a los talleres de Micro Abierto Libertad Ocho. Y nos anuncia el siguiente monográfico que se llamará “Bosques, ríos, piel y playas”. Mañana creará el evento. No hace falta crear canción nueva. Basta con traer una del propio repertorio que haga referencia a esos temas. Por otro lado nos recuerda que sigue activo el #adoptaunbar, cuyo enlace está al principio de la crónica.
Y aparece Marta Plumilla que no ha encontrado
canción del monográfico ni ha podido crear una nueva, liada como está con la
preparación de su concierto del lunes treinta cuyo enlace para las entradas os
pongo a continuación. https://entradium.com/events/marta-plumilla-en-streaming-desde-libertad8
Y Marta nos canta una canción cuyo
título no menciona (¡como casi siempre! Así que le quitaremos un punto. Bueno,
no...) “Yo no tengo casi nada que sea casi mío. Sólo esta canción... Una
sonrisa guardada en un bolsillo interior, para cuando me digas vete en mitad
del bosque o en otra dimensión. Justo en medio de un protón. Con todas esas partículas mirándome y un
abismo mirándome, cual n mirándome...”. La interpretación es muy bonita, pero hoy
Marta está muy centrada en preparar el concierto del lunes que viene, que va a
ser una pasada. ¡Seguro!
Joaquín Ascón sí que trae canción nueva. Como había dos personas
que iban a hacer su directo y no lo han hecho, hay un poco de lío, pero Joaquín
entra por fin para cantarnos su nuevo bolero, “El radiocasete”. Comenta que hacía
muchos años que no hacía canciones de encargo. Pero esta le ha quedado
preciosa. “Cualquier noche era buena para andar buscando entre las sombras de
un portal. Con un radiocasete desvencijado, desafiando al frío y al pecado, bailábamos
tú y yo cualquier canción. Rondaba un gato azul por el tejado. Cantaba Demis
Roussos: Mon amour!... Y a espaldas de una luna mentirosa, una estrella fugaz
cayó a tu lado. ¡Corre, pide un deseo!... Y se cumplió”. Como siempre, una
letra bella y evocadora. Dan ganas de agarrarse a una cintura y dar vueltas por
la pista. Gracias, Joaquín.
En
primer lugar entra Germán Rísemberg,
acompañado por su amigo Mauricio. No pudo hacer una canción nueva, pero trae un
tema de su repertorio que habla de radio y de motores, llamado “La siesta”. Eso
sí. Nos advierte de que tiene una canción nueva que le viene estupendo para el
tema de la semana que viene, así que entonces habrá estreno. Hoy repite esta
canción que a cantó en su día. Con una música de estribillo muy Piazzola, nos
canta. “El sol lleva su infierno hasta el andén, haciendo arder los caños herrumbrados.
La siesta se alimenta del pasado. Ceniza tras ceniza abarrotada, árbol caído.
Fantasmas mutilados, buscando el barro. La ciudad, remanso triste de dolor y
gris, enciende ya su engranaje de ausencias, Y el reloj marca las horas que no
volverán. Ya la rutina regresa a su puesto”. Las letras hermosas y urbanas de
este rosarino (espero que se diga así). Muy buen tema y muy buena interpretación.
La última actuación de hoy
corresponde a Karma Olivié. Está con
Marta y Andrés, preparando la actuación
del lunes, para que salga genial. Con aspecto años sesenta, a lo cantautora de raíces,
trae una canción nueva, inspirada por un cantautor llamado Peter Slow, al que
ha escuchado esta mañana. Así que la canción está todavía sin asentar. Esta es
la primera versión. “Siento que se me escapa la vida. Que no entiendo ni mis
miedos. Que no paro de correr hacia el mañana. Y apuro el segundo en mi
presente. Siento el jadear del mundo, que no para de correr hacia mañana. No
tengo prisa. Cuido mi tiempo. No sea dónde
voy. Por eso voy más lento. Miro el camino. Siento mi peso. Soy los presentes múltiples
en mi propio universo. Por eso late mi corazón más lento”. Karma me parece
inmersa en cierto proceso de cambio. Algo bueno tenía que tener este periodo de
enclaustramiento. Creo que muchos estamos sintiendo cambios en nosotros, que
aunque luego remitan en parte, algo quedará. Muchas gracias, Karma por seguir
buscando respuestas.
Esto se acaba. Andrés da las gracias a todos los participantes. Luego nos muestra cómo está la sala, en la que está haciendo su prueba de sonido la cantautora Laura Ordóñez para su posterior concierto online y para terminar pasamos al sorteo de deseos. Nos pide que pensemos un número entre el 400 y el 406 y que dejemos escrito nuestro propio deseo para el acertante, que si no, no nos toca. Y los deseos recopilados hoy son:
- Que quien acierte el número ¡encuentre el hilo del que tirar para hacer todas esas canciones!
-
Que tenga una idea que le abra un camino nuevo de composición.
Y así acabamos. Abrazos a todos y hasta el martes que viene...No olvidéis “Bosques, ríos, piel y playas”
“Podéis ir en paz”.
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