Por Andrés Sudón
Parece que
últimamente estamos haciendo cosas que hacía mucho que no hacíamos,
cosas que hacíamos con rutinaria destreza, como celebrar MAL8
(Micro abierto
Libertad ocho) en Libertad
Ocho o escribir crónicas de
las sesiones. Esta es la primera crónica que escribo desde 2016 (sin
contar con la crónica de la concentración
MAL8
en
2018),
y va a ser la crónica del primer MAL8
en
Libertad Ocho
desde
principio de marzo de 2020. Veremos si la crónica se me da mejor que
la sesión de ayer, viernes 3 de julio de 2020... Camilo
Crespo
está de vacaciones y también le hemos dado vacaciones en MAL8,
lo cual supone para mí una oportunidad para volver a escribir estas
crónicas, que abandoné para recuperar mi
visión más crítica y exigente. Aunque la realidad es que echo
mucho de menos contar lo sucedido en nuestras extraordinarias
sesiones de micro abierto. ¡Vamos allá!
El
pasado miércoles dieron la noticia, ¡abrimos el viernes!, así
comenzó la cuenta atrás. Había muchas cosas que hacer: Libertad
Ocho estaba
manga por hombro cuando el mismo miércoles tuvimos una reunión allí
para tomar decisiones y echar una mano con
la limpieza profunda. El jueves gasté varios botes de limpiamuebles
en la maravillosas vigas centenarias de la sala. Y
cuando llegué ayer a la sala una hora antes de la reapertura,
todavía nos quedaba mucho por hacer. Ya estaba allí todo el
personal de Libertad
trabajando duro para la vuelta a la realidad física. En la puerta ya
estaban, cuando llegamos Marta
y yo, Ernesto,
Osvaldo Lindner
y
Juan Carlos Aguilera.
Una hora y media después de mi llegada, abrimos las puertas para que
entrasen público y participantes. Sonaba el primer disco de Leonard
Cohen
acompasado por los latidos de los corazones de los que estábamos
allí a punto de vivir un momento histórico.
Todo
estaba preparado para comenzar: el móvil para hacer la emisión
en directo,
el gel hidroalcohólico en el escenario, la prueba de sonido… Todo
estaba preparado menos yo. Una vez en el escenario me di cuenta de
que no recordaba cómo se presenta un micro abierto presencial.
Echaba de menos mi máscara virtual con gafas de empollón y pajarita
roja. A ver si consigo un atuendo similar para la sesión de esta
noche… Me quedé un poco en blanco, pero al menos puede explicar el
protocolo para actuar. Cada participante tiene que lavarse
con gel las manos y poner film de plástico sobre la esponjilla del
micrófono. Pero lo importante era que comenzaran las actuaciones.
Me
pareció deseable
que en la primera tanda estuvieran
personas a las que llevo viendo meses tras una pantalla. Abrió la
edición n.º 582 nuestro queridísimo Javier
Gijón,
que
comenzó su intervención saludando cariñosamente a las personas que
han estado en toda nuestra etapa online y que ahora no pueden asistir
a las sesiones presenciales. También alabó el trabajo del personal
de la sala para poder abrir y por su buen servicio. Nos cantó su
canción Ahora,
del taller que hicimos durante el confinamiento. Para mí fue muy
emocionante escuchar a Javier
en directo y en persona. ¡Por fin volvíamos oficialmente a la
realidad física!
Mientras
escribo esto me doy cuanta de lo desentrenado que estoy escribiendo
crónicas, tan desentrenado como emocionado haciéndolas. Y no soy el
único, Ernesto
también parecía un poco perdido al subir al escenario. No sabía si
mirar al móvil que estaba emitiendo la sesión, a los focos, al
público… Pero enseguida se recompuso y nos dio aquello que
adoramos de Ernesto,
eso que nos sedujo desde la primera vez que le vimos: su energía
escénica sin igual. Esa
primera vez que le vi, supe que por fin había conocido a una persona
de dibujos animados. Armado con su guitarra nos hizo “el resumen de
la semana” y puso la energía de la sala al nivel que todos
queríamos.
El
siguiente fue Nacho
el cuentasueños,
que abandonó las sesiones online porque le parecía raro actuar sin
la respuesta del público. Por fin volvía a nuestro escenario para
contarnos varios sueños tan reales como disparatados. Yo le vi
especialmente inspirado, y el público respondió a sus originales
aventuras oníricas. Estamos volviendo a acostumbrarnos a actuar
delante de personas de carne y hueso, así como a asistir a
espectáculos en vivo y en directo. Pronto público y artistas
estaremos al cien por cien.
La
primera tanda terminó con Sergio
Sanz,
quien también aseguró que no era muy amigo de actuar online. Salió
a escena con su juguete favorito, este teclado
maravilloso que le hace secuencias sobre las que nos canta sus
magias. Me habría encantado que sergio
se sentara al piano, pero una de las nuevas normas es que cada
participante ha de llevar su propio instrumento para evitar
contagios. En todo caso, nos contagió muchas cosas Sergio
Sanz
con
su enérgica actuación.
Ya
más calmado, salí a presentar a los próximos cuatro participantes.
En la primera presentación me dejé muchas cosas por decir. Hice un
repaso de nuestra historia, incluyendo los últimos acontecimientos,
para ver si así me ubicaba y concentrada en el aquí y el ahora. A
pesar de los nervios y la torpeza, en mí había un gran gozo por
estar por fin en Libertad
Ocho.
El
primero de la segunda tanda fue Osvaldo
Lindner,
otro que tampoco es muy amigo de cantar para el teléfono móvil.
Vino a resarcirse de tantas semanas sin cantarnos, y a saciarnos de
disfrutar
de su maestría veterana interpretando canciones tradicionales de su
tierra y composiciones propias siempre con ese aire ancestral. “una
alegría inmensa, todavía no me lo puedo creer, estar aquí arriba”
fue lo primero que dijo tras realizar el protocolo parta subir al
escenario. Nos cantó una canción propia titulada Encerrado
en el bulín
escrita durante el largo confinamiento. Un gusto escucharle de nuevo.
El
siguiente participante fue nada más y nada menos que Juan
Fernández Fernández,
excelentísimo y admirado cantautor, queridísimo amigo mío. Sin
mediar palabra nos cantó una maravillosa canción cuya
letra es de un poema de Óscar
Aguado.
Una maravilla la música, la voz, su presencia en el escenario de
Libertad
Ocho.
Yo ya empezaba a estar más que emocionado. Por cierto el día 17 de
julio estaremos Marta
Plumilla,
él y yo en este mismo escenario celebrando el aniversario de
Malvadas
Ardillas
con un espectáculo titulado “Laboratorio sonoro”, más
información y anticipadas aquí.
A
continuación salió a escena Juan
Carlos Aguilera.
“Qué bonito volver a casa, ¿verdad?” fueron sus primera
palabras antes cantarnos una de sus canciones más conocidas,
Kilómetros,
con ese coro que reconocemos y cantamos. Al final de la canción
todos estábamos cantando como si no hubiera pasado nada. Juan
Carlos
tampoco participó de nuestra etapa online, verle allí fue una
verdadera vuelta a la normalidad.
A
continuación llegó el turno de Maiumy,
cantautora japonesa que también estuvo asuente durante el
confinamiento y que regresó ayer como síntoma de normalidad. Ella
toca el piano, y Sergio
Sanz
le prestó su maravilloso juguete para que pudiera cantarnos una
canción japonesa titulada, creo, Sombra.
Un gusto volver a verla después de tanto tiempo.
Como
era nuestro primer día de micro abierto presencial, solamente
actuaron once personas, para hoy sábado hay mucha más gente.
También fue entrando un público estupendo que creó un ambiente que
todos necesitábamos. En la última tanda actuamos tres personas que
todavía no habíamos cantado y comenzamos a repetir con el primero
que actuó.
En
primer lugar escuchamos por fin a Marta
Plumilla,
a la que se le notaban las ganas de escenario. Saló a escena con una
luz que deslumbraba a los focos. “Pensé que por fin estaba
sucediendo el apocalipsis ese del que siempre nos hablan, lento y
doloroso, lo que no imaginaba es fuera con lejía (…), ¡estoy muy
feliz de estar aquí!, de hecho es la primera vez que puedo hacer
bromas con esto”, dijo antes de cantarnos su canción Feliz.
¿Os
he comentado que estaremos Marta
Plumilla,
Juan
Fernández Fernández y
yo el 17 de julio en Libertad
haciendo un espectáculo tutlado “Laboratorio sonoro de Malvadas
Ardillas? Sé que sí, pero insisto.
Ya
no voy a insistir más, al menos en esta crónica. El siguiente en
actuar fui yo mismo, Andrés
Sudón.
Os podréis imaginar que este fue para mí un momento muy especial.
Justo ayer hacía dos años que compuse la canción Perdidos
allí mismo, en Libertad
Ocho,
en un glorioso Canciomatón. No imaginaba cuando la compuse, que
sería la canción más importante, el motor del #proyectoperdidos,
que por razones obvias se paró y pronto volverá. Cuánto me gusta
cantar en un escenario delante de público. Ya lo sabía, pero ayer
recordé por qué hago todo lo que hago: para subir a escena y entrar
en comunión con el público mediante las canciones que hago en la
intimidad para el mundo entero… Aish.
La última actuación que voy a contar en esta crónica es la de Juan Matute, excelente cantautor, actor y personaje estupendo donde los haya. Encontrarme con él en Libertad fue otra de las cosas maravillosas que me está dando la nueva anormalidad (sí, perdón, anormalidad). Matute subió a escena recitando un extracto de “Poeta en Nueva york” de Lorca, como introducción a una jota zamorana con la que nos deleitó. Lo hizo a pelo, sin guitarra y algunas percusiones al estilo tradicional le acompañaron creando un momento festivo.
La última actuación que voy a contar en esta crónica es la de Juan Matute, excelente cantautor, actor y personaje estupendo donde los haya. Encontrarme con él en Libertad fue otra de las cosas maravillosas que me está dando la nueva anormalidad (sí, perdón, anormalidad). Matute subió a escena recitando un extracto de “Poeta en Nueva york” de Lorca, como introducción a una jota zamorana con la que nos deleitó. Lo hizo a pelo, sin guitarra y algunas percusiones al estilo tradicional le acompañaron creando un momento festivo.
Y
esto es lo último que cuento de la edición n.º 582 de MAL8,
celebrada ayer viernes 3 de julio de 2020. después comenzamos una
segunda vuelta que quedará en la memoria de los asistentes. Y
después la tertulia, los abrazos, las risas los brindis. Y esto
sigue. He escrito realmente rápido esta crónica, a ver si me da
tiempo a publicarla antes de salir corriendo a Libertad
Ocho
para celebrar la edición n.º 583, que espero contaros mañana.
Camilo,
vuelve pronto, porque si no le voy a volver a coger el gusto a
escribir estas crónicas que tú haces con tanta destreza y carino.
¡¡Gracias
a todas por leer, comentar y compartir!!
Gracias por continuar con esta labor y por tu generosidad aportando positividad.
ResponderEliminarTambién me encanta que se desconecte y disfrute de vacaciones Camilo. ¡Aunque sé que mos está observando!
Sigo pensando que este concierto tendría que ser conocido y visitado por las 'gentes' que se dedican al 'mainstream' porque yo veo "monstruos y monstruas" de buenos.
Muchas gracias, Andrés. Que gusto leer las cronicas desde el otro lado. Deseo volver pronto a disfrutar de todo y de todos. Esto ya no sera igual. Hemos internacionalzado el micro y vuestra transmision es otro paso en una bella dirección. A gozar!!! Gracias tambien a los que habéis ido a inaugurar esta nueva época. Gracias!!!
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