Creo que todos estamos aún emocionados por lo sucedido ayer, martes 22 de Marzo de 2016, en MAL8 (Micro Abierto Libertad Ocho). En nuestra edición nº 244 celebramos el taller "Otoño". Dieciocho artistas estrenamos una pieza titulado Otoño cada uno. Con éste cerramos un ciclo de cuatro talleres titulado "Invierno, Primavera, Verano y Otoño", que ha durado cuatro estaciones. Como de costumbre, el ambiente al comienzo era de tensión total, cada uno de los compositores estábamos repasando mentalmente nuestras nuevas canciones para que nada fallara en escena. Se podía ver a algunos compositores escuchando en sus móviles la melodía de la canción que íbamos a cantar por primera vez. Además la sala estaba repleta de un público curioso que gusta de presenciar actos vibrantes. A pesar de la exquisita puntualidad de todos los participantes y de ese público expectante, comenzamos con veinte minutos de retraso por causas ajenas a MAL8. Aún así actuamos los diecinueve participantes del taller y un participante que vino exclusivamente desde Teruel a cantarnos, Celino García, que cerró este MAL8 (244) cantando su canción La llamaban Lulú. A continuación contaré a grandes rasgos cómo empezó este emocionante concierto y cómo se desarrolló a lo largo de la tarde de ayer en "El Templo de la Canción de Autor", Libertad Ocho. Lo habitual en un día de taller es que el orden de actuaciones en el concierto sea el inverso al que nos hemos apuntado; los últimos en apuntarse comienzan. Es interesante que sea así, pues los primeros en apuntarse probablemente tengan la canción más estudiada, ya que han dispuesto de más tiempo. En mi caso la canción era extremadamente reciente, razón por la que comencé a pesar de no ser el último en apuntarme (entonces es falso que los que se han apuntado antes tienen la canción más estudiada, ¿no?). Así, una vez cantada la canción, que llevo sujeta con pinzas en la memoria, me puedo concentrar en las labores de coordinación del micro abierto. De nuevo ruego a los participantes en el taller que nos pongan en comentarios estas o algunas de estas cosas: La historia de cómo se ha creado la canción, la letra y un audio o vídeo para poder escucharla. De este modo conseguiremos que leer esta crónica sea una experiencia más completa para el lector. Aprovecho para saludar a todos los que seguís estas crónicas desde todas partes del mundo, también nos encantaría leer vuestros comentarios.
Entonces fui yo mismo, Andrés Sudón, quien abrió este MAL8 (244), taller "Otoño". De nuevo me avergüenzo de confesar que compuse la canción ayer mismo. Eso provocó que no me sintiera seguro en el escenario, ya que la canción no ha tenido tiempo suficiente para conocerme. A la vez me siento orgulloso del ejercicio de realizado. Está claro que necesito al menos un día más para ensayar. Comencé haciendo la música, para lo cual me transporté a tantos otoños vividos con la ilusión de que comienza algo. Allí, en re mayor, encontré el ritmo donde disfruto de mi estación del año preferida. Después escribí imágenes estáticas, fotografías que relatan lo que siento si ahora en primavera pienso en el otoño. Es una canción nostálgica y deliberadamente cursi que describe mi idea de hedonismo. A continuación dejo la letra, no sin pudor:
OTOÑO (Andrés Sudón)
Limpiarme el aburrimiento del rostro,
manchar el traje de gajes del vicio,
tropezar con mis sueños por las calles
corriendo al primer día de mi vida.
Llevar en la mochila espigas,
llorar en la librería de alegría,
dejar desordenada la cafetería,
tomar lo que el otoño prometía.
Desenredar la tristeza,
guardarla junto al bañador
en una hoguera de hojas viejas nuevas.
Dejar un vino a medias a mediodía,
fumar en la ventisca recién nacida,
flotar en el vapor de la comida,
echar la siesta con el alma despierta.
Cazar poesía salvaje en los parques,
tramar acordes largos de colores,
mirar cómo se extiende por la noche
la luz que he recogido en mis canciones.
Desactivar la pereza,
liberarme del flotador
para bañarme en hojas viejas nuevas.
No tengo ni vídeo ni audio de Otoño, pero aquí dejo De otoño, una vieja canción nueva. Salí a cantar todo lo concentrado que pude, me daban terror los cambios de tonalidad. La canté correctamente, salvo algún calderón (pausa arrítmica para recordar la letra). Me gustó más en los ensayos, y me gustará más la próxima vez que la cante. Pero fue un alivio salir prácticamente ileso. Después de mí llegó el turno de Osvaldo Lindner, que vino armado de todo el amor que le tiene al escenario y a la canción, sobre todo a las personas. En sus canciones siempre elogia las reuniones como esta en la que cantores comparten su arte. Su canción Otoño es un amable vals. Según nos contó el vals es uno de los ritmos que nunca había usado antes en sus composiciones. Durante el taller vimos claramente dos bandos: los que estaban a favor y los que estaban en contra. Osvaldo está a favor: "Triste otoño el de las almas que rechazan la alegría cuando tiene en sus palmas arte, música y poesía y no sienten muy profundo la alegría y la emoción". Estos últimos versos recitados sobre el amable vals que presentó Lindner al taller "Otoño". Después vino la mágica Kamala, que arrastró, como si fuera lluvia, a muchas personas hasta Libertad Ocho en esta primaveral tarde de otoño. Resulta que la vieron en el metro, en su puesto de trabajo habitual, componiendo Otoño, y se animaron a acompañarnos. En su canción dice: "Lluvia del último otoño antes de la resurrección (...), lluvia madre (...), lluvia de lunas de miel y amor eterno (...), lluvia que traerá buenas noticias (...), lluvia del último otoño, nunca olvidemos el último otoño". Bueno, yo voy cazando al vuelo fragmentos de las canciones que me calan, como estos llenos de lluvia, pero si queréis ver la letra completa, irán apareciendo en comentarios las aportaciones a esta crónica de los participantes.
Aunque la canción de Juan Fernández Fernández hay que escucharla, no basta con leer el poderoso poema sobre el que está escrita. Percutiendo en la guitarra comienza esta belleza, cuya letra apunté a la velocidad del médico y ahora intento descifrar con la paciencia del paleógrafo: "De gris se ha pintado el cielo, de mis ojos se ha ido el brillo (...), la niebla ha traído un velo raído y desangelado, se ha puesto de nombre <<Otoño>> y en mis hombros lo ha cargado". La guitarra entonces empieza a ser arpegiada con viento mientras protesta: "Está enfadado este otoño sobre mis hombros subido". Pronto apareció la ovación más larga y rotunda de la tarde. Y parece que Juan está en contra. Vamos 3-1, porque los tres primero estamos a favor. Y no sabemos si Alejandro está en contra o a favor escuchando su Otoño, "una pequeña balada un poco melancólica", según nmos contó, en la que suceden: "Besos tibios, besos fríos, besos suyos, besos míos con sabor a ginebra, agrios como limón, corazón de latón, silencios de plomo". Digamos que está un poco en contra, suficiente para un claro 3-2. Espero no empezar ahora a narrar este MAL8 (244) como si fuera un partido de fútbol. En todo caso estaremos atentos al marcador. Con autores como Javier Cuenca, que escriben con la mente abierta, con todos los sentidos, alejados de tópicos, modas e ideologías, es difícil saber la postura tomada. Nos presentó su Otoño como una canción de "aire pop tirando a retro". Creo que está a favor: "Otoño en Pekín, busco la lluvia en una ralla de sol mientras leo a Boris Vian (...), Noviembre con resaca de Abril, y suena una luz en la calle vacía, llegar tarde a una cita que no he concertado, enviar la luna comprimida en MP3 (...), Otoño en Madrid, sentir que espira el verano cuando te vuelvo a ver". Sí, está a favor. Y Valentín Nueda, el Vampiro de Madrid, no está a favor ni en contra del Otoño, en su poema deja claro que está en contra de los nuevos políticos: "¡Qué estupor me dan ahora / los prebostes que vocéan / en escaños tapizados / queriendo poder y renta!". Pero hay que ir al principio del poema para saber de qué nos está hablando: "En otoño fui parido / en casa por la partera, / la primavera imposible, y el hambre de cabecera (...), he nacido cuando el hambre / puestas aún las trincheras, /racionamiento en cupones / decoraban las despensas". Para este taller Valentín abandona el tono jocoso y burlón para mostrarse tal y como es, parte de la historia que no hemos vivido, aunque llevemos esa tristeza heredada en nuestros genes. Digamos que está en contra, ya vamos 4-3 (cuatro a favor y tres en contra).
Sergio Sanz no produjo el empate con su Otoño, la cual presentó así: "el otoño es una mujer con manta, una mujer que da calor; esta canción es para mi madre". Tras lo cual le cantó: "Gitana, dame los colores de Salamanca cuando la luz se va dorada (...), mueve las faldas al bailar, suenan castañuelas (...), perfume de tierra, mirada grande, mirada aguada". Vamos 5-3, pero aún queda mucho partido. Toda la sesión se desarrolló en un ambiente excelente, con una activa escucha del público, un silencio ojiplático. Sin duda es uno de los talleres que más recordaremos. Tras Sanz vino la poesía pura de Andreas, que nos trajo una joya muy especial a este MAL8 (244), Tríptico a la melancolía, que se compone de tres sonetos cuyos títulos son "Miedo y tristeza", "La decisión de partir" y "Recuerdos y melancolía", dedicados "a todos aquellos seres que deben embarcarse a tierras lejanas en busca de un trabajo, de un futuro, sin la certeza de cuándo volverán al terruño que les vio crecer". En el segundo soneto dice: "¡Mi vida, hay que embarcar!, desnudos, ¡sin octante!; / yo a ti te quiero tanto y tanto yo te importo / que nada importa, amor: tenernos ya es bastante". Podríamos decir que Andreas está a favor de la melancolía (o al menos agusto envuelto en ella), por tanto, a favor del Otoño. Estoy empezando a pensar que esto del marcador a favor y en contra del Otoño es una memez, pero lo seguiré haciendo por pura curiosidad: 6-3.
Antonio Espinosa está claramente a favor, sobre todo del carpe diem, sea cuando sea: "Atrás queda el verano, esperando al invierno, pero mientras eso llega disfrutemos del momento, por ser la estación del amor con su caída de hojas (...), dejemos todos los miedos y volvamos a empezar". Hay que decirle a Antonio que aún hay mucho por hacer, razón por la que le propongo el siguiente ejercicio, que le he insinuado en otras crónicas: pon un metrónomo a la velocidad de la canción, toca la música sobre él (sin cantar), cuando logres la regularidad haz lo mismo cantando; para que el ejercicio de resultado graba cada intento y escúchalo atentamente. Si hace este difícil esfuerzo, logrará una corrección musical que nos hará a todos estar orgullosos. Y ya vamos 7-3.
Ayer se presentaron dos nuevas participantes en forma de dúo, Ruth y Raquel, que se molestaron en componer su Otoño para participar. No quisieron enchufar la guitarra ni cantar al micrófono, tampoco se la sabían muy bien, por eso no pude captar nada para contaros de lo que dijeron en su canción. Esperamos verlas en el futuro cantando con todos los rudimentos y con la seguridad de saberse el tema. En todo caso les agradecemos el detalle. Alessandro Brando sube el marcador a 8-3 con su amarilla canción: "Caen las hojas de los árboles, caen despacio sobre mí, y yo que no soy de quitarme, de otoño me dejaré cubrir". Tristeza y esperanza en este Otoño de Alessandro en el que también "caen lágrimas de la nariz" y al final "volarán las viejas hojas y por debajo habrá una flor". Pablo Tri no se mostró ni en contra ni a favor, dedicó su Otoño a su abuelo, al que dibuja así: "No tiene nada que decir, enciende un cigarrillo y bebe tranquilo el vermut (...), siempre le ha aburrido el diario, parece el de ayer (...), reza a Dios, no se cree que el Otoño ya se está acabando, cuántos siglos caben en dos años, cuánta vejez (...)". Muy bonita esta canción, bastante diferente a lo que nos tiene acostumbrados. Miguel de Paul nos sorprendió mostrándonos una nueva forma de cantar. Conocemos muy bien su faceta de bluesman, pero ayer vino lírico y vibrante a cantarnos su Otoño: "De tu sonrisa me quise colgar y pasar allí el Otoño". Y aunque lamenta "veinticinco otoños sin amar" su canción nos dejó un poso de dulzura, 9-3.
He de admitir que las labores de coordinación de este MAL8 (244) no fueron pocas ni fáciles. Mientras tomo notas de las actuaciones, hago de técnico de sonido y atiendo a los que vienen a hablar conmigo por razones diversas que han de ser atendidas. A veces me pierdo parte de las actuaciones resolviendo dificultades que surgen. Por eso apenas tengo notas de Atenea Carbajosa, tan siquiera sé si está a favor o en contra. Disfrutaré detenidamente de su poema cuando lo ponga en comentarios, si así lo desea, y le pido disculpas por la carencia de omnipotencia. Tras ella, escuchamos la hermosa canción de Marta Plumilla, que presentó su canción diciendo claramente: "Razones tengo, otra cosa es que lo odie porque sí...". Eso pone el marcador en 9-4. Aunque el Otoño jugaba en casa, no le faltaban detractores como Plumilla, que lamenta: "Yo siempre busco farmacias en Otoño para arreglarme, pero yo no tengo arreglo". Y continúa: "Ver cómo mis hojas caen al suelo (...), no hallo consuelo en saber que volverán esos putos pájaros que hoy me abandonaron (...), yo siempre caigo como hoja en Otoño". Todo esto acompañado por una preciosa música primero arpegiada y después soplada como viento. No me queda claro si el siguiente participante, Fernando Bárcena, está a favor o en contra. Creo que en contra. Introdujo su canción con una cita: "Ya lo dijo El Nano: detrás de la ventana llueve y llueve", para después cantar en su Otoño: "Sé que he visto a mi Otoño persiguiendo un fantasma, insistiendo por nada, confundiendo mañanas (...), has llegado muy tarde, con tu vida empezada, con mi historia pasada, he llegado sediento y me has dado más hambre". Otra bonita pieza de este bonito ser que dejó el marcador en 9-5.
Al igual que Pablo Tri, Camilo Crespo decidió dedicar su canción Otoño a una persona mayor a la que quiere mucho: "Beso tu frente marchita, quizá sepas quién soy, quizá me recuerdes hoy...". Camilo homenajea a esta persona convirtiendo en canción "todo el dolor que te atraviesa, aquella vida de rencillas y la pena porque mataron a tu padre de una paliza en la guerra, dijiste adiós a tu futuro, a tu vida de mujer moderna, acabaste de oficinista...". Y le agradece el esfuerzo: "Qué bien diste enseñanza de cómo se cuida y cómo se manda". Hay que decir que Camilo está en un momento buenísimo. Si yo fuera él, me podría muy en serio con mi carrera musical, con todo lo que conlleva. El último participante del taller fue el poeta en voz alta Antonio Pastor Gaitero, que siempre se apunta el primero de todos a nuestros talleres, como muestra de su arrojo y compromiso con la canción. Le pedí que me diera la hoja donde tenía apuntada la canción, porque durante su actuación yo estaba negociando con Libertad Ocho hasta cuándo podíamos llegar, ya que habíamos comenzado tarde y quedaban participantes fuera de taller que querían actuar. Finalmente llegamos a un buen acuerdo para quedar contentos y que no se retrasara la programación de la noche, pero no me enteré de la aportación de mi querido Antonio Pastor Gaitero, al que ruego que ponga su texto en comentaros, ya que no sé si finalmente me lo dio o dónde lo he puesto. Así como a todos los demás. Parece que había más creadores a favor del Otoño que en contra, pero eso da igual, sólo era una de mis bobadas crónicas. Lo importante es que hubo mucho nivel, mucha emoción, lágrimas, risas, versos brillantes, melodías estremecedoras. Así son nuestras tardes de taller. Y esta crónica no termina aquí, sigue leyendo en comentarios cómo los participantes vivieron esta tarde del 22 de Marzo de 2016 en el MAL8 (244) durante el "Taller Otoño". En nuestro Twitter, @microabiertol8, puedes encontrar fotos de los participante que publicamos durante la sesión (También las puedes ver aquí). Muchas gracias a todos.
Andrés Sudón.