El pasado martes 17 de Junio de 2014 vivimos una edición
de MAL8 (Micro Abierto Libertad Ocho) que me recordó mucho a la dinámica que
teníamos hace mucho tiempo, cuando venían a participar menos de veinte artistas
y yo los iba presentando uno por uno. También fue parecido a esa época el
porcentaje de nuevos participantes, cinco de diecisiete participantes, uno de
ellos una gran sorpresa, el mismísimo Pancho
Varona. Ahora mismo paso a contaros detalladamente lo que sucedió en este MAL8 (152), pero antes he de insistir,
por última vez, en que hagamos lo posible por sacar adelante nuestra campañade crowdfunding, a la que ya le quedan pocos días. Como dije el martes,
este será nuestro último crowdfunding, en el futuro subvencionaremos nuestros
discos de otras formas, ya tengo ideas para “Palabras
salvadas”. Pero a día de hoy tenemos que lograr esa cantidad para poder
fabricar nuestro primer disco, para poder abrir esa puerta y ya no dejar de
publicar y difundir las canciones que hacemos en nuestros talleres. Estoy
seguro de que el MAL8 pasará a la
historia como una gran hazaña cultural, con la que lograremos renovar el
malparado panorama de la canción en este país, maltratado por la industria, que
hace lustros que no apuesta por algo nuevo y diferente, algo como lo que
hacemos aquí, que lejos de buscar la canción que venda millones de copias,
estamos en busca de la expresión artística, sin dejar de lado la noble ambición
de que las creaciones que hacemos con tanto celo lleguen al mayor número de
personas posible. Pues con nuestras canciones (canciones protesta, canciones
propuesta…) podemos empezar a construir el mundo que soñamos.
Pero está claro que uno de
nuestros sueños ya se ha cumplido: un gran grupo de cantautores, poetas y
músicos podemos reunirnos cada semana para mostrar nuestra obra, disfrutarla y
comentarla, darnos un baño de minorías ávidas de arte. Este pasado martes, en
la edición nº 152 de MAL8, diecisiete de nosotros pasamos
dos horas deliciosas haciendo lo que más nos gusta hacer en público. A continuación
la crónica, al final os contaré en qué van a consistir nuestros próximos
talleres.
La tarde comenzó con Juan Antonio Ordóñez, quien acaba de
comenzar su campaña de mecenazgo popular para publicar su nuevo disco, aquí dejo el enlace por si alguien quiere adquirir anticipadamente el trabajo de
este amante de la canción. Precisamente este martes nos cantó por qué y cómo se
dedica en cuerpo y alma a componer y cantar: “y así sangrar cada renglón para
no hacer hueca la voz, no es por cantar ni hacer canción, es sólo sed de amor”.
Comenzamos bien este MAL8 (152), y así seguimos. El
siguiente fue el poeta Karim Chergui,
que comenzó con un texto que dice “y así debía ser nuestro cuento, un mar sin
miedo, una puta barbaridad”, citando a otro poeta del que no apunté el nombre.
Continuó con otros dos poemas, Tatuaje
y Abdico, este último muy apropiado
para las novedades históricas que acontecen últimamente.
A Karim le siguió nuestro querido Ángel de Andrés, que volvió a liarla en este comienzo del MAL8 (152) con una de sus canciones
ligeras, Esa mirada tuya, en la que
canta a las cosas que le “hacen ser poeta”: “la luz de la luna llena que hace
sombras de los dos, y esa mirada tuya que me encoge el corazón”. Digo que
volvió a liarla, porque comenzó suave y acabó haciendo sonar las palmas de los
que estábamos allí disfrutando del principio de esta curiosa sesión.
También curiosa por el contenido
de las canciones, cómo no. El siguiente participante, Pablo Ríos, nos deleitó con una adaptación de una canción popular, El patio de mi casa, que él ha llamado Qué triste estar sin ti: “Qué triste
masturbarse pensando siempre en ti, pudiendo ir a tu casa…”. Está claro que
quien venga al MAL8 no se va a
quedar indiferente ante las infinitas posibilidades de canción se manejan aquí.
Y nuestros poetas siempre van más
allá en cuestiones literarias que los cantautores, sin dejar de lado la
musicalidad, o, como en el caso del siguiente participante, la “cacofonía”. Diego Mattarucco sigue mostrándonos a
los malochos cómo hacer poesía yendo al límite con la forma y el contenido.
Precisamente comenzó su intervención hablando de La palabra, diciendo sabias y bellas cosas que desgraciadamente no
anoté, pero que puede que el mismo Mattaruco
ponga luego en comentarios, merecería la pena. Continuó con Qué late en Loto, siguiendo con la serie
dedicada a sus musas y a sus nombres. Y terminó con una parte de otra serie, la
de las estaciones del año, en este caso El
verano, graciosísimo poema: “en verano se pueden ver anos…”.
A continuación salí yo mismo, Andrés Sudón, que no sabía muy bien
qué cantar en esta edición que prometía ser peculiar, hasta que escuché a Pablo Ríos hacer su adaptación de El patio de mi casa. Me acordé entonces
de una canción muy especial que compuse sin darme cuenta hace muchos años.
Tendría yo unos diecisiete cuando en una terrible tarde en la que habían pasado
cosas horribles, estaba yo grabando en mi pletina unas canciones instrumentales
que me había dado por hacer. Yo soy una de esas personas que si ven caer un
meteorito se pueden quedar impasibles, y ese día no quería yo atender a la
realidad, pero mientras grababa una guitarra de una de esas canciones,
improvisé toda la letra de Mariposa
Gutural. Pinchando aquí puedes escuchar la versión que grabé de esta
canción en mi disco “Brujo”: “el
patio de mi casa es recticular, y
como siga lloviendo, se va a resquebrajar”, digo en esta surrealista pieza a la
que tanto quiero.
Nos sorprendieron SilNé con una canción muy tranquila y
de tono serio titulada Flor del latido,
que supongo que proviene del mundo poético de René, hecho para el tono más lírico de Silvia. Para ser sincero, no me enteré muy bien; a veces me
distraen las tareas propias de coordinar un micro abierto, ya sea el sonido,
alguien que me habla por alguna buena razón, o algo similar. Lo bueno es que
puede que en comentarios alguien hable un poco más de esta canción.
Como en esta ocasión no fue
necesario que presentara las intervenciones de tres en tres, y tampoco metí
prisa a los participantes (la mayoría de las veces se apuntan treinta personas
y actúan hasta veinticuatro, pero en esta ocasión actuaron diecisiete
holgadamente, y salgo ya de este paréntesis incomodísimo), enseguida llegaron
los nuevos participantes, que eran tres y se convirtieron en cinco.
En primer lugar conocimos a Álvaro Egido, que se presentó en MAL8 con un tema propio “sobre la
amistad”. Se disculpó por cantar en inglés, porque, según nos dijo, no le
parecía que fuera habitual. En realidad no es habitual, pero todo lo que no es
habitual, es bienvenido aquí. Yo me disculpo por no entender la letra y no
poder hablar de ella. Si alguien de los presentes lo quiere contar en
comentarios, sabremos algo más.
He de admitir que no sé cuándo
salió a actuar José Migué (sic),
debió ser por aquí, pero no lo tengo ni anotado en el cuaderno… En fin, era un
señor que vino a cantar. Hizo un extracto de un tema “folclórico” de Rafael
Farina, salmantino de pro. Lo cantó a toda velocidad, preguntó “¿qué tal?”,
esperó la respuesta del público, que fue algo así como un rugido, y se bajó del
escenario. Yo no sabía si era una broma o un hecho real, sobre todo cuando me
preguntó que quién había ganado el concurso.
También conocimos en este MAL8 (152) al cantautor Dani Mayo, que nos quiso deleitar con Sus ojos negros, canción en la que
cuenta cómo “en un instante fui de ellos prisionero”, y “es imposible olvidar”,
a pesar de que “no conozco su paradero”. Sospecho que pronto sabremos más de
él. Y eso espero, porque me da muy buena espina este artista.
Los cuartos nuevos participantes
fueron pescados. Es decir, los pesqué desde el escenario, porque vi entrar a
alguien con una guitarra, le pregunté que si le apuntaba, me dijo “toco la
guitarra acompañando a Lucas” y,
acto seguido les presenté. Una vez en escena, nos dijeron que solamente habían
venido a ver la sesión, y que esta es la primera vez que se suben a un
escenario. Lucas a la voz y a la guitarra, y su amigo
a la guitarra, interpretaron con contundente energía Knockin' On Heaven's
Door de Dob Dylan. Como
atraído por esta música celestial, atravesó en ese momento la sala Íñigo Coppel para ir al baño, otra de
las cosas de esta edición que me recordó a los viejos tiempos. Andaba por aquí
porque le estaban haciendo una entrevista, a ver si la próxima vez que venga lo
hace también para deleitarnos con las canciones de su nuevo disco.
Ellos fueron los cuartos nuevos
participantes, luego os hablaré del quinto, del que ya he dicho su nombre en la
introducción a esta crónica. El siguiente participante fue nuestro admirado y
adorado José Miguel González, un
alma enorme que se regala cada martes en nuestro escenario, hoy de forma más
peculiar que nunca. Nos anunció al salir que iba a hacer una “antología de sus
peores poemas”. Sus peores poemas pueden ser mil veces más interesantes que los
mejores de muchos. El primero que nos leyó se titula El reino animal, y cuenta en primera persona la vida de un fox
terrier, ese perro que se utiliza para la caza del zorro, ya que por su tamaño
entra en las madrigueras de los pobres forajidos. “Nacer, cazar, comer, follar
y morir” es el lema de estos animalitos, según José Miguel. Siguió con dos poemas igual de peculiares, Amanecer en el Pleistoceno y El esfuerzo inútil produce melancolía. Aunque
nos traiga una antología de sus “peores poemas”, José Miguel González siempre nos deja satisfechos.
Sí, esta edición me recordó mucho
a los viejos tiempos también por la actuación de Marta Plumilla, que cantó acompañada por mí a la guitarra, una
canción a la que le tengo especial cariño, yo diría que muchísimo cariño, La vida secreta de dos marionetas, que
habla de “un amor entre bambalinas”: “nunca caminé por el mundo real contigo de
la mano comiéndome un helado, pero repasé cada línea de tu piel recorriendo con
mi lengua tu cuerpo de trapo”. Precisamente así, “la vida secreta de dos
marionetas” se va a titular la gira que Marta
Plumilla y yo, Andrés Sudón,
haremos durante el curso que viene recorriendo todo el país. El día 24 de Julio presentaremos ese
espectáculo en el N del T en Madrid,
para ir haciéndonos a la idea.
Una de las canciones más bonitas
que se escucharon en este MAL8 (152)
fue la que cantó Osvaldo Lindner, Te perdono de Noel Nicola. En ella
perdona a la musa muchas cosas, pero “lo que no te perdono es haberme besado
con tanta alevosía, tengo testigos: un perro, la madrugada y el frío, y eso sí
que no te lo perdono, porque si te lo perdono, seguro que lo olvido”.
Agradecemos mucho a este erudito de la canción que traiga tanta belleza al MAL8.
Pero claro, la belleza es la
tónica del MAL8, y uno de los que
más la cultivan, recolectan y distribuyen es Javier Cuenca, que está en un momento maravilloso (bueno, yo no le
conocía antes del MAL8, quizá ha
sido así siempre). Nos cantó su canción Cuando
éramos de luz, que habla de un reencuentro que le recordó que “se puede
vivir algo especial”. Estoy seguro de que el punto de vista de Javier Cuenca siempre le llevará a
captar lo especial de las cosas, y lo mejor de todo es que lo convierte en
canción y nos lo regala cada martes aquí.
Mientras cantaba esta hermosísima
canción Javier Cuenca, me fijé que a
mi izquierda estaba escuchando obnubilado nada más y nada menos que Pancho Varona, co-compositor de algunas
de las canciones más importantes de la historia de este país. Junto a Joaquín
Sabina ha hecho canciones que forman parte de la banda sonora de muchas de
nuestras vidas. Le toqué con la mano y le dije “hola, ¿quieres tocarte una?”, a
lo que respondió, “¿hay guitarra?”, le dije que usara la mía y fue a la barra a
buscar a sus amigos para que le escucharan estrenarse en MAL8. Nos cantó Y si amanece
por fin, dándonos una gran alegría a todos los que desde la humildad
venimos aquí cada martes a revolucionar el mundo de la canción.
Tras la brillante intervención de
Varona, subió a escena Chen Ming (siempre se me olvida
preguntarle si su nombre se escribe así). Esta semana nos cantó Sorry
seems
to be the hardest
word de Elton John.
Como andábamos
bien de tiempo, René se ofreció a
recitarnos un poema, que quiso dedicar a Diego
Mattarucco, ya que está lleno de aliteraciones: “tan sólo por un ósculo
estás en mi ventrículo”. Todo rimaba igual hasta que terminó diciendo “ano”,
palabra que ya había usado Mattarucco
en esta edición. Nos pusimos hasta el mismísimo de reírnos.
Y el MAL8 (152) terminó con la intervención
de Camilo con una canción muy
apropiada para un final, cuando el sol se
esconde. Un gran broche para esta curiosa sesión que tanto me recordó a los
viejos tiempos. Quizá sea parte del paso a esta nueva etapa en la que entramos.
Antes de
despedirme voy a contaros en qué van a consistir nuestros próximos talleres,
que celebraremos en semanas consecutivas. El primero será el 15 de Julio, un taller normal, como los
de siempre en el que todos los que queramos participar tendremos que llevar una
canción titulada “España”. Sí, sí, España. Me parece un tema interesante,
controvertido, polémico, perfecto para el nivel de reto en el que solemos
trabajar. Ya sabéis, para participar tenemos que escribir a microabiertol8@gmail.como, poniendo
como asunto “taller España”. Qué bien nos lo pasamos. Y la semana siguiente, el
día 22 de Julio, haremos un
experimento: el taller se titula “Sin título”, y es sólo para osados capaces de
ir a un taller en el que no se sabe lo que vamos a hacer… Sólo hay que llevar
compuesta una letra de canción sin música metida en un sobre cerrado y
entregármela antes de empezar la sesión. Cualquiera puede apuntarse, pero
advierto a los poetas que habrá que cantar sí o sí. No creo que José miguel González, por ejemplo,
tenga problema alguno. Quien tenga genitales para apuntarse, que escriba a
nuestro correo con el asunto “taller sin título”. No os asustéis, este taller
tiene como objetivo principal que nos divirtamos sobremanera, y además pueden
salir cosas muy bonitas. Qué bien nos lo pasamos.
Y ya me despido
hasta el próximo martes, que es mañana. Gracias a Marta Plumilla por las fotos, a Libertad Ocho por el tiempo y el espacio, a los artistas por su
talento y generosidad y a vosotros por leer, comentar y compartir.
Andrés Sudón
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ResponderEliminarHola, por sugerencia de Andrés copio parte de la 1º poesía, la de la palabra:
ResponderEliminarLa palabra.
La que es ebria y abre.
La palabra.
La que es sobria y sobra.
La palabra.
La que labra libre.
La palabra.
La que labra obras.
La palabra.
La palabra humana que tanto mina
y tanto ameno emana.
A la palabra la abre y la libra la obra:
A la palabra, obras.
A la palabra, alas.
En todos los malochos que he presenciado, siempre hay un momentazo como mínimo. De este martes me quedo con la´subida, que acabó en subidón, dque hizo Ángel de Andrés en su canción. felicidades!
ResponderEliminarFue otra tarde muy interesante, sin duda. Y muy sorprendente por la aparición de Pancho Varona. Dejo la letra de la canción que canté, "Cuando éramos de luz", por si a alguien le apetece leerla. Saludos.
ResponderEliminarCUANDO ÉRAMOS DE LUZ
Dame tu mano y vamos a vivirnos
Como un encantamiento.
Salgamos a la calle,
Tracemos un sendero de palabras.
Baldosas amarillas,
Tejados a dos aguas.
De pronto nos miramos y quise conocerte.
Dame tu mano y vamos a vivirnos
Sin prisa en la cadencia
Secreta de esta noche,
Que nos sale al encuentro, transparente.
Calles desconocidas
Bajo nuestros zapatos vagabundos.
Te vi como un destello entre la espesa niebla.
Y si quieres, caminaremos
Por el filo de aquella claridad
Que imaginamos cuando éramos de luz,
Poetas del azul
Radiante de un instante
Compartido en el pescante
De una huida.
Dame tu mano y huyamos del orden,
La prisa y los teoremas.
Sentados a la sombra
De un verso lento y libre, disonante.
Palabras como llaves
Que abran puertas secretas en nosotros.
De pronto nos miramos y quise conocerte.
Y si quieres...