Este pasado martes comenzamos la Tercera temporada de MAL8 (Micro Abierto Libertad Ocho). Fue la edición nº 109, y la celebramos en pleno Agosto, mientras Madrid
descansa de contener a tantas personas. A pesar de ello, la sala estaba casi
llena a la hora que comenzamos (un poco más tarde, ya que no tuvimos límite de
tiempo). Fueron quince las actuaciones de las que disfrutamos relajadamente.
Después de esas quince actuaciones, hicimos un descanso, tras el cual hicimos
uso libre del micrófono hasta que quisimos. Esa segunda parte no la voy a
contar aquí, la dejo en la memoria de los que la disfrutamos. Paso pues a contaros
la primera, en la que no sólo actuamos, también estuvimos hablando y debatiendo
acerca de qué es la canción de autor, entre otras cosas.
Comencé yo mismo, Andrés Sudón, la sesión. Canté la
canción que hice para el último taller que realizamos, en el que teníamos que
salvar una palabra en peligro de extinción. Yo estoy intentando salvar Raigambre, y así se titula mi canción.
Una canción de amor, para variar. Disfruté de volver a cantarla en el escenario
de Libertad Ocho, que, por cierto,
ha crecido un metro cuadrado…
Esther Zecco fue la siguiente cantautora en escena, y cantó su
canción acompañada por los coros de Virginia
Montaño. Sácame de aquí se titula
esta canción que nos regaló, y añadió “no es un deseo que tenga en este momento”.
Y es que el ambiente del MAL8 es
inmejorable, y lo es gracias a la seriedad, compromiso y amor que ponen los
artistas participantes, como Esther.
Y eso fue lo que destacó Kamankola, el siguiente en escena, un
cantautor cubano que aseguró estar disfrutando de actuar ante un público “culto,
respetuoso con los creadores jóvenes”. Añadió que después de cantar en el MAL8, le dan ganas de “hacer canciones
toda la vida”. Y nos cantó Sangre,
una canción dedicada “a todos los cubanos que lo han dejado todo por una causa
en la que creen”.
Y es cierto, yo también agradezco
que venga a vernos tanta gente interesada en lo que hacemos, es posible que
estemos asistiendo a un momento importante en la canción de autor. Y no se
trata de que esté naciendo una generación de cantautores, sino de dar el
significado adecuado a la palabra cantautor, de que todo el mundo entienda que
un cantautor es un mundo en el que puede entrar para descubrir algo único. De
ello estuvimos hablando, como dije antes, durante las presentaciones. Luego os
cuento.
La siguiente en actuar fue Lucía Díaz, una generosa artista que,
además de regalarnos sus sentimientos más sublimes, siempre deja para el sorteo
final una sesión de musicoterapia, que ya muchos han disfrutado. Nos cantó su
canción Inmensidad Sutil, la
descripción visual de grandes sentimientos de amor comparados con la inmensidad
del mar o la montaña. Para introducirlo nos leyó su poema Ahora.
El siguiente en subir al nuevo
escenario de Libertad Ocho fue el
bello Manu Clavijo, que nos cantó
una de mis canciones favoritas de su repertorio, Pelota de caucho, una impactante historia, la de un hombre que deja
su casa con comida caliente, la pantalla encendida, y unos gorriones entran a
hacer suya la estancia, convirtiendo montañas de libros en árboles, mientras
una pelota de caucho bota en el baño “a ritmo de rocanrol”. Presenté a Manu diciendo que yo admiraba, ante
todo, en un cantautor, su autenticidad, que me contara su verdad a su modo. Ahí
comenzó el debate. Y casi la guerra, porque un desaprensivo del público rompió
el silencio de la sala durante la canción, cuando Calvijo dijo “rocanrol”, dando un grito fuera de lugar. Antes de
matarle le pregunté que por qué lo había hecho, y me respondió “¿no te gusta la
autenticidad y tal?”. Le maté. Pero con la mirada, claro. No me molesté en
aclararle mis palabras, sólo se trata de alguien que quiere salir al escenario,
pero aún no se atreve.
Quien sí se atreve a subir es Quique Ruíz, que nos anunció su
concierto del día 31 en Libertad Ocho
cantando una canción al piano.
Siempre comento que agradezco
mucho la intervención de ciertos poetas en MAL8,
porque ellos son más atrevidos y están más evolucionados en sus textos que los
cantautores. Pero en el caso de José Miguel
González es más que agradecimiento. Para mí es imprescindible para este
momento en el que queremos hallar enjundia en la canción, profundidad y
belleza. José Miguel es un sabio
siempre joven que con humildad y sencillez llega a lo más hondo. Comenzó
contándonos que sus padres le animaron a la lectura, y en concreto recordó lo
que le impresionó “La isla del tesoro”. Nos contó que su autor, Robert Louis
Stevenson, puso en su epitafio “alegre he vivido, alegre muero”, aunque su
muerte fuera prematura y horrible. Nos leyó tres piezas, la primera titulada No sé por qué; la segunda la introdujo
cantando en latín “Oh, domine…”, y se titula La extrañeza del mundo. En tercer lugar nos leyó sus particulares Bienaventuranzas. Sube la audiencia
cuando pisa esta persona el escenario.
El siguiente fue un nuevo
participante, Marcos Serrano, que
aseguró no ser mucho del “rollo cantautor”, porque él hace "canciones alegres"… A
lo que respondí, en la siguiente presentación, que no creo que un cantautor sea
alguien que canta cosas tristes, dije que para mí es alguien que canta cosas
ciertas de su vida, que da igual el tono que tengan, y sólo importa que el artista
haga la canción para expresarse con sinceridad; y también para compartirla con
otras personas, por si les hace algún bien, no para llegar a lugares comunes,
ganar mucho dinero y follar sin medida. Que no digo que esto último esté mal,
sólo digo que la música industrial no es un arte que aprecie. Eso tampoco
significa que le haga ascos al éxito, siempre y cuando sirva para algo más.
Bueno, estaba contando que conocimos a Marcos
Serrano, el cual dice no considerarse cantautor, y nos cantó una útil
canción titulada Alguien quiere que
sonrías, compuesta para aquellos que están tristes, para que sepan que
siempre hay alguien que desea que sean felices.
Y llegó Carlos Recio a arreglar el debate… Nos cantó su esa canción que
dice “soy más intuitivo que sabio”, y la introdujo diciendo que como él es
feliz, no puede hacer canciones de cantautor, y tiene que basarse en la vida de
los demás para componer… Yo no creo que lo haga porque sea feliz, que no digo
que no lo sea, creo que simplemente la vida familiar le impide vivir experiencias
propias y vivir historias que él mismo considere interesantes. Pero Carlos Recio es un
ávido poeta capaz de hacer grandes canciones como esta; además él es uno de
esos artistas que tiene un carisma propio, y un estilo reconocible. A ver si le
vemos más por aquí.
A continuación salió María Argüello, que también entró en el
tema diciendo que ella no hace canciones de cantautor, porque compone para su
grupo, Amarillo Limón… Ay… Insisto en
que no creo que la canción de autor sea un estilo musical. De hecho no existirían los grupos de música si no hubiera cantautores que hicieran las
canciones. Hay mucha confusión y muchos prejuicios con respecto a este tema,
invito a todo el mundo a entrar en este debate en “comentarios”, ahí abajo del
todo, ¿sabéis dónde, no? María Argüello
nos regaló su canción Segunda mano y
un refresco de limón para el sorteo.
El siguiente en escena fue el
maravilloso poeta Suso Sudón, capaz
de escribir complejos poemas, que después hace parecer muy claros por su forma
de recitarlos. La poesía está en el texto y en todo su cuerpo. Nos leyó Paradoja aparente, un poema que se
desarrolla en un bar, donde lo más interesante no es la conversación, sino una
tela de araña que va de un lado a otro de la barra. Me encanta.
Y le llegó el turno a Javier Delgado, que progresa
adecuadamente de su pudor en el escenario. De hecho, he de decir que su pulso
fue perfecto y su talante también. Además toca muy bien la guitarra y tiene
gusto para componer. Para que fuera inmaculado, me gustaría entender mejor su
pronunciación, pero ya está a punto de hacerlo muy bien. ¡Enhorabuena!
Así de bien como lo hace Virginia montaño, a la que he visto
crecer y convertirse en una profesional. Nos cantó Hablar de ti. Lástima que por horarios no pueda venir todo lo que
le gustaría al MAL8.
El penúltimo de la tarde fue Wilver Gamarra, que quiso presentar su
canción El silencio del amor diciendo
que “las canciones hablan por sí solas”.
Y terminamos la noche a lo
grande, escuchando una de las canciones más bellas que existen, de la voz de la
carismática Maremoto. Acompañada por
la guitarra de Manu Clavijo,
hicieron Alfonsina y el mar, muy
adecuada para una tarde en la que estábamos hablando de canciones, de
cantautores, de estilos, de autenticidad…
Antes de despedirme, quiero
recordaros que este viernes día 30 de
Agosto haremos un concierto en Libertad
Ocho cantando las canciones que hemos hecho en los talleres. Aquí está el evento, invitad a todo el mundo. Si queréis participar con vuestras
canciones hechas en nuestros talleres, escribidme a microabiertol8@gmail.com. Gracias a Maremoto por estas fotos, a los
artistas por su generosidad, talento…, a Libertad
Ocho, y a vosotros por leer, comentar y compartir.
Andrés Sudón
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ResponderEliminarLo más parecido a vivirlo, aunque no estuve... nos vemos el viernes!
ResponderEliminarNo podrian grabar en video las presentaciones? se agradeceria mucho para la difusion.
ResponderEliminarEn ningún momento dije que no me considerase cantautor, de hecho lo hago, pero mi estilo se acerca un poco más al rock porque mis influencias van más por ese camino. Evidentemente escribo sobre cosas ciertas, experiencias reales de mi vida (o de otras vidas) y me gusta contar historias que la gente disfrute y aprecie.
ResponderEliminarSimplemente, como introducción a la primera canción que toqué, dije que se salía un poco de lo habitual en la canción de autor al ser de tipo más positivo y animado.
En cualquier caso espero que podáis disfrutar del resto de mi repertorio en futuras intervenciones. Hay historias que merece la pena oír.
¡Saludos y gracias por todo!
Un m² es un m² ;)
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