El pasado martes 24 de Junio de 2014 celebramos la edición nº 153 de MAL8 (Micro Abierto Libertad Ocho), en la que
veintiún artistas estuvimos compartiendo nuestra obra en torno a la canción de
autor durante algo más de dos horas llenas de grandes momentos. En esta sesión
conocimos a cinco nuevos participantes, y anunciamos en qué van a consistir
nuestros talleres del mes que viene, uno normal titulado “España”, y otro experimental titulado “Sin título”. En la crónica de la semana pasada aparecen al
final las instrucciones para participar. También fue el último MAL8 que celebramos en plena campaña de
crowdfunding de nuestro primer disco “Cosnciencia, libertad,soledad y gente rara”, que, por cierto, a día de hoy está a tres
días de terminarse, siendo la única manera de conseguir una copia, ya que luego
no se comercializará. Después de publicar este disco, como ya anuncié la semana
pasada, no volveremos a hacer un crowdfunding, ya que hay otras manera de
financiación en las que nos podemos implicar todos mucho más. Ya os contaré,
porque ahora estamos aquí para hablar de lo sucedido en el MAL8 (153) (esta crónica será completada y enriquecida por
participantes y asistentes que dejen sus comentarios más abajo).
La tarde comenzó con la potente y
emocionante voz de Laura Castro, que
anunció que iba a hacer una “cancioncilla de amor”. Habrá que ver cómo es una
cancionaza suya, porque puso el listón de intensidad muy alto cuando nos cantó
“y quise hacerme fuerte para que el mundo fuera inerte”, y pidió en su canción
“ámame muy lento”. Quizá el título de esta canción, que no anoté, aparezca
después en comentarios.
Sí, me he empeñado en que entre
todos dejemos constancia de lo que sucede en estos conciertos colectivos que
hacemos todos los martes. Yo lo cuento por encima y subjetivamente, después
alguien contará en comentarios como fue el paso de Caso Omiso por el MAL8 (153)
según su propia visión, y así tendremos más detalles para la historia venidera.
Caso Omiso nos cantó una de sus
canciones importantes, ya hemos escuchado aquí Tengo un sueño, pero a falta de conciertos de este artista tan
atractivo y prometedor, se agradece escuchar de nuevo cualquiera de sus
canciones. Eso sí, nos encanta que traiga cosas nuevas y nos sorprenda.
El siguiente en escena fue Camilo, con quien tuve la suerte de
comer y pasar la tarde ese día, tocando en La Casa con él y con Juan Fernández Fernández y Marta Plumilla. Fue muy interesante
conocerle un poco más y escuchar su repertorio menos mostrado. En esta edición
nos cantó Y qué más da, una de las
canciones que puedes encontrar en su maqueta “12 canciones en el MAL8”. Me gusta lo que hace Camilo, porque, aparte de ser una
música muy agradable cantada con una voz muy personal, sus canciones transpiran
sinceridad, un hiperrealismo muy sencillo que te atrapa cuando lo escuchas. A
ver si después del concierto del 5 de
Agosto en Libertad Ocho, se
anima a hacer un disco que haga justicia a la calidad de su trabajo.
Manu Clavijo, el siguiente participante, salió a escena con un
discurso con el que estoy completamente de acuerdo: “no creo en nada, sólo en
las personas”, refiriéndose a ideologías, religiones, devociones deportivas y
esas cosas que suelen tener a la gente dividida. Con él presentó una de sus
canciones más divertidas por su ironía, esa que dice “esto con él no pasaba”,
compuesta para el taller “Él”, celebrado hace unos meses. En ningún momento se
nombra al protagonista de la canción: “si levantara la cabeza, esto con él no
pasaba, ni se casaban los hombres ni te hacían reina por sorpresa…”. Magnífico.
Después vino El Tío Antoño, quien nos trajo muchas cosas nuevas. Para empezar
trajo una guitarra nueva que acaba de comprar y arreglar. Parece que le encanta
hacer eso y luego devolverlas al mar que es el mercado. Una preciosidad de
instrumento con el que nos tocó una nueva canción, Vals número cinco, que quiso dedicar “a una persona que conocía
hace mucho tiempo”. En ella habla de una araña que “fue la mejor de las viudas
negras”, y a la que veía “bailando a las ocho piernas”. Nunca te aburres en el
caleidoscópico mundo de El Tío Antoño.
También Marta Plumilla se decidió a tirar de repertorio, lo cual le
agradezco tanto como a Caso Omiso
por razones parecidas, ya que siempre que hay concierto de Plumilla no puedo presenciarlo por estar en el escenario con ella.
Mola más que verlo, pero verlo también mola. Así que me encantó escuchar Qué raro, la cual tocó con un papel
entre las cuerdas durante la primera mitad de la canción, que le daba una
original sonoridad. Qué raro es una
canción llena de ironía en la que ella se convierte en una inocente persona
abandonada en una casa que está vaciando el servicio de mudanzas: “te has
llevado esa palabra que yo tanto usaba”, lamenta Plumilla mientras el amor la despluma y se va dando cuenta de que
“te has marchado sin decirme nada”.
Se nota ya en esta sesión que ha
llegado el verano, los cantautores que trabajan en la docencia a altas horas de
la tarde, ya pueden venir a participar en nuestro particular horario. Es
buenísimo que el MAL8 se llene de
maestros, en todos los sentidos, como Juan
Fernández Fernández, un cantautor olímpico, erudito de todos los elemento
que componen la canción de autor: excelente guitarrista, arriesgado compositor,
conocedor de los entresijos de la poesía, letrista audaz, y, lo más importante,
una persona en plena búsqueda que va dejando sus mapas a los que también buscan.
Nos trajo un tesoro a este MAL8 (153),
Lo voy a dejar aquí, una canción en
la que parece hablar de un cambio de punto de vista: “es todo lo que pedí, pero
es hora de cambiar”, eso sí “no Dios, sino Yo mediante”. Un lujo del que
esperamos disfrutar durante todo el verano.
Antes el siguiente participante, Pablo Bermejo, me pedía que le pusiera
después de alguno “malo”, para que no sobresalieran mucho sus traspiés con la
guitarra, cosa que he dejado de hacer tras la ausencia de dichos traspiés. De
todas formas, cada vez está más difícil encontrar “malos” por aquí. Por eso no
dudé en ponerle tras Juan, quizá el
mejor de los guitarristas que ha pasado por aquí. Bermejo nos deleitó con una canción titulada Náufragos del mar de los olvidos, en la que pude ver que no sólo
está trabajando duro con la guitarra, hizo cosas muy bellas con la voz.
Después pudimos escuchar de nuevo
la canción dedicada a Madrid de Juan
Antonio Ordóñez, un bonito relato urbano del que ya he hablado
anteriormente. Aprovecho pues para anunciar que este sábado podremos escuchar
algunas de las canciones del nuevo disco de este cantautor, porque hará un
concierto-audición en El Colmo a las nueve de la tarde. La entrada es libre, si
queréis, nos vemos por allí.
Llegó entonces el momento de mi
actuación. Yo ya no sé qué cantar en el MAL8,
se me termina el repertorio, y eso que pensé que era infinito… algunas de mis
nuevas canciones las estoy reservando para proyectos concretos, así que me
decidí por una canción de principios de siglo titulada Se ahogaba el cielo, hecha en el tren que cada semana me llevaba de
Salamanca a Coímbra para visitar a mi novia de entonces: “Coímbra llovida es
una anciana que sudando se ha sentado a descansar en el ocaso, Coímbra mojada y
mi cuerpo en su espacio”. Allí tuve una vez más ese sentimiento de vitalismo
imparable y desbocado: “no me dejes sólo en esta ciudad, porque puedo encontrar
la verdad (…), no me dejes libre en esta ciudad, porque puedo aprender a
volar”. Esta canción fue muy importante para mí en ese momento, y no ha perdido
un ápice de su sentido para mí.
Ya en el ecuador del MAL8 (153) conocimos a los nuevos
participantes que vinieron a tocar por primera vez aquí. El primero ya ha
tocado aquí muchas veces como miembro de Las
dos en punto, pero esta vez se presentó en solitario: Rafael Alba nos mostró su voz por primera vez, una voz muy bonita,
afinada y entonada, con arena del desierto propia de un western con la que nos
cantó Todos los vaqueros de Madrid,
que “se pasan toda la noche disparando por ahí”, ya que “no existe ley en
Malasaña City”. Una divertida canción de amor con la que Rafael Alba nos demostró que tiene lo que hay que tener para ser un
cantautor en toda regla. Yo le animo a que venga más veces a cantarnos sus
temas. Esa misma noche pudimos escuchar a Las
dos en Punto en concierto en Libertad
Ocho, el grupo del que es compositor, hicieron un concierto fabuloso, muy
bonito y autentico, lleno de la alegría que irradia esta familia tan maja.
El siguiente nuevo participante
fue Álex Luna, que sentado al piano
se presentó en MAL8 con su canción Lola, en la que cuenta cómo esta
historia de amor fue diferente, porque “suelo ser yo el que comete el error y
todo se jode…”. Aquí le esperamos para conocerle más en próximas ediciones.
También al piano se presentó por
primera vez en MAL8 Ingrid, que aseguró que su canción Luna llena podría “responder a la
canción del compañero anterior”. “Te busco y te buscaré en las notas escondidas
en las teclas del piano”, dice esta bonita canción que cantó con bonita voz y
con bellos arreglos del piano.
El tercer nuevo participante de
la tarde fue Rodrigo, que nos cantó
una divertidísima canción titulada Tu
madre y las cebollas, canción que dedica a alguien que siempre está “pelando
una cebolla o hablando por teléfono con tu madre”.
Los dos últimos nuevos
participantes del MAL8 (135) fueron Jos y Mirco, los cuales llamaron especialmente mi atención. Nos contaron
que tiene un grupo llamado Persona,
nombre que me encanta, y nos cantaron una canción verdaderamente interesante,
titulada El laberinto. Esperamos que
estos jóvenes y bellos malochos se unan a nosotros de forma habitual y podamos
conocer en profundidad su trabajo.
Tras los nuevos participantes
continuamos con los habituales. El siguiente fue el multidisciplinar Diego Mattarucco, poeta, actor,
pianista, flautista, cantautor… Nos cantó un poema suyo que ha musicalizado, Qué te traes. “¿Qué te traes que me
atrae?”, pregunta en esta pieza que interpretó al piano. Grande Diego Mattarucco.
De nuevo Osvaldo Lindner nos trajo una joya, esta vez una canción de Facundo
Cabral, Pobrecito mi patrón, en la
que Lindner con bonita y emocionante
voz canta “Yo no sé quién va más lejos, la montaña o el cangrejo”, y se mofa “pobrecito
mi patrón, piensa que el pobre soy yo”. Seguimos aprendiendo de este veterano
cancionista, que, además, compone sabiendo muy bien lo que hace.
Hace mucho que no falta ninguna
semana Cheng Min (ya sé cómo se
escribe), que en esta edición estuvo acompañado por su compañero Óscar, con quien por fin cantó una
canción en chino. Nos contaron que se titula El mundo de fuera, “que es muy bonito y muy triste”. Supongo que se
refieren al mundo fuera de China, cuya cultura es en muchas cosas opuesta a la
nuestra. Al final, parece que se han decidido por el mundo de fuera, con sus
tristezas y su belleza. Fue muy bonito escucharles en su idioma.
No sé si es porque estábamos ya
cerca del final, cuando los vapores espirituosos colman el aire, pero no capté
muy bien la actuación de nuestro queridísimo José Miguel González. “Como no podéis ver, me acompañan cuatro
poetas”, comenzó diciendo. Esta vez el surrealismo de José Miguel se me escapó de las manos. Puede que él lo aclare en
comentarios, yo intento contarlo: presentó primero a un porta chino, luego a
San Juan de la Cruz y después a uno alemán. Yo me tengo un lío en mis
anotaciones tremendo. En todo caso disfruté, como siempre, del espíritu y la
literatura de este gran malocho.
Estamos ya a punto de terminar la
campaña de crowdfunding de “Consciencia,
libertad, soledad y gente rara”, nuestro primer disco. Quizá por ello Miguel de Paul se decidió a cantar la
canción que ha aportado a esta álbum, Gente
rara, en la que enumera a la gente rara que conoce, “y los que dicen que
eres rara tú, también”. Canción perfecta para acercarse al final de este MAL8 (153).
La guinda la puso el fantástico Ángel de Andrés, que despidió esta
edición cantando Esta historia, la
cual empieza directamente a capela, acompañándose únicamente de nuestras palmas,
que no cesaron en toda la canción, hasta convertirse en un gran aplauso.
Yo sigo aplaudiendo, fue una
edición verdaderamente bonita, llena de público, con gran energía. Estamos
poniéndonos fuertes para comernos el mundo, porque pronto va a salir nuestro
primer disco y vamos a comenzar a trabajar en el siguiente. Gracias a Marta Plumilla por las fotos, a los
participantes por propiciar este ambiente único, a Libertad Ocho por seguir en una línea difícil pero necesaria, y a
vosotros por leer, comentar y compartir. Nos vemos el próximo martes a las
siete en punto de la tarde. Recordad que es entrada libre y que podéis venir
con todos vuestros amigos a disfrutar del mejor micro abierto que yo haya visto
jamás, aunque esté mal que yo lo diga…
Andrés Sudón
Me encantó a mí especialmente la interpretación de Laura Castro y la canción de Andrés Suydón, sin querer desmerecer a los demás. Yo venía de hacer una sobremesa con tres fieras tres: Marta, Juan y Andrés. Sabéis el placer de tenerles ahí mismo, dándole a la guitarra? Un lujo.
ResponderEliminarEso me animó a probar mi acústica de cara al concierto e interpretar "Y qué más dá!", que trata sobre una relación rota. Os adjunto el enlace:
http://kamilocuarto.blogspot.com.es/2013/06/uno.html
Fé de erratas: donde dice Suydón, debe decir Subidón., por lo de la calidad.
EliminarHola. Tuvimos la suerte de actuar el pasado 1 de Julio en Micro abierto de Libertad 8 y la verdad es que fue una experiencia muy agradable. El local es ideal y su sonido buenísimo. Andrés es un profesional que lo da todo en este MAL8 como es conocido y el público que llenaba el local estaba entregado desde el principio. Gratificante encuentro entre la música y la poesia. O la palabra. Esperamos repetir. IRALA.
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