Por: Camilo Crespo.
(Pincha
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”Oremos”. Buenas tardes. Estamos viviendo la típica época de antes de que todo se arregle. O sea, que todo va fatal. Algunas salas abren, otras no se atreven. Además, dependiendo de cómo esté clasificada la sala, puede o no abrir. Y además la Nochebuena se viene... Y mientras unos quieren “salvar” la Navidad, de modo que los grandes comercios puedan vender mucho, otros se echan las manos a la cabeza, viendo que la “tercera ola” será inevitable. Nos queda la esperanza de que para Junio ya habrá mucha gente vacunada y la vida empezará a revivir. Sobre lo del empleo, ya tal...
Nuestro magnífico presentador nos recibe de nuevo desde el escenario de Libertad Ocho. Él está feliz porque vuelve a hacer conciertos para humanos, pero no nos lo dice. Ante todo nos comunica que la semana que viene vamos a retomar los monográficos, en los que cada uno trae una canción, nueva o del repertorio, que haga mención al tema especificado. Además nos avisa de que hay novedades en relación a los participantes. Y ahí va la primera tanda.
Y
empezamos con Karma Olivié, que ha
vuelto al micro. Bien. Con un aspecto más juvenil del acostumbrado, Karma,
antes de nada, nos pide que apoyemos a Libertad Ocho. Que compremos todos los
conciertos que podamos, para verlos aunque sea en diferido. Apunta muy atinadamente
que si estás con un colega, pagaros cada uno una entrada. Son muy baratitas. Ya
se sabe que un grano no hace granero, pero ayuda al compañero. Muy bien dicho. Y
a continuación nos va a regalar su tema del taller “Triste”. Con una música de arpegio hipnótico y
circular, que me hace pensar en Philip Glass, nos brinda una canción de amor a
la tristeza. “Devolver una quimera. Devolver el mar a la tierra. No encontrar
hogar. Descifrar fronteras. Dejarse querer por la tristeza. Ahora ya puedo
entender mi piel.... Tristemente no sabemos de dónde venimos. No desisto, voy
buscando soles en la noche”. Una composición arriesgada, que no es complaciente
con el oyente. La canción de Karma es una de la maravillas que dio aquel
taller.
Camilo Crespo (yo mismo) hoy tiene buena luz y nos va a cantar una canción nueva. Aunque
es la musicalización de un poema antiguo, titulado “Compañera”. Camilo nos
deleita con unos momentos de afinación de guitarra mientras comenta que hace
unos días realizó un directo con todos los temas de su última colección y manda
su ánimo a los que viven de la música, que lo están pasando muy mal. Los
versos, escritos con veintidós años, declaran su amor por la libertad de su
compañera. “Te he llamado amor mío y te he sentido aquí dentro. Como el fondo
de mi fondo, como el centro de mi centro. Pero sé que no eres mía, sé que eres
aire, mar, luz. Fuerza que ha existido siempre, que no se la puede dominar. Y
por eso, compañera de mi alma, te pido que desde este momento sepas que sé que
eres sólo tuya y que puedes decir adiós o hasta luego... Pero mientras
tanto... compañera, tu mano dámela,
echemos a andar”. Juventud, divino tesoro.
La
siguiente es ni más ni menos que Una,
que se excusa por habernos dejado abandonados pero es que está muy liada con la
grabación de “Taller ayer”. Pero está muy contenta de estar hoy aquí. Va a
cantarnos una canción del disco, llamada “Demolición”, dedicada a su antigua
casa. Un tema precioso, con el estilo genuino de Una, mezcla de Rock y New Age
(bueno, yo me entiendo). “Una tarde de Febrero de hace casi veinte años
escalaba los peldaños de esta empinada escalera. Sin tener conciencia apenas de
que mi hogar me esperaba. En una atalaya estaba aguardando que subiera. Sus
paredes guardaban ecos de otras existencias. Llantos, risas y gemidos, ajenos a
mi presencia... Y esta casa con mis cosas va a ser pronto demolida. Nadie
quiere rehabilitarla y ella se da por vencida. Y aunque sobrevivió a una guerra
y vio enterrar a sus difuntos, ahora no hay nada que hacer ya pueda contra la
guerra del lucro”. Una canción triste y preciosa, que inspiró incluso un poema
de nuestro querido Andreas Kalk Badan. Una, antes de cerrar la emisión, nos
promete volver a asistir a estos micros online.
Y
cierra esta tanda de “hijos prodigio” un actor que ahora anda por el teatro Amaya
de Madrid. Goiko nos cuenta en todos los líos en que anda metido. También nos
dice que ya vuelve a tener los martes libres. Así que procurará no faltar de
ahora en adelante. Su canción es la del taller “Vacío”. Hace pocos días
falleció su abuelo y su canción habla precisamente de que desea que haya algo
más tras la muerte. Su interpretación es muy especial y se nota. Transmite todo
su sentimiento. Además, con la guitarra española, esta canción tiene otra
dimensión. “Todo mi mundo viene abajo porque quiere otro lugar. Cruzo los dedos
deseando que el futuro no sea el vacío. No me resigno a creer que juego a todo
o nada al apagón final. Quiero pensar que al otro lado hay otro estado. Otro
despertar. Un más allá, un agujero a otra dimensión, Un reiniciar. Encontrar
respuestas a todo este juego. Porque el vacío es poco, busco otro lugar y que
al cerrar los ojos, vuelva a despertar y recordarnos a nosotros”. Otro temazo.
Gracias, Goiko. Y sobre tu abuelo, ya sabes que tienes todo nuestro cariño. Un
abrazo desde aquí, compañero.
En
la segunda presentación de hoy, Andrés da las gracias a los que han formado la
primera tanda. Manda un miau a Camilo porque ha estado ocho minutos. -¡Que le
corten la cabeza!- Y aprovecha para comentarnos que Karma está preparando una
producción especial para el concierto de Marta Plumilla del día 30. La verdad
es que estoy deseando verlo. Nunca defrauda Marta. Andrés se felicita por la
vuelta de Karma, Una y Goiko, al que manda un abrazo. Y ahora sí. Ahora nos
dice el título del monográfico para la semana que viene. Es “Relojes, cámaras,
frigoríficos y calculadoras”. Pero no valen relojes de cuerda ni de cuco,
avisa. Y que controlará el tiempo. Creará el evento en Facebook. Y pasamos a la
siguiente tanda.
Germán Rísemberg sigue en Rosario y desde allí, en la casa de su amigo Mauricio Ortiz, que le acompaña con su eléctrica, nos interpreta su canción “Entre dos siglos”. Es una pena que los problemas técnicos nos resten placer de escucharles. Pero Germán, siempre atento, nos ha facilitado otra ejecución con más calidad que nos permite apreciar el tema perfectamente. “Asi fue como paso. El mundo se transformó y el reloj perdió de a una sus agujas. El «te quiero» se abrevió, mi plaza se amuralló y en la mesa del café no hay más cenizas. Tu voz se hizo digital, el mar exportó la sal y una escoba no es más un caballo alado. El amor en tiempo real no te va a dejar entrar por su puerta de contraseñas vacías”. Gracias, Germán por contarnos este cambio en la forma de relacionarse con el nuevo siglo. Y gracias a Mauricio por su saber hacer. ¡Que no pare la música!
El segundo
es Andrés Sudón, que nos canta un...
yo no lo llamaría temazo, sino “pastilla roja”, de las de Matrix. Una ventana a
la realidad del ser humano. Su tema del taller “Vacío”. Andrés abre ventanas a
las que nos asomamos. “Es bueno exfoliarse en el lodo del dolor... No tengo
este cuerpo para envejecerlo al sol, ardiendo y sin tiempo, mucho mejor que
eterno... Es bueno deleitarse con el asombro de una flor. Lo malo de lo bueno
es que es peor que lo mejor. Y lo mejor es apostar por crepitar en un altar de
placer sin piedad y vacío. Lo malo de lo bueno es que es peor que lo mejor. Si
grito lo que es mío, nunca estaré vacío... Y que al final todas las rosas de
ese ramo sean par mí”. Es toda una experiencia ver crecer las canciones que
salen de los talleres. Si tu primer encuentro con ellas es en un disco, no te
llegan igual. Gracias, maestro por tantas cosas: la canción, el micro, los
talleres, Vd. mismo...
Joaquín Ascón, en referencia al monográfico, nos comenta que no
está acostumbrado a hacer canciones de encargo. Pero va a intentar lanzarse al
vacío. Aparte, nos cuenta que un amigo le ha pedido fotos de sus épocas
juveniles y rebuscando ha rescatado viejas canciones arrinconadas. Entre ellas
una dedicada a un joven preso que se asomaba con ojos vidriosos a los barrotes
de la Cárcel Modelo. “Tal vez fue que gastó su tiempo entre promesas y no pudo
cumplirlas como se proponía. Tal vez que la desidia que en la calle respiraba
le embargó. Ahora sus días los tienen archivados. Ya no es sino uno más en ese
palomar. No es más que un número perdido en un fichero. Quizá puedan los años a
casa devolverlo... Nadie le oyó. Nadie le preguntó su parecer. Le dejaron caer. Le ató la vida de manos y de
pies cuando le vio nacer. Y por el oscuro arrabal sus ojos de cristal
descubrieron la vida”. Si el cantautor tiene algún deber, es retratar la vida y
dar voz a los que no pueden hablar. Hay mucha gente que piensa que la gente va
a al cárcel “porque se lo merece” y ya está. Pero la realidad es más dura y
menos justa. Nos queda constancia de ello, viendo lo que cuesta meter ahí a
ciertos sinvergüenzas que tienen buenos padrinos. Gracias especiales hoy,
Joaquín.
Nuestro
presentador da las gracias a los tres anteriores y anima a Joaquín a lanzarse a
ese vacío del monográfico. Cuando compones algo a salto de mata, sacas cosas
que nunca hubieras hecho aposta. Nos recuerda también que tenemos #adoptaunbar y conciertos online con
precios muy asequibles desde Libertad Ocho (arriba están los enlaces). Las
entradas se pillan en Entradium. De hecho, nos dice, si él tuviera dinero, se
vería todos los conciertos, porque además se pueden ver cuando uno quiera. Pues
sí. Y vamos a por la última tanda.
Fernando García Magdalena, desde Asturias, con “chip del 5G” en la cabeza, con forma de boina. Manda saludos para los habituales. Nos recuerda que estuvo por aquí en Agosto. Su poema de hoy se llama “Malo”. Con su estilo especial de declamar nos espeta “...Por querer ver muerto a alguien, ya soy malo. Sólo quiero matarle delante de su familia. Ver como llora y alimentarme de su tristeza. Súplica tras súplica. Lágrima tras lágrima... Y fingir que me importa. En un Universo infinito e ilimitado, los planetas serán testigos de mi alzamiento. De mi llegada a la locura más eterna...” Una maravilla de poema, aunque no por lo dulce y tierno, precisamente. Eso sí. Necesitamos más, así que no desaparezcas. Eres carne de malocho. ¿Se nota mucho que me ha encantado?
Y ahora la jefa de los
malochos. Marta Plumilla es la jefa
porque es la que más veces ha actuado en el Micro. Y porque hace el tipo de
conciertos que nadie debería perderse. El día 30 próximo nos amenaza con el
próximo. Ahí, en YouTube, estaremos. Os recomiendo saquéis la entrada para el online
ya. Marta nos canta su tema del taller “Triste”. Otra maravilla. “Y cada mañana
atravesar el desierto, de la mina al trabajo, un desfile de insectos. Ver en
las calles que ha vuelto la heroína, caballo afilado con corona de espinas. Y
estar triste. Triste, pero los padres... Escribir unos versos pulgosos y
flacos, como perros de la infancia que resisten el tiempo. Fingir una sorpresa
en el “instam” del Facebook. Ver la cola de perro al cerrarse la puerta. Y
estar triste. Triste, pero Mandela. Triste, pero las madres. Triste, pero tú y
yo”. Perfecta ejecución. Bravo, Marta.
A continuación el bueno de Daniel Cueva. Otro malocho que hacía tiempo no veíamos. Nos trae un tema de desamor. “Detrás de ti, tu sombra soy. Aquel que te dio todo el amor. El silencio oculta mil palabras y el sentir de que mi alma quiera perderse en tu piel. Yo no se si debo amar y no se si debo despertar. Si tú no estás, para qué seguir engañándome. Si tu corazón, ni tus labios ni tu mirada no forman parte de mí. Para qué seguir fingiendo si tú no me amas. Porque lo nuestro jamás... Nada puede haber, tan solo un sueño es”. A ver si pronto nos vemos en persona de nuevo, allí, sobre el escenario de Libertad Ocho. Un abrazo, Daniel.
Jenny Meriad llega un poco tarde, porque Andrés ya ha pasado a hacer la despedida, pero al menos somos conscientes de su directo. Jenny va a cantarnos un blues y nos pone en situación. La canción forma parte de un texto teatral. Nos pide que imaginemos que estamos en Chicago, 1941 y que ella es un actor. “Hoy canté para cuatro. Mi voz resbalaba en las paredes entre choques de vasos. El estomago vacío, las cuentas sin pagar y las manos llenas de historias que contar. Una carretera, una melodía en el viento. Mares de güisqui y este eterno baile de mis dedos. Nunca volveré a lo que fue mi hogar. Campos que sangran algodones en estas calles de balas soy un fantasma mas. Hilos de acero, hablan por mí. Esto atado a estas cerdas desde que nací”. Las historias de Jenny merecen plasmarse completas en el papel. Pero como no puede ser, aconsejo escuchar el tema. No hay otro modo. Genial, Jenny. Menudo temazo. Maravilloso final para el micro de hoy.
Es una pena, pero Andrés no
ha podido escuchar a Jenny, así que no llega a comentar este pedazo de directo.
Pero sí comenta que nosotros no sólo nos juntamos para cantar, sino también
para compartir sensaciones, experiencias y pensamientos. ¡Qué ganas de volver!
Nos pide que nos apuntemos para el monográfico del dia 24 y para el sorteo
debemos adivinar un número entre el 300 y el 320. Justo en medio y dejar un
deseo en comentarios. Si no se deja comentarios, no te puede tocar. Justo ahí
Andrés descubre el directo de Jenny y lo retransmite. Vaya lio. Y se marcha de
su directo, mientras vemos en su ordenador el blues de Jenny. Así que cuando
Jenny acaba, repite todo lo dicho y se despide hasta la semana que viene.
- Que los pies te pidan bailar hasta la madrugada.
Y
así acabamos. Abrazos a todos y hasta el martes que viene.
“Podéis ir en paz”.
Gracias por tanto amor y esfuerzo, sería mares de whisky ( guisqui)no encuentro la diéresis, Estoy amarrado a estas cuerdas ...
ResponderEliminarun besote
Gracias!! Ahora lo corrijo
EliminarLa diéresis está donde el acento. Se consigue con Mayusc.
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