El pasado martes 14 de enero de
2014 celebramos la edición nº 130 de
MAL8 (Micro Abierto Libertad Ocho). Veintitrés artistas, la mayoría
cantautores, subimos como cada semana al escenario de Libertad Ocho a compartir nuestras creaciones en un ambiente que
permite disfrutar de las emociones provocadas por el hecho artístico, lejos de
la abominable competitividad que he vivido en otras épocas y en otros círculos
de artistas. Aunque el nivel es bastante alto de media, hay de todo en MAL8, artistas con más técnica que
otros, con más o menos gracia escénica, diferentes formas de entender la música
y la canción, etcétera. Sin embargo todos disfrutamos de cada actuación, porque
tenemos en común la necesidad tanto de expresarnos, como de consumir arte.
Cuando llega un nuevo cantautor a nuestras sesiones, es escuchado con deleite,
y es impresionante ver cómo todos arropan a aquellos que tienen alguna
dificultad superable. Ya distinguimos quién está nervioso, quién lleva mucho
tiempo sin componer con ilusión, y esas cosas que todos estamos superando
constantemente. Me encanta que aquí no se critique si no es constructivamente.
Y hemos visto crecer a muchos de los habituales, les hemos visto transitar del
malestar en el escenario, a brillar con regocijo. Esta es una de las cosas más
bonitas que suceden en el MAL8, ya
lo he contado otras veces. Otra cosa maravillosa es que gracias a esta rutina
de cada martes y a nuestros talleres, todos estamos nutriendo nuestro repertorio
de canciones nuevas y frescas. Es espectacular cuando las presentamos los días
que hay taller: más de veinte creadores estrenando una pieza que tiene el mismo
título que las de los otros. El día 4 de
Febrero celebraremos nuestro próximo taller, titulado “Como” (Puede ser con tilde, con k,
como se quiera). Ya hay unos cuantos apuntados. Si quieres participar, ya
sabes, tienes que componer una canción titulada Como y venir a cantarla, apuntándote previamente escribiendo al
correo microabiertol8@gmail.com.
Y paso a relatar lo sucedido en
este MAL8 (130). El primero en
actuar fui yo mismo, Andrés Sudón.
Canté una canción que, a pesar de que me gusta mucho, hacía mucho que no tocaba
en mis conciertos, Necesito buscarte,
en la que canto las sensaciones de haberme ido de mi ciudad natal y haber
dejado atrás un gran amor y una vida entera; así como la intención de no volver
a pasar por algo así: “no necesito quererte, no quiero necesitarte, no quiero
volver a verte, necesito buscarte”. Esta canción tiene ya sus años, y he de
admitir que no lo he cumplido a rajatabla…
Protokolo fue el segundo participante. Nos cantó una canción de
amor, “lo inverso a una canción de desamor”, según dijo, titulada Ixbalanqué, nombre de una diosa maya. En ella dice (o
no dice) “Te quiero tanto, tanto, que me sobran la palabras”. Es cierto, a
veces hay que hacer la no-canción de un sentimiento sublime, como hizo Serrat.
El maestro José Miguel González, poeta y poesía, comenzó su
intervención con un twitt: “si todos hiciésemos el amor diez veces al día,
hacer el amor sería un coñazo”. Después citó a Salinas, enriqueciendo nuestra
cultura literaria: “Qué alegría salir en los pronombres”. Frase que dio pie a su
poema Vivir en los pronombres.
Después nos confesó en su poema El Café,
que sueña despierto. Terminó con un precioso poema titulado El color que “me acecha en todas las
esquinas”, emulando un viaje a Marruecos donde tuvo “la vivencia de lo que realmente
es el color”.
Marta Plumilla nos cantó una divertida, profunda e
interesante historia titulada He perdido
la cabeza, en la que logra mantener la atención del oyente sin dejar de
poner delante de él imágenes sorprendentes. Todos queríamos saber dónde había
ido a parar su cabeza... Ya puedo anunciar que Plumilla presenta su
nuevo disco el día 10 de Febrero en la sala Galileo Galilei. El
nombre del disco no lo puedo desvelar, desgraciadamente. Yo he participado en
ese disco (producido por Antonio de Pinto), y os aseguro que os va a
encantar, va a marcar un antes y un después. “¡Ya verás qué bien!”.
Hacía mucho que nos visitaba Malavé, que tuvo a bien pasarte este
pasado martes y cantarnos una de sus nuevas canciones, Tormenta perfecta, un “fenómeno climatológico extremo”. Después de
tanto tiempo, le vi evolucionado, más comedido en el micrófono, con tormenta y
con calma.
Tras Malavé, salió a escena el, sin duda, el poeta top, Diego Mattarucco, que recitó como nunca su excelente pieza El poeta top, mejor interpretada que nunca. Además de pulir la forma y el fondo en sus textos, Mattarucco ahora está puliendo su interpretación de forma muy efectiva, los cuales siempre ha hecho de memoria.
También hacía mucho tiempo que no nos visitaba Rodrigo con sus
canciones instrumentales. Ha estado lesionado, pero ha vuelto más fuerte que
antes. Nos tocó Mientras llueve,
escrita durante “las primeras lluvias del otoño”. Una preciosidad, espero que
vuelva asiduamente, como antes.
Fernando Álvarez nos cantó una canción mítica de su
repertorio, A propósito “de ti, estoy
tan cansado”. Fernando es un cantautor sencillo y suave, con una voz muy
atractiva y una forma de car personal y minimalista. A veces suelta frases
impresionantes en el contexto de la canción: “creo en el silencio de tu cuerpo”.
Este es uno de los artistas que dan calidad y calidez al MAL8.
Después de haber presentado en la antigua Sala Triángulo su “Frívola fragmentada”, Olivia Tomé
continúa creando fragmentos. En el que nos presentó el pasado martes, se
declara fiel a sí misma. Espero que pronto se repita esa presentación, en la
que participé y que tanto nos gustó a todos los que estábamos allí.
Qué bien que José Carlos Illanes se decidiera a repetir esta semana
en MAL8. Nos confesó que la semana anterior se puso nervioso por
intentar “ser algo que no soy”. Tras decir esto desplegó su artillería escénica,
sus varios registros, dejándonos boquiabiertos con su energía y talento. De
paso, incluyó en la canción unos versos que anunciaban que los miércoles podemos
ver su gran espectáculo en la sala Samotracia. Esperamos que siga viniendo y se
una al club de solitarios compenetrados que somos.
En esta edición conocimos a cuatro nuevos participantes. El primero de
ellos fue Juan Barrios, que con su canción Se me está acelerando la vida, nos mostró su contundente folk rock.
El segundo nuevo participante fue el poeta argentino Karim Chergui,
al que conocí hace poco en la jam poética de “Vergüenza ajena”. Es un tipo
maravilloso, que deja ver en su poesía lo divertido, observador y profundo que
es. Me encanta reírme con textos tan interesantes como Techo de menos; así como meditar con Nadia llena de puertas. Terminó con un título sorprendente 63x42. Me encanta lo que hace, es el
tipo de poeta que necesitamos en MAL8 para que nos inspire y muestre
caminos textuales nuevos.
Los siguientes nuevos participantes fueron Daniel y Alma, que se
estrenaron en MAL8 cantando Escuchando
historias cerca del fuego. Muy bonita su propuesta, suenan muy bien y
además transmiten simpatía. ¡Bienvenidos!
El último de los nuevos participantes fue un chaval llamado Luis Bravo
que vino al evento y se decidió a participar tocando… ¡Esperad! Ha entrado
alguien en mi casa violentamente. Mis compañeros de piso están trabajando,
¿quién será? Me estoy asustando, ahora mismo estoy escribiendo debajo de la
cama. Creo que ya sé quién es. Joder. Había un tipo en el metro que estaba actuando
de forma muy extraña. Llevaba una sudadera de una universidad extranjera, un
trozo de revista y un paquete de tabaco vacío y destruido. No dejaba de mirar a
todas partes con ojos inyectados en sangre. En un momento dado se puso unos
guantes de látex azules que daban mucho miedo, para luego ponerse en la mano,
alrededor de los nudillos, un mosquetón que usaba como llavero. Yo le miraba
atónito, y creo que le molestó que clavara los ojos en él. A veces no soy
consciente de que me quedo mirando a alguien. La cosa es que después de que se
fijara en mí, ya no me perdió de vista. Si yo me cambiaba de asiento, él me seguía.
Me cagué cuando me cambié de vagón y en la parada posterior él también se
cambió de vagón. Pensé que quizá el tío está chalado, tiene manía persecutoria,
y piensa que soy un enemigo, o algo así. La cosa es que daba miedo con esa
mirada, esos estremecedores guantes de látex y ese mosquetón en los nudillos.
Tenía que escabullirme de él, a pesar de la posibilidad de ser yo mismo el que
tuviera manía persecutoria. Me arriesgué a estar chalado y me acerqué a la
puerta como para salir, y en el reflejo del cristal vi cómo se recolocaba el
mosquetón y se ponía en guardia. Mi idea era salir y volver a entrar en el
vagón cuando él ya hubiera salido siguiéndome y ya no pudiera entrar. Luego
recordé que veo demasiadas series, y salí sin atreverme a regresar cuando él
salió tras de mí. Salí rápidamente hacia la derecha y, sin pensarlo, me di la
vuelta y me crucé rápidamente con él, sin darle tiempo a reaccionar, en caso de
que fuera a reaccionar. La cosa es que corrí y no volví a verle a mis espaldas
en todo el camino hasta mi casa. Pero puede que me haya seguido. Se acerca a la
habitación. Ya le veo los pies, sí que es él; oigo sonar el llavero, se estará
colocando el mosquetón. Creo que voy a dejar de escribir.
Ya estoy aquí de nuevo, estoy ileso. Al final no ha pasado nada. Resulta
que me lo estaba inventando todo para que os divirtierais un rato. Pero estaba
hablando del último nuevo participante de este MAL8 (130), Luis Bravo,
que se estrenó en Libertad Ocho haciendo una versión con mucha ilusión y
con poca práctica. Tocó Maldita dulzura,
de Vetusta Morla. Le esperamos aquí para conocer con voraz y sana curiosidad
sus propias canciones.
El siguiente en escena fue Luis Miquel López, que participaba por
segunda vez en el MAL8. Muy elegantemente subió a escena y cantó su
canción sin mediar palabra, creando un ambiente intenso.
Camilo nos regaló una canción dedicada a su amiga
Paloma, titulada Como gatos abandonados.
Tengo ganas de conocer un poco más a Camilo, me parece un tipo muy
interesante, y un cantautor vocacional.
Volvemos a tener a Javier Cuenca en nuestras sesiones. Nos cantó
su canción Pájaros de los Alpes, la
cual presentó como “un inventario de emociones”. Y así es: “Venecia sin ti es
un desierto de rocas, Madrid no es Madrid sin tus pies no la tocan”. Gran
poeta, cuya actuación me gustó especialmente, se le nota que ha adquirido más
tablas de las que ya tenía promocionando su nuevo disco.
A continuación el cantautor Pedro Pastor, salió a escena sin
guitarra a recitarnos un poema titulado Harto,
que recomiendo leer, pincha aquí, si quieres hacerlo. Es impresionante
que una persona tan joven tenga la madurez de entender las taras del mundo y de
estar “harto de estar harto”.
Tras este momento de empatía hacia la indignación de Pedro, salió
a acariciarnos el meloso Julio Hernández con su rítmica canción llena de
colores, en la que con cubana alegría canta que está “duro, concreto y calado,
como un adoquín”. Aprovecho para agradecer a Julio las maravillosas
tardes de domingo que pasamos cantando en MXV.
Brilló especialmente en esta estupenda sesión, Antonio Pastor Gaitero
con su brutal poesía y su visceral música. Antes de cantarnos su canción,
recitó la letra, dejando patente su calidad literaria, su minucioso trabajo en
los textos. Quizá por ello su poemario “Sonetos
de amor y otras ausencias” es un éxito que lleva varias ediciones. Después
de recitarla cantó la canción dándole una dimensión completa y envolvente a
esas inspiradas palabras.
Ahora que frecuento un poco más eventos de poesía, valoro aún más la obra
de autores que, como Suso Sudón, se atreven y tienen recursos para decir
algo interesante lleno de atractivo. En este MAL8 (130) nos recitó Guerra fría y Metaamor, que podéis leer
pinchando sobre los títulos.
También hubo una colaboración esta tarde, los cantautores Manu Clavijo
y Pablo Bermejo interpretaron una canción de Clavijo, tocada
por él mismo y cantada por Bermejo. La canción es ni más ni menos que Decidí sentirme bien, una de esas piezas
que llegan rápidamente a lo más hondo: “fui quitándole las puertas a la casa,
fui quitándole importancia a la angustia de perder”, y eso que “parecía que los
pájaros cantaban mal”. Una delicia sencilla, siempre surrealista, y concreta.
El último en actuar fue miguel de Paúl, quien después haría un
concierto en el escenario de Libertad Ocho, su primer concierto, el cual
fue de diez. Hizo el repertorio sin necesidad de ningún papel, tocó una hora y
media. Me sorprendió cómo toca la guitarra. Claro, solamente le veo una canción
a la semana, cinco minutos cada martes, pero cuando ha calentado un poco, este
hombre toca increíblemente bien. Supo alternar entre numerosos blues llenos de
poesía, alguna que otra canción diferente para refrescar. También me gustaron
su elegancia al hablar y su saber estar en el escenario. No parecía su primer
concierto. Yo me lo imagino amenizando veladas muy nocturnas en bohemias salas.
Desde aquí le doy la enhorabuena por su trabajo bien hecho.
Y tras esta breve
crónica del primer concierto de Miguel de Paul y la no tan breve crónica
del MAL8 (130), me despido hasta el próximo martes, que es ya. Gracias a
Plumilla por las fotos, a los artistas por su generosidad y talento, al Libertad
Ocho por producir esta actividad, y a vosotros por leer y compartir por ahí
estas humildes palabras.
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