Está claro, se ha abierto un
debate que trasciende el MAL8 (Micro Abierto Libertad Ocho). Desde que
salió en El País el artículo “De la pana a la pena”, todos
hablan de este asunto en los contextos en los que me muevo. Como habréis leído,
el artículo habla de la situación actual de la canción de autor: <<(…).De la pana se ha pasado a la
pena. Ya no se canta a la libertad —sin ira—, sino al amor. O más bien, al
desamor. A la opresión, sí, pero en el pecho. Los sentimientos, en fin, se han
aburguesado; ahora el lema es otro: el mundo se enamora y nosotros nos
derrumbamos (…)>>. En principio, a mí este no me parece el problema
principal de la canción de autor en la actualidad, no le hago ascos a escuchar
cien mil canciones de contenido romántico, siempre y cuando estas sean de
calidad y, si es posible, originales, novedosas, que aporten algo suculento o nuevo.
Este es el problema: la falta de calidad. La cual da muy mala imagen, a pesar
de, o sobre todo por, la popularidad de los que hacen esta música para adolescentes
afectados de amor y se hacen llamar cantautores. Pero este no es el único
problema que yo veo, hay otro, el peor de todos: la falta de autoestima.
Podemos criticar todo lo que queramos a los cantautores de quinceañeras, pero
ellos han tenido los cojones suficientes, y la energía y empeño, para llegar a
donde han llegado. Criticarles sin más me parecería patético por mi parte. He
de decir que admiro a la gente que saca adelante sus proyectos sin complejos,
con mucho esfuerzo, incluso con mucha humildad, sin dormirse jamás en los
laureles. Por otro lado me da una pena infinita ver a cantautores excelentes,
genios incluso, llorando en sus casa delante del espejo sucio. Me molesta
sobremanera escuchar, en conciertos de altísima calidad, autocríticas brutales
que alejan al público; así como asistir a la desidia de colegas míos a los que
admiro y adoro por su obra, que están cansados de esperar a que venga un ángel
a tocarles con el dedo, o algo mucho más difícil, que una discográfica les haga
un contrato. Amigos, personas, artistas, hay que luchar, hay que promocionarse,
a nadie le regalan nada. Ese orgullo de pensar “al público no le interesa mi
música porque es de mucha calidad”, para mí no es más que falta de autoestima. Y
el argumento que reza “si yo hiciera canciones para adolescentes afectados de
amor, también triunfaría” también es una patraña; como dice Julia Cameron en “El camino del artista” <<(…)
es nuestro trabajo lo que crea el mercado, no el mercado el que crea nuestro
trabajo>> ¿Por qué sé estas
cosas? Bien, porque yo he sido ese cantautor que trabaja infinito en cuestiones
artísticas, pero no tenía lo que había que tener para hacerse una correcta,
organizada y contundente promoción. Pero eso se acabó, y me gustaría que se
acabara en general: ¡hay un público hambriento de nuestro minucioso trabajo
artístico, y nadie va a sacarlo adelante por nosotros! La verdad es que no es
fácil luchar por tu obra si no sientes cierto apoyo contextual; y, como conté
en la crónica de la semana pasada, la historia reciente no ha favorecido en
absoluto a que tengamos alicientes como para darlo todo; pero parece que ahora
hay una energía diferente, hay una luz al final del túnel. El MAL8 (así como Música por la voluntad y otras iniciativas) es un tren que va hacia esa luz. Juntos y/o revueltos, sin o con
lugares comunes, sin malas artes ni competitividad destructiva, costearemos
este vagón, y pondremos a la canción de autor donde corresponde. Sé que estoy
siendo muy atrevido; pero es justo eso lo que creo que hace falta: valentía. En
resumen, no critiquemos nada que no podamos solucionar, el futuro de la canción
de autor está en nuestras manos. Y con esto dejo por esta semana de difundir
mis sinceras reflexiones para pasar a contaros lo sucedido en el MAL8 (111) de el pasado martes 3 de
Septiembre, que es a lo que hemos venido.
Fuimos veintitrés las personas
que actuamos en esta sesión, que comenzó con media hora de retraso por razones
ajenas al MAL8, pero aún así duró
sus dos horitas. Más de ciento veinte minutos que pasan volando entre
canciones, poemas y comentarios de todo tipo. El primero en actuar fui yo
mismo, Andrés Sudón. Emocionado por
saber desde hace poco que voy a hacer un concierto de despedida de mi disco Andrés Sudón vive, canté la canción con
la que comienza el álbum, Persona, la
cual tengo un poco abandonada a pesar de que me encanta. En ella hago auto
crítica social, poniendo de manifiesto las contradicciones a las que se
enfrenta un ser que se siente en la obligación de ser una persona. Por cierto,
el concierto de despedida es el sábado 19 de Octubre en la sala Siroco de Madrid.
El siguiente en escena fue el
poeta José Miguel González, que
comenzó haciendo una pequeña apología de los piropos, “hasta que tú naciste,
estaba muerta la belleza”, antes de leer el primer poema de su intervención,
del que no dijo título. Un poema de sus veinte años, cuando hizo un viaje “ilegal”,
ya que en el pasaporte español ponía bien claro “excepto Unión Soviética y
países satélites”. El siguiente se titula DNI
y está escrito únicamente con adjetivos, un logrado ejercicio poético. Y para
celebrar que se acerca el otoño, terminó su intervención con un bonito poema titulado
La lluvia.
El primero en pisar los charcos
que había dejado José Miguel en el
escenario, fue el dulce Pablo Sciuto,
que cantó una agradabilísima canción en la que dice “todo partió de algo, todo
nació de un mismo átomo”. Rico buen rollo para el comienzo de este MAL8 (111).
El magnífico Diego Mattarucco fue el siguiente en escena, con los charcos de José Miguel menos caudalosos ya por
evaporación. Comenzó con una nueva pieza titulada En tu vaho me veo. Estoy seguro de que su mente nunca cesa de
aliterar. Anunció que su segundo poema sería el mismo que recitó la semana
pasada, lo cual me perturbó un poco. Pero luego celebré con fuertes aplausos
que nos recitara de nuevo Hambres, ya
que es un derroche de talento literario y escénico. Si tenéis curiosidad por la
obra de Mattarucco podéis haceros
una idea en su página.
El siguiente en el escenario, ya casi
seco, de Libertad Ocho, fue el
cantautor Javier Delgado, que cantó
una canción muy apropiada para la introducción de esta crónica. En ella canta “dicen
que quien sueña es un perdedor/ que quien persigue un sueño se despeña/ y yo me
alejo de los necios/ para ver mejor salir el sol”. (Sol que secó
definitivamente el escenario de la lluvia de José Miguel). Y es cierto que persigue, incluso lo consigue; me
encanta ver cómo se van soltando algunos artistas que acuden cada semana al MAL8 en busca de sí mismos.
Y hablando de crecer, qué gran
sorpresa me dio este martes Raquel Lamas.
Hacía mucho que no pasaba por aquí, ya que está estudiando fuera de Madrid. Sé
que gracias al MAL8 se decidió a
fomentar su faceta de cantautora, ella es guitarrista clásica, entre otras
cosas. Al principio se la veía luchando contra la timidez y aprendiendo a usar
el micrófono. Pero este pasado martes salió a escena como un ciclón para
interpretar con gran energía una canción nueva que grita: “(…) madre tierra,
madre coraje, dame fuerza para ser mujer salvaje”. Efectivamente ha adquirido
una fuerza salvaje, pero, eso sí, con un riguroso control.
Según tengo entendido, Enrique Sánchez llevó a la edición nº
75 de MAL8, allá por Diciembre del
pasado año, una canción para dedicarme, pero tuvo la mala suerte de que ese día
fuera uno de los pocos en los que yo no presenté la sesión (lo hizo por mí Manu Clavijo). Este pasado martes la
volvió a cantar y me la dedicó, lo cual le agradezco mucho. Se titula Amor Platónico, y supongo que me la
dedica porque sabe que me gusta mucho la filosofía. Pincha aquí para ver
el divertido y currado vídeo que ha hecho de la canción. Por cierto, el 3 de Diciembre estará en el escenario
de Libertad Ocho en concierto.
Por circunstancias, Pablo Bermejo, el siguiente en escena,
se perdió nuestro último taller, el titulado “Palabras salvadas”, en el que
cada cantautor seleccionó una palabra en peligro de extinción para titular así
su composición. Pero él había compuesto una canción que por fin pudo cantarnos
este pasado martes, Ábrego, cuyo
significado es “viento del sur”. “Abre al ábrego los brazos y comparte su calor”,
dice esta cálida y sensual canción. Por cierto, el domingo 22 de Septiembre le podremos ver en concierto en Libertad Ocho.
El siguiente participante, Pedro Pastor, es para mí el paradigma
de la esperanza en la canción de autor. No porque sea el cantautor con los
dientes más blancos, como dice Coppel,
sino porque a sus dieciocho años está haciendo canciones de gran calidad con muchas
posibilidades de ser muy populares. Además es un animal escénico, capaz de
despertar en la gente gran expectación. Y os puedo asegurar, porque vivo con
él, que trabaja muy duro en todos los sentidos, tanto para ser un cantautor de
calidad, como para llevar su música al mayor número de personas posible. Si
habéis leído la introducción a esta crónica, sabréis a que me refiero. Antes de
que se le oscurezcan los dientes, será un artista de gran prestigio, os lo
aseguro. Aprovechando que estamos entrando en el pre-otoño, cantó esa canción
que dice que “el verano, como todo, tiene que morir”, en la que pone de
manifiesto que hay que aceptar que termine esta deseada época para que vuelva al
año siguiente, es decir, aceptar la “rueda de la vida”, como la llamaban los druidas
celtas.
Después de Pedro salió a escena El Tío
Antoño, un artista al que ya le vamos pillando el punto. Más bien estamos
ya en esa fase en la que queremos escuchar todo su repertorio (a ver si pronto
se hace un concierto por aquí). Antes de cantar, dijo, a colación del susodicho
artículo de El País acerca de la canción de autor, que él es “partidario de los
cantautores oscuros”. Luego me aclaró que, aunque su estilo sea dicharachero
(esto son palabras mías), a él le gustan las canciones melancólicas; que no
tiene problema con “la pena”, vamos. Nos cantó Autobiografía de un gusano, canción que nos hizo reír y mover los
hombros, casi bailar. Supongo que la segunda parte sería algo así como “autobiografía
de una mariposa”, y el MAL8 una
bonita crisálida… Se me va la olla.
El siguiente en deleitarnos en
este MAL8 (111) fue el poeta Suso Sudón, que volvió a sorprendernos
con dos nuevos poemas, tan bien escritos como recitados: Despacio y Demasiado. A
pesar de que es mi hermanito pequeño, puedo decir con objetividad que es un
artista excelente y que soy su fan; como dice el chiste:
-<<Perdone, usted me suena, ¿de qué nos conocemos?
-Soy tu hermano…
-Sí, ya, pero no es de eso>>.
Pues eso.
La estrella de este MAL8 (111) fue, sin duda, @jualumora, es decir Juanlu Mora, que lleva tiempo viniendo
al MAL8 para desarrollar su faceta
de cantautor, pero por fin nos mostró quién es, cuál es su fuerte. De hecho nos
deslumbró. Durante su intervención se oyeron carcajadas, casi sollozos de
sorpresa, subió la audiencia, se pararon los pensamientos propios. Se confesó “twittero”
y autor de la llamada “twiliteratura”, término que no le gusta demasiado, pero
que es ilustrativo de su labor artística. Y es cierto que Juanlu es un fenómeno en Twitter, con más de trece mil seguidores
que adoran sus elaborados palíndrmos y sus poemas de ciento cuarenta
caracteres. Él es informático y, además de escribir de forma matemática, ha
inventado una aplicación para gestionar sus más de catorce mil twitts. En ella
ha incluido unos doscientos (de momento) que pueden considerarse, según nos
contó, literatura. Cada uno tiene un número. De modo que salió al escenario con
su Ipad, abrió la aplicación y nos pidió que dijéramos números al azar del uno
al doscientos. Bueno, bueno, bueno… Fue una pasada, cada texto que leyó,
haciendo este juego, era mejor, todos nos quedamos boquiabiertos, sobre todo
cuando nos leyó el twitt número ciento once (edición en la que estábamos de MAL8): “Dos postes de la luz. cinco
cables silueteando un pentagrama imaginario contra el cielo nocturno. La luna
llena sobre la segunda línea. Sol”. Bueno, bueno, bueno… Todos locos con Juanlu Mora.
A continuación, con todo eso en
el aire, salió al escenario Harris
para mostrarnos una pieza de su trabajo musicando poemas. Nos cantó un poema de
Lorca, Es verdad, “Ay, que trabajo me cuesta quererte como te quiero, por
tu amor me duele el aire, el corazón y el sombrero (…)” Curiosamente, Javier Ruibal también ha puesto música
a este poema tan bello.
En esta edición tuvimos un solo
nuevo participante, que se presentó a sí mismo como Carlos Larreta “en bicicleta”. Todo un espectáculo andante y
cantante. Nos cantó Mambo Sun, “sol
de mambo, aclaró”, y se puso a cantar, sobre un ritmo congruente con el título,
en una especie de inglés. Y le dije cuando terminó su intervención: “yo no sé
mucho inglés, pero ¿sabes tú inglés?”. Admitió que no demasiado. Pero, eso sí,
nos hizo pasar un rato excelente irradiando energía buenrrollesca a granel.
La siguiente fue la poeta y cantautora
Lucía Díaz, que acostumbra a
introducir su canción con un poema. Y así lo hizo. Supongo que habla de amor
cuando dice “mientras espero, encuentro nuevas canciones”. Está claro, muchas
veces las canciones llenan los huecos del compositor, y ahí queda lo compuesto
para llenar los huecos de otros. Qué práctico y productivo trabajo es hacer
canciones.
Vino a vernos y a regalarnos una
nueva canción el polifacético artistazo José
Carlos Illanes, del que pude ver,
hace tiempo, un espectáculo estupendo en torno a sus canciones en el que él
hacía absolutamente todo, hilándolo como una obra de teatro y usando con
destreza el loop station. Ya hace tiempo que también vino aquí para anunciar
que quería desarrollar más su faceta de cantautor al uso. Y ya está en forma. Flor de Cactus, se titula la divertida
canción que nos cantó.
La siguiente en actuar fue la luminosa
cantautora Marta Plumilla, que nos
cantó, según dijo, “una canción interminable que responde a la pregunta ¿cómo
se definiría usted”. Una canción ontológica que muestra la actualidad de las
personas que hay en ella: “el señor, el árbol, la puta…”. “Dime, madre, si hay
algo malo en mí,/ pues no puedo ser nunca la de ayer,/ si no puedo saber
tampoco la que seré”. Insisto en que me parece admirable hasta el infinito que
en las casi cien sesiones en las que ha participado, siempre haya traído una
canción nueva cantada de memoria. Sus canciones son como un diario, podemos
saber todo de ella escuchándolas (de hecho, creo que es la única manera de
hacerlo), y esta es una de las cosas que más me atraen de un artista. El día 23 de Septiembre estará en el escenario
de Libertad Ocho y vamos a ir todos.
He de confesar que a veces es muy
laborioso lograr que todos los artistas que se apuntan puedan actuar. A veces
tengo que hacer verdaderos encajes de bolillos. Este martes llegaron tres
poetas que no se habían apuntado previamente escribiendo a microabiertol8@gmail.com, cosa que
hay que hacer si quieres asegurarte un lugar como nuevo participante. Se
apuntaron los últimos, y les dije que haría lo posible por sacarles a escena.
Habíamos comenzado con retraso, y a la mitad de la sesión pensé que no podría.
Pero me dio mucha pena, como siempre que dejo a alguien fuera, sobre todo
porque me dijeron que venían desde lejos sólo para actuar. De modo que me
acerqué a ellos en la mesa en la que estaban y les propuse sacarles a los tres
juntos si cada uno leía una cosa cortita… Sí, salieron los tres a escena, pero,
para empezar, se quejaron de tener que salir a la vez, y la primera leyó un
poema maravilloso de ¡cuatro minutos!, el segundo uno de cinco folios (lo empecé
a escuchar, salí a fumar un cigarro de liar para calmarme, me lo fumé entero, y
cuando entré aún siguió unos minutos), y la tercera simplemente me pareció muy
guapa, porque ya estaba demasiado cabreado como para escucharla. Esto hizo que
se quedaran fuera dos personas que se habían apuntado antes que ellos. ¡…!.
Cada vez que algo sale mal, aprendo algo nuevo; eso se lo agradezco.
Ah, veo en mis anotaciones que
hubo otro nuevo participante, el argentino Marcos
Luc, que apareció de pronto diciéndome que regresaba a su país ya mismo, y
que era su última oportunidad de actuar en el MAL8. Nos cantó Dame tu luz,
una excelente canción de dos minutos y pico. Así sí. Supongo que ya estará en
su Córdoba, Argentina.
Nunca me hubiera perdonado a mí
mismo dejar fuera de este MAL8 (111)
a mi querida María Barnuevo. Como
siempre cantó una canción fresquísima, luminosa y con un toque personal
delicioso. Se titula Amor gandul, “un
amor de domingo por la mañana, un amor que no quieres que se acabe”, nos contó,
y nos cantó.
Ya muy cerca del final, y con el
concierto que venía después del MAL8
pisándonos los talones, salió a escena Wilver
Gamarra. Nunca hablo mucho de él. La verdad es que siempre tardo en hablar
de algunos artistas, a veces pasan tres ediciones hasta que entiendo su
dinámica. Aún sigo en ese proceso con Wilver,
que nos cantó una canción titulada Tus
recuerdos.
La última actuación fue la del
artista que después dio un concierto en ese mismo escenario de Libertad Ocho, Jesús Márquez. Él se dedica a musicar escogidos poemas de grande
autores, a los que da su particular estilo blues-rock. Nos cantó un poema de Ángel González, ese que dice “me
entusiasman tus ojos…”.
Y con él terminó esta intensa
sesión de MAL8. Hace tiempo pensé
que me iba a volver insensible o inmune por escuchar todas las semanas cosas
tan bonitas, pero he descubierto que mi sensibilidad se va haciendo más grande
y exigente, de hecho siento que, con esto, estoy aprendiendo a escuchar mejor. Supongo
que las demás personas que vienen habitualmente, sentirán lo mismo. Es otra de
las ventajas que tiene esta experiencia. Gracias a todos por hacerla posible. Y
gracias a Marta Plumilla por sus
leales fotos sepia. Nos vemos este martes 10
de Septiembre a las 19.00 h en punto
en Libertad Ocho. Como ya sabéis es
entrada libre, podéis traer sin compromiso a todas las personas que queráis.
Andrés Sudón
Conservo una chaqueta de pana de cuando tenía veintitantos. Pero, la verdad, está hecha una pena. Me la voy a poner cuando vaya al micro y empiece a refrescar.
ResponderEliminarTraetela, y trae también "la pena" de los veintitantos, que lo queremos todo de ti, Enrique!!
EliminarHola, soy la que sin nombre, vino de muy lejos, sin apuntarse, y leyó un poema maravilloso de ¡cuatro minutos!, que son tres minutos en realidad, lo primero decir que no me importa no tener nombre en estos casos, porque realmente es preferible. No ser nadie en ciertos momentos. Nosotros disfrutamos mucho de las manifestaciones artísticas, de los poemas y canciones, hubo cosas que nunca olvidaré, porque no soy de las que olvido las cosas, subir los tres juntos, nos encantó, una experiencia de esas que unen, y ya nos sentíamos compañeros, esto nos ha hermanado. No pensábamos que lo habíamos hecho tan mal, así como para cabrearse, y no querer escuchar. No sé si pedir perdón, o cabrearme yo y fumarme un cigarro, mientras pienso si eres guapo, o no.
ResponderEliminarMuy guapo no soy, aunque dicen que tengo unas ojeras atractivas. Insisto en que me encantó tu poema y lo que irradias, así como este comentario. Besos en son de paz.
EliminarNo se me ocurriría juzgarte, ni a ti ni a nadie por la belleza, insisto en que nos sentimos muy a gusto, los tres, y que nos fuimos muy contentos de la experiencia, por eso me impactó tanto leer la crítica. Siento que se quedase gente fuera, no tenía idea. Besos en son de paz, también por mi parte, y espero que siga habiendo cosas tan bonitas en ese café que dicen de la Libertad.
EliminarNo cabe duda de que acabas de prender la mecha del amor de Rebeca, Andrés.
ResponderEliminarNo hay nada como la guerra para prender la llama de amor...
EliminarHace tiempo que no escucho a los críticos, ellos si que siguen haciendo lo de siempre y no ofrecen nada nuevo, ellos critican y ya está. Nunca podrán sentir el vértigo de luchar por un sueño de caer y levantarse, ellos están ahí para que solo salgan a la luz la mierda que les interesa, y como dice la canción... yo me alejo de los necios, anda y que les den.
ResponderEliminarJavier, no critiquemos a los críticos, ellos solamente sueñan con poder criticar con libertad... Quizá baste con no hacerles mucho caso ¡Abrazo!
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