De nuevo una página en blanco en
la que contar otra gran sesión de MAL8
(Micro Abierto Libertad Ocho), en
este caso la nº 134, la cual
celebramos el pasado martes día 11 de
Febrero del 2013. Antes de comenzar el relato, me gustaría invitaros a
hacer algo. Estas crónicas sirven para que quede constancia de lo sucedido en
cada sesión semanal de micro abierto, ya hemos comprobado lo curioso que es ir
dos años atrás y leer cómo andaban las cosas por entonces. Creo que ese es uno
de sus principales valores, el de documento historiográfico. Muchos de vosotros
hacéis comentarios en Facebook cuando la comparto, pero esos comentarios se
pierden en los anales de la red. Sería enriquecedor encontrar esos comentarios
cuando se lea la crónica en el futuro. Para ello hay habilitada una opción
abajo, donde pone “Publicar un comentario en la entrada”, donde puedes escribir
cómo fue tu actuación, cómo te sentiste en escena, quién te gustó más, algún
consejo constructivo para alguien, alguna propuesta para la organización… Todo
es útil y sirve para dar dinamismo a esta crónica semanal que escribo con
cariño y entusiasmo.
Y tras suplicaros que hagáis
comentarios en la entrada del blog, no sólo en Facebbok, paso a contar lo
sucedido en el MAL8 (134). La
primera actuación de la tarde fue la de la cantautora y poeta Lucía Díaz, que, como hace
habitualmente, introdujo su canción con un poema. Nos leyó Las montañas creen en mí antes de cantarnos Recuérdame, “que un día volé”, dice esta ingrávida melodía.
Juanlu Mora, el siguiente en escena, usó el mismo esquema: “Cuando
nuestros silencios (…) sean presagio de falta de besos (…), tendremos que decirnos
algo, por ejemplo adiós”, recitó
antes de cantar una canción en la que ve “la espalda de Dios”, supongo que
porque “somos personajes de un libro de ciencia ficción”. Fascinante el mundo
literario de Juanlu.
El tercer participante, el poeta Karim Cherguí, leyó tres poemas (parece
que es la medida estándar de lectura en un micro abierto de poesía). En el
primero nos confiesa que tiene “dos corazones”, Historia de mi otro corazón. El segundo tiene un título que no deja
leer entre líneas, en sus apenas seis versos, Me importas un carajo, Laura. Terminó con un impactante poema
titulado El día en que tú y yo nos
supimos, de repente, lunes.
Lo primero que hizo Caso Omiso al ponerse ante el
micrófono, aparte de crear expectación, fue felicitar a Marta Plumilla por el concierto de presentación de su disco el día
anterior en Galileo, todo un
acontecimiento al que agradezco que hayan ido los malochos en masa, ya que es
un proyecto que me tomo como mío propio. El gran Caso Omiso es uno de los que acudieron, y ahora estaba en el
escenario a punto de cantar Conmigo tu
ombligo, curiosa composición en la que toca un solo acorde entre recitativo
y recitativo, repitiendo en el estribillo “tú follabas con ardor, y no era
conmigo”. Siempre interesante y sorprendente.
Al siguiente participante le
conocimos la semana pasada, el veterano Juan
Antonio Ordóñez, que continuó dándonos detalles de su concierto “Cincuenta años”, del que nos presentó
otra canción, Cumpliendo los cincuenta,
en la que recomienda “es preciso inventarse un nuevo amor” y “es preciso
iluminarse, renacer el nuevo amor”.
Olivia Tomé volvió a darnos una muestra de poesía orgánica. El
texto relata y representa una llamada, “cállate, cada palabra que dices me
gusta más”. Es todo verdad, ella habla de verdad, cuenta la verdad, se emociona
de verdad mientras expresa lo que ha creado. Ella es una de esas artistas que
dan la vida cada vez que salen al escenario. Eso es lo que aprendemos de ella
cada semana.
La actuación más impresionante de
la tarde fue la de Miguel de Paul,
que nos dio una gran sorpresa dando un giro estilístico de trescientos sesenta
grados. Pasó de ser un roquero de voz tímida voz, a un luminoso trovador de voz
robusta. Parecía Javier Bergia. Nos cantó una novísima canción que cuenta en
primera persona los avatares de cruzar el Estrecho de Gibraltar: “y me muero y
me muero y no llego”. Interesantísimo este salto cualitativo de Miguel de Paul. La ovación fue
tremenda.
La siguiente voz que clamó en
nuestro (fértil) desierto, como dice Dani
Fernán, fue la de Camilo, con Tengo algo que decirte, una canción de
amor perdido, “ahora que te marchas, tus ojos dicen lo que tu boca calla”.
José Miguel González continúa mostrándonos su faceta de relatista.
Tras felicitar a Marta Plumilla por
su precioso concierto del lunes pasado, nos leyó La almadraba, la autobiografía de un atún rojo al que le suceden
una suerte de aventuras en sus viajes, en lo que se encuentra con un poeta…
Nunca dejará de sorprendernos.
Antonio Pastor Gaitero también optó por la fórmula de recitar un
poema antes de cantar la canción. En el poema introductorio aseguró: “he creado
mi propio banco (…), acude a mi rescate (…), adéudame besos”. Después nos cantó
una canción también llena de poesía: Crecemos
a golpes: “Y seguimos creciendo ante la duda y el miedo. / Para vencer el
miedo nos mentimos gritando / y escuchamos negando para vencer la duda. / Almacenamos
ira perdiendo tolerancia, / el poder nos enseña a leer libros en blanco / y nos
regala el miedo a los dioses y a la noche / y así seguimos solos venciendo
soledades”.
El siguiente fui yo mismo, Andrés Sudón, que para difundir que al
día siguiente recitaba mi hermano Suso
Sudón en Libertad Ocho, canté un poema suyo musicalizado por mí, En celo, un bolero en toda regla al que
no tuve que intervenir en su estructura cuando le puse música, una pieza que ya
contenía el espíritu que extraje de ella. Me gusta mucho cantarla.
La siguiente actuación consistió
en la colaboración de Diego Mattarucco
con María Malena, que vinieron a
hacernos una muestra de lo que ahora mismo están haciendo mientras escribo
estas palabras. Muy bonita la pieza que hicieron con Diego al piano y Malena
recitando.
Carlos Galán, el siguiente en escena, nos dijo que iría rotando
entre recitar poesía, tocar con la guitarra y cantar acompañándose con el
piano, cosa esta última que hizo en esta ocasión para cantarnos su canción Jóvenes libres, que aseguró escribir
nada más llegar a Madrid, cuando “el amor fue un lujo del olvido”.
Los siguientes fueron el bonito
dúo que forman los hermanos Daniel y
Alma, que tuvieron el detalle de hablarnos un poco de la anglófona canción The perfects words, para los que no nos
enteramos muy bien; se trata de encontrar las palabras perfectas para un
momento trascendente, la última vez que van a hablar. ¡Qué bien suenan!
El bello Manu Clavijo cantó un poema de Rosalía de Castro musicalizado por
él, que cuenta la historia de una mujer que vagaba por las calles, y que un
día, sabiendo que nadie la esperaba en casa, decidió no volver. La canción se
titula Soia y es un relato
sobrecogedor cantado con la capacidad interpretativa a la que nos tiene
acostumbrados.
Este martes, todos felicitaron a Marta Plumilla, la siguiente en escena,
por su excelente concierto del día anterior, en el que presentó su disco “Sonata (…) interior”. Ella salió como
si nada y cantó Qué raro, una
tremenda historia en la que la protagonista se da cuenta de que la han abandonado
y está sola en casa, eso sí, sin dejar de la do el humor y la profundidad. Al
terminar su maravillosa interpretación, agradeció a todos los que la apoyaron
el lunes pasado, que fueron muchos. Si quieres participar en la campaña de
crowdfunding de su disco, pincha aquí.
Los penúltimos de la tarde, SilNé, nos debían la tercera parte de
su trilogía. Nos han presentado, del poema de Quevedo acerca de la nariz de
Góngora, tres versiones, tres maneras de musicalizarlo. La primera fue la “depre”,
la segunda fue la “swing”, y la que nos presentaron esta semana, fue “la
canción del verano”. Incluso se molestaron en enseñarnos el estribillo para que
todos lo cantáramos, cosa que hicimos con gran ambiente festivo y estival.
Y, como es habitual, la sesión
terminó con la actuación del artista que después haría un concierto en el
escenario de Libertad Ocho. Al final
del malocho cantó “una canción que canto muy poco”, y después, por la noche,
hizo un concierto histórico. Su banda es de lo más auténtico, unos señores de
la montaña, buenísimos músicos, que me resultaron perfectos para El Tío Antoño, por peculiares e
interesantes, comprometidos con la sana diversión. La verdad es que disfruté
infinito del concierto. Fue una gran tarde, como todos los martes, que entro en
Libertad Ocho a las seis y media de
la tarde y salgo quién sabe cuándo.
La próxima semana celebremos la edición nº 135, y después, concierto de Clavijo y Fernández Fernández, que tras la reciente publicación de su disco homónimo, tienen al público deseoso de verles en directo, yo entre ellos. Ya me despido. Enseguida subo las fotos que cada semana nos manda Marta Plumilla. Gracias a todos por todo.
La próxima semana celebremos la edición nº 135, y después, concierto de Clavijo y Fernández Fernández, que tras la reciente publicación de su disco homónimo, tienen al público deseoso de verles en directo, yo entre ellos. Ya me despido. Enseguida subo las fotos que cada semana nos manda Marta Plumilla. Gracias a todos por todo.
Andrés Sudón.
Bulle mucho bello, los martes. Me quedo con mucho, aunque esta vez sobre todo con la actuación de Miguel de Paul.
ResponderEliminarAnte todo te doy las gracias, Andrés, por las detalladas crónicas que cada semana te curras y que desde luego, es un documento gráfico excepcional. Sigo alucinado con los micros de Libertad 8. Es un despilfarro de creatividad así como de compromiso con la palabra y la música. Estoy deseando que llegue el próximo martes (que para mí será el tercero) y ojalá que pueda disfrutar de muchos más. Un saludo
ResponderEliminarAndrés hermano de Suso tiene razón, estas crónicas son para el recuerdo. Así es que a mí me gustará recordar que ese día, cayó tal nevada que nos costó un “güevo” salir del Abismo de Helm para llegar al concierto. Menos mal que en el Paso de Rohan no había orcos y al final pudimos pasarlo como enanos!!juajuajua
ResponderEliminarEs justo destacar la labor incansable de Andrés Sudón, tanto en la coordinación del acto, como en la elaboracíón de sus crónicas, donde refleja en un hilo conductor la actuación de cada uno de nosotros, dejando un documento vivo en la memoria, destacar también el dato fotográfico de Marta Plumilla, que deja reflejado ese instante para el recuerdo. A mi me agrada sobremanera el respeto y la cordialidad de todos los presentes en cada reunión de micro abierto, y la amistad que genera, mi aplauso de nuevo para todos los participantes.
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