domingo, 2 de abril de 2023

Crónica de Micro Abierto Libertad 8 (830) 28/03/2023. Concierto "Lágrimas".

Por: Camilo Crespo. 

El video en directo se puede ver en el Canal deYouTube de Libertad8 :

O directamente: https://www.youtube.com/watch?v=FhSt32MmpYs


"Oremos". Buenas tardes. Andrés saluda a los presentes y añade que hoy el día quiere llevarnos la contraria. Y es que un día luminoso de primavera va a recibir un montón de canciones llamadas lágrimas. Un poco más tarde de lo habitual empieza este Concierto que durará también más de lo habitual. Andrés saluda a los y onlainers, mientras en el aire se siente una electricidad especial, unos nervios generales pues hoy es día de estreno. Para ahorrar descripciones, en principio todos van sentados y con su letra en el atril. Andrés hace hincapié en que hoy especialmente los artistas necesitan de la atención y el silencio del público pues la mayoría de los temas están con pinzas. Los cuatro minutos hoy no serán imprescindibles, pero las crónicas, las palabras cazadas, el sorteo y el uso de los instrumentos no varían en cuanto a sus características. Andrés pasa lista y presenta la primera tanda de este micro tan especial.


Andrés Sudón, según costumbre es el primero para poder quitarse los nervios y atender a presentar y gestionar este Concierto “Lágrimas”. Como intro usa una parte muy conocida del Réquiem de Mozart y una cita textual que dice “lacrimosa dies illa”, que significa algo como “aquellos días de lágrimas”, explica, y que es el inicio del réquiem. Andrés nos ofrece intencionadamente un tema con aire clásico, alejado de su habitual estilo más rompedor con los estándares. La letra es un canto de agradecimiento.

Yo dejé de llorar / hace ya tantos años / que hoy rebosa mi turbio caudal / de dolores y daños. / Yo dejé de llorar / para no vaciarme, / para no destrozar mi ciudad / con tanta catástrofe. / Yo dejé de llorar, / me resultó muy fácil, / Porque soy de Castilla y León, / soy de piedra y de sangre. / Me gustaba llorar, / suspirar y gimotear, / deshacerme en sollozos / y ser el epicentro del mar. Hoy te quiero cantar / por estar a mi lado, / por saber encauzar / mis lágrimas de barro. Hoy te quiero cantar / por dejarme llorarte / y por acariciar / mi dique de piedra y sangre. / Hoy te quiero cantar / por convertir mi odio / en un rico manjar / de agua potasio y sodio. / Hoy me gusta llorar / en tu hombro de bosque ancestral / vaciarme y dejarme tragar / por tu naturaleza voraz.

 

José Viera también hace un tema precioso, en el que no se menciona la palabra lagrimas para nada. Antes ha bromeado con que las únicas lágrimas son las que tuvo que derramar para poder componerlo. “Vuela al cielo la razón, simulacros del ayer. Hoy son la mejor opción. Van desdibujándose, destiñendo la intención de volver a renacer entre tus labios…”. Bravo.

 

Rafa Baena se lanza a cantar a capella su letra que ha escrito hoy. “En despertar de mi conciencia no puede revivir. En hacer lo de los sueños. No es lógico. Ahora estáis a mi lado. Quiero que tú sepas que eres la musa de mis noches en vela...”.

 

Sofía Idoia recita de pie “Que no llore en mi puerta un ciclamen, ni peonía, ni pensamientos. Yo no quiero flores de lamentos. Ni defuntas voces. Que se callen. Las aciagas salvias descomponen los maltrechos nichos de tormentos…”.

 

Josetxo Bermejo parece bastante nervioso, pero, aunque con un poco de dificultad, al fin  arranca en ritmo de bossa nova. La letra que nos ha pasado es corta y termina con la nota: “Repetir varias veces toda la letra y melodía. Y a ser posible, entrar en trance”. El público le acompaña con el chasquear de los dedos (pitos, le dicen en Andalucía).

Lágrimas vienen y tú te vas / en el coche eléctrico de tu papá / Lágrimas suaves y silenciosas / También se pierden / en el tráfico de la tarde / el tren más largo q nunca vi / fue aquel Talgo Lisboa-Madrid / a través de un corazón / de granito, granito, granito / de ti toda la noche / miro pasar y pasar / Lágrimas por ti… la, la, la / lágrimas vienen / y tu te vas en el coche…

 

Andrés no tiene por menos que recalcar la cantidad de sonrisas que se ven en el concierto Lágrimas. (Je je). Pide que se siga con el respeto y la atención que reina en la sala para escuchar a los siguientes artistas.


Maya, pensando en la canción, se dio cuenta de que echaba demasiado de menos a au familia y así escribió su letra. En Venezuela le llaman “mamitis”. Así que vio que tenía “mamitis”, ”papitis” y “hermanitis”. De todo, vamos. Con ritmo de tres por cuatro y aires de aquellos hermosos cincuenta nos regala una letra sencilla a la vez que simpática. “…Vuelo a cada continente. Con las lágrimas le cuento a la gente que tengo mamitis crónica. Está muy lejos mi placa tectónica. Lágrimas lloro a moco tendido. Lágrimas y no son de cocodrilo. Lágrimas y me llamo Magdalena. Lágrimas. Ay qué pena...”.

 

Juanlu Mora dice que aquí viene él para el bajonazo. (Pero no es que sean letras muy jocosas las anteriores, la verdad). También un tres por cuatro pero con aires folk en las estrofas. Pero, claro, con tanta poesía, de bajonazo nada. Estrofas muy Dylan y estribillo muy Mora.

Apenas, la vida / se empeña en mostrarme / que hay nuevos caminos / tras cada desastre. / Cuando se cierra una puerta, / la jaula se abre. / Y siempre hay / una mano tendida / entre dos realidades. / A penas, se vuelve / la noche gigante / y se cierne en mi lecho / con sus oscuridades. / Me voy preparando (en silencio / por dentro) / para quemar las naves, / y dejo atrás ese incendio / mientras todo arde. / Nuestro amor, los delirios, / las contradicciones, / los sueños pequeños, / la fe, las canciones, / tu abrazo en mi abrazo, / el dolor, las distancias, / mi hueco en tu hueco, / la grieta, la rabia, / el paso del tiempo, / las conversaciones, / las caricias, los besos, / los días, las noches, / mi abrazo en tu abrazo, / la ausencia, la calma, / tu hueco en mi hueco, / los viajes, la casa… / Todo eso está ardiendo / entre un mar de lágrimas.

 

Diana (Me quiere Sonar) sube llena de energía. “Y entonces me sumerjo. Se siente reconfortante. Libre, ligera, floto. El nivel ha subido. Penetran en mi piel estos recuerdos y yo buceo, tratando de encontrarme. En mis cuencas un río, manantial de emociones. Esas tan intensas que salen de mí a borbotones. No puedo controlarlo, pero noto cuando está a punto...”. Un poema que repasa todos los motivos para las lágrimas o los tipos de lágrimas.

 

Debbie Ann Diez dice “dejémonos llorar, es bueno, nos salva”. Añade que no estemos siempre tratando de ser fuertes. Ha venido con dos compañeros de Universidad con los que vino desde Cuba. Como siempre, se la dedica a su esposa. “Déjame hacerme más gigante, vestirme de clavel,  llenarte la boca de sal. Déjanos tocarnos de repente, perderme en la corriente que cruje que mece. Tus lágrimas retumban mi cabeza si tengo la certeza de que mi lengua te puede sanar. Y abrázame, soñemos con volcanes, con cuerpos celestiales. Vamos a levitar...”. Una interpretación muy suave y agradable, llena de “flow”, que dirían algunos.

 

Em es fácilmente reconocible por el peluche-camaleón que porta en el hombro. Dice que  está un poquito nervioso y el público responde con un fuerte aplauso y frases de ánimo. “Nunca hay tiempo de estar a tiempo. La vida se va cuando la ves pasar. Y lo que fue ya no volverá. Sueñas con un mundo perfecto. Lugar ideal que no puedes alcanzar. Y tanto anhelo te hace llorar. No intentes fingir. Date  cuenta al fin de que estamos todo rotos por dentro…”.  Al final las palmas del público le acompañan.

 

Andrés dice que tal vez la palabra “orgulloso” no sea la correcta, quizá sea mejor “feliz”, pero él se siente así por estar participando en esta pasada de Concierto. A esta remarca que hemos conseguido 19 personas viéndonos a la vez. Así que pide que se siga compartiendo el enlace. Y seguimos con más piezas tituladas “Lágrimas”.

 

Renacida dice que lo suyo es más que un poema es una reflexión. Es muy cortito. “Lágrimas de felicidad de poder ver el mundo tal cual. Sin tergiversar. Con ilusión y entusiasmo. Con fuerza para explorar el mundo que transitas con tus pasos. Alejarte de la falsa comodidad que más te hunde en sus brazos...”.


Sergio Ituero va a compensar, creo, la escasa longitud del texto de Renacida. Y compensa. Su poema, apostilla, está basado en hechos reales. “Lacrimae mundi. Lágrimas del mundo. La primera vez que vi llorar a un hombre fue en el madrileño bar La segoviana. Me impresionó porque antiguamente los hombres solo llorábamos al nacer. Ahora ya nos permiten llorar por lo que queramos, todas las veces que queramos. De hecho están muy mal vistos los hombres que no lloran. Ahora por ley un hombre tiene que llorar al menos una vez al trimestre. Está acabando marzo y ya voy tarde otra vez…”. Otra genial estampa  costumbrista de nuestro cronista particular de la villa y corte, que siempre nos deja callados de emoción.

 

Jara Armenta dice que se ha cambiado el moño al llegar la primavera. Da las gracias por los piropos de los que se han dado cuenta. Dice que esta canción no le ha costado hacerla lágrimas, pero sí una quemadura en el parque. Cosas de la Primavera, claro. “Hoy voy a entrenar mis lagrimales para liberar mi alma de tantos pesares. El músculo se me atrofió. Ya casi ni lloro de risa. Y quiero que me duela la barriga y caer al suelo. Que de tanto reír, mis lágrimas agricien mi cuello. Que mi lengua salga al encuentro del riachuelo salado que moja y riza mi  cabello…”. Por fin una canción llena de energía.

 

Trazos de Ciudad dice que está feliz de venir a estrenar un poema. Es una mezcla francés con castellano. “…Las lágrimas podrían ser las estrellas que atraviesan el techo giboso.  Que atraviesan el sonido mohoso. Que atraviesan. Podrían ser ellas. Podrían ser…”. trazos nos brinda un cierto aire de melancolia, muy adecuado para el concierto de hoy.

 

Mi Antonio se ha cortado el pelo. Deja una casita preciosa para el sorteo. Es, por cierto, el primer regalo de la tarde, así que anima a los demás a dejar algo. Dice que el tampoco va a levantar el ánimo de la sala. “Era un momento especial y sentí esa sensación que lleva a hacerte llorar, comprimiendo el corazón.  Compungido se encontró completamente mi ser. La tristeza me alcanzó. Lloré aún sin saber por qué. Lágrimas, lágrimas, lágrimas. Lágrimas que, al asomar, quieren echar a correr. Se deslizan sin tardar, resbalando por mi piel…”. Al fina, Mi Antonio deja una cebolla para el sorteo, ya que de eso la canción, de pelar cebollas.

 

Andrés dice que como no tiene nada que añadir va a presentar ala siguiente tanda. Y allá vamos.

 

Ernesto Arango apoya el pie estilo Noriega y aborda su letra con una introducción de guitarra al estilo folk americano. Energía positiva y canción corta para iniciar esta tanda.

María del Pilar / Deja de llorar / deja de llorar / que verte llorar me sumerge en el mar / y yo no se nadar / deja de llorar que se me va a pegar María del Pilar. / Lágrimas, lágrimas / que me saben a sal / de ilusionada / de emocionada / de risa o de dolor / / Deja de llorar / deja de llorar / María del pilar / que me sumerges en el mar / y yo no se nadar / Eres como el mar / de agua salada / lágrimas que vienen y van y nunca se acaban María del Pilar. / Me sabes resalada / Me sabes a mar / Me encanta tu sabor / Amo amarte María del pilar / Amo amar a María del pilar.

 

Gerardo Amorín dice que le ha gustado el símil entre la lluvia y las lagrimas que ha oído antes, pues igual que el agua sube a las nubes y luego cae, las lágrimas suben a los ojos y también caen. Buscando un ritmo que le valiese tanto para lo triste como para lo alegre, pensó en Bossa Nova. Y será su primer tema en ese ritmo, así que pide clemencia. “…La boca sonriente a veces nos miente, como aquel payaso del circo al caer. La boca sonriente a veces nos miente y esas lágrimas no paran de caer. La tormenta enjuaga la roja mirada de esas lágrimas azules al caer. Y esas lágrimas no paran de llover”. Muy bello tema.


Sergio Sanz dice que le encanta ser telonero de Marta Plumilla (ella actuará continuación). Deja para el sorteo un fanzine titulado “Lagrimas”, un llavero con un “infinito” y un par de dibujos que acaba de hacer. Pide el coro del público.

Dime papasito, / dime tu mi vida; / Solo sabes tu bien, / todas las lágrimas / todas las lágrimas / todas las lágrimas / que yo bebí , bebé. / Ese es mi consuelo: / Solo quiero chupar esa piel / y con tus lágrimas de coco / lágrimas de coco / hagamos misa y amén. / Y es qué tu risita loca / es veneno pa mi boca. / Tengo miedo al terciopelo / de tus carnes y las mías en el suelo. / ¡Ay papa! / Como duele… / Esta camita y yo tan solo: / Cada noche sin tus gotas sin tu cuerpo / parece un barco hasta el ártico, hasta el polo. / Esa es mi derrota: / no saber que está la pata de la cama rota. / Es un cuento inacabado. / Es la historia de los Oros / de la Copa / de La Esencia / de la Vida y yo en un dragón sentado. / Llegarán / nuestros brazos a la cama / al colchón los animales / y tus lágrimas de coco / que a mí me vuelven loco. / Parará / la sequía de esta lengua / con los mares de tus carnes / en el cielo de tu cuerpo / Y tus lágrimas de coco / que a mi me vuelven lococo. / Dime papasito, / solo sabes tu bien / que si muerdes a mi boca / una lágrima provocas. / Dame líquido alimento / y repaso con mi lengua el argumento.

 

Marta Plumilla dice que ella es de las de bajón (como casi todos). Respira hondo y nos canta un tema lleno de interrogantes. “Mírame. ¿No me reconoces? Soy esa perra esperando en la puerta del supermercado con lágrimas bipolares.  Mírame. ¿No me reconoces? Soy un robot descifrando un captcha de semáforos con lágrimas digitales. Mírame. ¿No me reconoces? Soy esa Rana diseccionada por un niño en Idaho con lágrimas escolares. ¿Cuántas de esas lágrimas son mías?...”. Las palmas del público la acompañan en un ritmo pausado y firme.

 

José Manuel Noriega, siguiendo la broma de Sergio, dice que es un lujazo tener a Marta de telonera. Dice que le ha costado hacer la canción, porque es un tipo muy feliz. así que ha pensado en la última vez que lloró y hace cuatro meses falleció su madre. así que su canción va por ella. “Te preparo la maleta de este viaje para que no eches de menos nada allí. He guardado nuestras tardes, nuestras charlas en los bares, tu sonrisa que me hacía tan feliz. No me caben al final tantos amigos, los que siguen acordándose de ti. Te acompañarán los perros que salvaste del invierno y a tu lado se echarán para dormir…”. Ha queda preciosa, claro.

 

Andrés salva un traspiés gracias a sus años de grindar por las escaleras en su juventud y anuncia que entramos en la recta final. Pero antes quiere hacer un paréntesis.

 

Nacho el cuentasueños sube al escenario a petición de Andrés. Primero nos cuenta un sueño reciente. Y en él iba con su novia de vacaciones a un hotel y en medio de la noche empiezan a oír ruidos fuertes y piensan que son ladrones. Pero no. Eran sus padres, que venían de visita. Les sacan algo para tomar y cenan y su padre le regaña por todo y él se va al cuarto a llorar porque tras 32 años, sigue buscando la aprobación paterna…”.  Antes de bajarse, Ignacio reparte unos libros mediante adivinanzas.

 

Danko deja para el sorteo una figurita que tenía en casa y que le gusta pensar  que es Terpsícore, la diosa griega de la danza y el canto. Aunque también puede ser, añade, la prima fea de Wendy, la de Peter Pan. Su canción la hizo hace cinco días y al parecer no la ha vuelto a tocar desde entonces así que a ver qué tal. Le ha salido un tema muy de lágrimas, la verdad.

Una lágrima ha nacido anoche en forma de corazón / Yo no sé cómo habrá sido posible sufrir tanto dolor / Una lágrima ha nacido anoche en forma de corazón / Yo no sé cómo habrá sido posible sufrir tanto dolor / Los callos de las manos te hacen recordar / Que cada día te levantas para luchar / Por tú familia por tus sueños y tu hogar / Por esos niños y tu esposa que felicidad / Y cuando llego a casa te acabas de acostar / Por la mañana tú te vas a trabajar / Los niños los colegios la tabla de planchar / Pon otra lavadora y así un día más / Y sé que poco a poco te empezaste a alejar / De nuestro amor ya no quedaba casi na / Solo facturas platos rotos y ya está / Pero de cama ya hace tiempo que no hay / Una lágrima ha nacido anoche en forma de corazón / Yo no sé cómo habrá sido posible sufrir tanto dolor / Tantas lágrimas derramadas rogando por tener tu calor / Tantas lágrimas perdidas siempre en mi soledad / Ya no me des explicaciones y vete con tu nuevo amor / Dicen que el tiempo lo cura todo, pero nunca te podré olvidar

 

Goiko dice que va a tocar sentadito pero no tranquilo, porque trae sorpresa. Está aprendiendo a tocar el piano, así que se va a lanzar al ruedo (Con un par). Además esta semana tenia la guitarra en e luthier, así que blanco y en botella. Pide disculpas anticipadas a los pianistas y al público. Su tema va sobre la defensa de las lágrimas. “Están condenadas al bien y al mal. A la ambivalencia. Muchos creen que son un descenso al infierno. No entienden que también son un trozo de cielo. En momentos felices de emoción desbordada, yo les abro mis puertas de par en par...”. Pues le ha quedado muy bien. Ya quisiera yo. Bravo, valiente.


Andreas Kalk Badan se presenta con un “Muchísimas gracias, compañeros, por vuestras lágrimas. Estas son la mías”. Y añade que, por cierto, estos versos están dedicados a Jeremías S.L. (risas). Y a continuación desgrana un pormenorizado estudio de las lágrimas, de su por qué, de su para qué y de las típicas estupideces de los que quieren controlarlo todo. Un lujo.

Dicen que cuando el organismo produce lágrimas emocionales, el sistema límbico envía una señal al puente tronco encefálico, que luego envía, a su vez, una señal al sistema lagrimal. Una cascada electroquímica perfectamente trazada estimula la glándula lagrimal para la producción de lágrimas, que no son más que una mezcla de agua y sal… / Recuerdo a mi padre postrado de rodillas / junto al teléfono descolgado. / Era la mismísima virgen velada de Bernini / en el temblor de un silencio descomunal. / —Lena, lo acaban de matar, en su casa, delante de sus hijos. / Y mi madre lo trataba de abrazar / mientras aquella colada de tristeza se le escurría, / una y otra vez, de entre las manos. / Recuerdo cerrar la puerta de mi cuarto / y hacer como que jugaba con mis legos / mientras al otro lado escuchaba el dramático silencio / de aquellos dos seres derrotados. / Lágrimas. / Recién estrenado el otoño de hace más de un cuarto de siglo / caminaban mis padres de la mano. / Se sentaron en una terraza y pidieron algo para comer / que no comieron / porque no eran capaces de tragar ni una sola gota de su pena. / Aquella tarde había ardido, en aquella consulta, / la catedral entera de su existencia / brotando en el mantillo de ceniza / la ley premonitoria de un ciprés. / La paz térmica de la muerte, / tarde o temprano, siempre desordena / ese alarde de eternidad que brilla / en la huella pretenciosa del humano. / Recuerdo que un buen amigo de mi padre / fue a visitarlo y tras brindar con él / exclamó que aquel vino estaba de muerte. / Fue la última vez que escuché a mi padre reírse con ganas, / con esas mismas ganas que siempre tuvo por vivir. / Pocos días después eclosionó la crisálida del ciprés / y mi madre se quedó sola, frente al mar, / frente a ese cielo con incrustaciones de gaviotas, / mientras el tendal del horizonte sostenía las lágrimas / de todos nosotros. / Recuerdo intentar vomitar mi tristeza en el fregadero / pero a cambio me topé con aquella copa de vino / aún manchada por sus labios. / Lágrimas. / Un poema sin título escrito en la servilleta de un bar / minutos antes de sostener en mi regazo / a un ser morado que me escrutaba con cara de disgusto, / como si hubiera mordido el muy cabrón / una rodaja de pomelo, como diciendo: / «qué cojones hago aquí en los brazos de este señor / con lo bien que estaba en el vientre palaciego de mi madre». / Y resulta que, ordenando un armario, más de una década después, / me reencontré con aquel poema y me di cuenta / de que su título siempre estuvo impreso en el encabezado / de aquella servilleta de bar: «Gracias por venir». / Y es que aquel diminuto ser me salvó literalmente la vida / desde el momento en que su mano blanda / me palpó el rostro / sanando las lágrimas que manaban / de mis grietas. / Lágrimas. / Lágrimas como las que empañan la cara torcida de Juan / al recordar su niñez de pantalón corto y bocata de aire / en aquella residencia de menores / con sus verjas alzándose hacia el cielo del futuro / y las putadas indignas que tuvo que soportar en Ocaña II. / Y mis propias lágrimas, ya de vuelta a casa, / con el pan caliente de una familia bajo el brazo y el frío / de saber que la primavera nunca fue para todos. / Hace meses que no me encuentro a Juan / pudriéndose bajo el semáforo / con sus paquetes de clínex. / Podría escribir cosas, como que espero que allá donde esté / tenga, por fin, la justa oportunidad de jugar a vivir. / Pero no, no lo voy a hacer: esta puta sociedad es la que es, / una puta sociedad que nunca ofreció a las personas como Juan / la más mínima oportunidad. / Lágrimas. / Cuentan que en una resonancia magnética queda perfectamente trazada la cascada electroquímica de las lágrimas… / Y yo me pregunto qué tendrá que ver el mapa cromático / de la resonancia magnética de una lágrima / con ese dolor subyugante de la tristeza inesperada / o con la luz cegadora de la felicidad. / ¡¡Qué puta obsesión tenemos con medirlo absolutamente todo!! / Definitivamente vivimos en un mundo consagrado a la materia. / . / Y así, a golpe de medición, estamos secando nuestras lágrimas / en este mundo/laboratorio de mercaderes / en el que solo vale la pena medir para vender (se). / Medir, dicen, para conformar la realidad / (entiendo que se refieren a esta realidad de mierda), / medir, básicamente, para compararse, / medir para ser «algo» y no «alguien», / medir raza, medir religión, medir sexo, / medir la clase social de tu cáncer. En definitiva, / yo soy más y tú menos, porque así lo dictan / mis santos cojones / aquí posados sobre la báscula, como dios manda. / ¡Mira!, ¡aquí lo pone!, siete kilos de cojones / frente a la basura ingrávida / que encapsulan / las lágrimas de los cobardes. / Quizá no tarden en prohibirlas —las lágrimas— / porque saben muy bien que podrían llegar a salvar / a la humanidad entera / revirtiendo al fin nuestro declarado avance hacia la nada. / Y es que, a veces, el poeta, nuestro poeta, / se libra del mercader / y llora. / Y en esas lágrimas, queridos, / brilla el destello promisorio de una verdad humanizada, / una especie de beso derramado por la madre... / Una madre / que es la mía / y que es la vuestra / también.​

 

Borja Cacharro dice que ha hecho tres intentos de canción y se ha quedado con esta, que ha terminado hace cinco minutos. Dice que con todos sus respetos al mundo latino, ha intentado hacer una milonga. Y es la primera vez en su vida. “Creía que no pasaría al volverte a ver. Volverte a ver. Mis lágrimas me sorprendían y ahora las tuyas no se permiten caer. Paga la cuenta ya, corazón cobarde. Date la vuelta ya. Aquí se te ha hecho tarde. Si no puedes parar de profesar lo que no te lleva hacia ninguna parte, detente, no seas demente...”. Pues muy buena milonga. Sí, señor.

 

Miguel Román tocará de pie. Dice que se arriesga. Dice antes de nada, que lo siente… (risas). Entra con un fuerte rasgueo de guitarra, como ya nos tiene acostumbrados. “Ha vencido problemas, cerrado capítulos de dolor. Se separan los mares y mueven montañas. Son de valor. Enseñar, ser como soy. No me cuesta llorar, mostrar quién soy, dejar de hablar sin dar opción. Que tengo el libro abierto. Nadie puede ignorar el poder de una lágrima. Nadie puede hacer frente al poder de una lágrima…”. Y encima nos trae un estribillo potente y de armonía bella y pegadiza. Cuánta fuerza.

 

Andrés sube, mientras el público sigue repitiendo el estribillo de Miguel, y le dice que le perdonamos por meternos ese temazo en la cabeza. Dice que es impresionante que después de más de dos horas, siga esto a tope de fuerza, ahí arriba. Y vamos con la última tanda, que va a ser, si no la mejor, casi la mejor.

 

Arisa Vedra se sienta al piano. Dice que ella llora mucho, casi cada día, pero casi nunca de tristeza. Su tema va sobre mostrarse vulnerable en redes sociales. “En defensa de las lágrimas llenaré la nube con ellas. Esa será mi ofrenda virtual mi impúdica promesa a los astros. mi rendición valiente. la huella de este tiempo. Deja que te abrace el sudor molecular de este like. Están vivos los megas. Veo la lágrima correr en tu historia y acaricia mi mejilla. Tu risa enlatada también me hace cosquillas…”. Con su maravilla de voz y su estupenda forma de tocar el piano, nos brinda una bella melodía y una letra llena de sorna. Andrés hace su parte desde la mesa de mezclas también. Bravo.

 

Tico dice que hoy va a sentarse, en contra de su costumbre, porque así leerá mejor la letra. Su canción lleva ritmo de rock lento. “Tren de vuelta a Madrid. Vagón del olvido. He viajado de vuelta al pasado me roto por ti. Lágrimas caen al cristal junto al polvo blanco. Reconoces que esta recaída es solo por ti. Dices que todo está bien. Dices que ha recuperado tu antigua forma de ser. Que ya no estás orbitando”. Tema con buena energía.

 

Juan Carlos Aguilera pide permiso para hacer spam. Y es que el día 21 sale su bolero-son “El bolero de desamor” en todas las plataformas. Felicidades. Dice que su abuela le decía que los hombres no lloran. Sólo cuando se les muere la madre o la mujer los deja. Añade que él llora todos los días. Después nos brinda un tema precioso. “La inefable mañana que me dijiste adiós el amor se me acaba. Pasa y abre la puerta. Hoy te quiero decir que hasta dormir me cuesta.  Quién me puede decir si mi amor ya te estorba. Si cuando estás aquí mi recuerdo te agobia. Si ahora te siento gris mis colores te sobran. Déjame ser feliz aunque sea con la sombra...”. La canción es más preciosa gracias a la ayuda del público y sus bellos coros. Bravo

 

Ali Montero sube en último lugar para hacer un bolero perfecto. Inicia con unos versos de introducción sobre acordes rarísimos que a él le encantan. Después entra en el bolero y, al igual que Juan Carlos, se lleva al público en volandas, haciéndole disfrutar de lo lindo. “Mis lágrimas. Esas que no mereces son mis lágrimas. Esas que ya no besas en mi cara. Las que antes adorabas pero ahora te dan rabia. Mis lágrimas. Esas que ahora desprecias son mis lágrimas. Esas que seguirán cuando te vayas. Cuando ya no quede nada. Seguirán siendo mis lágrimas”. Hermoso final. ¡Qué hay más adecuado para cantar a las lágrimas que un bolero! Grande Montero.

 

Y qué remedio. Tras este maravilloso concierto, sólo nos falta asistir al “cadáver exquisito” del sufrido cazador de palabras, que hoy casi se queda sin papel. El gran Ernesto ha trabajado lo suyo para reflejar lo vivido aquí en este compendio final. Bravo, Ernesto. Gracias por tu labor, compañero. Después Andrés repasa la lista de todos los artistas participantes, despide a los onlainers, hace el sorteo y cierra el micro de este brutal espectáculo que hoy nos ha brindado el arte de los malochos. Bravo por todos.

"Podéis ir en paz".

 

P.D. Como siempre, añadimos a continuación las composiciones hechas fuera del Concierto oficial.

María Guivernau no pudo ir en persona, cosa que sintió enormemente, pero nos regaló sus versos preciosos y geniales que comparto.

Asomé la mirada al vacío de los ojos secos, / un pleno cielo azul sin esperanza de nubes, / dos pozos colmados de silencios. / Los surcos sedientos del rostro / bailaban callados la danza de la lluvia / y la boca entreabierta pedía siembra. / En el pecho, / tierra yerma azotada por la ausencia, / latía un corazón en tempo lento, / bradicárdico, / como un día de agosto en pleno asfalto. / Una piel árida y desnuda / recorría cada centímetro de su cuerpo / ávido del líquido elemento. / Se abrieron las compuertas / de mi mirada empañada / rodando por mis mejillas / primero, dos gotas saladas, / un torrente, más tarde, / desbordando su tez agrietada. / Me bebió a tragos, / relamiéndome y emborrachándose, / hasta vaciarme entera. / Se iluminó de pronto / la luz de reserva: / <<Depósito desaguado de lágrimas>>. / Y aquí yazco ahora / vacía, / sola, / seca.

 

Camilo Crespo (yo mismo) no quiso quedarse fuera y subió el video de su tema, que se puede ver aquí: https://youtu.be/Hd96mhN0JM8

Cristalino con los años lo ves / Que todo se repite otra vez / Los mismos errores se vuelven siempre a cometer / Quizá es el modo en que tiene que ser / Intenta el viejo hacer ver / Al joven lo que va a suceder / No hay forma, es siempre lo mismo, de nuevo caer / Quizá es el modo en que tiene que ser / Nacer, cazar, follar y morir; nuestro poeta dijo no hay más. / Quizá soñar para huir de esta maldita obviedad / Somos un software obsoleto, pero de momento es lo que hay / Mis lágrimas, tus lágrimas, sus lágrimas se tienen que derramar / Parece inevitable acontecer / Que todos tenemos que aprender / Si no lo vivimos no lo vamos a retener / Quizá es el modo en que tiene que ser.

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