Cada martes
es una celebración, siempre hay algún motivo para celebrar, sobre todo
últimamente. En la edición nº 48 celebramos que hace un año que comenzó el MAL8 (Micro Abierto Libertad 8), la semana pasada celebramos la edición
nº 50, y esta semana en la edición nº 51,
celebramos simplemente que tenemos este espacio en el tiempo para juntarnos
semanalmente en Libertad 8 y
compartir nuestras creaciones con otros artista y con un público curioso e
inspirador. Como la semana pasada los malochos me regalaros un bonito homenaje
cantando mis canciones, dándome una sorpresa tremenda, comencé esta edición
cantando una canción dedicada a todo ellos. Dado que no se grabó este momento,
pongo la letra de la canción, que he titulado Gracias Malochos. Es mejor escucharla, pero ahí va:
“Ya es hora, amigos míos, de decir la verdad,
todos los malochos solemos disimular.
Quedamos los martes en el Libertad
con la disculpa de declamar,
pero todos venimos con sobrada fe
sin que los no devotos lo noten.
El “micro abierto ele ocho” es para que
podamos adorar a Íñigo Coppel.
Esa es la razón de que esté yo aquí
haciendo un blues hablado como mi adalid
con el que agradecer a quienes me agasajaron
la semana pasada en este escenario
Gracias, malochos,
y yo que me sentía tan solo.
Si he que elegir elijo a Manu Clavijo
para darle la llave de mi esternón
y que venga asiduamente con Marta Plumilla
a la orgía de mi corazón.
Mana agua de limón de los labios de Lydia
Alcaráz que esquiva con precisión
las notas semifusas con que nos fusila
Fran Fernández en cada canción.
Me refugio en el amor sin epidural
que me dan Paula de Alba y Dani Fernán,
mientras canta Daniel Hare con naturalidad
Gadea y Manu Míguez florecen a la par.
Gracias, malochos,
y yo que me sentía tan Soso.
Chica metáfora lanza mis besos a quemarropa,
David Durán canta mi breve canción
Y Kiko Tovar con Miguel Dantart
son Cronopios que escupen mis pétalos.
Ma Fee, mi hada, pone orden en la sala
Y en más de un minuto y medio Juan Luis Moreno
recita junto a Dani, mi gurú camarero,
y otros duendecillos mis versos sin consuelo.
Pero ya olvidado todas esas cosas malas
ahora solo me importa la ternura macarra
con que Alicia me canta y me encanta con Davache,
todos hemos pasado por ciertos baches
Gracias, malochos,
y yo que me sentía tan Roto.
Mis canciones quieren ser de la talla de la voz
de tanto maestro de la canción de autor
como Ari Jiménez y Jesús Garriga
que han puesto mi listón bastante arriba.
Qué alegría, qué alboroto, un Pedro Pastor,
renovando los anclajes del mundo de la canción
maulló mi melodía con la misma chulería
con la que la compuse yo.
Si algún día me lanzo al medio de la pista
no quiero bailar, que os lo diga Trujartista,
sólo quiero un beso de María Rozalén
aunque lo dude mi querido Fla cantares.
Gracias, malochos,
y yo que me sentía tan Flojo.
Vivir es la clave, es mi único consejo,
os lo ha dicho el otro día Pablo Bermejo,
mientras Iovis repetía la melodía
del amor con su flauta mágica y folk.
Si entras en mis ojos, verás a Gatoperro
y a Pete durmiendo bajo un ciruelo
Si entráis en mis ojos os veréis a todos
ya estáis dentro de mi alma hasta el fin de los porros.
Gracias, malochos,
y yo que me sentía tan Loco.
Y qué más decir, que no estuvo Coppel
soy yo el que le hace el homenaje a él,
con este blues hablado, imitando su estilo,
confieso lo que hacemos sus devotos aquí:
venir a adorarle disimuladamente
haciéndonos striptease con las mentes.
Gracias, malochos,
y yo que me sentía tan porno”.
“Ya es hora, amigos míos, de decir la verdad,
todos los malochos solemos disimular.
Quedamos los martes en el Libertad
con la disculpa de declamar,
pero todos venimos con sobrada fe
sin que los no devotos lo noten.
El “micro abierto ele ocho” es para que
podamos adorar a Íñigo Coppel.
Esa es la razón de que esté yo aquí
haciendo un blues hablado como mi adalid
con el que agradecer a quienes me agasajaron
la semana pasada en este escenario
Gracias, malochos,
y yo que me sentía tan solo.
Si he que elegir elijo a Manu Clavijo
para darle la llave de mi esternón
y que venga asiduamente con Marta Plumilla
a la orgía de mi corazón.
Mana agua de limón de los labios de Lydia
Alcaráz que esquiva con precisión
las notas semifusas con que nos fusila
Fran Fernández en cada canción.
Me refugio en el amor sin epidural
que me dan Paula de Alba y Dani Fernán,
mientras canta Daniel Hare con naturalidad
Gadea y Manu Míguez florecen a la par.
Gracias, malochos,
y yo que me sentía tan Soso.
Chica metáfora lanza mis besos a quemarropa,
David Durán canta mi breve canción
Y Kiko Tovar con Miguel Dantart
son Cronopios que escupen mis pétalos.
Ma Fee, mi hada, pone orden en la sala
Y en más de un minuto y medio Juan Luis Moreno
recita junto a Dani, mi gurú camarero,
y otros duendecillos mis versos sin consuelo.
Pero ya olvidado todas esas cosas malas
ahora solo me importa la ternura macarra
con que Alicia me canta y me encanta con Davache,
todos hemos pasado por ciertos baches
Gracias, malochos,
y yo que me sentía tan Roto.
Mis canciones quieren ser de la talla de la voz
de tanto maestro de la canción de autor
como Ari Jiménez y Jesús Garriga
que han puesto mi listón bastante arriba.
Qué alegría, qué alboroto, un Pedro Pastor,
renovando los anclajes del mundo de la canción
maulló mi melodía con la misma chulería
con la que la compuse yo.
Si algún día me lanzo al medio de la pista
no quiero bailar, que os lo diga Trujartista,
sólo quiero un beso de María Rozalén
aunque lo dude mi querido Fla cantares.
Gracias, malochos,
y yo que me sentía tan Flojo.
Vivir es la clave, es mi único consejo,
os lo ha dicho el otro día Pablo Bermejo,
mientras Iovis repetía la melodía
del amor con su flauta mágica y folk.
Si entras en mis ojos, verás a Gatoperro
y a Pete durmiendo bajo un ciruelo
Si entráis en mis ojos os veréis a todos
ya estáis dentro de mi alma hasta el fin de los porros.
Gracias, malochos,
y yo que me sentía tan Loco.
Y qué más decir, que no estuvo Coppel
soy yo el que le hace el homenaje a él,
con este blues hablado, imitando su estilo,
confieso lo que hacemos sus devotos aquí:
venir a adorarle disimuladamente
haciéndonos striptease con las mentes.
Gracias, malochos,
y yo que me sentía tan porno”.
Pues eso, que gracias, malochos, otro día os la vuelvo a cantar. Por alusiones, salió a continuación Íñigo Coppel para cantarnos su última obra, una de esas que haces con tiempo y saña, cuidando cada detalla, no terminando jamás de terminarla… En el Olimpia, una canción en la que Coppel vive una de esas experiencias que lo concierten en nuestro adalid.
El bueno de Manu Clavijo fue el siguiente participante. Resulta que esa tarde estaba en Libertad 8 el director del videoclip de una de las canciones del disco en el que musicó los poemas del poeta gallego Lois Pereiro. Una de las canciones de ese disco nos cantó Manu en esta incipiente edición de MAL8.
Pedro Pastor, el siguiente en escena, se disculpó por repetir canción por primera vez en MAL8. Te disculpamos, y a los que siempre cantan la misma canción, que los hay, también. Pedro nos cantó su canción Dos mil doce, en el que suceden cosas apocalípticas, como el nuevo disco de Serrat y Sabina (que es como para que se acabe el mundo…).
Cartel de lujo para comenzar el MAL8 (51), ya que la siguiente cantautora fue Marta Plumilla, que, como hace habitualmente, nos trajo una nueva canción, esta vez haciendo destacar su dotes interpretativas gracias a su reciente dominio de la guitarra. Vamos, que está en plena forma, tanto que en su canción no paró de liririlirili con todo tipo de animales y plantas (¿había plantas?). Para entender esto, hay que escuchar la canción.
Carlos Recio vino casi para despedirse, ya que pronto será padre de nuevo, y lo hizo con gran arrojo, ya que antes de comenzar estaba dudando entre cantar una que ya ha tocado muchas veces y controla, o tocar una nueva que tenía con pinzas. Pues con un par, tocó la nueva. Nos encantó su nueva canción titulada Mi puta realidad.
Llegó el momento de presentar al primer nuevo participante de la tarde, Gerardo Monedero, que tras dejar su monedero en el taburete (yo no debería hacer chistes con los apellidos de nadie…) nos cantó una canción en la que dice “Caminé si querer / por los sueños de mi niñez / no estoy preparado para crecer”. Luego nos cantó otra, ya que era su primera vez, titulada Ya no quiero.
Bastante moreno y con más fuerza que nunca, volvió al MAL8 Muerdo, que acaba de regresar de Cuba, de donde nos ha traído una nueva canción, Cuántas vueltas, que recibió una larga y cálida ovación.
A continuación salió Enrique Cardoza aderezado con unas bonitas gafas de sol, necesarias para justificar el poema con el que introdujo su canción Mis venas.
La siguiente fue la bella y lozana María Rozalén, que también trajo una nueva canción, en la que se ve su evolución como compositora. Según ella, es la primera canción dedicada a sí misma, en concreto a lo que sucede en su cuarto. Me encanta que los artistas vengan al MAL8 a mostrar sus nuevos trabajos, y no a hacer promoción, ya que veo este espacio como un laboratorio donde hacer experimentos, y no una plataforma para darse a conocer (aunque inevitablemente lo sea).
Lo más espectacular de la tarde fue lo sucedido a continuación. El poeta Diego Mattarucco se acercó por primera vez al MAL8 para deleitarnos con su “poesía cacofónica”, según él la denominó. Resultó ser una orgía de aliteraciones y relocos juegos de palabras. Fue un éxito, el Libertad 8 se puso en pie para aplaudirle.
El siguiente fue el cantautor Dani Fernán, que nos trajo una canción inédita en el MAL8, Cara de duende. Todos conocemos las grandes dotes que Fernán tiene a la guitarra, pero esta vez nos cantó con su preciosa y contundente voz, sin más barrera que su cara de duende.
Pablo Bermejo, el siguiente en escena, se puso en pie para cantar su canción Esperándote.
Ya hemos hablado en este blog de la siguiente participante, La Maremoto, fue el señuelo de la sorpresa en la edición nº 50, a ella le cantaron un ficticio Cumpleaños feliz, léelo aquí. Esta vez vino para mostrar sus dotes de cantora. Con su voz azul cielo nos cantó una canción de Manu Clavijo, que la acompañó con la guitarra, No me perdones más. Es un gusto escucharla, tiene algo entrañable y que llega en su voz.
Esta pasada semana recibimos la visita especial del cantautor Rash, que por primera vez se acercaba al MAL8. Nos cantó una canción de su repertorio en la que describe una fiesta cuyo único invitado era él. Los que estábamos en el público cantamos dócilmente lo que nos indicó, incluidos unos cuantos ooooooeeeeeeooooos.
Llegó el momento de nuestra poeta Gadea Ramos, que nos deleitó con dos nuevos poemas, después de decirnos que gracias a nosotros había terminado su cuaderno. El primer poema que nos leyó habla de la mala memoria y sus atributos, el segundo trataba un tema de actualidad, el fútbol.
A continuación salió Iovis a cantarnos, y nos invitó a su espectáculo del día siguiente, en el que muestra sus dotes multiinstrumentistas.
El siguiente artista fue Borja Flöu, que nos sorprendió con un nuevo formato, él solo al piano cantando una canción titulada Juan Negrita, un personaje de su imaginario. Nos queda mucho por descubrir de Borja, yo tengo bastante curiosidad.
Cuando sale Alicia Ramos a escena, todos nos recolocamos en los asientos, es un chute de energía. Nos cantó su hit No me emborraché. Alicia está especialmente inspirada en estos tiempos, e hizo su canción un poco más larga, supongo que improvisó alguna estrofa nueva. ¿Cuándo habrá disco de Alicia Ramos? Yo lo necesito ya.
Vamos conociendo un poco más a Juan Blanco, el Yonkiautor, que esta semana pasada estaba que se salía, irradiando buenas vibraciones. A todos nos encantó su canción en la que entabla un “diálogo con Dios, o con mi (su) madre, que es lo mismo”.
Ya cerca del final, conocimos a un trío mexicano que está de paso unos días en Madrid, Banda Eva. Nos cantaron su canción Se libre, muy adecuada para el escenario en el que estaban, una canción repleta de iconos queridos por muchos de los que estábamos allí, con frases muy sabias, como sabio es el pueblo mexicano.
El penúltimo artista del MAL8 (51) fue Dani Cabrera, que nos cantó una canción titulada Cosas de niños, en la que habla del monstruo que hay en nuestras habitaciones, creado por nuestro propio miedo.
Tras esta nutrida edición (veintitrés participantes) había concierto del mítico
Fran Fernández, que nos regaló unos
preciosos minutos para que casi todos pudiéramos actuar. Él fue el encargado de
cerrar la sesión, luego algunos pudimos disfrutar de su virtuoso concierto.
Y hasta aquí la crónica del MAL8 (51). Gracias a Marta Plumilla por las fotos, entre otras cosas, y a todos vosotros por estar ahí, por leer esto, por desear que haya y fluya arte hasta hartarnos (cosa que no pasará). Nos vemos en el MAL8 (52).
Andrés Sudón
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