lunes, 26 de agosto de 2013

Crónica de Micro Abierto Libertad 8 (109). 20/08/13

Este pasado martes comenzamos la Tercera temporada de MAL8 (Micro Abierto Libertad Ocho). Fue la edición nº 109, y la celebramos en pleno Agosto, mientras Madrid descansa de contener a tantas personas. A pesar de ello, la sala estaba casi llena a la hora que comenzamos (un poco más tarde, ya que no tuvimos límite de tiempo). Fueron quince las actuaciones de las que disfrutamos relajadamente. Después de esas quince actuaciones, hicimos un descanso, tras el cual hicimos uso libre del micrófono hasta que quisimos. Esa segunda parte no la voy a contar aquí, la dejo en la memoria de los que la disfrutamos. Paso pues a contaros la primera, en la que no sólo actuamos, también estuvimos hablando y debatiendo acerca de qué es la canción de autor, entre otras cosas.

Comencé yo mismo, Andrés Sudón, la sesión. Canté la canción que hice para el último taller que realizamos, en el que teníamos que salvar una palabra en peligro de extinción. Yo estoy intentando salvar Raigambre, y así se titula mi canción. Una canción de amor, para variar. Disfruté de volver a cantarla en el escenario de Libertad Ocho, que, por cierto, ha crecido un metro cuadrado…


Esther Zecco fue la siguiente cantautora en escena, y cantó su canción acompañada por los coros de Virginia Montaño. Sácame de aquí se titula esta canción que nos regaló, y añadió “no es un deseo que tenga en este momento”. Y es que el ambiente del MAL8 es inmejorable, y lo es gracias a la seriedad, compromiso y amor que ponen los artistas participantes, como Esther.


Y eso fue lo que destacó Kamankola, el siguiente en escena, un cantautor cubano que aseguró estar disfrutando de actuar ante un público “culto, respetuoso con los creadores jóvenes”. Añadió que después de cantar en el MAL8, le dan ganas de “hacer canciones toda la vida”. Y nos cantó Sangre, una canción dedicada “a todos los cubanos que lo han dejado todo por una causa en la que creen”.


Y es cierto, yo también agradezco que venga a vernos tanta gente interesada en lo que hacemos, es posible que estemos asistiendo a un momento importante en la canción de autor. Y no se trata de que esté naciendo una generación de cantautores, sino de dar el significado adecuado a la palabra cantautor, de que todo el mundo entienda que un cantautor es un mundo en el que puede entrar para descubrir algo único. De ello estuvimos hablando, como dije antes, durante las presentaciones. Luego os cuento.

La siguiente en actuar fue Lucía Díaz, una generosa artista que, además de regalarnos sus sentimientos más sublimes, siempre deja para el sorteo final una sesión de musicoterapia, que ya muchos han disfrutado. Nos cantó su canción Inmensidad Sutil, la descripción visual de grandes sentimientos de amor comparados con la inmensidad del mar o la montaña. Para introducirlo nos leyó su poema Ahora.


El siguiente en subir al nuevo escenario de Libertad Ocho fue el bello Manu Clavijo, que nos cantó una de mis canciones favoritas de su repertorio, Pelota de caucho, una impactante historia, la de un hombre que deja su casa con comida caliente, la pantalla encendida, y unos gorriones entran a hacer suya la estancia, convirtiendo montañas de libros en árboles, mientras una pelota de caucho bota en el baño “a ritmo de rocanrol”. Presenté a Manu diciendo que yo admiraba, ante todo, en un cantautor, su autenticidad, que me contara su verdad a su modo. Ahí comenzó el debate. Y casi la guerra, porque un desaprensivo del público rompió el silencio de la sala durante la canción, cuando Calvijo dijo “rocanrol”, dando un grito fuera de lugar. Antes de matarle le pregunté que por qué lo había hecho, y me respondió “¿no te gusta la autenticidad y tal?”. Le maté. Pero con la mirada, claro. No me molesté en aclararle mis palabras, sólo se trata de alguien que quiere salir al escenario, pero aún no se atreve.


Quien sí se atreve a subir es Quique Ruíz, que nos anunció su concierto del día 31 en Libertad Ocho cantando una canción al piano.


Siempre comento que agradezco mucho la intervención de ciertos poetas en MAL8, porque ellos son más atrevidos y están más evolucionados en sus textos que los cantautores. Pero en el caso de José Miguel González es más que agradecimiento. Para mí es imprescindible para este momento en el que queremos hallar enjundia en la canción, profundidad y belleza. José Miguel es un sabio siempre joven que con humildad y sencillez llega a lo más hondo. Comenzó contándonos que sus padres le animaron a la lectura, y en concreto recordó lo que le impresionó “La isla del tesoro”. Nos contó que su autor, Robert Louis Stevenson, puso en su epitafio “alegre he vivido, alegre muero”, aunque su muerte fuera prematura y horrible. Nos leyó tres piezas, la primera titulada No sé por qué; la segunda la introdujo cantando en latín “Oh, domine…”, y se titula La extrañeza del mundo. En tercer lugar nos leyó sus particulares Bienaventuranzas. Sube la audiencia cuando pisa esta persona el escenario.


El siguiente fue un nuevo participante, Marcos Serrano, que aseguró no ser mucho del “rollo cantautor”, porque él hace "canciones alegres"… A lo que respondí, en la siguiente presentación, que no creo que un cantautor sea alguien que canta cosas tristes, dije que para mí es alguien que canta cosas ciertas de su vida, que da igual el tono que tengan, y sólo importa que el artista haga la canción para expresarse con sinceridad; y también para compartirla con otras personas, por si les hace algún bien, no para llegar a lugares comunes, ganar mucho dinero y follar sin medida. Que no digo que esto último esté mal, sólo digo que la música industrial no es un arte que aprecie. Eso tampoco significa que le haga ascos al éxito, siempre y cuando sirva para algo más. Bueno, estaba contando que conocimos a Marcos Serrano, el cual dice no considerarse cantautor, y nos cantó una útil canción titulada Alguien quiere que sonrías, compuesta para aquellos que están tristes, para que sepan que siempre hay alguien que desea que sean felices.


Y llegó Carlos Recio a arreglar el debate… Nos cantó su esa canción que dice “soy más intuitivo que sabio”, y la introdujo diciendo que como él es feliz, no puede hacer canciones de cantautor, y tiene que basarse en la vida de los demás para componer… Yo no creo que lo haga porque sea feliz, que no digo que no lo sea, creo que simplemente la vida familiar le impide vivir experiencias propias y vivir historias que él mismo considere interesantes. Pero Carlos Recio es un ávido poeta capaz de hacer grandes canciones como esta; además él es uno de esos artistas que tiene un carisma propio, y un estilo reconocible. A ver si le vemos más por aquí.


A continuación salió María Argüello, que también entró en el tema diciendo que ella no hace canciones de cantautor, porque compone para su grupo, Amarillo Limón… Ay… Insisto en que no creo que la canción de autor sea un estilo musical. De hecho no existirían los grupos de música si no hubiera cantautores que hicieran las canciones. Hay mucha confusión y muchos prejuicios con respecto a este tema, invito a todo el mundo a entrar en este debate en “comentarios”, ahí abajo del todo, ¿sabéis dónde, no? María Argüello nos regaló su canción Segunda mano y un refresco de limón para el sorteo.


El siguiente en escena fue el maravilloso poeta Suso Sudón, capaz de escribir complejos poemas, que después hace parecer muy claros por su forma de recitarlos. La poesía está en el texto y en todo su cuerpo. Nos leyó Paradoja aparente, un poema que se desarrolla en un bar, donde lo más interesante no es la conversación, sino una tela de araña que va de un lado a otro de la barra. Me encanta.


Y le llegó el turno a Javier Delgado, que progresa adecuadamente de su pudor en el escenario. De hecho, he de decir que su pulso fue perfecto y su talante también. Además toca muy bien la guitarra y tiene gusto para componer. Para que fuera inmaculado, me gustaría entender mejor su pronunciación, pero ya está a punto de hacerlo muy bien. ¡Enhorabuena!


Así de bien como lo hace Virginia montaño, a la que he visto crecer y convertirse en una profesional. Nos cantó Hablar de ti. Lástima que por horarios no pueda venir todo lo que le gustaría al MAL8.


El penúltimo de la tarde fue Wilver Gamarra, que quiso presentar su canción El silencio del amor diciendo que “las canciones hablan por sí solas”.


Y terminamos la noche a lo grande, escuchando una de las canciones más bellas que existen, de la voz de la carismática Maremoto. Acompañada por la guitarra de Manu Clavijo, hicieron Alfonsina y el mar, muy adecuada para una tarde en la que estábamos hablando de canciones, de cantautores, de estilos, de autenticidad…


Antes de despedirme, quiero recordaros que este viernes día 30 de Agosto haremos un concierto en Libertad Ocho cantando las canciones que hemos hecho en los talleres. Aquí está el evento, invitad a todo el mundo. Si queréis participar con vuestras canciones hechas en nuestros talleres, escribidme a microabiertol8@gmail.com. Gracias a Maremoto por estas fotos, a los artistas por su generosidad, talento…, a Libertad Ocho, y a vosotros por leer, comentar y compartir.

Andrés Sudón

5 comentarios:

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  2. Lo más parecido a vivirlo, aunque no estuve... nos vemos el viernes!

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  3. No podrian grabar en video las presentaciones? se agradeceria mucho para la difusion.

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  4. En ningún momento dije que no me considerase cantautor, de hecho lo hago, pero mi estilo se acerca un poco más al rock porque mis influencias van más por ese camino. Evidentemente escribo sobre cosas ciertas, experiencias reales de mi vida (o de otras vidas) y me gusta contar historias que la gente disfrute y aprecie.
    Simplemente, como introducción a la primera canción que toqué, dije que se salía un poco de lo habitual en la canción de autor al ser de tipo más positivo y animado.
    En cualquier caso espero que podáis disfrutar del resto de mi repertorio en futuras intervenciones. Hay historias que merece la pena oír.
    ¡Saludos y gracias por todo!

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