Andrés Sudón presentando el MAL8 (86) |
En
este tipo de eventos, a diferencia de las sesiones normales, seguimos un orden
estricto de participación: el último que se ha apuntado escribiendo a microabiertol8@gmail.com, es el
primero que actúa, y dejamos para el final a las personas que están en la lista
de espera. En esta ocasión, la primera en participar fue mi amiga Pi, que nos recitó un poema en tres
partes en el que describe un estado de soledad de una mujer que tras haber sido
maltratada por “él”, está sola y sigue maltratándose a sí misma.
Pi |
En
segundo lugar salió otro poeta, Eusebio
Priego, quien describió la soledad como “la ausencia de sombra” antes de
leernos su poema.
Eusebio Priego |
El
siguiente participante, Gnomo,
también trajo un poema, pero se acompañó a sí mismo con la guitarra para
recitarlo. Se le veía un poco nervioso, creo que, quizá para no gastar mucho
tiempo, comenzó demasiado rápido. Yo le recomendaría que respirase antes de
actuar, unos segundos de posicionamiento. Me gustaría leer su poema más detenidamente.
Gnomo |
Nuestra
querida Viridiana nos regaló una de
sus canciones en este monográfico-taller. Es celebrable, porque no se deja ver
cantar asiduamente. Antes de cantar nos invitó a que fuéramos a fumar o al baño
o a suicidarnos durante su intervención. Pero todos nos quedamos y disfrutamos
de una de sus más bonitas y elaboradas canciones.
Viridiana |
Olivia tomé fue la siguiente en escena. Olivia es una artista silvestre, como
una bella flor entre las espinas del desierto. Me explico: yo pensaba, al
sentir lo que transmite en el escenario, que era una experta perfopoeta, una
actriz talentosísima (que lo es, por supuesto). Después descubrí que lo que hay
en ella es pura verdad, y que cuando llora y cuando grita, lo hace realmente.
Trajo su poema manuscrito en hojas de cuaderno. Comenzó diciendo “he sido
incapaz de darle continuidad a mi soledad”. Después habló de ella, de mamá, de
papá, y repitió en varias ocasiones “quién me va a proteger”. No gritó, pero
lloró y nos hizo su nudo en nuestra garganta.
Olivia Tomé |
Para
que nos entendiéramos, Manu Clavijo,
el siguiente participante, definió la soledad como “no tener pareja”, y desde
ese punto de vista trató el tema en su canción Soledad. En ella dice que es “el padre de la soledad”, le habla a
ella y le reclama, por ejemplo, “si te vas de puntillas, no vuelvas haciendo
ruido”. Una canción muy clavijiana de la nueva era.
Manu Clavijo |
Desde
Toledo nos visita de vez en cuando Miguel
Montana, que, por culpa de la nieve, no pudo participar en el
monográfico-talle “Libertad”. Esta vez la carretera estaba despejada y nos
trajo su canción Soledad. Nos contó
que su primera intención era hacer algo positivo, pero finalmente la melancolía
se coló en la canción. Un tema ligero, con suave guitarra rasgueada, en la que
comienza diciendo “amiga soledad”.
Miguel Montana |
Donato nos regaló una bonita tarde. Descubrimos
sus dotes de percusionista. Pero luego os lo cuento, ahora voy a hablar de sus
dotes como cantautor. Yo siempre he apreciado especialmente las canciones
maduras, cuya verdad es amplia y honesta, cuya belleza es simple y grande. Así
es el trabajo que he escuchado hasta ahora de Donato. Antes de cantar comentó “qué cruel es cuando no se desea”,
y en la canción nos habló de sus cordial relación con ella: “seguiré
componiendo mis poemas / con el corazón pegado a mi guitarra”. Quiero
emborracharme escuchando las canciones de Donato.
Donato |
Antes
de comenzar con el espectáculo, pasé lista. Algunos faltaron, como Suso Sudón, quien finalmente no pudo
venir y se quedó sin leernos este poema. El siguiente participante tampoco estaba al principio, ya avisó que
llegaría tarde. Su nombre es Sure.
En su canción expuso el punto de vista de una persona que sufre la soledad por
ser nuevo en una ciudad. En Madrid es habitual, muchos en la sala se habrán sentido
identificados. Sure en Soledad, le habla a otra persona y,
sobre todo, a la mismísima soledad.
Sure |
El
grado de melancolía en el ambiente sobrepasaba los límites del ocio. Menos mal,
pensé, que ahora viene Julio Hernández,
cantautor cubano a quien se le da especialmente bien dar calorcito con su
guitarra, hace cosas dificilísimas transmitiendo certera frescura. Sin embargo,
Julio dijo antes de cantar que tenía
pensado hacer una cosa divertida y bailable, pero que a él también le atrapó el
espíritu melancólico. Lo de bajar el grado de melancolía lo dejamos, entonces,
para luego. A cambió nos obsequió con una bellísima canción de azules (perdón)
arpegios y maduros versos, “dile a tu corazón que no me juegue a ser Dios”, con
mayúscula.
Julio Hernández |
Una
persona de fuera de Madrid, José
González, me escribió diciéndome que él quería participar con un poema,
pero que no podía asistir. Me lo envió y yo lo leí en el micrófono. Lo leí muy
bien, modesta aparte, pero habíamos quedado en que pediría al público que lo grabaran
para poder subirlo a Youtube, cosa que no hice. De modo que para compensar mi
olvido, pego aquí dicho poema:
Se apagó la navidad,
Hércules entran en Mali girando sus aspas,
rehenes sin rostro se ocultan en cheques regalo.
Marionetas, vagabundos, víctimas.
Fotos en blanco y negro en un dos por cuatro,
ojos cerrados bailando en la oscuridad,
desahucios, llantos de injusticia.
Vagabundos, marionetas, víctimas.
Corrupción en cadena, manipulación televisiva,
colegios cerrados, hospitales fantasmas,
Pesadillas con decreto de ley.
Víctimas, vagabundos, marionetas.
-Soledad-
Y entre las grietas, un resplandor,
“un mar de fueguitos”,
asedio en Génova, respirando justicia.
Lucha, esperanza, libertad.
La insurrección de los débiles,
claveles sembrando las calles
y 13 rosas en la memoria.
Libertad, esperanza, lucha.
Ojos abiertos,
asambleas, movimientos e igualdad social,
sonrisas en las plazas, abrazos, un futuro por delante.
Esperanza, lucha, libertad.
Andrés Sudón leyendo el poema de José González |
Bien.
Y tras la lectura del poema de José,
hicimos un paréntesis en el monográfico-taller Soledad para que sucediera algo con muchas probabilidades de bajar
el grado de melancolía. La magnífica María
Rozalén vino al MAL8 (86) para
hacer algo que tenía muchas ganas de hacer: cantar con su madre. Su madre, una
gran mujer, el palo de la astilla que es María,
os podéis hacer una idea. Cantaron juntas, y supe de dónde le venía esa certera
habilidad para entonar a Rozalén. Fue
un momento muy bonito, y realmente difuminó la nube gris que había en la sala.
Tampoco mucho, porque, como pedía el momento, cantaron una canción también
melancólica, Piensa en mí,
popularizada por Luz Casal. En todo
caso las risueñas presencias de las manchegas, sacaron a nuestros corazones del
fango.
María Rozalén y su bella madre |
Con
gran expectación por parte de todos, llegó el momento de escuchar la canción de
Marta Plumilla. En su introducción
dijo que “la soledad está sobrevalorada, al menos no es para mí”. Y nos cantó Soledad, en la que dice a su
interlocutor que no haga nada por ella cuando, por ejemplo, la vayan a matar,
pero que puede “interferir” en su soledad. La música, la letra y ella, te
atrapan sin remedio y sin peligro. Otra obra maestra, para mí, de Marta Plumilla.
Marta Plumilla |
A
pesar de la melancolía reinante, la tarde estaba saliendo muy bien, gran nivel
en las canciones y en los poemas, así como en las interpretaciones de los
artistas valientes que participaron en este experimento. El siguiente fue uno
de los máquinas del MAL8, Lope Villano. Antes de cantar Soledad, hizo una interesante reflexión:
todos parecíamos estar afectados por la soledad, y él pensó que no hay que
menospreciarla, ya que muchas obras que han pasado a la historia “se han
gestado en soledad”. Y nos invitó, ya en la canción a verlo de otra manera, “ámala,
a tu pequeña soledad”
Lope Villano |
El siguiente participante fui yo
mismo, Andrés Sudón. En los
anteriores monográficos-taller había presentado canciones bastante profundas e
intensas, de un lirismo sobrecogedor (jajaja). Pero en esta ocasión traje una
historia con moraleja, una canción muy tranquila y llevadera. Me ha escrito Pablo Bermejo para hablarme de ella, os
pongo sus palabras para que leáis algo no tan subjetivo como mi propia opinión
sobre mi canción: “tu canción de soledad me ha gustado mucho, me gustó, en particular, la
elegancia de llamar "otras movidas" a negocios turbios, el contraste
"copa de vino/cara de agua" y el final, cambiando el sujeto de la
estrechez. Además, cosa rara en ti, hasta la melodía es algo pegadiza”.
Andrés Sudón |
Y tras mi liviana canción llegó por fin
el momento de arramplar con la melancolía. Enrique
Sánchez ha compuesta para esta ocasión una de sus canciones más audaces. Se
titula Soledad, claro. Enrique ha publicado hoy en Facebook
una foto con la letra, la pego a continuación para que lo veáis por vosotros
mismos:
Enrique Sánchez |
El aplauso fue largo y tendido, todos
deseábamos un poco de su espíritu naif e irónico. El siguiente en escena fue el
poeta Diego Mattaruco, que participó
en este monográfico-taller con verdadero espíritu de laboratorio. Por primera
vez desde que le conozco (le he visto muchas veces), le vi leyendo lo que
recitada, de modo que realmente es humano, porque aprenderse esos trabalenguas
maravillosos tiene mucho mérito. Pero no solamente por eso. Nos dijo que su
poema era susceptible de ser una canción o un rap en el futuro. De hecho
comenzó el poema midiendo el tempo en cuatro por cuatro. Como siempre, Matarrucco hizo una demostración de
destreza lingüística y semántica.
Diego Mattarucco |
El último de la lista oficial fue Pablo Bermejo. Sucedió algo curioso. Su
canción fue concebida tras un encuentro fortuito con María Rozalén. Ella subía hacia Tirso de Molina, “hacia la plaza
donde está la alegría”, y él bajaba al “laberinto oscuro de las calle de
Lavapiés. Según él toda una metáfora de la vida misma en la que “ella sube y yo
bajo”. Sin embargo no es del todo cierto, porque Pablo Bermejo sube. Su actuación fue una de las más entretenidas y
alegres de la tarde. Manu Clavijo y
yo comenzamos a hacerle coros setenteros, y Donato sacó por fin el cajón de la funda y se puso a acompañarle a
la perfección, lo cual nos llevó a las palmas. Fue uno de los momentos más
alegres de la tarde. Aunque ya os sabemos que tampoco fue esta sesión de MAL8 el club de la comedia
precisamente.
Pablo Bermejo |
La lista de espera era de tres personas.
El primero fue Javi Muelas, que nos
regaló una rumba-tango en la que propone sacar lo mejor de uno mismo para salir
de la soledad. También se unió Donato
con su cajón a esta actuación. Y también hizo que saliéramos del halo de melancolía
en el que nosotros mismos nos habíamos metido.
Javi Muelas |
La siguiente fue la poeta Marla. Me había comentado los días
previos que aún no tenía nada escrito, que no le salía. Pues, para no salirle,
hizo un poema brutal. Marla tiene
una bonita voz que sabe modular, y escribe muy bien en todos los sentidos. El ritmo
regular y la rima suave del poema lo convierten en una canción, creo que se
podría cantar fácilmente. Lo que más me gusta del contenido de sus poemas es la
verdad que veo en ellos, la valentía de la verdad que transmite. Parece rozar
algún tópico, pero es salvado esquivado por la autenticidad de lo dicho.
Marla |
El
último de la lista de espera con una composición titulada Soledad, fue Miguel de Paul.
En su canción nos cuenta la sensación de soledad que supone una despedida. A
pesar de que la armónica no estaba de parte de la armonía, Miguel defendió con fuerza y seguridad
su bonita canción.
Miguel de Paul |
Y
después de la lista de espera del monográfico-taller Soledad, pasamos a la lista de espera de personas que no traían
composición por llegar nuevos o por no haberse enterado. Por suerte, en esta
edición, nadie se quedó sin actuar.
El
primero de esta lista de espera fue J.
P. Woo, que aprovechó para sacar una canción adecuada para el momento.
Según entendí yo, la canción se titula Yinye
en soledad, y es la historia de un gato que se queda solo después de que
los demás gatos de la zona fueran asesinados por un hijo de puta (esto no está
entre comilla, porque es cosa mía).
J. P. Woo |
Los
siguientes fueron Dos, que nos
cantaron una canción titulada Ojos de mar.
De nuevo Donato hizo uso del cajón y
les acompañó magistralmente improvisando en esta bella canción de este bello
dúo.
Dos |
Y,
como su nombre indica, salió Willy
Tornado a cantarnos su canción Es
todo lo que necesito. Gran intérprete, gran fichaje para el MAL8.
Willy tornado |
Y,
por último, salió a cantar la persona que después hizo un concierto en el ese
mismo escenario de Libertad 8, Manu Míguez. Fue el broche perfecto a una
tarde melancólica. La voz de Míguez
atrapa y te hace flotar en su aire. Creo que cantó Hojas secas (según me chivó Virginia
Montaño). En todo caso fue una canción preciosa, dulce y melancólica que
cerró una tarde especialmente intensa.
Manu Míguez |
Quiero
dar las gracias a todas las personas que han participado en este
monográfico-taller. Me parece muy bonito imaginarnos a todos componiendo en
nuestra soledad una canción titulada Soledad
para después enseñárnosla una tarde de martes como la de ayer (ya casi antes de
ayer). Gracias a Marta por las fotos
y a vosotros por posar. Nos vemos el martes en una sesión ordinaria de Micro abierto Libertad 8, la edición nº 87.
Andrés
Sudón.
Joder, que envidia.
ResponderEliminarAndrés, no sabes lo que me jodió no poder estar ayer disfrutando de vosotr@s.
me hubiera encantado asistir!
ResponderEliminarEl jodimiento es mutuo, Kamikaze!! Fuerte abrazo!
ResponderEliminarPara mí el momentazo de la tarde fue la canción de Andrés. Mayúscula.
ResponderEliminargracias guapo ... me he sobresaltado cuando he leído que "parezco rozar algún tópico" ... pero tomo tu crítica como parte de lo que conlleva exponerse al público con la creación propia. un beso Andrés, y gracias otra vez.
ResponderEliminarEn realidad no es una crítica. Hay quien vive de escribir tópicos y frecuentar lugares comunes. No es tu caso. Besos.
ResponderEliminar