En la edición nº 165 de MAL8 (Micro Abierto Libertad Ocho), celebrada
el pasado martes 16 de Septiembre del
año catorce, actuamos veinticinco artistas, tres de ellos por primera
vez. El concierto comenzó con Juan
Antonio Ordóñez, que cantó una canción muy apropiada, Alzar la voz, “dedicada a los lugares donde, como aquí, se
comparten canciones”, y para “quien respira, quien se arriesga, quien revienta
en la punta de un poema”.
En segundo lugar salí yo mismo, Andrés Sudón. Canté una canción que
compuse hace más de diez años, pero que aún siento como nueva, Bena, en la cuento lo que sucedió “cuando
el mundo se rompió” y “sufrí la dictadura de mi libertad”.
A continuación pudimos escuchar a
Marta Plumilla, quien nos cantó El amor fuma en un banco, canción con la
que comienza su disco “Sonata (…)
interior”: “El amor está fumando en un banco y yo desde aquí lo estoy observando…”,
comienza diciendo esta pieza que promete un álbum intenso. Desde luego lo es, aquípuedes comprobarlo.
Juan Matute fue el siguiente en escena. Nos cantó Más allá para animarnos a ir a su
concierto de esta noche (lunes 22 de Septiembre) en Libertad Ocho.
Y mañana, martes 23 de Septiembre, después del MAL8 (166), Javier Cuenca, el siguiente en escena, también dará un concierto en
este escenario. En esta edición nos cantó Amapolas
oscuras, una de esas canciones suyas llenas de dinámica poesía. Quiero
recomendar este concierto especialmente, pues quien asista podrá darse un reconfortante
viaje por un mundo único.
También tocan en Septiembre en Libertad Ocho los siguientes que
salieron a participar en este MAL8 (165),
Las dos en punto, quienes cantaron Cuando llame la noche para que nos vayamos animando
para su concierto del sábado 27 y “llegar
a casa al amanecer y tan borracha que no puedes ver en qué manzana han puesto
tu portal”. Así lo haré.
La semana pasada conocimos a Liz Scott, y por suerte ha repetido en
esta sesión. Continúa mostrándonos su serie de canciones-retrato, esta vez
dedicada a Alma, a quien le dice: “cuando
miras a los ojos, sabes ver al ser humano frágil…”. Seguiremos conociéndola y
observando su evolución con la guitarra.
También la semana pasada
conocimos a la poeta Mariana Kruk, quien
también repitió en esta edición para seguir mostrándonos en carne y hueso su
obra. Nos recitó en primer lugar Si al
menos lloviera, “no desentonaría tanto con mi cara de callejón sin salida”.
Después nos leyó otra pieza de su libro “Abrileando”.
El siguiente fue Nacho Jovtis, fiel soldado de la Nueva Trova
Cubana, movimiento cultural y musical que ejerce con gran calidad. Nos cantó Por amor: “Cuánto cuesta mi destino,
cuánto todo por amor”.
Después recibimos a José Miguel González con especial
expectación, ya que muchos de nosotros hemos musicalizado ya alguno de los poemasde su blog para participar en el taller que lleva su nombre, el cual
celebraremos el próximo martes. En esta edición nos leyó dos poemas inéditos
(uno de los cuales está ya cogido por un servidor), titulados Viajes y Las partes de David. Nunca dejará de sorprendernos con su eterna
frescura y su desbordante vitalidad. El taller va a ser uno de los más bonitos
de nuestra historia.
En la siguiente intervención pasó
algo mágico. Lucía Díaz trajo una
nueva canción titulada Abrázame con todo
tu ser”, una pieza casi tántrica a la que nos fuimos sumando
voluntariamente muchos de los que estábamos entre el público. Contarlo no es lo
mismo que vivirlo, fue un momento especial, probablemente propiciado por sus
dotes como profesora de musicoterapia.
Llegó el momento de conocer a los
tres nuevos participantes que se presentaron en este MAL8 (165). La primera fue Alejandra
Peñaloza, quien nos cantó una canción en inglés en la que habla de “amores cobardes”,
y que presentó con una cita de Silvio: “la cobardía es asunto de los hombres,
no de los amantes…”.
También conocimos al dúo formado
por Luis y Alberto, que nos cantaron
Cuando el cielo se cae, canción
dedicada a las bombas que están cayendo en Palestina y a la pobre reacción del
mundo ante esta barbarie.
El tercer y último nuevo participante
fue Arturo, que con su flauta
travesera nos interpretó la Fantasía
pastoral húngara de Dopller. Muy acertado su comentario inicial: “si
hubiera sabido de qué va esto, habría traído una composición propia”. Cierto,
nos encantan las piezas instrumentales, pero nos encanta más conocer la obra
propia de los músicos que vienen a participar en el MAL8. Aquí le esperamos.
Y una vez conocidos a los nuevos
participantes de esta semana, continuamos nuestro espectáculo con los
habituales. El siguiente fue el cantautor Juanlu
Mora, quien nos cantó Nos gusta
mirarnos en los espejos, según nos dijo “de mi amigo J. Álvaro Gómez”. No
sé cuándo hay concierto-recital de Juanlu
próximamente, pero estoy deseando asistir a uno y adentrarme en su mundo
matemáticoespritual, que es un parque de atracciones para mí.
Después llegó el momento de la
actuación de Toni Nieto, un cantante
de voz soberbia que viene a participar interpretando temas ajenos, playback
mediante. Por lo general el reproductor de cedé no suele funcionar con su disco,
pero esta vez, tras un gran esfuerzo técnico, logramos escucharle.
Después de una larga ausencia
estival, volvieron a esta edición nuestros queridos SilNé. Lo hicieron con una canción que quisieron dedicar a un
reciente fallecimiento, Quiero ser
banquero, cuya genial sorna nos hizo pasar un rato excelente coreando y
descojonándonos.
El siguiente fue el poeta Suso Sudón, un claro ejemplo de que se
puede leer poesía tan bien como se escribe. Todo un espectáculo escuchar los
dos poemas que nos regaló en este MAL8 (165),
Me salvo y Hablamos, los cuales podéis encontrar en su blog.
El siguiente fue nuestro querido Osvaldo Lindner, que sigue
instruyéndonos en folclore del otro lado del charco, esta vez con una canción
titulada Las golondrinas. Espero que
pronto hagamos con él algo para aprovechar al máximo toda su sabiduría.
Hace tres años se presentó aquí
con apenas 16 añitos el cantautor Pedro
Pastor. A día de hoy es un respetado y admirado cantautor que está a punto
de sacar su primer disco largo. Será el 10 de Octubre en Galileo cuando
lo presente con una flamante banda. Qué emoción. Vino a esta adición a cumplir
con el espíritu del MAL8 cantando la
última canción que ha compuesto, “aún sin título”, en la que da su punto de
vista acerca de los usos y costumbres del amor: “quien da su amor a alguien y
se lo niega al resto…”.
Por sorpresa nos visitó Ángel Gallardo y nos cantó una de sus
peculiarmente rimadas canciones. No pude hacer muchas anotaciones de su
actuación, porque ya estábamos en la recta final y estaba yo buscando el modo
de que todos actuaran.
Logré que solamente dos personas
se quedaran sin actuar, pero también fue gracias a la generosidad de Valentín, “el vampiro de Madrid”, que a
pesar de su quejumbrosa reacción ante mi aviso de falta de tiempo, tuvo el
detalle de acortar su intervención contando un chiste para que quedara tiempo
para los demás. Se lo agradezco.
La penúltima actuación fue la de El Tío Antoño, quien nos cantó una
canción, creo que titulada Confusión
(ya os digo que en ese momento de caos no pude tomar notas como me habría
gustado) en la que dice: “Como un muerto viviente, el pasado siempre vuelve”.
Y el MAL8 (165) terminó con un mítico, Arístides Moreno, quien actuó esa misma noche en Libertad Ocho. Tras un reconfortante
discurso de doce minutos, nos cantó una canción con la que nos invitaba a
respirar.
Fue una bonita edición. Quiero disculparme por alargarla casi veinte
minutos, a veces se me va de las manos. Yo creo que dos horas entras de canción
y poesía son suficientes. Gracias por vuestra paciencia. Gracias también a Plumilla por las fotos, a Libertad Ocho por sus casi veinticinco
años de solidez, a los participantes por su entrega y generosidad, al público
por su deliciosa receptividad, y a vosotros por leer, comentar y compartir.
Andrés Sudón.
El otro día escribí a modo de apunte para un blog que me gustaría hacer lo siguiente referente a esta edición:
ResponderEliminar(Lo comparto en dos partes ya que esta limitada la extensión)
Parte 1:
"Desemboco desde el tren que me trae de Parla a la plaza de Sol. Para llegar a Libertad 8 suelo bajar la calle de Alcalá hasta confluir con Gran Vía. Es martes, día en que se celebra el micro abierto en ése mítico local madrileño, que según dicen muchos entendidos, es templo de la canción de autor. Mientras avanzo tranquilo y cautivado por la grandiosidad de Madrid, observo a cada persona que se cruza en mi vista. Siempre me ha divertido imaginar el perfil, la idiosincrasia y vida de los desconocidos aunque estoy seguro que no doy ni una.
“Cada uno es cada quién y cada quién es cada cuál”. Y si bien todos somos similares, ¡somos todos tan diferentes! Al final son unos diminutos matices los que nos hacen únicos. Así, únicas también, nuestras experiencias y nuestra forma de mirar el mundo. Bajo estas dos perspectivas veo yo al ser humano. Desde la similitud (“Todo hombre lleva un niño en el alma escondido”) o desde la exclusividad (“no pienso anidar en ningún lugar, en ningún rincón de tu estantería”). Por ejemplo, pensando en lo que dice en una de sus canciones mi admirado Manu Clavijo, “somos pura contradicción”, qué cierto, ¿verdad? Pero fijaos en que, mientras la contradicción intrínseca del ser humano nos hace similares, cada ser humano se contradice de una manera única y sutilmente distinta. ¡Somos únicos incluso en nuestras contradicciones!
Llego hasta la ajada puerta del templo y está cerrada. En mi reloj, las seis de tarde… Esta vez me he pasado con esta costumbre de salir con tiempo por si ocurre cualquier contratiempo e, incluso, con un margen por si dentro de ese hipotético contratiempo se diese otro más. En fin, si algo tiene esta urbe son escaparates y a mí me encanta “bichear” y, con las mismas, casi me alegro de tener un buen rato para hacerlo. Así, recorro pausadamente la manzana un par de veces curioseando escaparates e intentando adivinar quién es quién. Finalmente, a las seis y media, me apoyo cerca de la puerta del templo a esperar y así, siendo el primero, aseguro mi participación, ya que últimamente suele venir mucha gente y una vez me ocurrió quedarme sin cantar- y eso no quiero que me vuelva a ocurrir jamás, pues, aunque me agrada escuchar a mis colegas, acudo fundamentalmente a estos eventos a cantar-.
Llegan por este orden hasta lo que recuerdo. Juanlu Mora, José Miguel González, Marta Plumilla, Andrés Sudón, dos “Juanes” de los que no recuerdo el apellido, Rafa, “Silné” y Javier Cuenca. Hasta ahí digo. ¡Qué agobio!
La entrada al templo es una tanto complicada. Por no sé qué normativa de la alcaldesa, lo que antes era una sencilla puerta, ahora, tras las obras, se ha convertido en dos y dispuestas de una manera un tanto incómoda, tal como si para atravesarlas hubiese que recorrer un pequeño y sofocante laberinto. Pero por otro lado se agradece, ya que lo único nuevo que hay en el templo son las puertas. Todo lo demás, mobiliario, suelo, escenario, etc. es prácticamente idéntico al que vi en los 90. Jamás volví hasta este 2014.
Pero Libertad 8 sabe a canción de autor y eso se debe también en gran parte a que siga siendo como siempre fue. Un escenario con dos escalones que van a dar a un maltrecho y desnivelado suelo. Sobre el escenario un viejo piano contra la pared y una puerta que este condena y que no soy capaz de imaginar a dónde carajo va a dar. De esta manera el pianista queda de espaldas a una gran parte del público. Pero ya digo, sobre ese altar y en este templo han compartido sus obras míticos y admirados cantautores. Por eso yo me siento en Libertad 8 como imagino que Paco Ibáñez se sintió en el Olympia de París en el 69, o como también imagino que Serrat se sintió en el Estadio Nacional de Chile en el 90 después de los más 17 años en los que no se le permitió la entrada a Chile. "
Parte 2:
ResponderEliminar"Aunque siempre tengo una canción en la cabeza para cantar en el micro abierto de turno, confieso que al final suelo cantar la que me viene en gana según me encuentre. Pero hoy no hay tiempo para situarme, pues me toca el primero. Está claro que es el día de “ningún contratiempo”.
Hoy traigo una canción dedicada a los micros abiertos y espacios similares que se llama “Alzar la voz” y que está en el laboratorio “Lo que quiero” en proceso de grabación.
La letra es:
Hay un sitio siempre abierto a una canción
para hacer de Otoño gris la Primavera
en un sueño que te eleva de los pies hasta la voz;
¿quien te trajo a este rincón con tu quimera?
Hay un sitio para hacernos un favor
compartiendo soledades que se acercan
a poner sobre las cuerdas tu sentir y tu razón
entre “horteras cantautores” y poetas.
Alzar la voz
como quien vive, quien respira, quien se arriesga,
quien resucita en la punta de un poema
y en melodía; canción que vuela.
Alzar la voz,
hay quien te escucha, quien te siente, quien te espera
en un garito donde brillan las estrellas
que te encontraron por las aceras.
Hay un sitio donde cantar tu canción
y burlarse del negocio y su sordera,
donde se dibujan versos y partituras del amor
pues la música nos une y nos plantea
alzar la voz
como quien vive, quien respira, quien se arriesga,
quien resucita en la punta de un poema
y en melodía; canción que vuela.
Alzar la voz,
hay quien te escucha, quien te siente, quien te espera
en un garito donde brillan las estrellas
que te encontraron por las aceras.
Sobre esta canción puedo contar que sólo he pretendido hacer una canción sencilla, sin grandes pretensiones más allá de mirar a los micros desde la modesta perspectiva de un cantautor que entiende a la música como el ejercicio de compartir y entregarse."