sábado, 22 de febrero de 2014

Crónica de Micro Abierto Libertad 8 (135). 18/02/14

La edición nº 135 de MAL8 (Micro Abierto Libertad Ocho) comenzó con un improvisado, pero concienzudo, discurso con el que quise transmitir a los presentes lo que significa que estemos haciendo un disco, qué trascendencia potencial tiene que vayamos a publicar un álbum con canciones hechas en nuestros propios talleres. Todas las personas que en el mundo conocen el Libertad Ocho, estarán interesadas en saber qué se cuece en su famoso micro abierto. Llegaremos a ese público, y también crearemos expectación, porque lo que está sucediendo es algo fascinante. Taller tras taller, nos hemos ido esmerando hasta lograr pura magia en la sesiones en las que presentamos públicamente esas composiciones que hemos hecho en privado. En este disco vamos a grabar quince canciones hechas para cuatro talleres diferentes, los primeros que hicimos. Los que han querido participar en él están grabando las canciones en completo directo bajo la discreta y atenta mirada de Antonio de Pinto, productor del disco y uno de los cantautores más importantes de este país. Los artistas participantes lo estamos dando todo, y lograremos un resultado fresco. En breve empezaremos con lo siguiente, conseguir financiación para fabricarlo. Venderemos por adelantado el número de copias suficiente como para recaudar lo necesario. Si lo logramos, lo presentaremos y nos pondremos a trabajar en el siguiente, que probablemente sea “Palabras salvadas”, con canciones del taller con ese nombre, en el que compusimos canciones con palabras en peligro de extinción. Si lo logramos, pronto podremos hacer discos con las canciones de los talleres que estamos haciendo ahora. Si lo logramos, y así hacemos crecer el público de la canción de autor, podremos hacer entender a la opinión pública que la canción de autor es calidad, originalidad y autenticidad, que es cualitativamente como el cine de autor. Si no lo logramos no sé qué pasará, no he pensado en ello.

Eso es lo que quise trasmitir cuando comenzaba el MAL8 (135) este pasado martes 18 de Febrero del 2014. Sesión que comenzó con un veterano malocho, Pablo Bermejo, uno de los participantes del disco. Cantó una canción muy especial, Impaciencia, escrita en 1976 por Jorge Alberto Landáburu, un compañero del colegio, y musicalizada por él. “Nadie me rellenará como una aceituna (…), nadie me guiará y, sin embargo, lo espero intranquilo”. Lírica fresca y armonía bella y luminosa. Pablo la cantó con emoción preadolescente, dándole un buen comienzo a la sesión.


El segundo fue un impaciente (chascarrillo, léase el título de la anterior canción un poco más arriba) Adrian Timms, que tenía una inminente prueba de sonido y pidió ser de los primeros. Acompañado por la guitarra eléctrica de Alfonso Parra, cantó The river. Muy bien tocada, bonita voz, todo sutil.


El siguiente, Luis Fercán, vino al evento con el anterior participante, por eso actuó en tercer lugar a pesar de ser nuevo participante, porque iba a la misma prueba de sonido. Lo habitual es que los nuevos participantes salgan a escena a mitad de la sesión, para que se contagien del espíritu del MAL8 antes de cantar. Fercán anunció su canción como “un perdón a otra canción”, pero no dijo el título. Si hubiera visto una hora de espectáculo habría visto cómo la mayoría dice el título de la canción. Es que mola que salga en la crónica (¿se sigue diciendo “mola”?). La canción, es de una lírica simbólica y elocuente: “me sobrevuelan los pájaros grises (…), me da por recordar, y tu mirada no puede dormirme (…), lo diré sin rimar: quiéreme”; su música tiene interesantes cambios rítmicos y armónicos.


El siguiente fue un habitual, Camilo, que ya tiene canciones hechas para los talleres como para participar en próximos discos (léase el primer párrafo de la cónica). Además de en estos talleres, Camilo participa en otras experiencias; la canción que nos cantó, Se me ocurre amarte, fue arreglada por diferentes internautas, cada uno en su casa con su equipo. Eso nos contó antes de cantar esta melancólica canción que termina diciendo “¿tú no te das cuenta de que el amor como vino se irá?”, tras hacernos entender que se va dejando huella.


El tremendo Caso Omiso, ser humano en constante expansión y autoconocimiento, nos cantó Obsesiones, tras alentarnos: “tenéis que reconocerlas, como yo”. Es cierto, Caso Omiso es un compositor arriesgado y aventurero, habla de cosas que muchos ocultan. Por eso soy su fan, además de porque hace pensar y reír a quienes le escuchan. Es un lujo tenerle habitualmente en nuestras sesiones.


El escritor José Miguel González fue el siguiente en escena, otro fundamental que pronto participará con sus poemas en el libreto de próximos discos. Porque los poemas de los poetas que han participado en nuestros talleres, saldrán en los libretos de los discos que puede (léase el primer párrafo, -y perdona que sea tan reiterativo si lo estás leyendo todo seguido) que hagamos. José Miguel, antes poeta y ahora escritor en general, comenzó su intervención entonando “bla, bla, bla…”, texto de Marta Plumilla, tras lo cual hizo una breve y contundente apología de su croudfunding (creo que él dijo “recogida de fondos”, o algo así), el cual está ahora mismo en marcha. Después introdujo su cuento con unos versos de Vallejo: “me moriré en parís con aguacero un día del que tengo ya el recuerdo (…)”, y entonando a Verdi enérgicamente. Nos leyó un delirante relato titulado Ven a buscarme, en el que el protagonista narra en primera persona cómo se pierde en París y pierde el vuelo de regreso en circunstancias propias de la mente inquieta de nuestro querido José Miguel González.


A continuación salió a escena Vico, cantautor con talento a raudales, por lo que decía principio de la crónica (je, je –para el que lo esté leyendo seguido), por su originalidad, autenticidad y calidad. En esta ocasión nos cantó una versión al piano, instrumento que confesó no dominar, “va a salir mal”. Fue una de Franco Battiato, artista que reúne las características de un gran cantautor, como decía arriba je, je (-ya basta). La canción salió muy bien, porque Vico siente lo que canta, y se esfuerza en hacerlo bello.


La originalidad y la autenticidad son también dos características que acuñan los siguientes participantes, Javirromasyeyé, dúo de lo más peculiar, que nos sorprendió la semana pasada con El coño de Pablo. Volvieron a no dejarnos indiferentes con la canción que nos presentaron esta semana, El chetes, la historia de Antonio Ramiro Julián, “banquero de oficio, artista de corazón”, compañero de los Javirromasyeyé en la Facultad de Bellas Artes. Un hombre de más de cincuenta que se ha matriculado para cumplir con su vocación. Un hombre al que además “le gustan mucho los chochetes, por eso el apodo de El Chetes”. La canción es un divertido, pero no carente de emotividad, homenaje al arrojo de este estudiante.


La siguiente participante, Cristina Diazmadroñero, que venía con los Javirromasyeyé y quiso recitarnos un breve poema, tan breve que cuando me senté a escucharla, ya había terminado. No me enteré de nada. Nunca pensé que fuera necesario establecer un mínimo de tiempo en el escenario, ¿qué opináis? (opínese en cometarios a esta entrada, por favor).


René, la mitad de SilNé, es decir , fue el siguiente participante. Esta vez dejó la guitarra a un lado y sacó su faceta de poeta, en la cual tiene un grandísimo talento. No sólo escribe las ingeniosas letras divertidísimas de SilNé, también hace ingeniosos ejercicios de autoconocimiento y análisis de la realidad, poemas como el que nos leyó este pasado martes. No llegué a apuntar el título, pero anoté algunos versos. En todo caso, le pido a que ponga en comentarios el poema, si es posible, y si es tan amable. Invito a todos los demás a participar en esta crónica poniendo en comentarios la canción o el poema que han leído en la sesión, los numerosos lectores que tenemos en el extranjero, lo agradecerán.


Preciosa la siguiente actuación, la de Daniel Moncloa, que en otras ediciones cantó con su hermana Alma, y que esta vez vino en solitario a cantarnos una canción que habla de “los diferentes puntos de vista”, You're wrong. La guitarra tenía cuerdas nuevas y se desafinó, pero supo cómo hacer para que no se notara, además su voz es tan bonita y envolvente, que nos olvidamos de la guitarra y disfrutamos de sus cuidados falsetes y su hipnótico compás.


Yo, Andrés Sudón, fui el siguiente participante. Salí con muchísimas ganas de cantar, porque últimamente no tocaba todo lo que mi adicción me exige. Ya he cantado más estos días que he estado en el sur empezando a promocionar “Consciencia. Pero el martes pasado (escribo esto un sábado de madrugada) tenía mono y canté una canción que ya he cantado varias veces en el MAL8. Me explico porque yo suelo estar a favor de cantar canciones diferentes cada vez que se participe. Sigo estándolo, pero disfruté cantando una canción que me gusta mucho interpretar, Sobrenatural, de la que ya he hablado en crónicas anteriores (esto pongo de los demás cuando repiten canción…).


Después de mí salió a escena nuestra admirada Marta Plumilla, que está en plena campaña de recaudación de fondos para su nuevo disco “Sonata de miedo para piano interpretada con guitarra por una guitarrista pésima e interrumpida constantemente por mi voz interior”. Introdujo su canción diciendo “Hemos hecho un mundo nuevo para ti”. Después nos cantó cosas de ese mundo, como “atraqué un banco de peces”, o “llegué a la quinta de su cuatro orillas”. Es un placer viajar por su “mundo interior, mágico y misterioso, poblado de sensaciones y personajes”, como dice este artículo. Esperamos que la campaña sea un éxito, desde el MAL8 haremos lo que podamos para que el mundo pueda disfrutar de su música. Desde hace más de dos años no ha faltado ni un solo martes, y ha participado en todos los talleres que hemos realizado, así que la veréis en el disco “Consciencia, soledad, libertad y gente rara”, del que hablo en la introducción.


A continuación salió a escena otro habitual, el prodigioso Juanlu Mora. Introdujo su canción Tiempo blanco diciendo “paren sus relojes y verán que lo que pasa es la vida”. La poesía es un elemento que Jualu domina magistralmente, por eso no es raro que en su canción recite sobre la emoción de la música al final de la pieza. Es un lujo tener tanto talento alrededor.


Pero no todo el campo es orégano. No siempre tenemos suerte. Dicen que la suerte es trabajo, y puede que así sea. El siguiente participante no tuvo mucha suerte. David San Sebastián ha venido ya varias veces a nuestras sesiones. Se le ve entusiasmado subiendo a cantar versiones de canciones muy famosas del pop rock de los sesenta, versiones que son extractos, porque, no sé si adrede, canta sólo algunas partes. También se inventa un poco la letra si es en inglés. Nunca he visto nada igual. Esta vez trajo una conocidísima canción de Los Brincos, que cantó como hace habitualmente, con la diferencia de que esta vez se mostró insatisfecho con su actuación. Si está leyendo estas líneas, le recomendaría cariñosamente dos cosas: que traiga la canción en papel y así no le abrume el fulgor del escenario, o que traiga una canción propia, que las composiciones de uno no se olvidan fácilmente. En todo caso, le recomiendo que ensaye mucho más para que la suerte le sonría, ahora que sabe que los nervios le pueden traicionar.


El siguiente participante, Javier Cuenca, es ya un habitual del MAL8, martes tras martes, va mostrándonos su excelente repertorio. Antes de cantar, nos hizo saber todo lo que había disfrutado en el concierto de Marta Plumilla en Galileo, ya que la semana pasada no pudo pasarse por el MAL8 y tenía ganas de contárnoslo. Después presentó su canción diciendo que trata sobre un “viaje que nunca se realizó”: “sin conocerte viajé contigo al norte”, comienza diciendo esta canción-aventura en la que “rodeados de espías y artistas de variedades, somos dos agente secretos en plena misión”. Una canción de auténtica fantasía, ya en la recta final del MAL8 (135).


Antes hablábamos del pop rock de los sesenta, y el siguiente participante es un verdadero experto en ello, Ángel de Andrés, un malocho de los que más veces han participado en nuestras ciento treinta y cinco sesiones, siempre fiel a su estilo. En esta ocasión nos cantó un tema titulado De vez en cuando, la cual nos dijo que sólo toca “de vez en cuando”. Una canción en la que lamenta “qué corta ha sido la sinfonía del amor”, y en la que confiesa que “de vez en cuando me da por seguir pensando que (…) supimos que nuestras vidas juntos no iban a seguir”, ya que “escogiste tu libertad”.


Desde que vino por primera vez, hace tres semanas, Juan Antonio Ordóñez, el siguiente en escena, no ha faltado a ninguna sesión. En esta edición hizo algo que nos gusta particularmente, estrenar una canción recién compuesta, Lo que quiero, en la que enumera sus querencias, “el amor que quiero tiene ritmo de bolero”. Confiesa que “la amistad que ahora quiero es de malas compañías”. Una canción vitalista, con claras influencias de Serrat, incluso utiliza palabras muy del maestro, como “atorrantes”. También su forma de cantar está llena de peculiaridades serratianas. No obstante, yo escucho su voz y deseo escucharla mucho más, porque la calidad de sus composiciones merece una luz propia.


Ya muy cerca del final, salió, con un tigre delante y otro detrás, la perfopoeta Olivia Tomé a recitarnos un fragmento de su “Frívola fragmentada”, acompañada por Marta Plumilla, tal y como hicieron cuando presentó el espectáculo en la antigua “Sala Triángulo” (ahora “Teatro del barrio”). No recuerdo qué fragmento es, es el que enumera las cosas que dice él (el muso) mientras Plumilla repite ciertas frases significativas como un susurro interior (apoyada constantemente por su voz interior). Como siempre, fascinante y orgánica.


El penúltimo de la noche fue Miguel de Paul, que estaba radiante de felicidad. En la crónica de la semana pasada conté cómo triunfó con su canción del Estrecho de Gibraltar, canción que está dando frutos. No cuento más, porque no se habla de proyectos que no se han hecho, a mí me habló de esos frutos antes de que comenzara la sesión, cuando subió al escenario no dijo nada de esto, se limitó a estar resplandeciente. Nos contó que ese día era la efeméride de la muerte en accidente aéreo en 1955 de quien compuso La Bamba, canción que cantó con gran energía y buen rollo.


La última canción, como es habitual, fue la de quien después hizo un concierto en el escenario de Libertad Ocho. En este caso fue la mitad de quien después actuó, es decir Manu Clavijo, componente del dúo Calvijo y Fernánadez Fernánadez, una de las más exitosas iniciativas que han surgido en torno a los micros abiertos que frecuentamos. No sé qué tenía pensado cantar Manu, porque desde el público le pidieron (fue Caso Omiso, a quien no se le puede hacer lo que su nombre indica) que cantara Animales cobijados, una, por cierto, de mis canciones favoritas de su disco. Disco del cual no cantaron ni una sola canción en su concierto. Para sorpresa de los asistentes al evento, aunque estábamos avisados, solamente cantaron canciones de su repertorio que no están en el álbum. Hacer eso me parecía arriesgado, pero fue maravilloso escuchar un montón de canciones que hacía mucho que no escuchaba, o que nunca había escuchado. Deberían hacer un disco inmediatamente con esas canciones, no creo que ninguna de ellas deba perderse. Lo que no ha cambiado y va a más es su compenetración y su soltura en escena. Vaya dos máquinas. Manu con su particularísimo mundo literario y armónico, y su destreza y sutileza con el violín, y Juan con su virtuosismo, originalidad y perspicaz humor. Siempre que les veo su concierto me parece mejor que el anterior. Una gran noche. Precedida por una enriquecedora tarde de MAL8.


Tarde de la que podéis hablar los participantes y los asistentes en los comentarios a esta entrada, y así completar esta crónica para satisfacción de los que no pueden asistir por trabajo, por vivir en Moscú o por estar leyendo esto en el año 4216. Gracias especiales a las bonitas fotos que ha hecho Mafe en esta edición. Gracias a los malochos, público y artistas, gracias a Libertad Ocho y gracias a ti.


Andrés Sudón

sábado, 15 de febrero de 2014

Crónica de Micro Abierto Libertad Ocho (134) 11/02/13



De nuevo una página en blanco en la que contar otra gran sesión de MAL8 (Micro Abierto Libertad Ocho), en este caso la nº 134, la cual celebramos el pasado martes día 11 de Febrero del 2013. Antes de comenzar el relato, me gustaría invitaros a hacer algo. Estas crónicas sirven para que quede constancia de lo sucedido en cada sesión semanal de micro abierto, ya hemos comprobado lo curioso que es ir dos años atrás y leer cómo andaban las cosas por entonces. Creo que ese es uno de sus principales valores, el de documento historiográfico. Muchos de vosotros hacéis comentarios en Facebook cuando la comparto, pero esos comentarios se pierden en los anales de la red. Sería enriquecedor encontrar esos comentarios cuando se lea la crónica en el futuro. Para ello hay habilitada una opción abajo, donde pone “Publicar un comentario en la entrada”, donde puedes escribir cómo fue tu actuación, cómo te sentiste en escena, quién te gustó más, algún consejo constructivo para alguien, alguna propuesta para la organización… Todo es útil y sirve para dar dinamismo a esta crónica semanal que escribo con cariño y entusiasmo.



Y tras suplicaros que hagáis comentarios en la entrada del blog, no sólo en Facebbok, paso a contar lo sucedido en el MAL8 (134). La primera actuación de la tarde fue la de la cantautora y poeta Lucía Díaz, que, como hace habitualmente, introdujo su canción con un poema. Nos leyó Las montañas creen en mí antes de cantarnos Recuérdame, “que un día volé”, dice esta ingrávida melodía.




Juanlu Mora, el siguiente en escena, usó el mismo esquema: “Cuando nuestros silencios (…) sean presagio de falta de besos (…), tendremos que decirnos algo, por ejemplo adiós”, recitó antes de cantar una canción en la que ve “la espalda de Dios”, supongo que porque “somos personajes de un libro de ciencia ficción”. Fascinante el mundo literario de Juanlu.




El tercer participante, el poeta Karim Cherguí, leyó tres poemas (parece que es la medida estándar de lectura en un micro abierto de poesía). En el primero nos confiesa que tiene “dos corazones”, Historia de mi otro corazón. El segundo tiene un título que no deja leer entre líneas, en sus apenas seis versos, Me importas un carajo, Laura. Terminó con un impactante poema titulado El día en que tú y yo nos supimos, de repente, lunes.




Lo primero que hizo Caso Omiso al ponerse ante el micrófono, aparte de crear expectación, fue felicitar a Marta Plumilla por el concierto de presentación de su disco el día anterior en Galileo, todo un acontecimiento al que agradezco que hayan ido los malochos en masa, ya que es un proyecto que me tomo como mío propio. El gran Caso Omiso es uno de los que acudieron, y ahora estaba en el escenario a punto de cantar Conmigo tu ombligo, curiosa composición en la que toca un solo acorde entre recitativo y recitativo, repitiendo en el estribillo “tú follabas con ardor, y no era conmigo”. Siempre interesante y sorprendente.




Al siguiente participante le conocimos la semana pasada, el veterano Juan Antonio Ordóñez, que continuó dándonos detalles de su concierto “Cincuenta años”, del que nos presentó otra canción, Cumpliendo los cincuenta, en la que recomienda “es preciso inventarse un nuevo amor” y “es preciso iluminarse, renacer el nuevo amor”.




Olivia Tomé volvió a darnos una muestra de poesía orgánica. El texto relata y representa una llamada, “cállate, cada palabra que dices me gusta más”. Es todo verdad, ella habla de verdad, cuenta la verdad, se emociona de verdad mientras expresa lo que ha creado. Ella es una de esas artistas que dan la vida cada vez que salen al escenario. Eso es lo que aprendemos de ella cada semana.




La actuación más impresionante de la tarde fue la de Miguel de Paul, que nos dio una gran sorpresa dando un giro estilístico de trescientos sesenta grados. Pasó de ser un roquero de voz tímida voz, a un luminoso trovador de voz robusta. Parecía Javier Bergia. Nos cantó una novísima canción que cuenta en primera persona los avatares de cruzar el Estrecho de Gibraltar: “y me muero y me muero y no llego”. Interesantísimo este salto cualitativo de Miguel de Paul. La ovación fue tremenda.




La siguiente voz que clamó en nuestro (fértil) desierto, como dice Dani Fernán, fue la de Camilo, con Tengo algo que decirte, una canción de amor perdido, “ahora que te marchas, tus ojos dicen lo que tu boca calla”.




José Miguel González continúa mostrándonos su faceta de relatista. Tras felicitar a Marta Plumilla por su precioso concierto del lunes pasado, nos leyó La almadraba, la autobiografía de un atún rojo al que le suceden una suerte de aventuras en sus viajes, en lo que se encuentra con un poeta… Nunca dejará de sorprendernos.




Antonio Pastor Gaitero también optó por la fórmula de recitar un poema antes de cantar la canción. En el poema introductorio aseguró: “he creado mi propio banco (…), acude a mi rescate (…), adéudame besos”. Después nos cantó una canción también llena de poesía: Crecemos a golpes: “Y seguimos creciendo ante la duda y el miedo. / Para vencer el miedo nos mentimos gritando / y escuchamos negando para vencer la duda. / Almacenamos ira perdiendo tolerancia, / el poder nos enseña a leer libros en blanco / y nos regala el miedo a los dioses y a la noche / y así seguimos solos venciendo soledades”.




El siguiente fui yo mismo, Andrés Sudón, que para difundir que al día siguiente recitaba mi hermano Suso Sudón  en Libertad Ocho, canté un poema suyo musicalizado por mí, En celo, un bolero en toda regla al que no tuve que intervenir en su estructura cuando le puse música, una pieza que ya contenía el espíritu que extraje de ella. Me gusta mucho cantarla.




La siguiente actuación consistió en la colaboración de Diego Mattarucco con María Malena, que vinieron a hacernos una muestra de lo que ahora mismo están haciendo mientras escribo estas palabras. Muy bonita la pieza que hicieron con Diego al piano y Malena recitando.




Carlos Galán, el siguiente en escena, nos dijo que iría rotando entre recitar poesía, tocar con la guitarra y cantar acompañándose con el piano, cosa esta última que hizo en esta ocasión para cantarnos su canción Jóvenes libres, que aseguró escribir nada más llegar a Madrid, cuando “el amor fue un lujo del olvido”.




Los siguientes fueron el bonito dúo que forman los hermanos Daniel y Alma, que tuvieron el detalle de hablarnos un poco de la anglófona canción The perfects words, para los que no nos enteramos muy bien; se trata de encontrar las palabras perfectas para un momento trascendente, la última vez que van a hablar. ¡Qué bien suenan!




El bello Manu Clavijo cantó un poema de Rosalía de Castro musicalizado por él, que cuenta la historia de una mujer que vagaba por las calles, y que un día, sabiendo que nadie la esperaba en casa, decidió no volver. La canción se titula Soia y es un relato sobrecogedor cantado con la capacidad interpretativa a la que nos tiene acostumbrados.




Este martes, todos felicitaron a Marta Plumilla, la siguiente en escena, por su excelente concierto del día anterior, en el que presentó su disco Sonata (…) interior. Ella salió como si nada y cantó Qué raro, una tremenda historia en la que la protagonista se da cuenta de que la han abandonado y está sola en casa, eso sí, sin dejar de la do el humor y la profundidad. Al terminar su maravillosa interpretación, agradeció a todos los que la apoyaron el lunes pasado, que fueron muchos. Si quieres participar en la campaña de crowdfunding de su disco, pincha aquí.



Los penúltimos de la tarde, SilNé, nos debían la tercera parte de su trilogía. Nos han presentado, del poema de Quevedo acerca de la nariz de Góngora, tres versiones, tres maneras de musicalizarlo. La primera fue la “depre”, la segunda fue la “swing”, y la que nos presentaron esta semana, fue “la canción del verano”. Incluso se molestaron en enseñarnos el estribillo para que todos lo cantáramos, cosa que hicimos con gran ambiente festivo y estival.




Y, como es habitual, la sesión terminó con la actuación del artista que después haría un concierto en el escenario de Libertad Ocho. Al final del malocho cantó “una canción que canto muy poco”, y después, por la noche, hizo un concierto histórico. Su banda es de lo más auténtico, unos señores de la montaña, buenísimos músicos, que me resultaron perfectos para El Tío Antoño, por peculiares e interesantes, comprometidos con la sana diversión. La verdad es que disfruté infinito del concierto. Fue una gran tarde, como todos los martes, que entro en Libertad Ocho a las seis y media de la tarde y salgo quién sabe cuándo. 


La próxima semana celebremos la edición nº 135, y después, concierto de Clavijo y Fernández Fernández, que tras la reciente publicación de su disco homónimo, tienen al público deseoso de verles en directo, yo entre ellos. Ya me despido. Enseguida subo las fotos que cada semana nos manda Marta Plumilla. Gracias a todos por todo.



Andrés Sudón.


sábado, 8 de febrero de 2014

Crónica de Micro Abierto Libertad Ocho (133). 04/02/14. Taller "Como"

Antes de comenzar a contar lo sucedido en la edición nº 133 de MAL8 (Micro Abierto Libertad Ocho), quiero anunciar que ya hemos comenzado a grabar “Consciencia, libertad, soledad y gente rara”, el primer disco de MAL8, hecho con las canciones de nuestros cuatro primeros talleres. En breve, probablemente esta semana, comenzaremos con la campaña de crowdfunding, sin la cual este sueño sería imposible. Desde que comenzó esta aventura del MAL8, hace casi tres años, la posibilidad de hacer un disco de los cantautores participantes, estuvo en mi cabeza. Sin embargo, la idea de hacer un disco recopilatorio con el tema bandera de cada uno, me aburre sólo de pensarla. Por suerte, se nos ocurrió que sería honesto y bello hacer un disco con las canciones que hemos compuesto para nuestros talleres. Tiene sentido, y nos puede ayudar a conseguir uno de nuestros objetivos fundamentales: derrumbar los prejuicios que hay acerca de la canción de autor. Con pasarse por el libertad Ocho cualquier martes, es suficiente para ver la calidad, el talento, la variedad, la novedad, etcétera que hay en este llamado género, que no es sino el arte de hacer canciones e interpretarlas. Este disco, y todos los que hagamos posteriormente, darán muestra de ello. Pero este es el primero, y es emocionante.
Aunque aquí hemos venido a contar lo acontecido el pasado martes 4 de Febrero del año 14 en el MAL8 (133), en el que, precisamente, celebramos un taller titulado “Como”. En los talleres proponemos un título, y cada uno de nosotros hacemos una canción titulada así. Fuimos dieciséis los participantes en el taller, cuatro de ellos poetas, de modo que pudimos escuchar doce nuevas canciones que probablemente permanecerán en nuestros repertorios.
Cuando hay taller, actuamos en el orden inverso al que nos hemos apuntado. El último en hacerlo fue Miguel de Paul (quien, por cierto, ha sido el primero en grabar su canción para el disco este viernes pasado). Fiel al blues clásico, De Paul cantó un bello poema en el que dice “Cómo se parece al amor” esta luna, la vida, el olvido. Tras este robusto hombre, hay un sensible poeta que nunca deja de tejer versos. Miguel es uno de los malochos a los que más me está costando conocer, pero ya le voy pillando el punto después de más de un año por aquí.


En segundo lugar salió a escena Rodrigo, este niño que hace canciones instrumentales. Aunque de vez en cuando nos sorprende con una canción con texto. Como en esta ocasión. Por desgracia, la gripe no le dejó cantarla, de modo que la recitó, casi la rapeó. A pesar del texto, Rodrigo sigue fiel a su estructura, en la que va aumentando la intensidad de la canción hasta llegar a la fuga en la coda. “Así es tu ausencia”, concluye la canción en la que usa “como” como comparativo.


Se presentó a este taller un malocho que sólo había participado una vez, hace un año, en el MAL8, Luis Egea, que nos trajo una canción dedicada a todos los voluntarios de ong´s que “entregan su tiempo a los demás”: “la verdad se esconde en lo pequeño, en la elocuencia que guarda un silencio”, dice esta comprometida canción.


El siguiente fue nuestro admirado poeta Diego Mattarucco, que compuso para este taller un divertidísimo texto que comienza diciendo “el problema es cómo como, ¿Cómo como como como?”, para seguir haciendo jocosísimos juegos de palabras alrededor de la alimentación y la salud, como “la mente la alimento de lamentos” o la disyuntiva entre “frutas y fritos”. Delicioso.


A continuación salió a escena Marta Plumilla (que, como ya sabéis, presenta este lunes día 10 de Febrero su nuevo disco, “Sonata de miedo para piano interpretada en guitarra por una guitarrista pésima e interrumpida constantemente por mi voz interior”, en la sala Galileo). Plumilla presentó su pieza afirmando “el mundo es muy grande y yo muy pequeña” (aunque yo opino que es al revés), y cantó “Ser como esas mujeres que valen la pena (…) cantar como Dios, follar como los ángeles, gritar como Björk, mirar como Ava Gardner”, para concluir que no puede ser como cualquiera, ya que ella sólo es “una libélula”. Las libélulas son seres asombrosos y misteriosos, así que tiene sentido.


El poeta Karim fue el siguiente participante. Trajo una breve pieza que, aparte del título obligado Como, se subtitula Escoger nuestra derrota, citando, según dijo, a Ismael Serrano. Insisto en que adoro a este poeta, porque tiene un punto de frescura y verdad que me llega especialmente.


El veterano y siempre joven cantautor Antonio Pastor Gaitero, participó por primera vez en uno de nuestros talleres. Muy emocionante verle en acción. Estuvimos chateando (no vinos, desgraciadamente) en el momento en el que los dos estábamos terminando nuestras composiciones para el taller. Así que escuché con especial atención su pieza. Pudimos disfrutar su sublime poesía, en la que entona “a tus labios dejaste acostumbrada mi boca”, y lamenta “como el silencio quedas y agonizas”.


El siguiente fui yo mismo Andres Sudón. Tengo que agradecer encarecidamente a estos talleres (que aunque los organice yo, participo en ellos con la misma idiosincrasia que los demás) que me obliguen a componer aunque no lo desee. Resulta que estoy pasando por la típica depresión post parto tras la publicación de CONSCIENCIA, y la verdad es que no me apetece mucho escribir más que largos poemas de mierda. Pero gracias al taller he hecho terapia, y he contado en la canción Como cómo me siento: “si hubiera dejado el alcohol alguna vez, ahora tendría que volver”, dice el estribillo de esta canción que pienso incluir en mi repertorio como canción titular. Por cierto, si alguno de vosotros desea comentar cómo se ha sentido participando en cualquier sesión, que no dude en hacerlo en comentarios, así quedarán para la posteridad.


Camilo dejó clara la acepción elegida: “como significa ñam ñam”, y comenzó cantando “Como tu amor…”. Su canción consiste en comparar sus acciones amatorias con acciones de políticos y personajes del telediario, a los que no conozco mucho. Es que hace tiempo que decidí que la política era un circo muy malo, que prefiero el circo de verdad. Es raro que un cantautor intelectual como yo deje a un lado la información de actualidad, pero es porque tengo la sospecha de que sólo pretenden enfadarnos, que lo rompamos todo y así tenernos sometidos por violentos. Hay que arreglar el mundo con alegría y amor, y viendo la tele sólo adquieres tristeza y odio. He dicho. No obstante, la canción de Camilo fue un éxito, el público se identificó con lo que cantaba, y la verdad es que su trabajo es un conseguidísimo sincretismo de canción de amor y canción protesta.


Manu Clavijo trajo una canción de esas en las que la trascendencia artística no depende ni del texto ni de la música ni de la interpretación; una canción canción, en la que ninguno de los elementos se sostiene sin el otro, y que juntándolos logras esa magia que busca el creador. La canción viene a decir “¿cómo me has encontrado?”, si “llevo tres vidas con cara de gato”, si “he borrado mi casa del globo”. Recomiendo que la escuchéis, no sé si la incluirán en el repertorio del martes 18, en el concierto de Clavijo y Fernández Fernández.


Creo que también era la primera vez en un taller de Javier Cuenca. Su canción Como está a la altura de su repertorio habitual, es excelente. De hecho, todas las canciones estrenadas en este MAL8 (133) fueron de gran calidad. Javier Cuenca nos hablo de una mujer, “sobre su quimérica luz, vive la oscuridad”. Uno de los versos me gustó especialmente: “como si fueras la musa de un anacoreta, inspiradora de ripios de usar y tirar”. Y me gustó porque, como compositor, me ha sucedido aquello de estar enamorado y ser incapaz de decir algo original, incapaz de esquivar un gran número de tópicos que se abalanzaban sobre mí. Cada vez me gusta más el mundo literario de Javier Cuenca.


Nos sorprendieron mucho SilNé con su canción. Nos tienen acostumbrados a un sutil humor inteligente interpretado con gracia y estilo, pero esta vez nos deleitaron con una preciosa canción oscura, desasosegante, en la que lamentan que seamos “como marionetas, como fantasmas sin voluntad, como espejismos de falsa realidad, como reses, como enseres”. Gran compositor René, y gran interpretación de Silvia, que quiso cantar la canción como Germán Coppini.


La siguiente fue la poeta Miriam Martins, que nos leyó un poema romántico que comienza diciendo “recuerdo como…”.


Pablo Bermejo, nos dio una nueva acepción, ya en desuso, de la palabra “como”: “Burla, chasco”. Muy interesante. “Como buen degustador lo pruebo todo, cada manzana que como (…) con piel y corazón (…), puedo vivir, puedo soñar, y qué más da, si estoy aquí por casualidad, como un como del azar”.


Creo que la actuación más ovacionada de la tarde fue la del Tío Antoño. Usando dos diferenciados registros de voz, se marcó una graciosísima conversación telefónica entre un supuesto marido y el amante de su mujer. El Tío Antoño está en un gran momento, me parece que está en plena ebullición, a punto de caramelo. Este martes día 11 toca en Libertad Ocho después del MAL8 acompañado de su banda. Recomiendo encarecidamente este concierto y todo lo que hace este queridísimo malocho, como sus cómics.


El taller terminó a lo grande, con nuestro querido poeta José Miguel González, que tras citar al recientemente desaparecido Félix Grande y al eternamente desaparecido Lorca, nos recitó un contundente poema que habla de las controversias que vivió en su infancia por vivir en un país con una dictadura autoritaria (lo de ahora debe ser una dictadura voluntaria). Dijo cosas maravillosas que no apunté confiando en mi memoria. Le agradecería que nos dejase su poema en comentarios, para disfrute del personal.


Y tras las dieciséis intervenciones del taller, llegó el momento de conocer a los nuevos participantes. El primero de ellos fue Juan Antonio Odóñez que se presentó cantándonos una de las canciones que conforman su concierto “50 años”. La canción se titula Ser pequeño y pasar, y en ella se pregunta “qué fue mi vida, qué es lo que he hecho”, quizá “pasar y conservar caminos”. Una pieza muy sentida y total, cantada con la melosidad del influjo de Serrat, según me pareció. Me encantan estos cantautores que trabajan por puro placer, espero verle más por aquí.


El siguiente nuevo participante fue Fresneda, cantautor anglófono de profunda voz grave, que se presentó en nuestro micro abierto (ahora suyo) con un tema titulado I´m in you.


Los terceros y últimos nuevos participantes fueron los curiosos Javirromas Yeyé. Tela marinera. Salieron a escena con camisas yeyé y nos cantaron la canción El coño de Pablo. ¡Yeeee ye! El coño de Pablo es una piedra, para más información, escúchese la canción. Muy divertidos y originales. Si les da por venir habitualmente, le van a dar un chorro de agua fresca al MAL8.



Ya en la recta final, actuaron aquellos que vinieron a participar fuera del taller. El primero de ellos fue Muerdo, que se pasó a invitarnos a su concierto del día siguiente, en el que presentaba en Libertad Ocho su nuevo disco “Tocando tierra”. La canción que nos cantó fue Lejos, una sentida pieza que paró el aire en la sala.


El siguiente fue Maydiremay, que en esta ocasión nos cantó una “conversación”. Destacar de este artista su elegancia y sutileza. Me encantaría saber más inglés. Aprenderé.


También nos visitó Cristian Araque, que nos volvió a cantar su estupenda canción Como si no doliera, de la que ya he hablado en otra crónica.


Aún nos quedó tiempo para escuchar a La Chica Metáfora, que salió acompañada de Rodrigo al piano para recitarnos Partiendo de un punto.


La sesión terminó, como es habitual, con la actuación del cantautor que después dio un concierto en Libertad Ocho, nuestro querido y admirado Enrique Sánchez. Por cierto, un gran concierto que comenzó con una larga retahíla de canciones breves de todos los palos que maneja, con una segunda parte acompañado del dos musicazos, Juan Fernández Fernández y Manu Clavijo. Enrique Sánchez a veces me deja loco con ciertas cosas que dice y canta, sus canciones son de una concreción exquisita, medidas hasta el desaliento. Me pareció ver en su concierto que anda investigando, cambiando cosas, probando a ver qué tal así. Creo que es lo mejor que puede hacer, así encontrará su propia forma de hacer su arte, lo cual da alas a cualquier artista que trabaje tanto como está haciendo él. Le doy la enhorabuena por su concierto.



Y con él dándonos un anticipo del susodicho concierto, terminó el MAL8 (133), taller “Como”, del que hemos sacado doce nuevas canciones, cuatro nuevos poemas, y una nueva velada inolvidable. Ya no nos van a caber en la cabeza las veladas inolvidables. Menos mal, je, je, que están estas crónicas para recordarlas. Pronto pondré las fotos que cada semana realiza Marta Plumilla (a quien vamos a ir a ver todos este lunes a Galileo). Gracias a todos por todo esto.


Andrés Sudón